Existen muchos mitos acerca de las vacunas. A continuación te mostramos algunos de ellos junto con sus realidades.
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Mito 1: Las mejores condiciones de higiene y saneamiento harán desaparecer las enfermedades; las vacunas no son necesarias. FALSO
Realidad 1: Las enfermedades contra las que podemos vacunar volverían a aparecer si se interrumpieran los programas de vacunación. Si bien la mejor higiene, el lavado de las manos y el agua potable contribuyen a proteger a las personas contra enfermedades infecciosas, muchas infecciones se pueden propagar independientemente de la higiene que mantengamos. Si las personas no estuvieran vacunadas, algunas enfermedades que se han vuelto poco comunes, tales como la poliomielitis y el sarampión, reaparecerían rápidamente.
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Mito 2: Las vacunas conllevan algunos efectos secundarios nocivos y de largo plazo que aún no se conocen. Más aún, la vacunación puede ser mortal. FALSO
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Mito 3: La vacuna combinada contra la difteria, el tétanos y la tos ferina, así como la vacuna antipoliomielítica, pueden provocar el síndrome de muerte súbita del lactante (SIDS). FALSO
Realidad 3: No existe una relación causal entre la administración de las vacunas y la muerte súbita del lactante, a pesar de que esas vacunas se administran en un período en el que el recién nacido puede sufrir el SIDS. En otras palabras, las defunciones por SIDS son casualmente coincidentes con la vacunación y hubieran ocurrido aunque no se hubiesen administrado las vacunas. Es importante recordar que esas cuatro enfermedades pueden ser mortales, y que el recién nacido no vacunado contra ellas corre graves riesgos de defunción y discapacidad grave.
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Mito 4: Las enfermedades prevenibles mediante vacunación están casi erradicadas en mi país, por lo tanto no hay motivos para que me vacune. FALSO
Realidad 4: Si bien las enfermedades prevenibles mediante vacunación son actualmente poco comunes en muchos países, los agentes infecciosos que las provocan siguen circulando en algunas partes del mundo. En un mundo sumamente interconectado, esos agentes pueden atravesar las fronteras geográficas e infectar a cualquier persona no protegida. Por ejemplo, a partir de 2005, en Europa occidental se produjeron brotes de sarampión en poblaciones no vacunadas de Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Italia, el Reino Unido y Suiza. Por consiguiente, hay dos motivos fundamentales para vacunarse, a saber, protegernos a nosotros mismos y proteger a quienes nos rodean. Los programas eficaces de vacunación, al igual que las sociedades eficaces, dependen de la cooperación de cada persona para asegurar el bien común. No deberíamos depender de las personas que nos rodean para detener la propagación de enfermedades; nosotros mismos también tenemos que hacer nuestra parte.
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Mito 5: Las enfermedades de la infancia prevenibles mediante vacunación son algo inevitable en la vida. FALSO
Realidad 5: Las enfermedades prevenibles mediante vacunación no tienen por qué ser “algo inevitable en la vida”. Enfermedades tales como el sarampión, la parotiditis y la rubéola son graves y pueden acarrear importantes complicaciones tanto en niños como en adultos, por ejemplo, neumonía, encefalitis, ceguera, diarrea, infecciones del oído, síndrome de rubéola congénita (si una mujer contrae rubéola al principio del embarazo) y defunción. Todas estas enfermedades y sufrimientos se pueden prevenir mediante las vacunas. Los niños no vacunados contra estas enfermedades quedan innecesariamente vulnerables.
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Mito 6: La administración simultánea de más de una vacuna puede aumentar en los niños el riesgo de efectos secundarios nocivos, que a su vez pueden sobrecargar su sistema inmunitario. FALSO
Realidad 6: Las pruebas científicas revelan que la administración simultánea de varias vacunas no conlleva ningún efecto secundario sobre el sistema inmunitario del niño. Los niños están expuestos cotidianamente a cientos de sustancias extrañas que desencadenan una respuesta inmunitaria. El simple hecho de ingerir alimentos introduce nuevos antígenos en el organismo, y numerosas bacterias viven en la boca y la nariz. Un niño está expuesto a muchísimos más antígenos como consecuencia de un resfriado común o una faringitis, que por las vacunas. Las principales ventajas de la administración simultánea de varias vacunas es que requiere menos consultas ambulatorias, lo que permite ahorrar tiempo y dinero y aumenta las probabilidades de que los niños completen el calendario de vacunación recomendado. Además, la posibilidad de recibir una vacunación combinada, por ejemplo, contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola, supone menos inyecciones.
Uno de los argumentos utilizados contra la utilización de las vacunas y, sobre todo, de la aplicación simultánea de varias vacunas es que, al exponer al sistema de defensa del cuerpo (el sistema inmunológico) a tantos antígenos vacunales, puede producirse una respuesta no deseada e, incluso, un mal funcionamiento de este sistema de defensa.
Hace pocos años se realizó un estudio para comprobar el número de antígenos a los que se exponía un niño durante su programa vacunal, encontrando que esta cifra era de 126.
Como muchas otras situaciones, si miramos esta cifra así, sin más, podríamos decir: “es cierto, son muchos estímulos para el sistema de defensa”. Pues bien, cuando un niño tiene un resfriado común se expone al niño a entre 4 y 10 antígenos (¿cuántos resfriados tiene un niño a lo largo de su infancia?). Si padece una laringitis, se expone a entre 25 y 50 antígenos de una vez.
La realidad es que, de forma natural, los niños están expuestos a una elevadísima cantidad de estímulos antigénicos para su sistema de defensa y es precisamente este estímulo el responsable, en parte, de que el sistema defensivo funcione correctamente.
El Instituto de Medicina de los Estados Unidos de Norteamérica, una institución independiente y no gubernamental, declaró ya en 1994 que el número de antígenos contenidos en las vacunas infantiles no parece una carga apreciable para el sistema inmunológico.
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Mito 7: La gripe es solo una molestia y la vacuna no es muy eficaz. FALSO
Realidad 7: La gripe es mucho más que una molestia. Es una enfermedad grave que cada año provoca entre 300.000 y 500.000 defunciones en todo el mundo. Las embarazadas, los niños pequeños, los ancianos con problemas de salud y cualquiera que padezca un trastorno crónico, por ejemplo, asma o cardiopatía, corren un alto riesgo de infección grave y muerte. La vacunación de las embarazadas conlleva el beneficio adicional de proteger a sus recién nacidos (actualmente no existe una vacuna para los menores de seis meses). La mayoría de las vacunas contra la gripe inmuniza contra las tres cepas de mayor prevalencia circulantes en una estación dada. Es la mejor manera de reducir sus probabilidades de contraer una gripe grave y contagiar a otros. Evitar la gripe significa evitar gastos de atención médica adicionales y pérdida de ingresos por los días de trabajo o escuela perdidos.
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Mito 8: Es mejor la inmunización por la enfermedad que por las vacunas. FALSO
Realidad 8: Las vacunas interactúan con el sistema inmunitario para producir una respuesta similar a la que produciría la infección natural, pero no causan la enfermedad ni exponen a la persona inmunizada a riesgos de posibles complicaciones. En cambio, el precio de la inmunización por infección natural podría ser el retraso mental provocado porHaemophilus influenzaetipo b (Hib), defectos congénitos debidos a la rubéola, cáncer del hígado derivado del virus de la hepatitis B, o muerte por sarampión.
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Mito 9: Las vacunas contienen mercurio, que es peligroso. FALSO
Realidad 9: El tiomersal es un compuesto orgánico con mercurio que se añade a algunas vacunas como conservante. Es el conservante más ampliamente utilizado para las vacunas que se suministran en ampollas de dosis múltiples. No hay pruebas científicas que sugieran que la cantidad de tiomersal utilizada en las vacunas entrañe un riesgo para la salud.
Durante mucho tiempo, en la fabricación o conservación de algunas vacunas, se ha utilizado como conservante el timerosal (una sal orgánica que contiene etilmercurio) por sus propiedades antimicrobianas. Sin embargo, desde hace unos años se ha ido reduciendo la cantidad de timerosal utilizado o se ha eliminado completamente, sustituyéndolo por otros compuestos para la conservación y fabricación de aquellas vacunas que antes lo contenían.
Hoy en día, prácticamente ninguna de las vacunas que se utilizan en los calendarios vacunales de las distintas comunidades autónomas españolas, contiene cantidades significativas de esta sustancia.
¿Es tóxico el tiomersal?
No se ha podido demostrar que el tiomersal o timerosal, incluido en las vacunas, interfiera con el desarrollo cerebral del feto o el lactante. Tampoco se ha demostrado una relación con enfermedades, como el autismo, o con el retraso del desarrollo psicomotor.
Si no es tóxico, ¿por qué se ha retirado?
Por un principio de prudencia básico y por la alarma social que se ha creado alrededor de esta sustancia. Aunque las cantidades de mercurio a las que podía estar expuesto un niño español antes de los 14 años de edad por la vacunación serían muy inferiores a las que se consideran tóxicas por los diferentes organismos mundiales, una vez que ha sido posible, se ha considerado oportuna su sustitución por otros compuestos inocuos.
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Mito 10: Las vacunas causan autismo y otras enfermedades raras. FALSO
Realidad 10: Según se pudo determinar, el estudio de 1998 que suscitó inquietud acerca de un posible vínculo entre la vacuna contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola, por un lado, y el autismo, por otro, contenía graves irregularidades, por lo que la publicación que lo divulgó lo retiró. Lamentablemente, su divulgación despertó temores que provocaron una disminución en las tasas de inmunización y los subsiguientes brotes de esas enfermedades. No existen pruebas científicas de una relación entre esa vacuna y el autismo o trastornos autistas.
Algunos grupos de personas que se agrupan bajo la denominación de “Grupos para la Libertad Vacunal” señalan que las vacunas son responsables de las más diversas alteraciones como el autismo infantil, el aumento de casos de cáncer, la leucemia, la esclerosis múltiple, esterilidad, enfermedad de Alzheimer y una larguísima lista de graves enfermedades.
Todas estas afirmaciones se basan en la siguiente premisa: “desde la introducción de los programas de vacunación masiva se diagnostican más casos de todas estas enfermedades”.
Lo único cierto es que no hay ninguna prueba, hoy en día, que relacione la vacunación con estas enfermedades.
Hay que saber que:
- Muchas de las enfermedades supuestamente relacionadas con la vacunación ya existían antes de aparecer la vacuna.
- El aumento que se ha producido en la frecuencia de algunas de estas enfermedades ya se había iniciado antes de la vacunación.
- En muchas ocasiones, no se ha producido un aumento real de la frecuencia sino que simplemente se diagnostican mejor gracias a los avances de la medicina.
- El que dos cosas ocurran al mismo tiempo, no indica que estén relacionadas. Si así fuera, podríamos hacer responsables a los programas de vacunación de la llegada del hombre a la luna o del cambio climático.
- Existen otras posibles razones para el aumento de frecuencia de estas enfermedades (entre otros, la supervivencia a más largo plazo de enfermos crónicos, la mayor contaminación con metales pesados, etc.) que podrían ser responsables de estas enfermedades.
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Mito 11: Las enfermedades desaparecieron antes de que se introdujeran las vacunas debido a las mejoras higiénicas y sanitarias.
Realidad 11: Evidentemente, las mejoras en las condiciones higiénicas y sanitarias de un país contribuyen a disminuir la aparición de determinadas enfermedades y a que las personas enfermas puedan recuperar la salud más rápidamente y con menores secuelas.
Sin embargo, hay tres datos que quizás nos ayuden a entender mejor las cosas:
- Aunque la mayoría de las enfermedades prevenibles se presentan de forma cíclica (años con menos casos y años con más casos), la introducción de la vacunación masiva ha señalado un punto de inflexión en el que disminuyen espectacularmente los casos de enfermedad.
- Los casos de enfermedades en las que se ha introducido recientemente la vacunación (Haemóphilus influenzae tipo b, meningococo C) han disminuido drásticamente y no podemos pensar que en los últimos años ha cambiado mucho la situación en España.
- En aquellos países en los que disminuyó la tasa de vacunación de tosferina (como ocurrió en Japón o en Suecia), aumentó alarmantemente el número de casos de tosferina y, lo que es más grave, el número de fallecimientos y secuelas neurológicas por esta enfermedad.
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Mito 12. Las vacunas causan efectos indeseables, enfermedades e incluso la muerte.
Realidad 12: Las vacunas en la actualidad son muy seguras y el número de efectos secundarios de importancia es muy pequeño y, si lo comparamos con el beneficio que producen, podemos decir que este riesgo es desdeñable.
Sirva como ejemplo la vacuna frente a la difteria, el tétanos y la tosferina. La vacunación puede provocar una encefalitis (en la mayor parte de los casos leve) en un niño de cada millón de vacunados. Padecer cualquiera de las tres enfermedades puede ocasionar la muerte en 1 de cada 200 niños y producir una encefalitis (muchas veces grave e invalidante) en uno de cada 1000 niños que la padezcan.
Una de las informaciones más alarmantes para los padres es aquella que, hace unos años, saltó a los medios de comunicación indicando que podía haber una relación entre la vacunación DTP y la muerte súbita del lactante. Estudios serios a largo plazo han demostrado que esta relación era solo una coincidencia en el tiempo (la misma relación que habría con el hecho de que el niño hubiera tomado leche o haber salido a la calle).
España, uno de los países con tasas de vacunación más altas en todo el mundo es, sin embargo, uno de los países con menos casos de síndrome de muerte súbita del lactante.
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Mito 13. Recibir muchas vacunas para distintas enfermedades a la vez, aumenta el riesgo de efectos indeseables y puede sobrecargar el sistema inmunológico.
Realidad 13: Uno de los argumentos utilizados contra la utilización de las vacunas y, sobre todo, de la aplicación simultánea de varias vacunas es que, al exponer al sistema de defensa del cuerpo (el sistema inmunológico) a tantos antígenos vacunales, puede producirse una respuesta no deseada e, incluso, un mal funcionamiento de este sistema de defensa.
Hace pocos años se realizó un estudio para comprobar el número de antígenos a los que se exponía un niño durante su programa vacunal, encontrando que esta cifra era de 126.
Como muchas otras situaciones, si miramos esta cifra así, sin más, podríamos decir: “es cierto, son muchos estímulos para el sistema de defensa”. Pues bien, cuando un niño tiene un resfriado común se expone al niño a entre 4 y 10 antígenos (¿cuántos resfriados tiene un niño a lo largo de su infancia?). Si padece una laringitis, se expone a entre 25 y 50 antígenos de una vez.
La realidad es que, de forma natural, los niños están expuestos a una elevadísima cantidad de estímulos antigénicos para su sistema de defensa y es precisamente este estímulo el responsable, en parte, de que el sistema defensivo funcione correctamente.
El Instituto de Medicina de los Estados Unidos de Norteamérica, una institución independiente y no gubernamental, declaró ya en 1994 que el número de antígenos contenidos en las vacunas infantiles no parece una carga apreciable para el sistema inmunológico.
Fuente:
1. Organizacion Mundial de la Salud (OMS)
2. Asociación Española de Pediatría
Correr en ayunas para perder grasa:
Mitos y falsas ideas
1.- Las enfermedades desaparecieron antes de que se introdujeran las vacunas debido a las mejoras higiénicas y sanitarias
Evidentemente, las mejoras en las condiciones higiénicas y sanitarias de un país contribuyen a disminuir la aparición de determinadas enfermedades y a que las personas enfermas puedan recuperar la salud más rápidamente y con menores secuelas.
Sin embargo, hay tres datos que quizás nos ayuden a entender mejor las cosas:
- Aunque la mayoría de las enfermedades prevenibles se presentan de forma cíclica (años con menos casos y años con más casos), la introducción de la vacunación masiva ha señalado un punto de inflexión en el que disminuyen espectacularmente los casos de enfermedad.
- Los casos de enfermedades en las que se ha introducido la vacunación (Haemóphilus influenzae tipo b, meningococo C) han disminuido drásticamente y no podemos pensar que en los últimos años ha cambiado mucho la situación en España.
- En aquellos países en los que disminuyó la tasa de vacunación de tosferina (como ocurrió en Japón o en Suecia), aumentó alarmantemente el número de casos de tosferina y, lo que es más grave, el número de fallecimientos y secuelas neurológicas por esta enfermedad.
2.- Las vacunas causan efectos indeseables, enfermedades e incluso la muerte
Las vacunas en la actualidad son muy seguras y el número de efectos secundarios de importancia es muy pequeño y, si lo comparamos con el beneficio que producen, podemos decir que este riesgo es desdeñable.
Sirva como ejemplo la vacuna frente a la difteria, el tétanos y la tosferina (DTP). La vacunación puede provocar una encefalitis (en la mayor parte de los casos leve) en un niño de cada millón de vacunados. Padecer cualquiera de las tres enfermedades puede ocasionar la muerte en 1 de cada 200 niños y producir una encefalitis (muchas veces grave e invalidante) en uno de cada 1000 niños que la padezcan.
Una de las informaciones más alarmantes para los padres es aquella que, hace unos años, saltó a los medios de comunicación indicando que podía haber una relación entre la vacunación DTP y la muerte súbita del lactante. Estudios serios a largo plazo han demostrado que esta relación era solo una coincidencia en el tiempo (la misma relación que habría con el hecho de que el niño hubiera tomado leche o haber salido a pasear en la calle).
España, uno de los países con tasas de vacunación más altas en todo el mundo es, sin embargo, uno de los países con menos casos de síndrome de muerte súbita del lactante.
3.- Algunas vacunas pueden causar autismo y otras enfermedades raras
Algunos grupos de personas que se agrupan bajo la denominación de “Grupos para la Libertad Vacunal” señalan que las vacunas son responsables de las más diversas alteraciones como el autismo infantil, el aumento de casos de cáncer, la leucemia, la esclerosis múltiple, esterilidad, enfermedad de Alzheimer y una larguísima lista de graves enfermedades.
Todas estas afirmaciones se basan en la siguiente premisa: “desde la introducción de los programas de vacunación masiva se diagnostican más casos de todas estas enfermedades”.
Lo único cierto es que no hay ninguna prueba, hoy en día, que relacione la vacunación con estas enfermedades.Hay que saber que:
- Muchas de las enfermedades supuestamente relacionadas con la vacunación ya existían antes de aparecer la vacuna.
- El aumento que se ha producido en la frecuencia de algunas de estas enfermedades ya se había iniciado antes de la vacunación.
- En muchas ocasiones, no se ha producido un aumento real de la frecuencia sino que simplemente se diagnostican mejor gracias a los avances de la medicina.
- El que dos cosas ocurran al mismo tiempo, no indica que estén relacionadas. Si así fuera, podríamos hacer responsables a los programas de vacunación de la llegada del hombre a la luna o del cambio climático.
- Existen otras posibles razones para el aumento de frecuencia de estas enfermedades (entre otros, la supervivencia a más largo plazo de enfermos crónicos) que podrían ser responsables de estas enfermedades.
4.- Recibir muchas vacunas para distintas enfermedades a la vez, aumenta el riesgo de efectos indeseables y puede sobrecargar el sistema inmunológico
Uno de los argumentos utilizados contra la utilización de las vacunas y, sobre todo, de la aplicación simultánea de varias vacunas es que, al exponer al sistema de defensa del cuerpo (el sistema inmunológico) a tantos antígenos vacunales, puede producirse una respuesta no deseada e, incluso, un mal funcionamiento de este sistema de defensa.
Hace pocos años se realizó un estudio para comprobar el número de antígenos a los que se exponía un niño durante su programa vacunal, encontrando que esta cifra era de 126.
Como muchas otras situaciones, si miramos esta cifra así, sin más, podríamos decir: “es cierto, son muchos estímulos para el sistema de defensa”. Pues bien, cuando un niño tiene un resfriado común se expone a entre 4 y 10 antígenos (¿cuántos resfriados tiene un niño a lo largo de su infancia?). Si padece una laringitis, se expone a entre 25 y 50 antígenos de una vez.La realidad es que, de forma natural, los niños están expuestos a una elevadísima cantidad de estímulos antigénicos para su sistema de defensa y es precisamente este estímulo el responsable, en parte, de que el sistema defensivo funcione correctamente.
El Instituto de Medicina de los Estados Unidos de Norteamérica, una institución independiente y no gubernamental, declaró ya en 1994 que el número de antígenos contenidos en las vacunas infantiles no parece una carga apreciable para el sistema inmunológico.
5.- Algunas vacunas contienen mercurio, que es tóxico para el sistema nervioso central
Durante mucho tiempo, en la fabricación o conservación de algunas vacunas, se ha utilizado como conservante el timerosal (una sal orgánica que contiene etilmercurio) por sus propiedades antimicrobianas. Sin embargo, desde hace unos años se ha ido reduciendo la cantidad de timerosal utilizado o se ha eliminado completamente, sustituyéndolo por otros compuestos para la conservación y fabricación de aquellas vacunas que antes lo contenían.
Hoy en día, ninguna de las vacunas que se utilizan en los calendarios vacunales de las distintas comunidades autónomas españolas, contiene esta sustancia.
¿Es tóxico el timerosal?
No se ha podido demostrar que el timerosal o tiomersal, incluido en las vacunas, interfiera con el desarrollo cerebral del feto o el lactante. Tampoco se ha demostrado una relación con enfermedades, como el autismo, o con el retraso del desarrollo psicomotor.Si no es tóxico, ¿por qué se ha retirado?
Por un principio de prudencia básico y por la alarma social que se ha creado alrededor de esta sustancia. Aunque las cantidades de mercurio a las que podía estar expuesto un niño español antes de los 14 años de edad por la vacunación serían muy inferiores a las que se consideran tóxicas por los diferentes organismos mundiales, una vez que ha sido posible, se ha considerado oportuna su sustitución por otros compuestos inocuos.
MITO: TODAS LAS ENFERMEDADES MENTALES SON IGUALES.
REALIDAD: Existe una amplia variedad de enfermedades mentales, como mismo ocurre con las enfermedades físicas, que varían según su severidad. Cada persona es única; algunos tienen síntomas ligeros y otros tienen síntomas más serios. Es una gama amplia, no es un asunto en blanco y negro.
MITO: NO HAY ESPERANZA PARA EL QUE TENGA UNA ENFERMEDAD MENTAL.
REALIDAD: Algunas personas se recuperan totalmente de una enfermedad mental y la mayoría puede llevar una vida plena con un tratamiento adecuado. Las enfermedades mentales serias son tratadas con mayor éxito que otras enfermedades crónicas, sobre todo si se tratan temprano.
MITO: LAS ENFERMEDADES MENTALES NO SON COMUNES
REALIDAD: Las enfermedades mentales son más comunes que el cáncer, la diabetes y la enfermedad cardiovascular.
MITO: LAS ENFERMEDADES MENTALES SON CONTAGIOSAS.
REALIDAD: Ninguna enfermedad mental "se pega" por estar en contacto con la persona que la padece. Ninguna enfermedad mental es contagiosa.
MITO: NINGUNA PERSONA QUE CONOZCO PADECE UNA ENFERMEDAD MENTAL.
REALIDAD: Se estima que las enfermedades mentales afectan a 1 de cada 4 familias en EE.UU.
MITO: LOS QUE TIENEN TRASTORNOS MENTALES TIENEN UN BAJO CI (COEFICIENTE INTELECTUAL).
REALIDAD: No hay ninguna relación entre el CI y las enfermedades mentales.
MITO: LOS NIÑOS NO SE DEPRIMEN.
REALIDAD: NO siempre es “una parte normal del desarrollo”. Los niños y adolescentes pueden desarrollar enfermedades mentales severas. Sin tratamiento, estos problemas empeoran.
MITO: HAY QUE ALEJARSE DE LAS PERSONAS QUE TIENEN UNA ENFERMEDAD MENTAL PORQUE SON VIOLENTOS.
REALIDAD: Prácticamente todos los estudios demuestran que las personas con trastornos mentales no son más violentos que cualquier otra persona, si asumimos que no abusan del alcohol ni de las drogas y que reciben un tratamiento. Con frecuencia, las personas con trastornos mentales son víctimas de la violencia, los estigmas y la discriminación.
MITO: LOS "PADRES MALOS" SON LOS CAUSANTES DE LA ENFERMEDAD MENTAL DE SUS HIJOS.
REALIDAD: Hace unos 50 años muchas personas creían que si un niño tenía una enfermedad mental, la culpa era de sus padres, lo cual es falso. Es cierto que algunas veces un acontecimiento o algo que ocurre en el ambiente familiar del niño provoca los síntomas de alguna enfermedad, pero éstos son parte de un estrés típico como problemas durante el embarazo, la influenza o la muerte de alguien de la familia.
Con frecuencia las enfermedades mentales son hereditarias, pero como mismo ocurre con muchos padecimientos físicos, esto es impredecible. Es un motivo para estar alerta sobre síntomas potenciales, igual que hacemos al tener en cuenta si alguien de la familia tiene cáncer o hipertensión.
BEBER AGUA DURANTE LAS COMIDAS ENGORDA ?? mito O realidad
¿El pan engorda?
El pan se encuentra en la base de nuestra alimentación mediterránea y se aconseja como acompañamiento en comidas y cenas y como integrante saludable de nuestros desayunos y meriendas, asimismo no hay que excederse en el tamaño de las raciones (1 ración = 2 rebanadas = 40 g = 104 kcal) y hay que vigilar con qué alimentos se acompaña.
¿Debo o no evitar beber el agua en las comidas?
El agua tiene un aporte calórico = 0 kcal/g, es decir, no engorda, aunque si se considera saciante debido a que proporciona una sensación de plenitud.
¿Las grasas vegetales son mejores que las animales?¿Se debe tomar la fruta en las comidas o fuera de ellas?
Las calorías aportadas por las frutas son las mismas, independientemente de si se toman solas o acompañadas de otros alimentos y del momento elegido para su consumo. Asimismo, al tomarlas entre las comidas, favorecemos no ingerir otro tipo de alimentos con mayor contenido calórico y llegar a la siguiente toma de alimento con menor sensación de hambre, aportando vitaminas y minerales, tan necesarios para
¿Los productos sin azúcar son buenos para adelgazar?Tomar zumo de limón o de pomelo en ayunas quema las grasas del cuerpo:
¿Comer sal engorda?
La miel engorda más que el azúcar:
Depende de la cantidad que se tome de cada una: 1 g de miel aporta 3 kcal, mientras que 1 g de azúcar aporta 4 kcal.
Debemos eliminar los hidratos de carbono o “harinas” de la dieta para perder peso
ALGUNAS TEORIAS BASICAS
LaxantesEntre los productos laxantes más usados se encuentran la alcachofa, sen, cáscara sagrada, zaragatona.
DiuréticosLas más utilizadas son alcachofa, boldo, cola de caballo, ortosifón, piña
Plantas lipolíticas ("quemagrasas")Estimulantes del metabolismo
Saciantes y retardantes de la absorción
El efecto saciante de la fibra en las dietas de adelgazamiento queda limitado a esta propiedad y lo que no se debe olvidar es que el consumo de una dieta con alto contenido en fibra no sólo se puede lograr tomando un producto o preparado de salvado, glucomanano, goma-guar, etc, sino también a través de los alimentos que forman parte habitual de nuestra dieta.
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