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ORIGEN DE LA
ALTERACIÓN NUTRICIONAL DEL PACIENTE ONCOLÓGICO
Es muy frecuente la desnutrición
asociada a los procesos oncológicos tanto en los malignos como en algunos
casos de tumores benignos, como ocurre en algunos linfomas. La situación
de desnutrición se manifiesta con la aparición de astenia,
adelagazamiento y anorexia:
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La astenia
suele preceder al adelgazamiento y obedece, en la mayor parte de los
casos, a la invasión del tumor de algunos órganos y tejidos como el
linfático o sanguíneo de forma que impide una buena oxigenación de los
tejidos y reduce la capacidad de aireación pulmonar.
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El adelgazamiento manifestado como pérdida de peso, aunque el número y
cantidad de comida sean normales.
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La
anorexia, sobre cuyo
origen existen muchos interrogantes, parece verse favorecida por muchos
factores; sensación de saciedad permanente, alteraciones metabólicas,
hormonas relacionadas con el crecimiento del tumor (FNT, interleukinas,
etc), náuseas, vómitos, alteraciones digestivas, inflamación del tubo
digestivo y como consecuencia mala absorción de los nutrientes. A esto, se
suele sumar una cierta depresión, cambio en el sentido del gusto, rechazo
a determinados alimentos, etc. Situaciones todas derivadas de los
tratamientos quimioterápicos y de la radioterapia.
No está demasiado claro cuál es
el origen específico de estas situaciones, pero diferentes estudios y la
larga historia de esta enfermedad han permitido conocer un poco algunas
causas:
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El tumor
utiliza nutrientes para crecer y desarrollarse. Este "gasto
extra" de nutrientes, deja al huésped (enfermo) en situación de
menor disponibilidad de los mismos. Así, y para que los tejidos y órganos
puedan abastecerse, se produce alteración del metabolismo de las grasas,
proteínas e hidratos de carbono que, de forma poco adecuada, intentan
compensar todas las necesidades.
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Se produce un
aumento del metabolismo basal hasta en un 50% (aumenta nuestro consumo en
reposo y como consecuencia la glucosa en sangre tiende a bajar bastante).
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Aumento de la
glucolisis anaerobia (es la combustión sin oxigeno del glucógeno
muscular. El ácido láctico producido es transportado al hígado con la
sangre venosa donde se transforma en glucógeno hepático, quedando
disponible para ser convertido otra vez en glucosa que se utilizará para
compensar la hipoglucemia).
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Aumento de la
neoglucogénesis (una ultima vía de obtención de glucosa en el organismo a
partir de la transaminación de los aminoácidos. El ácido pirúvico
obtenido, o los metabolitos a él asociados, se pueden transformar a
glucosa en el hígado o en la corteza renal y contribuir de alguna manera
al aumento de la glucosa en sangre).
Como consecuencia se produce desnutrición por causas metabólicas,
lo cual supone que nuestros sistemas de regulación de nutrientes están más
allá de sus posibilidades.
La aplicación de terapias antitumorales (quimioterapia,
radioterapia, transplante de médula etc.), tiene graves efectos sobre la
salud general del enfermo. Hay que tener en cuenta que se emplean
compuestos que resultan muy tóxicos para el organismo, además de producir
inflamación de diferentes tejidos, sobre todo los del tracto digestivo.
Esta situación provoca que no se pueda lleva a cabo una buena absorción de
nutrientes. Estos tratamientos también provocan nauseas, vómitos y otras
alteraciones digestivas, que tienen consecuencias muy negativas sobre el apetito.
En este caso se produce desnutrición
yatrógena (provocada por la medicación).
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Quimioterapia:
Anorexia, nauseas, vómitos, diarrea, estreñimiento, estomatitis,
esofagitis. Además son muy frecuentes trastornos del sabor,
complicaciones infecciosas etc. Todos estos síntomas suelen durar varias
semanas. También suele aparecer fiebre, debido a la disminución del
sistema de defensa. Esta situación suele aumentar en un 25% las
necesidades energéticas.
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Radioterapia: Suele producir efectos tardíos. Cuando las
radiaciones se aplican sobre cabeza y cuello suelen aparecer trastornos
en el gusto y en el olfato, sequedad de boca, gingivitis, disfagia,
caries etc. Cuando se irradia la zona abdominal y pélvica son frecuentes
las alteraciones diarreicas, vómitos, enteritis, fístulas etc. En la
irradiación torácica son frecuentes las esofagitis, disfagia, nauseas,
vómitos etc. También suele aparecer sensación de fatiga y consecuente
disminución del apetito. Las secuelas tardías siempre están
relacionadas con la malabsorción que suele ser consecuencia de la
inflamación crónica del intestino.
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Otro de los factores que
intervienen de forma decisiva en la desnutrición es la localización del
tumor. Tienen efectos determinantes en la desnutrición, y desde estadíos
muy tempranos de la neoplasia, los tumores que se localizan en el tubo
digestivo: esofágicos, gástricos y cercanos. Muchas veces suponen un
impedimento físico al paso de comida, por lo que el enfermo deja de comer.
Otras veces es la importante alteración de los tejidos por parte del tumor,
la culpable de una mala absorción de nutrientes, por lo que el enfermo
sufre las consecuencias. A esta desnutrición
se le llama locorregional,
es decir debida a la localización del tumor.
Cuando se
lleva a cabo una intervención quirurgica puede afectar de diferentas formas:
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Cirugía
Pancreática: malabsorción de proteínas y grasas, deficiencias de
vitaminas y minerales, diarreas, pérdidas de líquidos.
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Cirugía
urinaria: pérdida de líquidos, infección, fístulas, malabsorción (en
intestino) etc.
Efectos
psicosociales: este
factor suele conducir al enfermo al aislamiento del medio social. El
enfermo recibe los tratamientos fuera de casa, a veces, durante varios
días, esto supone una disminución de la vida social. Además las secuelas
que dejan los tratamientos impiden, en muchos casos, la realización de una
vida social normal. A esto hay que añadir la aparición de determinadas
alteraciones físicas, caída del pelo, alteración del gusto y olor e incluso
de humor y ánimo. Todo esto hace que estos enfermos no siempre acepten de
buen grado tener contacto con otras personas. En muchas ocasiones esto
puede provocar estados de depresión, ansiedad y temor que afecta al deseo
de comer contribuyendo de manera importante a la anorexia.
Son estos síntomas los que,
desde la alimentación, se intentan paliar modificando la alimentación.
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