Es la fuerza más
elevada que el sistema neuromuscular se halla en condiciones de
desarrollar con una contracción voluntaria. Prevalece el componente de
carga a costa de la velocidad. Resulta incrementada con cargas elevadas
(80/100% de la máxima).
Cuando la musculatura
actúa con una inversión rápida del movimiento y, por tanto, después de la
preextensión, se habla de la
fuerza de amortiguamiento y de acción pliométrica. La expresión fuerza absoluta se refiere al
desarrollo máximo de la fuerza sin tener en cuenta el peso corporal. Si,
por el contrario, se establece una relación entre éste y la fuerza se
hablará de fuerza relativa.
La fuerza especial es, en
cambio, el tipo particular de fuerza requerida por la disciplina
practicada.
La fuerza
depende de diversos factores:
- De la calidad de los haces musculares:
distribución en el músculo del conjunto de fibras rojas y blancas.
Con igualdad en el número de fibras, es más fuerte el que
porcentualmente presenta un mayor número de fibras blancas y
veloces.
- Del número de fibras que se consigue
activar: de hecho, es la frecuencia de los impulsos transmitidos por
las neuronas motrices para superar el umbral del mayor número de
fibras posible. Los impulsos motrices tienen una frecuencia de hasta
50 por segundo aproximadamente. El óptimo sincronismo de enervación
rápida y máxima de las fibras constituye lo que se define como coordinación intramuscular.
- De la coordinación óptima en la
intervención de los músculos sinérgicos: de hecho, el músculo
principal antagonista desarrolla mayor fuerza si a ello ayudan los
músculos secundarios que efectúan el mismo movimiento. Esta
situación se define como coordinación intermuscular.
- De la sección transversal del músculo:
incluso con igualdad en el número de fibras musculares, desarrolla
mayor fuerza el músculo cuya sección transversal es mayor,
aproximadamente 2/3kg por cm2.
- De los rozamientos internos: resultan
mayores en la contracción concéntrica porque absorben hasta 9/10 de
la energía desarrollada. Los rozamientos dependen de la viscosidad y
del grado de elasticidad de los componentes musculares. Estos
rozamientos, en cambio, son positivos en la contracción excéntrica
debido a que constituyen una "fuerza añadida" a la que
cabe desarrollar.
- Del aumento del peso corporal: aumentan,
de hecho, las secciones transversales de los músculos.
- De la disponibilidad de las reservas
energéticas y de la posibilidad de su utilización óptima: situación
mejorable con el entrenamiento específico.
- De la ejecución adecuada del movimiento:
cuanto mejor es la técnica de ejecución, más elevado es el rendimiento,
incluso en términos de fuerza máxima.
- De
la modulación adecuada de los músculos antagonistas: una contracción
excesiva de estos actúa en el sentido de obstaculizar el movimiento.
Hasta los 12/13 años
de edad, la fuerza presenta un desarrollo paralelo, tanto en los hombres
como en las mujeres. Después, se diversifica enormemente (por la
producción de andrógenos) hasta llegar a un diferencial del 30/40% a
favor de los hombres al alcanzar los 18/20 años de edad, en cuyo punto se
agota el desarrollo natural de la misma. La fuerza se estabiliza hasta
llegar a los 50 años de edad aproximadamente, después tiende a decrecer
en forma acusada.
El incremento de la fuerza máxima puede iniciarse, con criterios de
progresividad alrededor de los 13/14 años de edad.
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