En
este apartado hacemos un resumen de aquellos puntos clave que
siempre hay que tener en cuenta y asegurar en la dieta del
anciano.
Aporte
energético
Debe estar de acuerdo con el ejercicio físico
realizado, y ayudar al mantenimiento del peso deseable en el
anciano. Se debe recurrir a la suplementación cuando se sospeche de
dieta restringida.
Proteínas
Debe cubrir los aportes necesarios y estar en
consonancia con una buena función renal. Se deben cubrir las
necesidades proteicas según el siguiente esquema:
- El 60% proteínas de origen animal, carnes magras a la plancha,
pescados cocidos o al vapor y una cantidad orientativa de 3 huevos
a la semana (cocidos o pasados por agua).
- El 40% restante aportado por proteínas de origen vegetal,
combinando legumbres y verduras, o legumbres y cereales para
mejorar la digestibilidad y completar la tasa de aminoácidos
esenciales.
Grasas
La ración lipídica debe corresponder al 30% de la
ración energética total distribuido de la siguiente
manera:
Hidratos de carbono
Deben representar el 55-60% del aporte calórico
diario, con predominio de los hidratos de carbono complejos. No se
debe pasar del 5% en forma de azúcar refinado. Se debe racionalizar
la utilización de edulcorantes.
Minerales y
vitaminas
Para cubrir las necesidades de estos nutrientes se
deben aportar diariamente al menos:
Derivados
lácteos: 2-3 raciones diarias. Los derivados lácteos
ricos en ácido láctico tienen ventajas en cuanto a la posible
absorción de calcio frente a la leche y los quesos.
Verduras y
hortalizas: 2 ó más raciones diarias. Las ensaladas
se prepararán troceando sus componentes en trozos finos. En caso de
dificultad para la masticación se administrarán zumos de frutas
naturales. Las verduras se cocinarán preferentemente al vapor y si
es necesario se suministrarán en forma de purés o cremas.
Frutas: Se consumirán maduras, bien lavadas
y preferentemente sin piel. Es necesario aportar 2-3 raciones
diarias en forma de piezas, macedonias, purés, papillas, zumos,
según la demanda.