|     Todavía no está claro que alimentos son
    en realidad los relacionados con el origen, promoción y desarrollo de los
    tumores cancerígenos. Los resultados de los diferentes estudios no han aportado,
    hasta ahora, mucha luz en el asunto. En algunos casos los resultados son
    confusos y en otros conflictivos. En cualquier caso, son muchos los
    estudios que se llevan a cabo para esclarecer estos temas y no en vano se
    piensa que gran parte del riesgo que conllevan estos factores se podría
    evitar, ya que un 35% de los tumores tienen su origen en factores
    relacionados con la alimentación. Con este panorama, vamos a intentar hacer
    un repaso de aquellos a los que de una forma u otra se les ha relacionado
    con el cáncer, según los estudios que se han podido validar hasta la fecha. ·       
    Las
    grasas ·       
    Exceso
    calórico. Energía e hidratos de carbono ·       
    Café ·       
    Alcohol ·       
    Edulcorantes
    artificiales ·       
    Colesterol ·       
    Conservantes
    alimentarios ·       
    Nitratos,
    nitritos y nitrosaminas ·       
    Ahumados 
    
  En animales de experimentación se ha
    encontrado que las dietas ricas en grasa tienen efectos cancerígenos, sobre
    todo en los estadios iniciales de los tumores, ya que a este nivel las
    células tumorales utilizan las grasas como fuente de energía (LaVecchia,
    1992). También están implicadas a nivel de desequilibrio hormonal. Hay
    hormonas que se producen a partir de las grasas y lo hacen dependiendo de
    la cantidad, es decir, a mayor cantidad de grasa (tejido adiposo) en el
    organismo mayor es la cantidad de hormona producida. Esta situación puede
    provocar desequilibrio hormonal y consecuentemente alteración de algunas
    células sobre las que estas hormonas actúan.
 Se ha relacionado a las grasas
    con el cáncer de mama y el de colon, aunque es necesario confirmar estas
    relaciones con más estudios. Respecto de los ácidos grasos
    poliinsaturados se ha encontrado un efecto estimulador del cáncer de mama,
    páncreas y colon. Sin embargo, los ácidos W3 parecen tener un efecto
    protector. (W. Y McMahon, 1984). En general para la grasa se ha
    encontrado efecto directo: 
     Sobre el metabolismo celularCambios en los receptores
         hormonalesModificación de sustancias químicas
         intracelulares Y como efectos indirectos: 
     Altera la composición de la bilis, las
         bacterias actúan sobre ella y atacan la pared intestinal. 
 
    
 Exceso calórico.
    Energía e hidratos de carbono El efecto es menor que el de las grasas
    y además es indirecto. Se ha establecido una relación positiva entre peso
    corporal y cáncer.
 Concretamente dietas
    hipercalóricas se relacionan con el cáncer de mama, colon, recto, útero y
    riñón. En animales de experimentación,
    las investigaciones sugieren que la sobrealimentación se relaciona con un
    aumento de la incidencia de cáncer de mama. Esta sugerencia se basa en que
    el depósito de carcinógenos del tejido adiposo produce un aumento de la
    replicación celular, lo que incide positivamente en la fase II del
    desarrollo de tumores. También el exceso de energía el
    la dieta tiene influencia sobre la producción de hormonas femeninas y su
    metabolismo en el tejido adiposo.  
 
    
  A pesar de haberse demostrado que el
    consumo excesivo de café aumenta el riesgo de enfermedades coronarias, no
    está muy claro su papel como factor cancerígeno. Algunos estudios han
    querido implicar al café en el desarrollo de algunos tipos de cáncer, pero
    otros estudios de laboratorio han encontrado que la methylxantina,
    compuesto que se encuentra en la cafeína, teofilina y teobromina, no es
    cancerígeno.
 
 
    
  Algunos estudios sugieren el papel del alcohol
    como factor de riesgo en los tumores de boca, laringe y esófago. Estos
    estudios parten de la relación concreta con el elevado consumo de cerveza
    (más de 2 l/día) que se llevó a cabo en Dinamarca en 1979, entre los
    trabajadores de una fábrica de cerveza. Lemon en 1964, ya advirtió que
    entre el grupo de población de los Adventistas del séptimo día, que son
    absolutamente abstemios, la incidencia de cáncer de boca, faringe esófago
    etc., era significativamente más baja que en el resto de la población americana.
 Parece que el alcohol tiene
    importantes efectos negativos sobre los tejidos con los que tiene contacto,
    no directamente sino a través de su metabolito el acetaldehido. Este efecto
    es mayor si la ingesta de alcohol se hace conjuntamente con el consumo de
    tabaco. Además, parece que el alcohol puede actuar como vehículo de otros
    carcinógenos. También se le relaciona con la disminución de la respuesta
    inmune, con ciertas alteraciones del metabolismo de las células
    epiteliales, favorece el transporte y la absorción de algunos compuestos
    cancerígenos y aumenta la sensibilidad general a otros. (Roger
    and Corner 1986). Otro aspecto que también es
    conocido es la malnutrición asociada al alcoholismo que constituye un
    factor de riesgo muy importante para la salud en general y para el cáncer
    en particular. 
 
    
 Se ha querido relacionar a
    estos edulcorantes, sobre todo a la sacarina, con tumores del tracto
    urinario. Los resultados de diferentes estudios son contradictorios. En
    unos se atribuye el peligro a la dosis (dosis altas constituyen un factor
    de riesgo), sin embargo otros estudios sugieren que no existe relación.
    Otros deducen que, probablemente, el efecto dependa de cada individuo. El metabolito al que se
    atribuía la culpa es el ciclamato, tras muchos estudios, diferentes
    organismos: Federal Drug Administration, la Cáncer Assessmente Comittee y
    la National Academy of Sciences of USA, concluyeron que no se podía
    demostrar que fuera cancerígeno. En la actualidad el edulcorante
    considerado más seguro es el aspartame. Sin embargo, recientemente han
    aparecido estudios en los que se expone que al calentarlo a la temperatura
    de 33º C (86º F) el alcohol del aspartame se convierte en formaldehído y
    posteriormente a ácido fórmico, provocando acidosis metabólica y
    reproduciendo los síntomas de la esclerosis múltiple. Sin embargo, no sólo
    su uso sigue estando autorizado en todos los países sino que está
    generalizando en todo tipo de productos "bajos en calorías". De todas formas, suponiendo que
    pueda existir un grado de verdad en todos los postulados y que los
    edulcorantes artificiales no son en absoluto necesarios, es bueno
    restringir su consumo. 
 
    
 Ahora se está en la línea de
    acusar a las sales biliares y al colesterol de ser transformados por
    las bacterias intestinales produciendo metabolitos cancerígenos. Otros
    mantienen que la irritación que provocan en la pared intestinal favorece la
    alteración tumoral. También se ha intentado implicar al colesterol mediante
    un mecanismo de acción a través de productos de su degradación. 
 
    
 Algunos conservantes
    alimentarios en los que se ha demostrado claramente su efecto
    carcinógenico, han sido retirados de las listas de productos que se pueden
    utilizar en alimentación. Cada año se elimina algún nuevo aditivo de las
    listas autorizadas por considerarse cancerígeno. Actualmente, son el BHT
    (Butylated hydroxytoluene) y el BHA (Butylated hydroxyanisol), que son
    empleados como antioxidantes en la conservación de los alimentos, los más
    "atacados" en este grupo de factores. Los resultados de
    diferentes estudios no son concluyentes, ya en su momento la FDA y NCI
    negaron su actividad cancerígena. Sin embargo recientes estudios los
    relacionan con la alteración celular en ratas.  
 
    
 Las nitrosaminas han llamado la
    atención a causa de su actividad como potentes carcinógenos. Éstas se
    producen como consecuencia de la reacción de los nitritos con unos
    compuestos que forman parte de la dieta habitual: las aminas. Los nitritos,
    por su parte, proceden de la oxidación de los nitratos, que también se
    encuentran habitualmente en la dieta, (alimentos salados, bebidas
    refrescantes, algunos embutidos, carnes, pescados, verduras, etc.). Estas transformaciones se
    pueden dar en diferentes partes del aparato digestivo, boca, esófago,
    estómago etc. Se le atribuye una mayor afectación sobre el cáncer gástrico.
    Por ahora, no se conoce el mecanismo de actuación concreto. Algunos alimentos, cuyo
    contenido en sal es elevado, pueden alterar las mucosas del tubo digestivo,
    de forma que lo hacen más vulnerable a la acción de estos compuestos. El consumo de cantidades
    adecuadas de vitamina C, verduras y frutas frescas puede contrarrestar el
    efecto nocivo. 
 
    
 El método empleado para
    preparar los alimentos ahumados, parece que se ha revelado como
    cancerígeno. Su efecto tóxico proviene de los hidrocarburos policíclicos
    que se producen en el proceso. En la actualidad, se
    seleccionan las maderas para el ahumado a fin de evitar el contenido en
    resinas y se aplican los métodos a bajas temperaturas. Estas precauciones
    disminuyen la cantidad de sustancias tóxicas. Se recomienda el consumo
    esporádico.   |