La caballa es un pescado azul que pertenece a la
misma familia que el atún. Es muy apreciado, tanto por la
consistencia que tiene su carne como por su sabor, que es muy bueno.
Simplemente hecha a la parrilla es exquisita, no teniendo nada que
envidiar a otras especies más caras.
La caballa se pesca en abundancia, sobre todo en
el Océano Atlántico, aunque también se la encuentra
en el Mar Mediterráneo y en el Mar Negro. Viven en bancos y, a pesar
de que normalmente se encuentra a unos 250 metros de profundidad,
cuando llega el buen tiempo sube hacia la superficie, siendo
entonces, entre los meses de febrero a mayo cuando tiene lugar la
mejor época para su captura.
El cuerpo de la caballa es alargado, y está
recubierto de unas escamas muy pequeños. Es de color azul, con unas
finas líneas negras, y por la zona del vientre es de color gris con
destellos plateados.
En cuanto a sus medidas, suelen tener unos 30 centrímetros de largo,
y el peso medio es de 250 o 300 grs., a pesar de lo cual se han
encontrado algunos ejemplares incluso de 3 kilos, aunque se trata de
un hecho raro.
Se alimentan de casi todo aquello que encuentran en el mar,
crustáceos e incluso peces como las sardinas o los
arenques, pero sólo lo hacen en la primavera, cuando suben a la
superficie. En invierno prácticamente no se alimentan.
Al tratarse de un pescado azul, su contenido en
grasa es superior al de otras especies, 10 grs. por cada 100 grs. de
producto. Sin embargo, hemos de tener en cuenta que la grasa del
pescado azul, en contra de lo que pudiera parecer, ayuda a disminuir
el colesterol y los triglicéridos, al ser rica en ácidos omega3.
También facilita que la sangre sea más fluida, evitando por tanto la
formación de coágulos.
Las proteínas que contiene la caballa tienen un
alto valor biológico, destacando además su alto contenido en
vitamina B12, de la cual tiene un nivel más alto que la mayoría de
los demás pescados, incluso tiene más que los huevos y que una gran
parte de carnes.
También es un producto rico en vitamina D, la cual absorbe el calcio
fijándolo en el hueso, y en vitamina A, la cual, entre otros
beneficios, hace que el organismo sea más resistente cuando tiene
que hacer frente a alguna infección, además de ser asimismo muy
beneficiosa para la reparación de la piel y para la visión nocturna.
Contiene también vitamina E, que como sabemos es antioxidante, por
lo cual nos protege ante las enfermedades degenerativas.
Contiene minerales como el potasio, que facilita el buen
funcionamiento del sistema nervioso, el fósforo, necesario para los
dientes y huesos, y el magnesio, que aumenta la inmunidad del
organismo además de facilitar el funcionamiento del sistema nervios.
También encontramos en la caballa una cantidad considerable de yodo,
muy beneficioso para la tiroides y muy recomendable para las mujeres
embarazadas, ya que ayuda al crecimiento del feto.
Otro componente que abunda en la caballa es el
sodio, y aquí debemos tener en cuenta que, si se trata de caballa en
conserva, la cantidad de este mineral es muy considerable, por lo
cual se recomienta un consumo moderado a quienes padezcan
hipertensión arterial o algún problema de retención de líquidos.
Otra consideración importante a tener en cuenta es que contiene
purinas, por lo que no es aconsejable que consuman este producto
quienes sufren de hiperuricemia o gota, ya que las purinas, al
penetrar en nuestro organismo, se convierten en ácido úrico.
Propiedades nutritivas por cada 100 grs. de producto
Calorías 153
Proteínas (g) 15
Grasas (g) 10
Hierro (mg) 1
Magnesio (m 31
Sodio (mg) 130
Potasio (mg) 360
Fósforo (mg) 244
Yodo (mg) 10
B1 o tiamina (mg) 0,09
B2 o riboflavina (mg) 0,3
B3 o niacina (mg) 9
B6 o piridoxina (mcg) 0,7
B12 o cianocobalamina (mcg) 10
Vitamina A (mcg) 36
Vitmamina D (mcg) 16
Vitmamina E (mg) 1,25