¿Cómo mantener una alimentación saludable durante el tratamiento? Lucemia

25 Abr 2018   Frank Olimpo   http://www.gimolmpo.com

alimentación                           INDICE DE MASA CALCULO   

¿Qué significa ‘comer bien’? ¿Comer alimentos a la plancha? ¿Evitar fritos y grasas saturadas? Seguramente tener una alimentación sana y equilibrada significa mucho más.

La mayoría de la sociedad no ‘come bien’. Hay muchos mitos relacionados con la buena alimentación. Algunos piensan que alimentarse correctamente significa ser vegetariano, comer solamente productos ecológicos o incluso hay quien opina que ‘comer bien’ es más caro.

Hoy no entraremos a debatir todos estos temas, pero los iremos abordando. Si alimentarse de forma saludable es fundamental para cualquier persona, todavía lo es más para un/a paciente de leucemia o que sufre otro tipo de cáncer.

Los tratamientos quimioterápicos debilitan nuestro organismo y, por ello es importante ‘estar fuerte’. Además, algunos alimentos pueden facilitar la aparición de bacterias que pueden ser comprometer o alterar el tratamiento del paciente ya que este se encuentra con el sistema inmunológico afectado.

Los pacientes hemato-oncológicos que siguen una nutrición adecuada se encuentran mejor y presentan menos complicaciones. Una dieta saludable (equilibrada, variada, suficiente y, ¿por qué no?, agradable) ayudará al paciente a sentirse más fuerte, tolerar mejor los alimentos y mejorar el funcionamiento general de su cuerpo.

Repasaremos entonces las normas básicas de una buena alimentación, algunos aspectos específicos de la nutrición en el caso de un trasplante de médula ósea y una complicación muy común y extremadamente molesta: la mucositis oral.

En general, sin esto, no se va a ningún lado…

Hay unos consejos generales y básicos que, como norma, debemos seguir. El sancta sanctorum de la alimentación saludable.

● Realizar por lo menos 5 comidas al día: desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena (¡por lo menos!). Estos platos deben tener poco volumen, pero ser muy nutritivos.

● En el almuerzo y la cena los platos tienen que ser completos y contener verduras, hidratos de carbono (cereales, legumbres, arroz, pasta…) y proteínas (carne, pescado o huevos). Una opción agradable es prepararse un plato único tipo buddha bowl. Sería como un plato combinado saludable.

● Tenemos que intentar cocinar los platos de forma sencilla para facilitar la digestión y conservar todas las propiedades, vitaminas y minerales de los alimentos. Menos fritos y más alimentos cocinados al vapor, hervidos, al horno…

● Se recomienda el consumo moderado de grasas, especialmente las de origen animal. Mejor que comer carne roja, consumir carnes magras o blancas como el pollo, el pavo, o pescado.

● Tienes que beber mucho líquido. Por lo menos 6 vasos al día de agua, infusiones, zumos… Y dejar de lado las bebidas azucaradas y gaseosas. Y, si puede ser, mejor tomarlas entre las comidas.

● ¡Ojo con la manipulación de los alimentos! Nada de no pelar la fruta y la verdura. Hay que lavarlas muy bien y conservar los alimentos de forma adecuada y no durante mucho tiempo.

● E, igual de importante es nuestra alimentación que nuestra boca. Nuestra boca, nuestra saliva, las encías… están llenas de microorganismos, algunos “buenos” y otros “malos”. Algunos nos protegen de ciertas enfermedades, otros siempre están en guerra para causarnos infecciones y algunos esperan pacientemente para crear patologías más serias. Por ello es fundamental mantener una muy buena higiene oral, con cepillado diario de los dientes, lengua y encías, después de las comidas y al acostarse utilizando un dentífrico no irritante, un cepillo suave y seda dental para la limpieza interdental. Posteriormente el paciente tiene que realizar enjuagues orales con colutorios. Ante signos de sangrado o en pacientes con plaquetopenia, se puede utilizar una torunda de gasa o bastoncillos de algodón para el cuidado de la boca.

OTRO APARTADO

Vida después del diagnóstico de leucemia mieloide aguda

 
Para algunas personas con leucemia mieloide aguda (AML), el tratamiento puede eliminar todas las células de la leucemia. Completar el tratamiento puede causarle tanto tensión como entusiasmo. Tal vez sienta alivio de haber completado el tratamiento, aunque aún resulte difícil no sentir preocupación sobre la reaparición de la leucemia. (Cuando la leucemia reaparece después del tratamiento, se le llama recaída o recurrencia). Ésta es una preocupación muy común en las personas que han tenido leucemia.

En algunas personas, puede que la leucemia nunca desaparezca por completo. Puede que algunas personas reciban tratamientos regularmente con quimioterapia, u otras terapias para tratar de ayudar a mantener la leucemia bajo control y ayudar a aliviar los síntomas de la enfermedad. Aprender a vivir con una leucemia que no desaparece puede ser difícil y muy estresante, ya que causa incertidumbre.

Cuidados posteriores

Independientemente de si ha completado el tratamiento o continua con el tratamiento, sus médicos querrán estar muy atentos a usted.

Exámenes y pruebas

Aun cuando finalice el tratamiento, usted necesitará exámenes de seguimiento frecuentes que al principio probablemente serán más o menos una vez al mes, y luego con menos frecuencia, durante al menos varios años. Es muy importante que acuda a todas sus citas de seguimiento. Durante estas visitas, su médico preguntará si tiene síntomas, le examinará y requerirá que se realicen análisis de sangre o exámenes de la médula ósea. La atención de seguimiento es necesaria para determinar si hay recurrencia de la leucemia, así como posibles efectos secundarios de ciertos tratamientos.

Casi todos los tratamientos contra el cáncer pueden causar efectos secundarios. Algunos de ellos pueden durar poco tiempo, pero otros pueden durar el resto de su vida. Notifique al equipo de atención médica sobre cualquier cambio o problema que usted note, y sobre cualquier inquietud que pudiera tener.

Si la leucemia regresa, usualmente ocurre mientras la persona aún está siendo tratada o poco después de haber terminado el tratamiento. Si esto sucede, las opciones de tratamiento serían según se describe en ¿Qué sucede si la leucemia mieloide aguda no responde o regresa después del tratamiento? Es infrecuente que la AML regrese si aún no hay signos de leucemia en un período de unos pocos años después del tratamiento. Sin embargo, esto puede suceder, especialmente con el subtipo promielocítica aguda (APL) de la AML.

Si su leucemia regresa, consulte Recurrencia del cáncer para información sobre cómo manejar y lidiar con esta fase de su tratamiento.

Pregunte a su médico acerca de un plan de atención para pacientes después del tratamiento

Consulte con su doctor sobre el desarrollo de un plan de atención para después del tratamiento que sea adecuado para usted. Este plan puede incluir:

Manten un seguro de salud y guardA copias de sus informes médicos

Es muy importante tener un seguro médico, aún después del tratamiento. Las pruebas y las consultas médicas son costosas y, aunque nadie quiere pensar en el regreso de su cáncer, esto podría ocurrir.

En algún momento después del tratamiento, es posible que usted tenga que consultar con un médico nuevo, quien desconozca sus antecedentes médicos. Es importante que guarde copias de sus informes médicos para que proporcione a su nuevo médico los detalles de su diagnóstico y tratamiento. Para más información, consulte Guarde copias de los informes médicos importantes.

¿Puedo reducir el riesgo de que la leucemia mieloide aguda progrese o regrese?

Si  tienes (o has tenido) leucemia mieloide aguda (AML) probablemente quieras saber si hay medidas que pueda tomar para reducir el riesgo de que la leucemia progrese o regrese, como: hacer ejercicio, comer cierto tipo de alimentos, o tomar suplementos nutricionales. Actualmente, no se conoce lo suficiente sobre la AML como para indicar con seguridad si existen medidas que usted puede tomar que serán útiles.

Posiblemente ayude el adoptar comportamientos saludables, tales como una buena alimentación, no fumar, ejercitarse de forma habitual y mantener un peso saludable, aunque nadie lo sabe con certeza. Sin embargo, lo que sí sabemos es que estos cambios pueden tener efectos positivos en su salud que pueden ser mayores que su riesgo de padecer leucemia u otros tipos de cáncer.

Suplementos dietéticos

Hasta el momento, ningún suplemento dietético (incluyendo vitaminas, minerales y productos herbarios) ha demostrado claramente que ayude a reducir el riesgo de que la AML progrese o regrese. Esto no significa que ningún suplemento será útil, aunque es importante saber que ninguno ha demostrado que lo es.

En los Estados Unidos, los suplementos dietéticos no están regulados como los medicamentos, pues no tienen que demostrar que son eficaces (o incluso seguros) antes de ser vendidos, aunque hay límites en lo que se les está permitido afirmar que pueden hacer. Si está considerando tomar cualquier tipo de suplemento nutricional, consulte con los miembros de su equipo de atención médica. Ellos pueden ayudarle a decidir cuáles puede utilizar con seguridad y evitar aquellos que puedan ser perjudiciales.

ALIMENTOS MUY ACONSEJABLES

AJO  - TOMATE  -  NUECES  -  CEBOLLA  -  PIMIENTOS ROJO  -  BROCOLI  -  ZANAHORIA  -  MANZANA  -  HUVA  - AGUACATE  -  NARANJA

Un déficit de los linfocitos, su sistema inmune está debilitado y son frecuentes las infecciones. Estas son más frecuentes en pacientes que reciben quimioterapia, que reduce aún más la inmunidad.

La dieta saludable o mediterránea, como se recoge en Comer para ayudar a controlar el sistema metabolico del cuerpo es muy importante para cualquier enfermedad y por que no vencerla , es la que debes seguir y está basada en el consumo de

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¿Sabías que...?
1. 1 de cada 3 cánceres es causado por una mala alimentación.
2. El exceso de grasa favorece la aparición del cáncer de mama, útero, páncreas, vía biliar, riñón y esófago distal.
3. El riesgo de padecer cáncer por sobrepeso es de un 3% en hombres y un 9% en mujeres.
4. La falta de ejercicio físico contribuye a sufrir cáncer de colon, recto, mama y útero.
5. El consumo de más de 50 g de carne roja y/o embutidos al día aumenta un 20% el riesgo de padecer cáncer de colon y recto, el tumor más frecuente y que más muertes causa en la actualidad.
6. La desnutrición debilita y dificulta administrar un tratamiento idóneo frente al cáncer.
7. La desnutrición se asocia con un 30% de las muertes en pacientes con cáncer.
8. El paciente con cáncer no adelgaza solo por no comer, sino por un desgaste tumoral excesivo.
9. Los vómitos, la diarrea, las heridas en la boca, la dificultad para tragar… causados por la quimioterapia son, a su vez, causa fundamental de desnutrición.
10. Las medicinas alternativas son consumidas por más de 2/3 de los pacientes y pueden comprometer el tratamiento frente al cáncer.
Si quieres cambiar estas cifras y datos, sigue leyendo con entusiasmo y compromiso este libro.

MAS INFORMACION EN DETALLES

Dieta y cáncer,
 
La naturaleza ofrece una gran variedad de alimentos que actúan como protectores frente al cáncer. Aunque ninguna dieta garantiza que nos libremos de esta enfermedad que depende de la conjunción de distintos factores, sí puede reducir el riesgo. Cereales integrales, frutas y verduras tienen propiedades anticancerígenas

 que se relaciona con la interacción de factores genéticos y hormonales y de hábitos de vida no saludables como el consumo de tabaco o el alcohol,  tensiones emocionales y una alimentación inadecuada.

“Hoy en día existen evidencias científicas de alimentos con propiedades anticancerígenas, denominados alimentos funcionales, con compuestos bioactivos que tienen una actividad biológica dentro del organismo y que se traduce en beneficios para la salud”, explica Alberto Fernández Gutiérrez, director del Centro de Investigación y Desarrollo del Alimento Funcional (CIDAF) del Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud de Granada.

Ejemplos de estos compuestos activos, algunos de ellos con gran capacidad antioxidante que evitan el crecimiento y la proliferación de células tumorales, son los indoles presentes en las coles; la vitamina A de la zanahoria o el melocotón; los flavonoides de los cítricos, piña o pera; el licopeno del tomate, sandía o fresas; la presencia de antocianinas y fenoles en uvas, ciruelas o berenjenas y el alto contenido en luteolina de lechuga, melón o espinacas.

También el vino tinto, las setas shiitake, el té verde o los ajos tienen propiedades beneficiosas para la salud a través de sustancias presentes en su composición como el resveratrol en el caso del vino o la lentionina en el caso de las setas shiitake mostrando, este último, un gran potencial para prevenir la formación de trombos y el cáncer de hígado.

Francisco Antonio Macías, catedrático de Química Orgánica de la Universidad de Cádiz, recomienda ingerir alimentos funcionales en la dieta diaria y recalca que la clave se encuentra en sus compuestos químicos, fundamentalmente, en los ácidos grasos beneficiosos; en los fenólicos (especialmente las isoflavonas); y los terpenoides cuyo derivado, el taxoter, funciona ya como principio activo en medicamentos anticancerígenos.

Del tomate…al aceite de oliva

El director del CIDAF y también catedrático del Química Analítica de la Universidad de Granada, Alberto Fernández Gutiérrez, y el catedrático de Química Orgánica de la Universidad de Cádiz, Francisco Macías, analizan algunos de los alimentos de consumo habitual cuyas propiedades, según diferentes estudios científicos, nos pueden proteger frente al cáncer:

Base de fármacos contra el cáncer

Los compuestos bioactivos de muchos de los alimentos funcionales pueden servir como base de los fármacos contra el cáncer, aunque en muchos casos “los extractos de compuestos biactivos no son tan efectivos como cuando estas sustancias se encuentran en su forma natural como parte de un alimento”, apunta el director del CIDAF.

Explica que “algunos de estos bioactivos podrían ser no metabolizados en su forma pura y que necesiten la presencia de otros compuestos o componentes alimenticios para funcionar apropiadamente. Por tanto, no necesariamente un compuesto bioactivo individual, sino la combinación de varios entre sí o con otras substancias en los alimentos, es lo que favorece su absorción, el transporte a los tejidos, el metabolismo y la función protectora contra enfermedades como  el cáncer”.

Por tanto, los alimentos funcionales naturales, tanto en nuestra dieta o como en los principios farmacológicos, nos ayudarán a protegernos frente al cáncer