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"No existe ninguna enfermedad, por terrible que sea, para
la cual el Creador no haya previsto en el mundo vegetal la cura
correspondiente", escribió Paracelso. No estaba equivocado: en
nuestros días la búsqueda de medicamentos para combatir
enfermedades consiste en rastrear el arsenal biológico del planeta. Si bien
es cierto que el remedio más saludable es el que no tomamos, la naturaleza
ofrece productos tan eficaces como los fármacos, con la ventaja de que
carecen de muchos de sus indeseables efectos secundarios.
No es
novedoso. Los gladiadores romanos se atiborraban de perejil y ajo antes de
una contienda. En la alta Edad Media europea, Hildegard von Bingen redactó
un tratado sobre el poder curativo de las manzanas, que en la actualidad ha
sido confirmado por la ciencia . Pero gran parte de la antigua sabiduría
natural se ha perdido. ¿Quién se desinfecta con miel, alivia el lumbago con
compresas de papas e ingiere col hervida para combatir las afecciones
cardíacas, o fermentada para cicatrizar sus heridas? ¿Cuántos saben que las
rodajas de puerro alivian el malestar ocasionado por las picaduras de
mosquito; una ración de acelgas elimina el cansancio, o el agua de avena
alivia las afecciones de garganta? Pocos conocen que el germen de trigo
contiene vitaminas A, D y E; que el puerro es bueno para la circulación
sanguínea o que el apio se cuenta entre los antídotos contra la celulitis.
¿Pueden
esas sustancias curativas naturales incorporarse a través de la comida? Los
médicos están de acuerdo, siempre que la dieta sea variada y correcta. Pero
¿cuál de ellas?
Las cocinas
macrobióticas, naturistas y vegetarianas recomiendan alimentos específicos
para restaurar el organismo y prevenir dolencias. Muchos las rechazan, pero
Mark Hegsted -especialista en nutrición de la Universidad de Harvard-
reflexiona: "Quienes dicen que tales puntos de vista no pueden
comprobarse, ¿están en condiciones de probar lo contrario, vale decir, que
lo que comemos no ha sido influido por la productividad agrícola-ganadera y
los manejos de la industria alimentaria?"
Pequeño
vademécum vegetal
El avance
de los conocimientos sobre nutrición permitió corroborar las propiedades curativas
de algunos alimentos. Claro que sus resultados pocas veces se perciben de
inmediato. No son en sí mismos una fuente de salud, aunque muchas
enfermedades pueden prevenirse (e incluso curarse) si esos alimentos se
incluyen en la dieta de forma adecuada.
No existe
ningún producto que contenga todos los nutrientes que nuestro organismo
necesita, pero las características de cada uno pueden aprovecharse al
máximo.
La pera es
digestiva y su mermelada, antitusiva. La lechuga beneficia a los insomnes;
las lentejas ayudan a combatir la anemia incipiente; la manzana rallada es
buena contra la bronquitis y para bajar la fiebre; el jarabe de membrillo
elimina la inflamación de garganta. Cítricos, kiwis y frutillas son fuentes
de vitamina C, importante reestructurador celular.
Un cóctel
vegetal nunca estará de más: los especialistas consideran que 35 por ciento
de los tumores podrían prevenirse modificando los hábitos alimentarios. Los
ricos en fibra (frutas, legumbres y cereales), por ejemplo, se apuntan como
alimentos anticancerígenos.
Un vaso de
jugo de uva puede incrementar la absorción de un importante número de
sustancias medicamentosas, como drogas para tratar la presión arterial
elevada (antagonistas del calcio), algunos inmunopresores, corticosteroides y
sedantes. El jugo inhibiría una enzima en el intestino delgado que
entorpece la absorción de los principios activos de aquellos fármacos.
En muchos
casos los medicamentos son imprescindibles, pero conviene saber que
tomarlos en forma prolongada puede afectar el estado nutricional, y que
algunos remedios impiden, o modifican, el aprovechamiento de los nutrientes
de los alimentos que se ingieren luego. Por ejemplo, los lácteos y la
tetraciclina -un antibiótico- se interfieren negativamente. En cambio, otros
alimentos potencian la acción de ciertos compuestos, como el arroz los
astringentes, o la fibra los laxantes.
Lista
saludable
La que
sigue es una lista de propiedades de los vegetales que el saber popular ha
recogido durante siglos:
- Repollo (revitalizador): desintoxica. Licuado,
alivia dolores nerviosos de muelas y de cabeza. Las compresas de hojas
de repollo alivian várices e infecciones en la piel.
- Papa (calmante): contiene almidón,
proteínas, provitamina A y vitaminas B y C. En rodajas, calma ampollas
por quemaduras o picaduras de insectos. Hervir la cáscara de un par de
papas e inhalar el vapor varias veces al día elimina la mucosidad.
- Cebolla (remineralizante): contiene azufre,
provitamina A, vitaminas B y C, hierro, yodo, silicio y sustancias
antibióticas. Es laxante y diurética, restablece el equilibrio de las
funciones orgánicas. Consumida en abundancia previene resfríos.
Descongestiona, refuerza las defensas y el sistema nervioso.
- Nuez (desintoxicante): la verde contiene vitamina
C, varias del grupo B, proteínas, lípidos y azúcares asimilables. De
las secas se extrae un aceite muy bueno para suavizar asperezas. La
cocción de la cutícula que rodea la pulpa de la nuez (se desprende
poniendo en remojo las nueces peladas durante toda la noche) fortalece
las encías doloridas. Ese mismo líquido, frío y aplicado en compresas,
mitiga las ampollas de los pies. Unas hojas de nogal en infusión
desintoxican la sangre.
- Banana (energética): calma el dolor de
estómago, protege la mucosa estomacal de los ácidos gástricos,
previene úlceras y combate el estreñimiento (verde, tiene mucho
almidón, que es astringente). Rica en potasio, ayuda a regular la
tensión arterial y es antidepresiva. La cáscara de las muy maduras,
colocada como apósito, elimina verrugas y callos. Es una fuente de
magnesio, nutriente que ayuda a convertir alimentos en energía y es
vital para la transmisión de impulsos eléctricos a lo largo de
músculos y nervios.
- Espárrago (depurativo): rico en minerales, provitamina
A y vitaminas B1, B2, B3 y C. Favorece el drenaje de riñones,
intestinos, hígado, pulmones y piel. Es diurético y depurativo y si se
come crudo resulta remineralizante. Calma las palpitaciones cardíacas
y es bueno para diabéticos, pues disminuye la glucosuria. Su jugo
evita hemorragias y vómitos durante el embarazo. Es laxante. Una dieta
desintoxicante consiste en tomar dos días espárragos frescos crudos o
cocidos con perejil, estragón, flor de tomillo y dos cucharadas de
aceite de oliva.
- Ajo (antibacteriano): contiene por lo menos dos
antibióticos naturales eficaces y una sustancia a la que atribuyen
supuestas propiedades anticancerígenas. Es antihelmíntico (repele
parásitos), activador de la circulación sanguínea, antirreumático y
descongestivo. El dolor de muelas puede aliviarse con un diente de ajo
sobre la parte afectada. Su jugo elimina hongos de los pies y ayuda a
ablandar callosidades.
- Perejil (expectorante): contiene vitamina C y
aceites volátiles. El jugo fresco de perejil con leche caliente
favorece la expectoración en casos de catarro y bronquitis. Depura la
sangre, el tracto digestivo y las vías urinarias. Para regularizar el
ciclo menstrual, una o dos tazas diarias de infusión de semillas, o
tres cucharadas de jugo fresco de hojas. Los baños de infusión
concentrada mitigan la conjuntivitis.
- Limón (desinfectante): una buena dosis todos los
días favorece el rendimiento físico e intelectual y desintoxica. El
jugo en un vaso de agua templada combate artritis y reumatismos. Su
pulpa contiene pectina, eficaz para bajar el colesterol. Para atenuar
la psoriasis, aplicar una mezcla en partes iguales de agua de
hamamelis, yema de huevo y jugo de limón.
- Algas (polivalentes): combaten la celulitis, la
flaccidez y las arrugas. En general todas las especies tienen varias
vitaminas, oligoelementos, yodo, sales minerales, proteínas y
glúcidos. Algunas tienen propiedades anticoagulantes; sus derivados
son reguladores intestinales y termostáticos. La espirulina es el
alimento de mayor contenido proteico (entre 70 y 80 por ciento).
- Miel (bactericida): excelente sustituto del
azúcar refinado. Está compuesto de fructosa y glucosa, aunque también
contiene aminoácidos, proteínas, enzimas, minerales, pigmentos y
sustancias aromáticas y bactericidas, eficaces contra las afecciones
rinofaríngeas.
- Zanahoria (rejuvenecedora): llega a tener 12.000 UI
(unidades internacionales) de provitamina A por cada 100 g y buen
aporte de cobre. El jugo fresco es aconsejable en personas de estómago
delicado. Contiene todos los aminoácidos esenciales y sus carotenos
(sustancias precursoras de la vitamina A) la hacen beneficiosa en
casos de afecciones de vista y piel. Como puré, regula la función
intestinal y es empleada para controlar los procesos diarreicos.
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