Los
riesgos de las dietas de adelgazamiento rigurosas
Errores usuales relativos a las dietas de adelgazamiento
Las dietas de moda o de temporada engloban una amplia gama de modalidades,
la mayoría interesadas y oportunistas, acompañadas de aparato mediático y
publicitario, en las que normalmente se requiere poco esfuerzo para su
cumplimiento, y en las que se suelen apreciar con inmediatez los efectos de
pérdida de volumen y peso. En el mejor de los casos son inofensivas, pero en
otros altamente peligrosas por el déficit calórico y/o la restricción o exceso
de nutrientes. Entre éstas se podrían incluir la mayoría de las conocidas como
dietas desengrasantes de amplia difusión en medios de comunicación: del limón,
de la piña, del pomelo, de la sopa antigrasa... En ellas, se suele hacer una
dieta hipocalórica desajustada, por lo que se aconseja no iniciarlas ni
alargarlas.
Las dietas realizadas a base de sólo frutas o zumos de frutas son
deficitarias de calorías y nutrientes. Prácticamente, solo aportan agua e
hidratos de carbono, siendo carentes de proteínas. Al ser muy bajas en
calorías, se pierde peso con facilidad, pero no sólo a expensas de grasa sino,
también, de agua y proteínas del organismo, ya que éste se ve obligado a
consumir las propias de sus músculos y vísceras. El desgaste muscular puede
ocasionar serios problemas de salud cuando sucede a niveles de órganos tan
importantes como el corazón.
En las dietas vegetarianas puras (no incluyen huevos, lácteos, miel)
podemos encontrar deficiencias de algunos nutrientes, con carencias de
determinados aminoácidos esenciales (proteínas), calcio, hierro y vitaminas
B2, B12 y D. Precisan de conocimiento para combinar los alimentos, pudiendo
acarrear estados carenciales y alteraciones del crecimiento, por lo que se
desaconsejan especialmente en niños, jóvenes, ancianos, enfermos, embarazo y
lactancia.
Las dietas cetogénicas se hacen a base de alimentos ricos en proteínas y/o
grasas (carnes, pescados, huevos, lácteos, aceites), con muy bajo contenido en
vitaminas B, C y E, hidratos de carbono y fibra (al carecer de alimentos
vegetales), lo que genera una mayor cantidad de acetona o cetosis. Su carácter
hipergraso y/o hiperproteico favorece el aumento de los niveles de colesterol
y de ácido úrico; la ausencia de fibra el estreñimiento; y la acidosis, junto
a la pérdida de agua, el déficit de minerales importantes: calcio, magnesio y
potasio.
Las dietas disociadas se basan en no mezclar alimentos proteicos (carnes,
pescados, huevos) con otros ricos en hidratos de carbono (patatas, pastas,
arroz, pan) por una supuesta interferencia en su digestión y metabolización.
Este argumento es erróneo, y, aunque en principio pueden ser inofensivas, a
largo plazo se tornan hipocalóricas y pueden conducir a carencias específicas.
Las dietas macrobióticas se realizan en una secuencia de fases. Las cinco
primeras incluyen raciones decrecientes de alimentos de origen animal y las
cinco restantes se convierten exclusivamente vegetarianas, con aportes
crecientes de cereales. Contemplan una restricción progresiva de agua, con
riesgo de deshidratación y daño renal. La explicación de la pérdida de peso es
que paulatinamente se entra en una reducción energética global. Es preciso
llamar la atención acerca del desequilibrio en factores nutricionales
esenciales, ya que pueden aparecer carencias proteicas, limitación de
vitaminas, así como de hierro y calcio; por lo que no son aconsejables bajo
ningún concepto.
El uso de laxantes y diuréticos, aislados, o asociados entre sí o a dietas
estrictas, pueden provocar complicaciones graves como fallos metabólicos,
cardiacos y renales; propios de los desequilibrios electrolíticos (pérdida de
calcio, potasio y magnesio) y la deshidratación. La disminución de peso se
debe a la pérdida de agua, y no de tejido graso. Se desaconseja el uso de
ambos, como método de control del peso, sobretodo combinados o asociados a
dietas restrictivas.
Los llamados fármacos milagro engloban un conjunto de preparados (fármacos
y fitofármacos), sin el adecuado control sanitario, que incluso se expenden
por correspondencia, y que contienen una serie de sustancias, con frecuencia
combinadas, (laxantes, diuréticos, estimulantes tiroideos, hormonas tiroideas,
estimulantes, ansiolíticos, derivados anfetamínicos, extractos de glandulas
endocrinas...), cuya actividad, además de ineficaz para el control del peso,
muchas veces puede ocasionar serios problemas de salud.
Recomendaciones sobre las dietas de adelgazamiento
No inicie dietas de adelgazamiento sin precisarlo (obesidad o sobrepeso),
y no se deje engañar por anuncios sobre métodos fantásticos, ni tome
medicamentos para perdida de peso sin que los haya prescrito su médico.
Utilice, cuando lo considere necesario, el conveniente asesoramiento sanitario
y denuncie las irregularidades que observe al respecto.
Toda dieta restrictiva debe realizarse de forma individualizada, o
dirigirse a grupos específicos localizados, y, siempre, bajo control por parte
de profesionales competentes y/o centros reconocidos, debido a los riesgos que
puede acarrear para la salud, sobretodo en enfermos, niños, jóvenes, ancianos,
embarazo y lactancia.
La publicación de dietas, y las restrictivas en particular, y la
publicidad sobre otros métodos para adelgazamiento, en medios de comunicación
social, debería estar regulada por normativa y controlada por los
correspondientes órganos sanitarios.