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Propiedades químicas del berkelio
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Elemento químico
número atómico 97, símbolo Bk, el decimoctavo miembro de la serie de los actínidos.
En esta serie de llena la capa electrónica 5f al mismo tiempo que en los
lantánidos (tierras raras) se va ocupando la 4f. Estas dos series de
elementos son muy semejantes en propiedades químicas, y el berkelio, salvo
pequeñas diferencias en el radio iónico, se parece mucho a su homólogo, el
terbio. El berkelio no se
encuentra en la corteza terrestre por no tener isótopos estables. Debe
prepararse por reacciones nucleares usando elementos blancos más abundantes.
Estas reacciones incluyen bombardeo con partículas cargadas, irradiación con
neutrones de reactores de alto flujo o producción en un dispositivo
termonuclear. El berkelio
metálico es químicamente reactivo, existe en dos formas cristalinas y se
funde a 986ºC (1806ºF). Lo descubrieron en 1949 S. G. Thompson, A. Ghiorso y
G. T. Seaborg en la Universidad de California en Berkeley y fue nombrado así
en honor de aquella ciudad. Se conocen nueve isótopos, cuya masa fluctúa
entre 243 y 251 y cuya vida media oscila entre 1 hora y 1380 años. El isótopo
de berkelio más fácil de producir es el 249Bk, el cual sufre
decaimiento beta con vida media de 314 días, y es una fuente valiosa en la
preparación de 249Cf. El isótopo de mayor vida media es el 247Bk
(1380 años), pero es difícil de obtener en cantidad suficiente para aplicarse
al estudio de su química. Efectos del berkelio sobre la salud El berkelio no se da
en la naturaleza, y no ha sido encontrado en la corteza terrestre, por lo que
no hay motivo para considerar su peligro para la salud. Sin embargo, todos
sus isótopos conocidos son radioactivos, y aunque solo se producen
artificialmente en laboratorios y son manejados por expertos, a continuación
mostramos algunos peligros para la salud de la radioactividad que deben
tenerse en cuenta: El desarrollo de la tecnología nuclear ha estado acompañado por
escapes tanto grandes como pequeños de radioactividad a la atmósfera, el
suelo, los océanos, los mares y las aguas subterráneas, mostrándose por todo
el mundo en la materia vegetal, animal e inerte. La radiación pasa de una
especie a otra y se concentra a través de la cadena alimenticia, sometiendo a
otros animales y a los humanos a sus efectos dañinos. La mayor amenaza de la radiactividad para la vida tal y como la
conocemos es los daños que produce en el material genético, la configuración
genética de todas las especies vivas. El daño genético producido por la
exposición a la radiación se acumula durante vidas y generaciones. Incluso exposiciones de baja dosis son carcinógenas después de
una exposición prolongada. La generación actual, la que ahora se encuentra en
el útero, y todas las que le sigan pueden padecer de cánceres, daños en el
sistema inmunitario, leucemias, abortos espontáneos, nacidos muertos,
deformidades y problemas de fertilidad. Mientras que muchos de estos
problemas para la salud van en aumento, los individuos no pueden probar que
la causa ha sido ni el incremento de la radiación de fondo ni la exposición
específica. Solamente la evidencia epidemiológica es científicamente
aceptable para imputar la causa. Quizás la más extrema consecuencia con el
tiempo será simplemente el cese total de la capacidad reproductora. La
radiación es una causa conocida de esterilidad. Efectos ambientales del berkelio El berkelio no se da en la naturaleza, y no ha sido encontrado
en la corteza terrestre, por lo que no existe razón para considerar sus
efectos en el medio ambiente. Sin embargo, todos sus isótopos conocidos son
radioactivos, y aunque solo se producen artificialmente en laboratorios y son
manejados por expertos, en el caso de que llegaran a afectar al medio
ambiente producirían cánceres, daños en el sistema inmunitario,
leucemias, abortos espontáneos, nacidos muertos, deformidades y problemas de
fertilidad en todos los seres vivos afectados.. Volver a la tabla
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