La habilidad para romper superficies duras con las manos desnudas y los pies descalzos, no es el objetivo del Taekwondo sino que es únicamente el resultado natural de años de entrenamiento en los principios y técnicas básicos del arte. La práctica constante de los fundamentos del taekwondo acrecienta coordinación de fuerza, velocidad, y precisión a un grado extraordinario, y estas características constituyen la base de las técnicas del rompimiento.
La precisión es esencial. Uno debe considerar correctamente la distancia entre sí mismo y el objetivo, para atacar en el alcance de máxima fuerza. Si uno está demasiado próximo, no habrá espacio suficiente para que el movimiento de ataque adquiera la máxima velocidad para habrirse paso hacia el blanco. Si uno está demasiado retirado, su fuerza se disparará antes de llegar al objetivo. También es necesaria la precisión en la coordinación, para estar seguro de romper el punto débil del material del blanco con el punto de mayor fuerza del área de golpeo de la mano, el pie, etcétera, de manera que uno destroce s lastimarse la piedra o la tabla que tenga como objetivo. La fuerza, aunque es muy importante, no es suficiente por sí misma. En las técnicas de rompimiento, la fuerza es el producto de la precisión y la velocidad. La velocidad es la que provee la fuerza de choque necesaria para romper a través de materiales duros. Igual como la punta de una paja que, siendo arrastrada por la fuerza de un viento huracanado, puede hasta penetrar en el tronco de un árbol. El enfoque, esto es, la concentración de la fuerza, la velocidad y exactitud, es el principio eficaz que permite alcances que a los ojos de los legos o no iniciados parecen imposibles.
Existen ciertos factores para tomar en cuenta en el rompimiento:
· Elija materiales en el cual sea perceptible el grano que corra a lo largo, de tal manera que sea posibles partirlos al hilo en una línea bastante recta.
· La pieza seleccionada debe ser rectangular, más larga en dirección perpendicular al grano que ancha en dirección paralela al hilo; no deberá ser demasiado gruesa en proporción a su longitud y su anchura; debe ser bastante plana, cuando menos en el punto de contacto.
· La pieza por romper deberá estar sostenida por una estructura firme o por varios ayudantes, tan cerca de las orillas de su longitud, perpendicular al hilo, como sea posible (esto es importante en particular cuando uno está inciándose en el aprendizaje de las técnicas de rompimiento. Después, cuando el practicante haya adquirido la habilidad para ejecutar sus técnicas a gran velocidad, será capaz, por ejemplo, de romper tablas de madera, sostenidas flojamente con las yemas de los dedos de un asistente por un extremo, o flotando en una laguna de agua, o también cuando sean arrojadas al aire).
· Uno debe atacar el material del blanco a lo largo del grano, tan próximo al centro de la pieza como sea posible.
Al principio, uno deberá elegir materiales bastante fáciles de romper, para practicar la técnica sin temor a lastimarse y generar confianza para tareas más ambiciosas. No debe intentar romper una pieza a menos que esté previamente convencido de que puede hacerlo. Si falla en un intento de rompimiento puede menguarse la confianza del estudiante, y retrasar su entrenamiento por varios meses. Tablas de pino limpias son las mejores al principio, pues la madera es bastante blanda, el grano es recto, se percibe con facilidad y no hay nudos en la madera que hagan resistencia a la ruptura. La tabla a romper es normalmente de tres cuartos de pulgada (1.9 cm) de grosor, diez pulgadas (25 cm) de ancho (al hilo) y doce (30 cm) de largo (perpendicular al grano). Cuando el estudiante, con un golpe haya podido romper repetidamente con éxito una de esas tablas, y para ello utilice diferentes técnicas, como con el puño, el Ataque con mano de cuchillo, la Punzadura con la "base" de la palma, la Patada al frente, la Patada lateral y otras, puede entonces proseguir en el rompimiento de dos tablas, sostenidas juntas firmemente y con el hilo en la misma dirección: después lo hará con tres, cuatro, e incluso hasta cinco. Más adelante, podrá romper maderas más duras, como el abedul o el roble, y tablas cada vez más gruesas, hasta de tres (7.6 cm) o cuatro pulgadas (10 cm). Con el tiempo, puede llegar a romper bloques de cenizas volcánicas, ladrillos, piedras y hasta bloques de hielo.
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