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En la
celulitis, la grasa se agrupa formando una estructura acolchada, que se hace
más visible cuando existen kilos de más o cuando la piel es muy
fina o presenta flaccidez. Las zonas de localización preferente son:
caderas, muslos, rodillas, brazos, nuca y glúteos.
El proceso que origina la celulitis tiene su núcleo central en los
adipositos. En ellos se va a producir un mayor o menor almacenamiento de la
grasa en forma de triglicérido. Además, está relacionada
con la actividad hormonal de la mujer y con su capacidad reproductora, por lo
que la etapa decisiva para su instauración se produce durante la
pubertad, cuando los estrógenos -hormonas femeninas- hacen su
aparición y los nódulos grasos comienzan a adherirse a los
tejidos.
Las células adiposas del tejido conjuntivo aumentan con la grasa que
almacenan, se hinchan y oprimen las fibras de elastina y colágeno,
obstaculizando el transporte y la oxigenación de los tejidos.
Los líquidos sanguíneos invaden los tejidos adyacentes,
quedando estancados al no poder ser reabsorbidos totalmente por el sistema
linfático, originando una retención de toxinas, linfa y agua,
por lo que podemos afirmar que la celulitis no es únicamente la
consecuencia del aumento de las células grasas, sino que alrededor de
éstas se adhieren otros compuestos que pueden causar problemas
importantes, tanto de salud como estéticos.
El líquido retenido ocasiona una hinchazón (celulitis difusa o
no localizada, de tipo edematosa, blanda) que termina inflamando los tejidos
y endureciendo las fibrasde colágeno y elastina, que se retraen, dando
lugar a la "piel de naranja".
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La
progresión del proceso descrito anteriormente da lugar a un mayor
endurecimiento de las fibras de colágeno y elastina, con lo que
aumenta la inflamación (celulitis fibrosa).
Cuando el proceso afecta a los vasos sanguíneos y a las terminaciones
nerviosas, se produce el endurecimiento del tejido adiposo, que presenta un
aspecto acolchado (celulitis esclerótica)
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