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Propiedades químicas del curio
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Elemento químico, Cm, de la serie de los actínidos,
con número atómico de 96. El curio no existe en el ambiente terrestre, pero
puede producirse en forma artificial. Sus propiedades químicas se parecen
tanto a las de las tierras raras típicas que, si no fuera por su
radiactividad, podría con facilidad confundirse fácilmente con uno de estos
elementos. Entre los isótopos conocidos del curio figuran los de número de
masa 238 a 250. El isótopo 244Cm es de particular interés a causa
de su uso potencial como una fuente compacta de fuerza termoeléctrica, al
utilizarse el calor generado por decaimiento nuclear para generar fuerza
eléctrica. El curio metálico puede producirse por
reducción del trifluoruro de curio, con vapor de bario. El metal tiene un
lustre plateado, el cual se pierde al contacto con el aire, y una densidad
relativa de 13.5. El punto de fusión es de 1340 (+/-) 40ºC (2444 +/- 72ºF).
El metal se disuelve con facilidad en ácidos minerales comunes, con formación
de ion tripositivo. Se han preparado varios compuestos sólidos
del curio y sus estructuras se han determinado por difracción de rayos X.
Éstos incluyen CmF4, CmF3, CmCl3, CmBr3,
CmI3, Cm2O3, CmO2. En los
lantánidos hay análogos isoestructurales de los compuestos de curio. Efectos del curio sobre la salud
El curio puede entrar en el cuerpo por
la ingesta de comida, de agua o por la respiración. La absorción
gastrointestinal de la comida o del agua es la fuente más probable de
cualquier depósito interno de curio en la población general. Tras la
ingestión, la mayor parte del curio es excretado del cuerpo en unos pocos
días y nunca entra en el flujo sanguíneo; solo alrededor del 0,05 % de la
cantidad ingerida es absorbida en el flujo sanguíneo. Del curio que alcanza
la sangre, alrededor del 45 % se deposita en el hígado, donde es retenido con
una vida biológica media de 20 años, y el 45 % se deposita en los huesos
donde es retenido con una vida biológica media de 50 años (en modelos
simplificados que no reflejan la redistribución inmediata). La mayor parte
del 10 % restante se excreta directamente. El curio en el esqueleto se
deposita principalmente en las superficies internas del hueso mineral y solo
se redistribuye lentamente a través del volumen del hueso.
El curio es generalmente un peligro para la salud solamente si
entra en el cuerpo; sin embargo, hay un pequeño riesgo externo asociado con
ciertos isótopos, por ejemplo curio 243, curio 245, y curio 247. Las principales
formas de exposición son la ingestión de comida y agua que contiene curio y
la inhalación de polvo contaminado con curio. La ingestión es generalmente la
exposición más preocupante a menos que haya una fuente cercana de polvo
contaminado. Debido a que el curio entra en el cuerpo con mucha más facilidad
si es inhalado que si es ingerido, ambas vías de exposición pueden ser
importantes. La mayor preocupación para la salud es los tumores de huesos
resultantes de la radiación ionizante emitida por isótopos del curio
depositados en la superficie de los huesos. En ratas expuestas a inyección intravenosa
de curio 242 y curio 244 fueron observados cánceres de esqueleto, y
cencerrees de pulmón y hígado en ratas expuestas por inhalación. Efectos ambientales del curio
Las pruebas atmosféricas de armas nucleares, que cesaron en 1980
en todo el mundo, generaron la mayor parte del curio ambiental. Los
accidentes y otros escapes de las instalaciones de producción de armas
nucleares han provocado contaminación localizada. El óxido de curio es la
forma más común en el medio ambiente. El curio es típicamente bastante insoluble y se añade
fuertemente a las partículas del suelo. La concentración de curio en las
partículas arenosas de suelo se estima que es alrededor de 4.000 veces mayor
que en el agua intersticial (en los espacios de poro entre las partículas del
suelo), y se une incluso más fuertemente a las margas donde las tasas de
concentración son incluso mayores (18.000).
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periódica. |