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¿Qué comer si tienes resistencia a la insulina?
La situación de resistencia a la insulina está muy vinculada a otras patologías y forma parte de lo que se conoce como prediabetes, es un estado en el que nuestro cuerpo todavía no ha desarrollado una diabetes tipo 2 pero está muy cerca de ello, la buena noticia es que tenemos margen de mejora y que si seguimos unos hábitos de vida saludables podríamos llegar a evitarlo.
El enfoque nutricional es muy parecido, sólo que además no estaremos tan condicionados con la medicación dado que muchas veces en el tratamiento de la diabetes tipo 2 se suele incluir insulina o el uso de antidiabéticos orales
Los pilares fundamentales que trabajaremos serían los siguientes:
1) El estado nutricional. La resistencia a la insulina se ve favorecida por un excesivo acúmulo de grasa, así que seguir una alimentación que esté enfocada a la pérdida de grasa (especialmente visceral) es muy efectivo. La mejor forma de hacerlo es con una alimentación saludable, con los mismos consejos que compartimos cada semana en el consultorio. Me permitiría destacar que en este caso tiene todavía más importancia la actividad física, dado que mejora la sensibilidad de nuestro cuerpo a la insulina y va a hacer que la situación mejore mucho más.
2) Fuentes y cantidad de hidratos de carbono. Como nuestro cuerpo no tolera de una manera tan adecuada a los hidratos de carbono es importante restringir aquellos que no sean saludables (dulces, bollería, refrescos...), Esto no quiere decir que tengamos que limitar aquellas fuentes que sean saludables como las legumbres, las frutas y las verduras, pero sí que debemos prestar atención a que alimentos como las patatas, el arroz o las pastas, estén acordes a nuestra actividad física. Si no estamos haciendo mucho ejercicio, es mejor que tengan menos importancia en nuestra alimentación.
3) Origen de la proteína. En las últimas dos décadas hemos avanzado mucho a nivel científico sobre cómo el consumo de proteína de origen animal no es el más adecuado para la prevención y para el manejo de la diabetes, por ese motivo es importante aumentar la cantidad de legumbres que tomamos a la semana y que especialmente lo hagamos reduciendo la cantidad de carnes y huevo. También sabemos que da buenos resultados el incluir bebidas vegetales en sustitución de lácteos, de modo que si te gusta la bebida de soja también puede ayudar a reducir quesos y leche.
Te dejo por aquí un material que puede serte útil en el que está todo resumido:
¿Es bueno comer fruta por la noche?
Sin ningún problema podemos tomar fruta por la noche. Simplemente deberíamos considerar esa ración de fruta como otra fuente de hidratos de carbono saludable.
Es muy curioso cómo se han compartido un montón de bulos acerca de que la fruta por la noche es perjudicial, llegando a decir frases pseudocientíficas del estilo “fermenta en el estómago” o que “es pesada de noche”. Sorprende ver cómo un alimento de estas características tiene tan mala fama popular, pero por el contrario está completamente normalizado cenar una hamburguesa, una ración de pizza, e incluso tomar un vaso de leche antes de dormir; cualquiera de estos tres ejemplos serían mucho más pesados y menos adecuados, y aún así los vemos con absoluta normalidad
Sí que me deberiamos saber que no sería ideal cenar solamente fruta, que es por cierto, una rutina que mucha gente hace especialmente si se siente pesada o no le apetece preparar algo para cocinar por la noche. Si lo hacemos de forma eventual no hay problema, pero nuestro diseño de comidas normalmente tiende a incluir tanto en la comida como en la cena una ración de verduras y otra de proteínas. En nuestra sociedad es muy extraño que una persona consuma verduras o fuentes de proteína entre horas, y si no estamos aprovechando la cena para incluirlas, deberíamos vigilar que nuestra alimentación a lo largo del día las incorpore.
Volviendo a una cena típica y que incluya fruta de postre, podríamos preguntarnos, ¿Qué mejor postre hay que no sea fruta? Normalmente las familias que no consumen fruta de postre llenan ese hueco con yogures azucarados u otros postres lácteos, de modo que consumir fruta es también una garantía de que no entren otros productos menos interesantes a nivel nutricional. Otro motivo más para que esté presente también en el postre de la cena.
Las frutas que puedes comer por la noche para dormir mejor
Comer fruta por la noche no es para nada malo, de hecho, puede ayudarte con los problemas de sueño, pues muchas piezas son un suplemento natural de melatonina, triptófano y serotonina.
Casi un 50% de la población adulta española, y un 25% de la infantil, no descansan bien. Según datos de Sociedad Española de Neurología (SEN) eso supone unos 12 millones de personas en nuestro país. Quienes tenemos problemas de sueño, andamos siempre a la búsqueda de todo lo que pueda ayudarnos a conciliarlo. Además de seguir una higiene correcta del sueño, gadgets y accesorios, una dieta adecuada, trucos para dormir, e incluso técnicas de respiración, esa ayuda puede estar más cerca de lo que pensamos: en nuestro frutero.
Algunas frutas pueden ser una gran ayuda a la hora de facilitar el sueño gracias a su composición. Algunas contienen melatonina, la hormona que influye en el ciclo de sueño y vigilia, o triptófano, un aminoácido que ayudar a producir melatonina y serotonina, ambas reguladoras del descanso. Al contener estos elementos naturales, pueden ayudar a mejorar la conciliación del sueño, con sólo comerlas o beberlas en zumos naturales –siempre mejor recién preparados–. Tomarlas puede servir para dormir mejor y más profundamente. Te contamos cuáles son y qué las hace tan especiales.
Las cerezas
Estamos justo en temporada, por eso, nada como poner un cuenco de cerezas lavadas para tomar tras la cena y preparar el cuerpo para el sueño. Las cerezas son la fruta con mayor contenido en melatonina y triptófano. Sobre todo, las variedades más ácidas como la especie Prunus cerasus.
Conocidas por hacerse un popular licor con ellas y habituales de muchas recetas de repostería, además son una gran fuente de antocianinas, unos potentes antioxidantes ayudan a recuperar los músculos tras una buena sesión de ejercicio. Mientras las picotas serían una variedad dulce, emblema del Valle del Jerte, las guindas o cerezas ácidas estimulan la producción de melatonina, una hormona muy indicada para regular los ciclos del sueño.
El plátano
Los plátanos son una fuente de vitamina B6, que ayuda a elevar los niveles de serotonina, una sustancia química que el cuerpo produce de forma natural y que promueve el buen funcionamiento de las células nerviosas y el cerebro. Así se logra mejorar el rendimiento de los neurotransmisores relajantes, que afectan la calidad del sueño.
También contienen triptófano, que a su vez aumenta la producción de serotonina y, por lo tanto, también de melatonina. Además, los plátanos ayudan con otro de los más frecuentes trastornos del sueño, el síndrome de piernas inquietas, que suele estar causado por una deficiencia de magnesio. Y, ¿adivinas?, el plátano es muy rico en ese mineral, así como en potasio. Ambos ayudan a relajar los músculos sobrecargados y a que tus piernas también duerman felices y relajadas.
Por cierto, conviene tomarlos antes de acostarse, pero mejor si no están muy maduros, además contienen menos azúcares. Son una gran fuente de almidón resistente, que ayuda a generar bacterias saludables en el cuerpo y se digiere lentamente, sin aumentar el nivel de azúcar en la sangre. Todo son beneficios. Y mejor aún si son de Canarias, nuestros favoritos.
El kiwi
El kiwi, además de vitamina C, posee un alto contenido en vitamina B9 y serotonina. Un estudio de la Sociedad Americana de Nutrición ha mostrado que las personas que comieron dos kiwis una hora antes de acostarse se durmieron más rápido, durmieron más y tuvieron un sueño de mejor calidad. Se cree que el kiwi contribuye al sueño por sus altos niveles de serotonina, su capacidad para abordar las deficiencias de ácido fólico, que ayuda a prevenir las alteraciones de los patrones de sueño.
Además, han concluido que ayuda a disminuir la latencia del inicio del sueño, o sea el tiempo que se tarda en conciliarlo. Así que puede ser una buena idea aumentar el consumo de esta fruta tropical, ya asentada en nuestro país.
La piña
Otra fruta muy recomendable antes de irse a dormir es la piña. Posee más beneficios incluso que el plátano para aumentar la melatonina. Según una investigación de la Sociedad Química Americana, comer piña puede aumentar hasta en un 266 % la producción de melatonina, en comparación con un aumento del 180 % con las bananas y un aumento del 47 % con las naranjas.
Además, esta fruta tropical ayuda en la digestión, lo que evita incomodidades nocturnas que pueden interferir el sueño, gracias a la bromelina que contiene, una enzima clave que además ayuda a prevenir el estreñimiento y la inflamación.
La fresa
Las fresas son conocidas por combatir las alergias y el asma, por estimular el sistema inmunológico y por ser una potente fuente de Vitamina C. De hecho, una porción equivalente de fresas contiene más que una naranja. Pero además, tiene niveles muy altos de antioxidantes que, según los expertos de la Fundación Nacional del Sueño de EE.UU, ayudan a mejorar los trastornos del sueño. Si tenemos en cuenta que también posee una significativa presencia de melatonina, no queda más que concluir que las fresas pueden ayudarnos a promover un sueño más saludable.
La naranja
Las naranjas pueden aumentar la melatonina en el organismo en aproximadamente un 47%. Pero esa no es la única razón por la que se recomienda comerlas para mejorar el sueño. Además, son una gran fuente de vitaminas B, que ayuda a dormir de varias maneras.
Por un lado, reducen la ansiedad y la depresión. Además, mejoran la regularidad del ciclo de sueño y vigilia y ayudan en la síntesis de serotonina, dopamina y gaba, el principal neurotransmisor promotor del sueño en nuestro cerebro. Su potencia es tal que incluso las flores de los naranjos, en infusión, pueden ayudar a conciliar el sueño.
El aguacate
Los aguacates poseen un alto contenido de magnesio, considerado el mineral del sueño porque es el que mejor ayuda a promoverlo. Por eso, cuando te falta este mineral esencial, puede resultarte más difícil conciliar el sueño y tener un descanso de calidad.
Agregar alimentos ricos en magnesio como el aguacate a tu dieta puede ayudar a promover el sueño profundo. Otras de las ventajas del magnesio es que es un relajante natural que ayuda a desactivar la adrenalina. Como resultado, te despiertas más descansado después de una noche de sueño profundo. ¡Como si nos hicieran falta razones para tomar una tostada de este alimento! Eso sí, conviene consumirlo un par de horas antes de dormir para notar sus efectos.
El tomate
Que los tomates son uno de los grandes protagonistas del verano en España es un hecho. No hay más que pensar en el salmorejo o el gazpacho para tenerlo claro. Pero además, esta fruta es rica en el fitonutriente licopeno, un pigmento carotenoides que es uno de los antioxidantes más efectivos, y que ayuda a permanecer dormido.
Para absorber el licopeno más fácilmente , lo ideal es consumir el tomate calentado con algo de grasa. Una opción puede ser darle un toque en el horno o la freidora de aire, con una cucharadita de postre de aceite de oliva y unas hojas de albahaca, que reduce los niveles de cortisol. Una combinación perfecta para dormir mejor.
Todavía hace falta investigación, pero el vinagre de manzana podría tener múltiples beneficios para la salud, entre ellos contribuir a mejorar la calidad del sueño o reducir el azúcar en sangre.
El vinagre de manzana se elabora mediante fermentación, durante la cual la levadura y las bacterias transforman los carbohidratos, primero en alcohol y, luego, en ácido acético, que confiere al vinagre su sabor y olor penetrantes y, según sugieren las investigaciones, sus beneficios para la salud.
Pero según Carol Johnston, profesora de nutrición de la Universidad Estatal de Arizona, aunque algunas de las afirmaciones sobre la salud relacionadas con el vinagre de manzana tienen cierto fundamento científico, todavía hacen falta más investigaciones que corroboren sus efectos. Sea real o no, lo cierto es que muchas personas aseguran que el vinagre de manzana es un alimento muy saludable, con ciertos beneficios como el de perder peso, como es el caso de Victoria Beckham, una de sus firmes defensoras. Pero no es la única de sus propiedades. De hecho, también puede ayudarte a dormir mejor.
Si te animas a probarlo, los expertos recomiendan el uso de versiones sin filtrar y no pasteurizadas para que contengan todas sus bacterias y carbohidratos no digeridos. Esto es lo que se llama la madre del vinagre, que tiene efectos sobre los niveles de azúcar en sangre, además de contener una mayor cantidad de polifenoles, que tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Descubre todos sus beneficios.
Controla el azúcar en sangre
Carol Johnston afirma que el vinagre de manzana ayuda a controlar los niveles de glucosa en sangre. Su afirmación se basa en un estudio realizado en 1988, que demostraba que el ácido acético puede reducir los picos de azúcar en la sangre de las ratas tras administrarles una solución de almidón.
A raíz de esta investigación, Johnston y otros investigadores realizaron varios estudios para comprobar sus efectos en humanos y descubrieron que beber una o dos cucharadas de vinagre de manzana mezclados con agua antes de comidas ricas en carbohidratos produce subidas menos drásticas de glucosa en la sangre. Una de sus firmes defensoras para conseguir este efecto es Jessie Inchaupsé, más conocida como la Diosa de la Glucosa, que recomienda tomarlo siempre antes de las comidas.
Ayuda a perder peso
Según un estudio de 2009 en el que participaron 155 adultos en Japón, quienes tomaron dos cucharadas de vinagre de manzana todos los días durante tres meses, perdieron alrededor de 2 kilos. Y más recientemente, en un ensayo realizado en 2024 con 120 personas de entre 12 y 25 años en el Líbano, se concluyó que quienes tomaron una cucharada de vinagre de manzana con agua cada mañana durante tres meses perdieron un promedio de 6,8 kilos.
Eso sí, otros tantos estudios similares no encontraron ninguna relación entre el consumo de vinagre de manzana y la pérdida de peso, por lo que los resultados no son concluyentes.
Según Beth Czerwony, nutrióloga de la Clínica Cleveland, si el vinagre contribuye a la pérdida de peso puede deberse a su capacidad para ralentizar la digestión, lo que aporta sensación de saciedad.
Mejora la salud intestinal
Tamara Duker Freuman, nutrióloga de Nueva York especializada en afecciones digestivas, asegura que muchos de sus pacientes que beben vinagre de manzana antes o después de las comidas ven sus síntomas de reflujo ácido reducidos.
Según Nitin Ahuja, gastroenterólogo de Penn Medicine, no existe evidencia científica al respecto, aunque si estos síntomas se reducen podría ser porque el ácido del vinagre puede hacer que se produzca menos ácido estomacal, por lo que es más difícil que se escape hacia el esófago.
Reduce el colesterol
Según un estudio realizado en 2018, entre los usos del vinagre de manzana se encuentra el de ayudar a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos de forma notable. Los resultados mostraron una pequeña bajada de peso corporal de entre uno y dos kilos, una reducción del índice de masa corporal y de la cantidad de grasa visceral, además de disminuir la circunferencia de la cintura y de los niveles de triglicéridos.
5. Mejora la calidad del sueño
Tomar vinagre de manzana antes de dormir puede mejorar la calidad general del sueño, ya que contiene triptófano. Este produce en el cuerpo melatonina y serotonina, lo que disminuye problemas como el insomnio.
El triptófano es un aminoácido necesario para el crecimiento normal en los bebés y para la producción y mantenimiento de las proteínas, músculos, enzimas y neurotransmisores del cuerpo. Según MedlinePlus, la melatonina ayuda a regular el ciclo de sueño y vigilia y se cree que la serotonina ayuda a regular el apetito, el sueño, el estado de ánimo y el dolor.
Consulta sobre el Platano
De verde a negro: así cambian los nutrientes de un plátano cuando madura
Según avanza el proceso de maduración, el almidón
resistente presente en algunos alimentos como el
plátano o las patatas se va rompiendo, lo que afecta
a su sabor y composición nutricional
El grado de maduración de las frutas y verduras puede afectar tanto al sabor como a los nutrientes que contienen. Y es que, a medida que avanza este proceso, el almidón resistente presente en algunos alimentos como el plátano, la patata, los guisantes o el maíz se va rompiendo y se forman azúcares simples. Lo ha explicado la profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Amparo Gamero, en un artículo difundido recientemente por el centro. "Por eso las frutas u hortalizas verdes son más ácidas y cuando maduran son más dulces", afirma la experta.
Pero esto no solo repercute en su dulzor. Gamero pone un ejemplo para explicarlo. "Cuando el plátano está algo maduro (momento en que pasa de color verde a amarillo) es rico en fibra y bajo en azúcares, pero cuando madura un poco más (su piel presenta puntos negros), además de mantener aún un alto contenido en fibras, incrementa la cantidad de antioxidantes", cuenta. En este punto, esta fruta puede ser adecuada para intolerantes a ciertos azúcares simples.
Cuando aparecen manchas negras en el plátano, aumenta su contenido en antioxidantes
El nivel nutricional del plátano vuelve a cambiar cuando la piel se torna negra. "Aquí caen las vitaminas y los minerales, y el almidón se rompe en azúcares simples", concreta Gamero. Les sucede lo mismo a los tubérculos como la patata y el boniato: si se conservan en frío (por debajo de 8 grados), con el paso del tiempo se tornan más dulces.
Pero el proceso de maduración no es lo único que modifica el almidón. También cambia cuando se cocina y se enfría posteriormente. "En este caso, el almidón se gelatiniza y luego se retrograda, y parte de este almidón retrogradado se convierte en almidón resistente", señala la experta, cosa que sucede sobre todo con el pan, la pasta y los cereales.
Se lo llama almidón resistente porque no es digerible para nuestras enzimas digestivas y llega intacto al colon, donde fermenta y favorece el desarrollo de bacterias beneficiosas. "Además, hace que el alimento tenga un índice glucémico más bajo, es decir, provoca menos picos de glucosa en sangre y, por lo tanto, es más saludable porque a la larga hay menos riesgo de sufrir diabetes", señala Gamero.
La experta termina explicando que este tipo de almidón tiene propiedades beneficiosas para el desarrollo de la microbiota y, por lo tanto, puede ayudar a prevenir y tratar diversos trastornos metabólicos, entre los que está la diabetes.
¿Y qué ocurre si como fruta por la noche o para cenar?
A pesar de la mala fama que tiene la fruta en lo que a perder peso se refiere, lo cierto es no hay evidencia de que comer fruta por la noche provoque un aumento de peso. «De hecho, si vas a comer algo antes de acostarte, la fruta es una de las mejores opciones que puedes tomar», asegura Ali Webster, del Consejo Internacional de Información Alimentaria.
Las frutas, por lo general, son bajas en calorías, altas en fibra y son una buena fuente de vitaminas, minerales y antioxidantes. El consumo de este alimento también se asocia con un menor peso corporal y un menor riesgo de padecer obesidad.
Así, pues, sí que es recomendable comer fruta para cenar, sobre todo si elegimos las de bajo índice glucémico y si no nos comemos la frutería entera. Y ocurre lo mismo con la mayoría de hidratos de carbono complejos, pues no se trata de que los hidratos engorden por sí solos, sino sobre todo del momento de consumo y de la cantidad. Como en casi todo en nutrición, los culpables serán más bien las proporciones que el nutriente en sí.
Si nos comemos, por ejemplo, tres piezas de fruta de bajo índice glucémico por la noche, es casi imposible que se conviertan en grasa. Para que todos lo entendamos: los hidratos de carbono convierten la glucosa en energía que utilizaríamos para hacer ‘funcionar’ el organismo. Esa energía se conserva en el hígado y, en menor medida, en los músculos cuando no se utiliza, y se convierte en glucógeno. Es decir, los hidratos que no utilizamos o que no convertimos en glucógeno, los acabamos almacenando como grasa.