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LESIONES DEPORTIVAS DE LA CABEZA Y EL CUELLO |
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Las lesiones de la cabeza y cuello son los traumatismos
deportivos graves más frecuentes. Los cuatro deportes con máximo riesgo de este
tipo de lesiones en los estudiantes son el rugby, la gimnasia, el hockey sobre
hielo y la lucha libre.
Muchas lesiones cervicales no resultan ser más que pequeños
esguinces. El mecanismo de lesión cervical grave más frecuente es la sobrecarga
axial. A velocidades de impacto relativamente bajas, una sobrecarga axial puede
provocar fractura espinal o luxación, con resultado de tetraplejía (parálisis
completa de las cuatro extremidades).
Diagnóstico. Si el deportista está inconsciente y no se mueve, debe
realizarse una exploración inicial. En los deportistas con déficits
neurológicos focales o dolor brusco intensísimo de cuello hay que sospechar
siempre una lesión espinal del cuello, hasta que no la descarte una exploración
radiológica.
Tratamiento. Valorar rápidamente la vía aérea, la respiración y la circulación
del paciente, estabilizarle el cuello y trasladarlo a un servicio de urgencias.
Al retirar al deportista del campo de juego o del lugar donde ha ocurrido la
lesión, hay que tomar las debidas precauciones para su inmovilización correcta.
Si el deportista lleva casco, no se le debe quitar hasta que se encuentre en el
servicio de urgencias.
TRAUMATISMOS CRANEALES CERRADOS
La conmoción es una alteración del estado de
consciencia, con trastornos visuales o del equilibrio, etc., como consecuencia
de una afectación del tronco cerebral secundaria a un impacto.
El síndrome posconmocional consiste en la aparición
de cefalea (especialmente tras el ejercicio físico), trastornos del equilibrio,
fatiga, irritabilidad y trastornos de la memoria y de la concentración. Estos
síntomas pueden persistir varias semanas o incluso meses.
La arteria meníngea media discurre por un surco óseo
del cráneo y cuando ocurre una fractura craneal que lo atraviesa, la arteria se
desgarra y aparece el llamado hematoma epidural. Puesto que la
hemorragia es de sangre arterial, se acumula un coágulo a presión elevada que
puede provocar lesiones cerebrales graves.
En cambio, el hematoma subdural está causado por
rotura por impacto o desgaste crónico por traumatismos pequeños continuados, en
la red de venas aracnoideas que rodean el cerebro.
Diagnóstico/ Tratamiento. La identificación y clasificación de
una conmoción puede simplificar su tratamiento:
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Los
signos clásicos del hematoma epidural son la pérdida de la
consciencia durante un tiempo variable, seguida de una recuperación en la que
el paciente recobra una completa lucidez. A su vez, esta fase se sigue de otra
con inicio de una cefalea (dolor de cabeza) cada vez más intensa, disminución
del nivel de consciencia, dilatación unilateral de la pupila (por lo general,
se dilata la pupila del lado enfermo) y debilidad.
·
Los
pacientes con hematoma subdural agudo tienden a presentar un
intervalo de lucidez más prolongado después de la lesión y en el momento del
ingreso están conscientes con mucha mayor frecuencia que en el caso del
hematoma epidural.
En los pacientes con traumatismos craneales cerrados debe
realizarse una exploración neurológica completa, habitualmente con tomografía
axial computarizada (TAC) o resonancia magnética nuclear (RMN).
Obviamente, el paciente no debe volver a competir hasta que
hayan desaparecido todos los síntomas y se haya resuelto por completo el
problema.