Algunas enfermedades que pueden dañar el hígado son la obesidad, el consumo
excesivo de alcohol y el virus por hepatitis B y C. Aunque este órgano tiene
una gran capacidad regenerativa cada que se daña y se repara crea una
cicatriz, la acumulación de éstas provoca lo que se conoce como fibrosis.
Así, cuando el hígado es constantemente dañado por distintas patologías
forma cicatrices que disminuyen su función.
La doctora Carolina Guzmán Arriaga, del Laboratorio de Hígado, Páncreas y
Motilidad de la Unidad de Medicina Experimental de la Facultad de Medicina
de la UNAM, explicó que a pesar de las fallas, este órgano es capaz de
trabajar por muchos años, hasta que finalmente deja de funcionar,
presentándose una cirrosis descompensada y una falla hepática grave.
Desde el daño inicial que sufre el hígado hasta que se presenta la cirrosis,
pueden pasar hasta 30 años, tiempo durante el que este órgano se va
reparando constantemente a sí mismo y formando cicatrices que derivan en
cirrosis crónica.
Un método para detectar la fibrosis es la biopsia, el cual es invasivo e
implica riesgos para el paciente. Por lo tanto, a través del diseño de
biomarcadores no invasivos para el diagnóstico de la fibrosis hepática, en
el laboratorio de la doctora Guzmán se han estudiado moléculas que indican
la progresión o el pronóstico de la enfermedad.
Un posible biomarcador no invasivo podría ser la proteína IGFBP 1, la cual
se encuentra expresada hasta 25 veces más en pacientes con infección crónica
por virus de hepatitis C. Además de que esta proteína está relacionada con
fibrosis en otras patologías y tiene que ver con la formación de cicatriz.
De esta manera, en fibrosis hepática la proteína IGFBP 1 se estudia como
parte de los procesos que dan lugar al desarrollo de la enfermedad, tales
como la inflamación, la generación de matriz extracelular y la reparación.
¿Qué es la fibrosis hepática?
La fibrosis hepática es la acumulación de tejido cicatrizal,
resultado de la inflamación del hígado y muerte de células
hepáticas. Se produce en la mayoría de tipos de enfermedades
crónicas del hígado. Los nódulos -zonas esféricas anormales de las
células- se forman a medida que las células del hígado mueren y son
reemplazadas por la otras células nuevas. Esta regeneración hace que
el hígado se vuelva duro.
¿Qué causa la fibrosis hepática?
La fibrosis hepática ocurre cuando el tejido cicatricial excesivo
se acumula más rápido de lo que se puede descomponer. La infección
crónica por virus de hepatitis o el consumo excesivo de alcohol, así
como las toxinas u otros factores pueden provocar fibrosis
hepática. Sólo en raras ocasiones la fibrosis es el problema
principal; suele ser una consecuencia de una enfermedad previa del
hígado.
En el caso de la fibrosis, el proceso de curación es complejo,
pero no imposible. Cuando los hepatocitos (células hepáticas
funcionales) se lesionan sistema inmunológico se pone a trabajar
para reparar el daño. Durante el proceso de fibrosis, los
hepatocitos lesionados fabrican sustancias que se liberan en el
hígado. Éstas sustancias provocan la acumulación del tejido
cicatrizal.
¿Quién está en riesgo de desarrollar fibrosis hepática?
Los factores de riesgo para el desarrollo de la fibrosis hepática
son los siguientes:
- La infección crónica por los virus de la Hepatitis B o la
Hepatitis C.
- El género (fibrosis se produce más rápidamente en los
varones que en las mujeres)
- La edad (los mayores de 50 años tienen más riesgo)
- El sistema inmune comprometido, debido a la coinfección con
el VIH o el uso de fármacos inmunosupresores después de un
trasplante de hígado.
- El consumo excesivo de alcohol
- El hígado graso (esteatosis)
- La resistencia a la insulina, como resultado de la cual se
necesitan niveles más altos de insulina para que pueda tener su
efecto.
¿Cuáles son los síntomas de la fibrosis hepática?
En las primeras etapas de la fibrosis hepática, algunas personas
no experimentan síntomas debido a que el hígado funciona
relativamente bien. En este caso la persona puede vivir una vida
normal, a veces muy activa, durante décadas, e incluso sin saber que
tiene una enfermedad hepática.
Con el tiempo la fibrosis puede alterar las funciones metabólicas
del hígado y puede conducir a la cirrosis, una condición en
la que las cicatrices en el hígado pasan a ser graves. Esto puede
restringir el flujo de sangre, y afectar a la capacidad de
funcionamiento del órgano.
Un hígado sano es suave y esponjoso; pero un hígado en el que se
ha desarrollado fibrosis es más firme, y si la condición progresa a
cirrosis, el hígado puede llegar a estar duro.
¿Cómo se diagnostica la fibrosis hepática?
La fibrosis temprana puede ser difícil de diagnosticar debido a
que a menudo es asintomática. Si una prueba de sangre da indicios de
que podría haber fibrosis, por lo general, se llevará a cabo una
biopsia del hígado. La biopsia requiere una aguja para extraer una
pequeña muestra de tejido hepático para que los médicos puedan
evaluar la extensión del daño hepático y establecer el grado de
fibrosis.
Actualmente, y de forma más habitual, se realizan pruebas de
“elastografía hepática” mediante el Fibroscan®. La elastografía
puede medir la elasticidad -el endurecimiento normal o anormal del
tejido hepático-, evitando a los pacientes la necesidad de una
biopsia. La prueba permite a los médicos iniciar el tratamiento de
la fibrosis antes de que progrese y cause daños irreversibles.
Clasificación de la fibrosis hepática
Se utilizan diferenten formas de describir el grado de
fibrosis. Una clasificación común es la escala 0-4:
- Estadio 0: No hay fibrosis.
- Estadio 1: Hay fibrosis leve.
- Estadio 2: La fibrosis se amplía a áreas
cercanas a la vena porta (la que lleva la comida del intestino
al hígado).
- Estadio 3: La fibrosis se extiende hacia
fuera de las áreas de la vena porta. En esta etapa se localizan
muchos puentes de fibrosis que enlazan la vena porta con las
áreas centrales del hígado.
- Estadio 4: La fibrosis ha evolucionado a
cirrosis.
El grado de fibrosis también se puede evaluar en los siguientes
grados: ninguno, mínimo,
leve, moderado o grave.
La biopsia se considera el “estándar de oro” para determinar la
extensión de la enfermedad hepática, pero existen varios puntos de
interés con respecto a este procedimiento que se deben considerar.
La biopsia hepática no siempre es exacta, y se trata de un
procedimiento invasivo y no exento de posibles complicaciones, como
sangrado e infección. Algunos pacientes pacientes sometidos a esta
prueba tienen dolor que requiere medicación. Las complicaciones
raras incluyen la punción de otro órgano, la infección y la
hemorragia.
¿Cuál es el tratamiento para la fibrosis hepática?
Si se eliminan las causas que la han provocado (virus, alcohol,
etc) el hígado tiene una sorprendente capacidad para regenerarse a
sí mismo, de manera que esta condición puede ser detenida antes de
que evolucione hacia la cirrosis, e incluso puede hacerse retroceder
hasta que el hígado recupera su morfología normal.
¿Qué medidas de prevención existen para no desarrollar fibrosis
hepática?
- Abstenerse de consumir bebidas alcohólicas (el consumo de
alcohol incrementa el daño hepático).
- Tratar cualquier infección de inmediato. Vacunarse contra la
Hepatitis A y la Hepatitis B.
- Mantener una dieta saludable y equilibrada, con muchas
frutas y verduras, pero baja en grasas y en sal (la buena
nutrición es importante para la salud del hígado). Las personas
con problemas hepáticos deben evitar el consumo de mariscos
crudos.
- Si le diagnostican hepatitis, tomar los medicamentos que le
indique su hepatólogo para tratarla. Esto puede ralentizar la
progresión de la enfermedad y también, en ocasiones, revertirla.
- Evitar la inhalación de sustancias tóxicas, usando una
máscara protectora.
- Evitar el consumo de cualquier droga.
- Hacer ejercicio de forma regular y descansar correctamente.