En gran parte debido a su poder saciante, los huevos se han relacionado con la pérdida de grasa. Un estudio sobre esto produjo estos resultados: durante un período de ocho semanas un grupo de personas desayunó huevos y otro panecillos, que contenían la misma cantidad de calorías. El grupo de huevos perdió un 65% más de peso corporal, un 16% más de grasa corporal, experimentó una reducción del 61% en el IMC y vio una reducción del 34% en la medida de la cintura.
Durante años, se ha creído que el consumo del huevo estaba
relacionado a un estilo de vida poco saludable, el gran mito “el huevo
es malo porque aumenta el colesterol” estaba muy extendido entre la
sociedad. Esta creencia popular era tomada por los expertos de la salud
quienes limitaban e incluso prohibían el consumo de este increíble
alimento.
Cuando hablamos de dieta sana y equilibrada, se entiende que es una
dieta que incluye todos los alimentos que nos brinda la naturaleza en
cantidades y porcentajes adecuados, cubriendo los macro y
micronutrientes: Hidratos de carbono, lípidos o grasas, vitaminas,
proteínas, vitaminas y minerales.
El huevo debe formar parte de una dieta equilibrada,
sólo contiene 70 calorías (igual que una fruta), aunque
la clara de huevo apenas contiene grasa y es un poco más alta en
proteínas que la yema (3.6 gr en comparación con 2.7 gr), el centro
amarillo del huevo es donde se almacenan los nutrientes, incluyendo
vitaminas, minerales y otros componentes. El color amarillo intenso de
la yema es debido a la presencia de un colorante natural anaranjado
conocido como carotenoide, un fantástico precursor de
la vitamina A, tan conocida por sus funciones en la
salud de los ojos, piel y cabellos.
La importancia de la yema radica en varias causas:
La yema de huevo es una poderosa fuente de vitaminas y minerales:
Contiene vitaminas A, E, D, Ácido Fólico, B12, B6, B2, B1.
La yema de huevo es uno de los pocos alimentos que contiene vitamina D
de forma natural. Además la yema contiene una excelente fuente de
hierro, fósforo, potasio y magnesio.
Posee una sustancia llamada colina (la clara
presenta sólo trazas), esta sustancia influye en el desarrollo
de la memoria durante la etapa embrionaria. Además, componente
dietario muy importante para el funcionamiento de todas las células.
Aunque la yema posee grasas, el contenido total de éstas es de
4 a 4,5 g de grasas por unidad, de las cuales
1,5 g son grasas saturadas y el resto insaturadas (predominando
las grasas mono insaturadas, que son beneficiosas para el organismo).
Aunque la yema de huevo tiene colesterol, no afecta en gran medida al
colesterol sanguíneo en personas sanas, ya que no es el principal
responsable del aumento. Existen factores hereditarios, como el estrés
o el sobrepeso que suponen mucho más riesgo a la salud del corazón que
el colesterol consumido desde la dieta. Un aumento de colesterol puede
ser evitado con la ingesta de alimentos ricos y grasas insaturadas.
Otro aspecto importante a destacar de la yema, es que el huevo
contiene lecitina, una sustancia capaz de conectarse al
colesterol para impedir que éste sea totalmente absorbido por nuestro
organismo. La lecitina se encuentra de forma natural en nuestro cuerpo,
en la médula ósea, en el cerebro, en el hígado y en el corazón y es
esencial para el buen funcionamiento del sistema nervioso. Además esta
sustancia ayuda a mantener la concentración, es un
agente anti-colesterolémico, siendo, por lo tanto,
conocida como una importante protectora del corazón.
No hay que olvidar que el colesterol tiene una
función en el organismo ya que es imprescindible para fabricar
hormonas como la testosterona, producir la vitamina D
(que también es producida por nosotros durante la exposición a la luz
solar) y construir las paredes celulares. La yema es un
participante esencial de la regulación de los niveles de la
testosterona. Es por esto que la yema de huevo está presenta en
la dieta de los culturistas.
Para concluir, destacar que mucho son los factores que aumentan el
colesterol en la sangre, y la mayoría de ellos están vinculados
relacionados con malos hábitos de vida, por lo tanto esos hábitos poco
saludables son los que deben modificarse y no la restricción de
un alimento tan saludable como la yema de huevo.
Consumir un huevo tres veces por semana sería lo ideal, sobre todo
para los atletas, ya que la yema se ha ganado un hueco dentro de los
alimentos con más propiedades protectoras, además de potenciar el uso de
la memoria y contener nutrientes como las vitaminas del complejo B,
ácido fólico y hierro.
Los huevos resultan fáciles de preparar, combinar y consumir ya sea
como parte principal o como ingrediente de todo tipo de platos como
desayunos, ensaladas, pastas y postres.
Los huevos que habitualmente consumimos son de gallina, pero también sabemos
que podrían ser de pava, pata, codorniz, avestruz, etc.
Nos referiremos a los huevos de gallina de forma genérica. Una unidad
pesa aproximadamente 35 a 60 gr. y está formado por dos partes consumibles,
la clara y la yema, y una no apta para el consumo humano, la cáscara.
, es la tercera parte del huevo y porción
de color amarillo. Se compone principalmente de grasas, proteínas, vitaminas
y minerales.
La intensidad de su color dependerá del alimento (granos y alfalfa) que
consume la gallina.