La fibra
La importancia de la fibra como elemento nutricional va mucho más allá
de su poder para regular la función intestinal. Sin lugar a dudas, los
efectos preventivos de enfermedades gastrointestinales y cardiovasculares
hacen de la fibra un componente indispensable de la dieta diaria.
Durante mucho tiempo se pensó que la fibra no era necesaria para el
ser humano porque no podía se digerida. Se creía entonces que para
mejorar los alimentos ésta debía eliminarse por medio de
procedimientos industriales. Sin embargo, investigaciones realizadas han
demostrado que la fibra forma parte esencial de la nutrición, por lo que
actualmente se recomienda su consumo a diario.
Elemento constitutivo de las paredes celulares y estructuras
intercelulares de las plantas, la fibra es uno de los componentes más
abundantes de la naturaleza, y si bien nuestro sistema digestivo no
posee enzimas que puedan desintegrarla, ésta sirve para dar cuerpo y
volumen al bolo alimenticio y finalmente a la materia fecal, es
decir, la fibra tal como es juega un papel clave como reguladora de la
actividad intestinal, por lo que su bajo consumo puede ser causa de
graves dolencias. De hecho, no es una coincidencia que poblaciones con
dietas ricas en fibra presenten una menor incidencia en enfermedades
cardiovasculares y otras como cáncer de colon, hemorroides, obesidad o
diabetes.
Es así que cada vez más en el mundo occidental se promueve la ingesta
diaria de fibra y, definitivamente, no se trata de una moda. La vida
moderna suele convertirse en enemiga de la salud y, en este sentido, los
especialistas en nutrición consideran que el valor preventivo de la fibra
es muy alto como para dejarla fuera del plato.
Lo que hay que saber
sobre la fibra
Marianella Anzola, nutricionista y dietista, asesora de
Unilever Andina, explica que hay dos tipos de fibra, cada una
constituida por distintos componentes vegetales, y con funciones
específicas.
La fibra insoluble presente en todas la frutas y hortalizas,
especialmente crudas, y en los cereales enteros y semirrefinados como
la harina de maíz precocida semirrefinada y el arroz integral da mayor
consistencia a los alimentos, razón por la cual la masticación se
prolonga; así aumenta la sensación de saciedad y se evita el
sobreconsumo. Además, añade Anzola, esta clase de fibra también aumenta
el volumen del bolo alimenticio y disminuye el tiempo de paso de los
desechos, así se mejora el funcionamiento del sistema digestivo.
Compuesta por celulosa, hemicelulosa y lignina, la fibra insoluble favorece,
en general, la desintoxicación y ayuda a prevenir enfermedades gastrointestinales.
La fibra soluble, por su parte, presenta en su composición pectina
y gomas, y se encuentra en alimentos como la avena, los granos, frutas
como el cambur, la lechosa y el plátano, y verduras como la espinaca,
entre otras.
La función principal de la fibra soluble es la de contribuir
con la disminución de la absorción y aprovechamiento del azúcar,
colesterol y triglicéridos en el aparato digestivo, de esta manera
se reduce el riesgo de padecer enfermedades del corazón ya que también
controla los niveles de colesterol en la sangre y de diabetes porque al
ser la glucosa absorbida lentamente se mejora la tolerancia al azúcar.
Ahora bien, más allá de los tipos de fibra y sus funciones, Marianella
Anzola considera básico aclarar una serie de creencias equivocadas con
respecto a la fibra, ya que la desinformación en ocasiones lleva a las
personas a asumir conductas equivocadas. La primera de ellas tiene que
ver con la cantidad de fibra a consumir, porque si bien es cierto que los
beneficios que brinda la fibra a la salud son muchos, su consumo
excesivo puede impedir el aprovechamiento de la energía y de minerales
como el hierro, zinc y calcio, por lo que una dieta con un alto contenido
de fibra puede ser causa notable de anemia, así como de dolores abdominales,
náuseas y diarreas.
En este sentido, se estima que el consumo ideal de fibra es de 15 a 20
gramos diarios. Claro está, las personas que comen muchos productos
animales deben incluir en su dieta mayor cantidad de alimentos frescos y
ricos en fibra, pero la ingesta de éstos no tiene por qué llegar a
niveles exagerados, lo lógico y lo más sano es evitar los extremos.
Por otra parte, Anzola explica que se ha asociado el consumo de fibra con
los regímenes para perder peso, cuando a la hora de la verdad no
existen pruebas científicas que aseguren que, por sí solos, los alimentos
ricos en fibra ayuden a perder peso en forma significativa.
Definitivamente, las personas delgadas necesitan tanto de la fibra como
aquellas que tienen unos quilos demás, porque los alimentos que contienen
este elemento vegetal en ningún momento son "dietéticos", más
bien resultan indispensables para que el organismo pueda cumplir sus
funciones digestivas en forma adecuada.
Fibra para todos los
gustos
La fibra se
encuentra exclusivamente en alimentos de origen vegetal, aclara Anzola, y
se concentra especialmente en la cáscara y en las capas externas de los
mismos.
En el caso de las frutas, por ejemplo, la fibra que contienen
puede perderse en el momento de pelarlas o al preparar las mismas en
jugo, por lo que es conveniente comerlas "enteras" o tomar los
jugos sin colar. De igual modo, se recomienda consumir las
hortalizas crudas o cocidas al vapor, y se deben preferir los cereales de
granos enteros como el arroz integral y el maíz.
Pero más allá de los vegetales y frutas, también es posible encontrar
la fibra en una serie de alimentos elaborados a base de cereales y
harinas integrales que de igual modo aportan al organismo esta sustancia
tan importante para la salud, y los cuales son conocidos como alimentos
integrales.
Actualmente, existe una gran gama de productos integrales, sin
embargo, Anzola es enfática al afirmar que ninguno de ellos puede, por sí
solo, igualar la relación costo/beneficio de un adecuado consumo de vegetales
y frutas.
Sin duda, la moda y las falsas creencias hacen pensar a más de uno que
sólo en una tienda naturista encontrará la tan beneficiosa fibra, en
panes integrales, arroz, galletas y un sinfín de productos, por demás no
muy económicos. La verdad es que se trata de una alternativa que prueba
el hecho de que hay fibra para todos los gustos y bolsillos.
Los alimentos integrales que pueden encontrarse en las tiendas
naturistas son en definitiva una de tantas opciones, muy válida, por
ejemplo, para quienes no coman suficientes alimentos frescos o para
aquellos que piensen que en la variedad está el gusto.
Como quiera que sea, el asunto es consumir la cantidad de fibra
necesaria.
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