En la cocina se utilizan sus tallos carnosos, mientras que las hojas, de fuerte y aromático sabor, se utilizan casi exclusivamente para perfumar los alimentos. Se pueden utilizar, junto con otras hierbas (perejil, cebollino, albahaca), para preparar excelentes salsas verdes ideales para acompañar arroz hervido, pasta, pescado, patatas.
El apio se utiliza crudo, hervido para dar sabor al caldo o sopa, o frito con zanahoria y cebolla al estilo italiano. El corazón del apio se puede comer fresco en ensaladas, mientras que los tallos exteriores se puede usar en la preparación de sopas y salsas. Se mantiene mucho tiempo en la nevera, pero sigue siendo crujiente sólo durante cuatro o cinco días.
Actualmente se cultiva también un apio casi transparente o blanquecino que se obtiene con una técnica conocida como blanqueamiento. Gracias a esta práctica se elimina la clorofila que determina el color verde y se obtiene un producto más tierno, crujiente, de sabor dulce y menos aromático. Uno de los métodos para obtener el blanqueamiento es cubrir el área de siembre de la planta con una variedad de materiales: tierra, planchas de madera, paja, plástico negro, etc.
El apio contiene muy pocas calorías y por lo tanto se puede consumir en cantidades ilimitadas. Es rico en vitamina A y vitamina C, pero éstas se destruyen parcialmente durante la cocción. Debido a su gran cantidad de minerales y vitaminas, el jugo de apio restituye al cuerpo después de jornadas de ejercicio intenso o fiebres.
Composición nutricional (cada 100 gr.)
Energía: 19.2 Kcal
Proteínas: 1.2 g.
Hidratos de carbono: 2.5 g.
Fibra: 1.4 g.
Lípidos: 0.2 g.
Colesterol: 0 mg.
AGP (Ácidos grasos poliinsaturados): 0.099 g.
AGS (Ácidos grasos saturados): 0.053 g.
AGM (Ácidos grasos monosaturados): 0.04 g.
Vitamina A: 8.3 µg.
Vitamina B1: 0.048 mg.
Vitamina B2: 0.076 mg.
Vitamina B6: 0.09 mg.
Vitamina C: 7 mg.
Calcio: 41 mg.
Sodio: 100 mg.
Ácido fólico: 16 µg.
Yodo: 0.98 µg.
Potasio: 320 mg.
Fósforo: 21 mg.