Tomar tabletas de chocolate ¿no engorda?

ACTUALIZADO 14/11/2019 - 17:02

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Hay titulares que le espesan a uno el día, cual taza de chocolate caliente. Y la semana del 4 al 10 de noviembre hubo un alud de dicha clase de titulares. Sugerían algo así como que “su hijo ya puede tomar chocolate sin miedo: un estudio demuestra que no engorda”. Aunque fuera cierto (algo harto discutible…) que tomar chocolate no “engorda”, hay que ser muy pero que muy cauto a la hora de enviar semejantes mensajes a una población en la que tres de cada diez niños tienen exceso de peso. A una población cuyas tasas de obesidad cada vez se mimetizan más con las de Estados Unidos. A una población cuyas cifras de caries son tan punzantes como un dolor de muelas (el chocolate es muy cariogénico). Sobre los peligros de determinados titulares hablamos el pasado octubre la grandísima periodista Laura Caorsi (@lauracaorsi) y yo mismo, como se puede comprobar aquí.

Pero vayamos al estudio. Una investigación observacional. Observa (tomen nota de la palabra…) que los niños que toman chocolate no suelen tener obesidad. Es un estudio “transversal”, es decir, evalúan a la vez dos (o más, pero en este caso dos) parámetros. Así, un ejemplo de estudio transversal sería evaluar si las personas que llevan un Rolex suelen ser millonarias. Si observamos que sí, que existe una clara relación entre ambos parámetros, ¿podemos concluir que ponernos un Rolex nos hará ser millonarios? Pues lo mismo sucede aquí: el estudio observó que los adolescentes que toman más chocolate suelen pesar menos. ¿Será porque sus padres les dejan comer más, ya que saben que no tienen exceso de peso? ¿Será porque quieren engordar? No lo sabemos, pero sí sabemos que no podemos concluir que tomar chocolate “no engorda”.

Hay una investigación divertidísima con respecto al chocolate, de la que ya hemos hablado en alguna ocasión, que evaluó la frecuencia de consumo de chocolate y el número de premios Nobel en un país. Se puede consultar aquí (hemos observado que en algunos navegadores no se reconoce el PDF que hemos enlazado, hemos comprobado que -como mínimo- sí funciona correctamente en Google Chrome). Encontramos en ese documento una bonita gráfica en la que se constata que en los países que más chocolate consumen (como Suiza, Austria, Dinamarca o Noruega), tienen más premios Nobel. ¿Tomamos más chocolate en España, a ver si nos dan más premios? No, claro que no.

Hace un par de años se publicó un documento en el que tuve el gusto de participar como redactor, denominado “Recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para la prevención y el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en adultos”. En la página 9 se puede observar que los estudios transversales, muy sujetos a sesgos, presentan el menor grado de evidencia científica. El máximo nivel se clasifica con un 1++. Si la evidencia es muy alta, se emite una recomendación de grado A y si es muy baja, de grado D. Pues bien, la siguiente frase cuenta con un nivel de evidencia de 1+, casi el máximo: “Los patrones alimentarios de alta densidad energética pueden conducir a un incremento de peso en adultos (nivel de evidencia 1+)” y la recomendación, de grado A, es “El aumento de peso puede prevenirse mediante dietas que contengan alimentos con baja densidad energética”. En la página 15 del citado documento, donde se amplía esta cuestión, se explica que la densidad energética hace alusión a la cantidad de energía disponible en un alimento o bebida, por unidad de peso. Así, como la zanahoria aporta pocas kilocalorías por unidad de peso (0,34 kcal/gramo), tendrá menos densidad energética que el chocolate (5,19 kcal/gramo). ¿Qué densidad energética tiene el chocolate? Es obvio que alta, ya que contiene cantidades nada despreciables de azúcar y grasa. ¿Qué pasará si promocionamos el consumo de un alimento rico en calorías en una población que sufre de una pandemia de obesidad? Hagan números.

Café Mince promete perder peso sin estrés ¿no es eso un oxímoron?

De lo que no hay duda, es de que con el “Café Mince” adelgaza la cuenta corriente
Sí, realmente, el Café Mince solucionara la obesidad, su inventor merecería y, sin duda acabaría obteniendo, el Premio Nobel
También Alí Babá y los 40 ladrones tenían un secreto y al final se pasaron 1001 noches sin dormir
No hay ni un triste estudio, ni siquiera descafeinado, que confirme las supuestas virtudes del café mince
Tomar el equivalente a 4 o 8 tazas de café diarias puede causar insomnio, nerviosismo, irritabilidad, malestar estomacal, taquicardias y, sobre todo, ponerte la cabeza como una cafetera
El fuego no puede ser helado ni tomar litros de café tan relajante como una siesta. Así que la promesa (bueno, una de las muchas promesas) que acompaña al nuevo producto de moda para adelgazar, el “Café Mince”, huele a café quemado y puede causar pesadillas.

El café Mince, queridas lectoras, apreciados lectores, no adelgaza. No hay más vuelta de hoja. Ahora saldrá (no falla) el charlatán de turno con un falso estudio bajo el brazo, firmando por un doctor americano, o quizá mejor chino, como el de la enzima prodigiosa, que jura investigar desde hace 40 años en el campo de la obesidad. Cuando se pone en “busca y captura” a este espécimen, sepa que PubMed, la base de datos de estudios científicos de referencia, indica lo siguiente “Your search for mince coffee retrieved no results”, o sea, “Su búsqueda para café mince no produjo resultados”. Ni un triste estudio, ni siquiera uno descafeinado…

Eso sí, de lo que no hay duda es que con el “Café Mince” adelgaza la cuenta corriente... Según una de las muchas webs que comercializa el producto, una caja con 14 bolsas de café Mince para 7 días cuesta 29 euros (más 10 euros de gastos de envío) y permite perder entre 3 y 5 kilos, aunque la referida información remite a un asterisco donde, en letra más pequeñita, se lee algo así como que pese a tratarse de una referencia válida para el cliente, estos kilos pueden ser más o menos en función de la persona. A partir de aquí, la web promete precios de derribo para los “cafeteros adelgazantes”: 2 cajas para 14 días (el equivalente a perder, traduce la web, entre 5 y 9 kilos) salen por 39 euros, más 10 euros de gastos de envío, una vez aplicado el descuento del 33% y…así hasta llegar hasta “la madre de todas las ofertas”: 4 cajas de café Mince, una vez aplicado el descuento del 49%, representan 59 euritos de nada (más los consabidos 10 euros de gastos de envío) y permite perder 15 kilos. Así pues, si dividimos 69 euros (los 59 que cuestan las 4 cajas de 14 bolsitas cada una más los 10 euros de gastos de envío) por los 15 kilos que se pierden, el kilo perdido sale por la módica cantidad de 3,93 euros

Por lo demás, no deja de sorprender que algunas revistas y blogs que deberían velar por la salud de sus lectoras “manchen” sus páginas con publireportajes del “Café Mince” a cambio de unas pocas monedas. En ellos puede leerse que el café Mince “se compone de extractos de té verde y café” (lo que sugiere que se trata de un potente dos en uno…). Según reza una de estas páginas “ese es su auténtico secreto” (también Alí Baba y los 40 ladrones tenían un secreto y al final se pasaron 1001 noches sin dormir…) 

Por cierto, te recomendamos leer “La verdad y toda la verdad sobre el té verde” donde descubrimos que el “secreto” es que quieren robarnos el dinero, y por eso llenan su propaganda de relatos, de promesas exageradas e incumplibles y de otras perlas ilegales que pueden llegar a ponerte la cabeza como una cafetera.

El GREP-AEDN detalló en 2012 una serie de pistas para saber cuándo estamos frente a un producto “milagro” (del que hay que huir como lo harías de un ratero), tales como:

  • ¿Promete resultados rápidos?                        
  • ¿Promete resultados asombrosos o "mágicos"? (una "cura milagrosa", un "ingrediente secreto", un "antiguo remedio" o un "quemador de grasas").                     
  • ¿Prohíbe el consumo de un alimento o grupo de alimentos?              
  • ¿Ofrece listados de alimentos "buenos" y "malos"?              
  • ¿Presenta relatos, historias o testimonios para aportar credibilidad? ("La dieta con la que han adelgazado 30 millones de personas" o "Mary sobrevivió a un cáncer gracias a esta dieta").               
  • ¿Se puede autoadministrar o implementar sin la participación de profesionales sanitarios cualificados? ("hágalo usted mismo").              
  • ¿Atribuye "proezas" a determinados nutrientes? ("el café adelgaza" o "las proteínas sacian muchísimo").             
  • ¿Conlleva consumir "preparados" que vende quien promueve la "dieta" o el "método"?
  • ¿Contiene afirmaciones que sugieren que los "preparados" son seguros, ya que son "naturales"?               

Uno de los estudios de referencia en “cosas” para perder peso se llama “Suplementos dietéticos para la pérdida de peso corporal: una revisión sistemática de las revisiones sistemáticas”, cuya conclusión habla por sí sola: “En conclusión, las revisiones sistemáticas existentes de ensayos clínicos que han testado la eficacia de los complementos alimenticios en la reducción peso corporal no proporcionan una buena

evidencia de que cualquiera de estas preparaciones generen una pérdida de peso clínicamente relevante sin riesgos indebidos”. De entre dichos riesgos cabe destacar que el café, en altas dosis, no es inocuo, ya que puede generar insomnio, nerviosismo, irritabilidad, malestar estomacal, taquicardias e incluso temblores musculares. De hecho, hay personas a las que les afecta cualquier dosis, por ser más susceptibles a los efectos secundarios de la cafeína, incluso en cantidades bajas. Esto también puede guardar relación con otros factores como la edad, el uso de medicamentos o el estado de salud. Así, algunos antibióticos aumentan la duración de tiempo en el que la cafeína permanece en el cuerpo y amplifica sus efectos no deseados. Tomar broncodilatadores (como la teofilina) junto a la cafeína puede generar náuseas, vómitos y palpitaciones del corazón. La equinácea, un suplemento a base de hierbas que a veces se utiliza para prevenir los resfriados u otras infecciones (inútilmente), puede aumentar la concentración de cafeína en sangre e incrementar sus efectos adversos.

Lo contrario del oxímoron es el pleonasmo. Un ejemplo de pleonasmo sería “lo vi con mis propios ojos”. Pues bien, en este caso el pleonasmo más adecuado es que para adelgazar (además de acudir al dietista-nutricionista) conviene hacer mucho ejercicio “con tus propias piernas”…

Señalar al melón como causa de su pudrimiento, ensayo aleatorizado y controlado


En una de tantas cenas navideñas, cayó en nuestras atónitas orejas un mito dietético digno de mención en un blog como este. Al parecer, corre por las tierras del Ebro el siguiente rumor: un melón señalado por un dedo humano tiene altas posibilidades de pudrirse antes de tiempo. Ojo, no hace falta tocarlo, es decir, presionar sobre él: es suficiente con apuntar desde lejos con nuestro dedito, como cuando un bebé señala a su juguete para que se lo traigamos. Solo una mente retorcida como la nuestra pudo maquinar, mientras cenaba, el estudio científico necesario para refutar semejante barbaridad. Y solo unos lectores imprudentes e insensatos seguirían leyendo de ahora en adelante (avisada y avisado quedas…), ya que vamos a detallar el proceso punto por punto.

1.- Diseñaremos el protocolo del “melónico” estudio. Solo este primer paso nos llevará un ratito ligeramente superior a lo que cuesta pronunciar “no señales el melón, desgraciao, que te lo cargas”.

2.- Contrataremos a un individuo que no tenga nada que ver con el mundo melonar (en el rumor no parece influir el sexo o la edad de quien señala, así que no haremos la selección del voluntario teniendo estos criterios en cuenta), pero que forme parte de la Real Federación Española de Tiro con Arco (es importante que sea alguien que señale bien: la torpeza al señalar mandaría el estudio al garete).

3.- Escogemos un campo de melones en el que crezcan más de 100 ejemplares. Nos aseguraremos, mediante una entrevista detallada al agricultor responsable del campo, de que nadie haya señalado antes a los melones.

4.- Con mucho mimo, etiquetaremos los melones uno por uno (mejor en la rama, por si acaso…), cuidando de no apuntar a ningún melón con nuestro torpe dedo índice. Las etiquetas deben contener un código sin significado alguno para el voluntario (Ej.: X@78xjf2*).

5.- De entre los 100 códigos asignados a los melones, seleccionaremos al azar 50, dividiendo así el melonar en dos grupos. A saber: el grupo de aquellos melones que serán señalados por el voluntario, y el grupo de los melones que, felices y contentos en su melonar, no serán amenazados por el temido dedo índice, terror de todos los melones. Posteriormente, asignaremos códigos a los pobres melones seleccionados por el voluntario.

6.- El día D, a la hora H, el voluntario señalará durante 10 segundos (décima arriba, décima abajo) los melones seleccionados, sin que nosotros (los investigadores) presenciemos qué melones serán señalados.

7.- Llegada la cosecha, contrataremos a un miembro de la Unión Española de Catadores, al que pediremos que cate los melones, uno por uno, para determinar su sabor en una escala de 1 a 10 y califique, de forma dicotómica, si, según su parecer, el melón en cuestión esta pasado de maduración o no.

8.- Someteremos los resultados a un cálculo estadístico. En primer lugar, analizaremos la incidencia de melones pasaditos según el experto catador en cada uno de los dos grupos, realizando una comparativa mediante la prueba exacta de Fisher para, en segundo término, proceder a comparar la calidad de los melones (de igual forma para cada uno de los dos grupos), según la escala ordinal establecida, mediante el test de la U de Mann-Whitney (prueba equivalente al T-Test, para datos ordinales), estableciendo si existen diferencias estadísticamente significativas tanto en la incidencia de melones pasaditos como en la calidad de los mismos, entre los melones no señalados, y los melones malévolamente estigmatizados por el voluntario.

9.- Enviaremos el estudio a una revista científica indexada que cuente con un proceso de revisión por pares (peer review) para someterlo a su escrutinio y arbitraje.

Y hasta aquí podemos leer. ¿Entienden por qué es mucho más fácil hacer correr un rumor (falso a todas luces) que desmentirlo? No nos hemos tomado la molestia de revisar si alguien ha publicado un estudio sobre este tema, no vaya a ser que existan seres más desequilibrados que nosotros y nos quiten el podio.

Nota: Los autores declaran no tener conflictos de interés. Es decir, no pertenecemos a un club clandestino de señaladores de melones, no vendemos melones al por mayor (ni siquiera de tapadillo…), no guardamos vínculo alguno con el maravilloso mundo de los melones (aunque sí comemos alguno de vez en cuando, todo sea dicho), ni nos afectan otros factores económicos o personales que pudieran influir o menoscabar nuestro juicio a la hora de elaborar o de valorar este estudio.

Mito: Los huevos rubios son más nutritivos

En un conocido restaurante de comida biológica dicen utilizar huevos morenos por ser “los huevos más nutritivos que existen
Si en 1980 la mayoría de los huevos que había en España eran blancos en la actualidad son marrones, entre otras cosas, por este mito comercial
Por norma general, cuando un mito se abre paso entre la población, el alimento en cuestión acostumbra a subir de precio
Existe la creencia de que los huevos de color moreno son mejores que los blancos o, lo que es lo mismo, que nutren más y mejor. Sin embargo, la diferencia entre ambos no debería ser tomada en consideración.

He aquí lo que le contestó Robert L. Wolke, profesor de la Universidad de Pittsburg (EE.UU.),  a un lector que quiso satisfacer su curiosidad en  relación a los  “huevos de oro”:

En un conocido restaurante de comida biológica dicen utilizar huevos rubios fecundados por ser los “huevos más nutritivos que existen”. ¿Está comprobado científicamente? –preguntaba alguien en la página 96 de “Lo que Einstein le contó a su cocinero 2” (editorial Robinbook)–

Veamos la respuesta de Wolke:

Por desgracia, no.

Le aseguro, respaldado por muchos otros estudios que se han publicado sobre los huevos, que no hay diferencias de sabor ni de valor nutritivo entre los huevos rubios y los blancos. Al igual que las personas de piel morena tienen hijos de piel morena, las gallinas de pluma marrón ponen huevos de color marrón. Entre las ponedoras de huevos de color marrón o rubios están, en Estados Unidos, la Plymount Rock listada o las razas cruzadas de Red Rock, mientras entre las ponedoras de huevos blancos encontramos la Leghorn blanca. La Columbian Rock, con plumas blancas y negras, es una de las excepciones a la regla; en algún momento del pasado debió de lanzar una moneda genética al aire y decidir que pondría huevos rubios.

El color de la yema depende de la dieta de la gallina: las dietas ricas en trigo producen yemas de color amarillo limón, mientas que si predomina la alfalfa las yemas adquieren un tono amarillo más anaranjado.

Entonces, ¿por qué son más caros los huevos rubios? Porque suelen proceder de especies de mayor tamaño que consumen más pienso y ponen huevos más grandes. Podríamos aventurar también que la gente que compra huevos rubios cree que son mejores porque paga más por ellos.

Hay quien cree que los huevos fecundados son más saludables porque tienen una “fuerza vital” no presente en los alimentos “muertos”. No expresaré mi opinión sobre este extremo. Me considero una persona muy tolerante y abierta de miras que no juzga los demás y que opina que todo el mundo tiene derecho a pensar lo que quiera. Por más absurdo que sea.

Una vez leído lo que opina Wolke (cuyo sentido del humor resulta muy nutritivo…) veamos como encara este asunto otro libro, esta vez español: “Comer o no comer” (editorial Planeta):

Si en 1980 alrededor del 80 por ciento de los huevos que se consumían en España tenían la cáscara blanca, en 2013 la proporción se ha invertido y el 95 por ciento son pardos. Además de haber aumentado la productividad de las gallinas que ponen huevos marrones, han influido dos mitos muy persistentes: que los huevos morenos son más nutritivos y que proceden de gallinas camperas, a diferencia de los blancos.

Curiosamente, en Holanda y Alemania los huevos blancos son franca mayoría, caso contrario de Reino Unido y Francia donde triunfan los morenos.

Según indica el Instituto de Estudios del Huevo, “los huevos blancos son puestos por gallinas blancas, mientras que los morenos por gallinas de plumaje marrón. El color de la cáscara del huevo depende de la genética de la gallina. No hay diferencias en la composición y calidad del huevo blanco o moreno”.

Pese a ello, no existe una relación causa-efecto entre el plumaje de la gallina y el color del huevo: la tradicional gallina castellana negra (de la que se especula que fue traída a España por los árabes, lo que explicaría que en el norte peninsular no fuera objeto de crianza hasta prácticamente finales del siglo XIX), sin ir más lejos, pone huevos blancos.

Otro dato interesante es que conforme las gallinas envejecen los huevos son de mayor tamaño, con lo que hay una mayor cantidad de nutrientes. Además, con la edad de las aves cambia algo la composición nutricional: la proporción de la yema (donde se concentran los lípidos) es mayor, por lo que de la clara (que contiene la mayoría de las proteínas) es menor. Y a la inversa: cuando las gallinas son jóvenes, la proporción de clara en relación al peso del huevo es superior.

Hechas estas salvedades, el mensaje que hay que trasmitir a la población es que los huevos blancos y morenos son igual de nutritivos.

Si esto es lo que se afirma en la página 126 de “Comer o no comer”, analicemos lo que argumenta Arnold E. Bender en la página 138 de “¿Salud o fraude? La verdad sobre los alimentos y las dietas” (editorial Labor).

¿Los huevos morenos son mejores que los blancos? No. El color de la cáscara no supone ninguna diferencia en relación con el valor nutritivo de un huevo. Los huevos morenos suelen ser más caros  por dos razones: en primer lugar, el tipo de gallinas que pone huevos morenos lo hace en menor cantidad que el otro tipo, y, en segundo lugar, si existe una demanda mayor de huevos morenos, las tiendas pueden aumentar los precios.

Sin embargo, pese a estos tres libros y pese a muchísimos otros más que no hemos citado y que coinciden en lo esencial, hoy día resulta difícil de encontrar huevos blancos en los supermercados españoles, hasta el punto de que ya en 2004 un artículo del diario “La Voz de Galicia” titulado “Las granjas gallegas han dejado de producir huevos de cáscara blanca” daba cuenta de esta situación, que relacionaba con la irrupción de este “mito comercial” en 1984.

Las botellas de agua mineral que se guardan en el coche no producen cáncer si se recalientan

Según cuentan Barbara y David Mikkelson, fundadores de “Snopes”, la web de referencia para validar las leyendas urbanas y otras historias de procedencia incierta de la cultura popular, la primera versión conocida de este mensaje data de 2003 y advierte que “las botellas solo son seguras si se utilizan una vez”.  Según estos dos expertos, el origen de este infundio hay que buscarlo en la tesis doctoral de un estudiante de la Universidad de Idaho (Estados Unidos), fechada en 2001, y que reflejaba falta de rigor científico además de “cometer innumerables errores” y de no facilitar “información precisa ni fiable sobre los productos descritos”.

Sin embargo, cada año cuando llegar el verano, este hoax vuelve a reaparecer para probar fortuna entre quienes todavía no conocen que se trata de un rumor sin fundamento.

Aunque es verdad que algunas marcas comerciales incluyen en la etiqueta la recomendación “Por su seguridad No rellenar”, anticipándose a la posibilidad de que algunos particulares rellenen las botellas de agua con líquidos peligrosos que alguien pueda beber luego descuidadamente, esta advertencia no guarda ninguna relación con el cáncer. Sin embargo, la tesis más extendida es que el plástico de la botella “migra” diversos compuestos cancerígenos al agua mineral al recalentarse, algo completamente falso, como se encargó de desmentir la Agencia Española de Seguridad Alimentaria en un comunicado en 2008.

Al parecer, el hecho de que este rumor haya tenido tanto éxito podría deberse a que hace muchos años los envases de policloruro de vinilo (PVC) al incinerarse producían dioxinas, lo que llevó a las autoridades a suprimirlos de cara a preservar el medio ambiente.

Sin embargo, los envases de uso alimentario actual ni siquiera cuando se incineran dan lugar a dioxinas. Y mucho menos una botella que se dejan en el coche, ya que, incluso admitiendo que su envase fuera de PVC, que no es el caso, debería de  calentarse por encima de los 200 grados centígrados para que se produjera el fenómeno mentado.

Por cierto, según se comenta en el siempre “nutritivo” blog “Gominolas de Petróleo”, un segundo correo viral, también escrito en inglés, advierte que, según el centro Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health, congelar agua en botellas de plástico también ocasiona cáncer, algo que negó esta institución en un comunicado que puedes leer aquí.

En “Gominolas de Petróleo” se incluye, por cierto, un tercer hoax –y, por tanto, falso– donde se viene a decir que tomar agua de botellas que han estado mucho tiempo al sol produce cáncer de mama. A continuación, reproducimos el texto para que no te intenten timar con este mito, que casi siempre se aconseja mandar a diez amigos con tal de salvar vidas humanas, bla, bla, bla, bla:

Asunto: Agua en botella plástica

A mis amigas y amigos para que se lo pasen a su novia, esposa, hermanas, madre, tías, amigas etc etc etc

Agua en botella plástica que se deja en el carro:

Si eres de las personas que dejas tu botella plástica con agua en el carro durante días calurosos y te bebes el agua caliente después que regresas al carro, coges el riesgo de adquirir cáncer de seno! Sheryl Crow dijo en el show de Ellen Degeneres que ella adquirió el cáncer de seno de esta Manera.

Los doctores explican que el calor hace que el plástico emita un cierto químico tóxico que conlleva al cáncer de seno. Este tóxico es el mismo que se ha encontrado en los tejidos de senos con cáncer. Así que por favor no te tomes esa botella con agua que dejaste en el carro y pasa esto a todas las mujeres en tu vida. Esta clase de información es la que necesitamos Saber y estar preparadas y quizás pueda Salvarnos!!!