Ya cultivadas en la Edad del Bronce, en la antigüedad eran conocidas y apreciadas como alimento, aunque estaban rodeado de "una reputación macabra". En la antigua Grecia se creía que la diosa Ceres había donado a la ciudad de Arcadia semillas de hortalizas, con excepción de las de habas, que estaban vinculadas a la superstición de "albergar las almas de los muertos," creencia apoyada también por Pitágoras.
En la época romana, los frijoles fueron un componente importante de la dieta y, durante las fiestas dedicadas a la diosa Flora, protectora de la naturaleza, los romanos las lanzaban a la multitud como signo de buena suerte. Pero esta leguminosa, también para los romanos, continuaba vinculada al culto de los muertos, una costumbre similar a la de los griegos.
En la historia antigua, a lo largo de la Edad Media y hasta el siglo pasado, las habas secas cocinados en una variedad de formas fueron la principal base de proteínas de muchos pueblos del sur de Europa. En la actualidad sigue siendo un alimento muy importante en la dieta de las diferentes poblaciones del norte de África (Egipto, en particular).
Las habas pueden adquirirse frescas o secas. Las frescas se ofrecen dentro su vaina, la cual debe ser crujiente y sin manchas, y tener un color verde intenso y brillante.
Las habas secas en el momento de la compra, pueden encontrarse con o sin la piel que recubre cada semilla. Si vienen con la piel requieren un remojo de entre 16 y 18 horas; mientras que si se trata de habas secas sin piel (de color blanco-amarillento), bastará con un remojo de 8 horas.
Las habas proporcionan una buena cantidad de potasio, magnesio, hierro, selenio, cobre y zinc y son también ricas en proteínas, vitaminas, fibra y minerales. Una porción de 150 gr. de habas proporciona aproximadamente 10 gramos de fibra, igual a un tercio de la cantidad diaria recomendada. También son ricas en vitamina B.
En algunos individuos con deficiencia de una enzima particular (la G6PD), las habas pueden dar lugar a una condición conocida como favismo, que causa crisis de anemia en algunos casos muy graves. Generalmente el favismo se detecta a una edad temprana, pero no se puede excluir que pueda afectar incluso a los adultos.
Las habas pueden ser comidas ya sea crudas como cocidas. Crudas, generalmente se acompañan con queso de oveja, tocino o salchichas; cocidas se utilizan en la preparación de sopas y guisados.
Aporte nutricional cada 100 gr. (frescas)
Energía: 392 Kcal
Proteínas: 23.6 g.
Hidratos de carbono: 60 g.
Fibra 24.9 g.
Lípidos: 0.83 g.
Colesterol: 0 mg.
AGP (Ácidos grasos poliinsaturados): 0.46 g.
AGS (Ácidos grasos saturados): 0.12 g.
AGM (Ácidos grasos monosaturados): 0.064 g.
Vitamina B1: 0.53 mg.
Vitamina B2: 0.22 mg.
Vitamina B6: 0.4 mg.
Vitamina C: 4.5 mg.
Calcio: 143 mg.
Sodio: 24 mg.
Ácido fólico: 394 µg.
Retinol: 0 µg.
Potasio: 1406 mg.
Fósforo: 407 mg.