Sábado, 11 de marzo de 2
|
Proteínas
contra carbohidratos: ¿Quién da menos?
Una
calórica guerra se retoma en el terreno de las dietas. Apologistas Lisseth Boon ¿Comer más proteínas y menos carbohidratos es ahora lo correcto? El dilema vuelve a presentarse ante la creciente popularidad de las dietas que pregonan un mayor consumo de carnes, huevos, nueces y quesos y la reducción o eliminación de alimentos como pan, arroz, pasta, frutas y azúcar como la mejor fórmula para bajar de peso. Importantes organizaciones médicas como la Asociación Dietética Americana ya han alertado sobre sus riesgos. Incluso en Venezuela, algunos especialistas no han dejado de reiterar los peligros que representan para la salud. Pero este cuestionado régimen continúa siendo adoptado por aquellos que intentan, una vez más, deshacerse de los kilos extras o solucionar su problema de obesidad. Para muchos expertos, el auge de las dietas hiperproteínicas o cetónicas ha creado mayor confusión con respecto a la manera correcta de comer, ya que recomiendan todo lo contrario a lo que durante años se ha considerado como alimentación balanceada, es decir, mayor proporción de carbohidratos, moderada cantidad de proteínas y limitado consumo de grasas. El régimen tradicional, caracterizado por un alto contenido de fibra, frutas y verduras es avalado por investigaciones científicas que lo relacionan con la disminución del riesgo a contraer enfermedades crónicas, tales como el cáncer. Pero la promesa básica de las dietas bajas en carbohidratos resulta demasiado apetitosa para los desesperados por el asunto estético del peso: sin necesidad de pasar hambre ni hacer ejercicios y comiendo alimentos tan gustosos como un biftec, queso brie y tocineta es posible rebajar hasta 2 kilos y medio en una semana. Lo que se traduce en unos cinco kilos menos al mes. En Estados Unidos - donde se gastan más de 33 billones de dólares (… bolívares) al año en productos dietéticos- la locura que han producido estos regímenes de adelgazamiento se ve reflejada en la venta de libros relacionados con el tema, superando incluso a los manuales de sexualidad. Sólo el texto del Dr. Atkins, considerado el gurú de esta "filosofía de vida" (como él mismo la ha llamado), ha logrado vender unos 10.000 millones de ejemplares. Por no hablar del "tratado" sobre la adicción a los carbohidratos de los esposos Heller (quienes se hacen identificar como doctores), que se ubicó en diciembre pasado entre los primeros lugares de la librería virtual Amazon.com. Ni Francia, el país de las crepes, la baguette y el croissant, se ha logrado librar de este movimiento al cual se han incorporado autores franceses, aparte de los profetas norteamericanos. En Venezuela - sin dejar de considerar la variante económica que ha influido en la caída de las ventas de carnes en general -, la tendencia a comer menos harinas y sus derivados también comienza a colarse dentro de un determinado sector de la población, a juzgar por el aumento de consultas médicas que indican esta dieta y la cantidad de letreros fosforescentes colgados en las calles que promocionan la "dieta mágica", fundamentada en el mismo principio de ingerir menos carbohidratos. Aquí se come carne Aunque sean promocionadas como innovadoras, las dietas altas en proteínas se remontan a los años setenta, cuando por primera vez aparecieron planes como el de Scardale y la dieta revolucionaria del Dr. Atkins, logrando un enorme éxito en ventas. Treinta años después, regresan estos regímenes con apariencia renovada para producir un boom mayor y recibir similares cuestionamientos por parte de la comunidad médica internacional. "Estas dietas se llaman cetogénicas porque producen cuerpos cetónicos, los cuales se derivan de la utilización de las grasas corporales como fuente de energía por parte del organismo", explica Marisel Carvajal, coordinadora de la Unidad de Nutrición Clínica de la Escuela de Nutrición de la UCV. "Tienden a ser altas en proteínas para mantener la síntesis de los tejidos y otorgar mayor sensación de saciedad". Para comprender el funcionamiento de las dietas cetónicas, es necesario visualizar que el organismo cuenta con dos fuentes de energía: la primera aportada por la glucosa de los hidratos de carbono o carbohidratos (grupo que constituyen el 50% o más de una alimentación balanceada). La segunda son los depósitos de grasa en el cuerpo, que rara vez se utilizan. Si se restringe el consumo de los carbohidratos, al organismo no le quedará otra que recurrir al combustible que tiene de reserva para poder funcionar. De esta forma, se quema la grasa acumulada y se reduce de peso. Como explica la nutricionista Marisel Carvajal, las personas que siguen estas dietas se sienten gratificadas porque rebajan rápidamente. "Pero lo que ocurre es una pérdida de líquido durante la primera etapa, pues la grasa es el último depósito que se moviliza. Al cabo de la semana inicial, el organismo fabricará glucosa a partir de las proteínas de los músculos, lo cual supone un gasto energético innecesario y perjudicial. Como a los 21 días de restricción de carbohidratos es que comienza a utilizarse finalmente la grasa como tal". Algunos detractores de estas dietas, como el especialista en nutrición Donald Hensrud de la Clínica Mayo (EEUU) consideran que la gente disminuye de talla simplemente porque consume menos calorías y no porque deja de comer un determinado grupo de alimentos (aunque los promotores digan que la ingesta de carnes, huevos y quesos es ilimitada). Para el médico, no existe ningún efecto mágico en la combinación de productos, porque "una caloría es una caloría, no importa si es aportada por carbohidratos, grasas o proteínas". En este sentido, Carvajal señala que las dietas cetogénicas suelen estar conformadas por unas 800 o 1.000 calorías, muy por debajo de los requerimientos diarios de una persona sana (entre 1.200 y 1.500 las mujeres y 1.500 y 2.000 los hombres). Por esta razón, la persona sometida a este régimen debe ser hospitalizada con el objeto de vigilar la drástica pérdida de electrolitos, específicamente de potasio. Por lo general se indica a pacientes con obesidad mórbida para iniciar el proceso de reducción de la masa corporal. El precio de la figura La persona que decide tomar una dieta baja en carbohidratos no sólo debe olvidarse de las arepas, los panes, la pasta y las galletas. Más aún de las tortas, caramelos y demás dulces, seguido del café por elevar los niveles de insulina (que para los apologistas de las proteínas es causante de la obesidad). También debe estar dispuesta a sentir un aliento cetónico, similar a una combinación entre la acetona y manzana verde, que algunos comparan con el amoníaco. Por otra parte, no todas las personas reaccionan de manera favorable a las dietas cetogénicas o ahorradoras de proteínas. "Al no contar con la principal fuente de energía que constituyen los carbohidratos, podría sentir mareos, náuseas, fatiga y debilidad por una baja de azúcar o hipoglicemia", explica Carvajal. Si la restricción de carbohidratos se combina con ejercicios intensos, el resultado puede ser más dramático. "Muchos individuos que no manejan este tipo de dietas suelen recomendar una actividad aeróbica paralela para reforzar el tratamiento adelgazante, lo cual es contraproducente porque exige un mayor gasto de energía y por consiguiente, más decaimiento. Esta es una de las razones por las cuales la gente termina abandonando su entusiasmo inicial", considera Yanira Páez, profesora de la Escuela de Nutrición de la UCV. El estreñimiento es otro mal común entre las personas que reducen su ingesta de carbohidratos, grupo en el cual están presentes los alimentos con mayor contenido de fibra como las frutas, verduras, cereales y legumbres, cuya incidencia en la prevención de enfermedades como el cáncer ha sido sustentada por estudios científicos. Pero esto no es problema para los entusiastas de las proteínas, quienes aconsejan solucionar la constipación mediante laxantes naturales o producidos por la industria farmacológica. Sin embargo, especialistas como Carvajal opinan que éstos no son necesarios si el paciente lleva una dieta balanceada.
Todos los que son Los nutricionistas reconocen que el aspecto físico es la principal motivación de la mayoría de las personas que toman una dieta. Pero no por ello dejan de reiterar la importancia de seguir un régimen balanceado que garantice una mejor salud a largo plazo. En este sentido, el menú diario (desayuno, almuerzo y cena) debe estar conformado por alimentos de los tres grupos básicos, distribuidos de la siguiente manera: de 55 a 60% de carbohidratos, de 10 a 15% de proteínas y entre 25% y 30% de grasas. "Los venezolanos, al igual que muchas otras culturas, comemos más proteínas de las que en realidad necesitamos. Los estándares internacionales indican un gramo de alimentos proteícos por cada kilogramo de peso. Pero llegamos a consumir diariamente 2 ó 3 gramos diarios por cada kilo", observa Carvajal, para quien este exceso podría afectar a la larga a la persona (dentro de 10 ó 20 años) hasta derivar en enfermedades como hipertensión, diabetes e insuficiencia renal, entre otras. Los nutricionistas alertan sobre el uso indiscriminado de las dietas que aparecen en libros y revistas no especializadas. Según Carvajal, no es para nada recomendable dejarse llevar por esas soluciones mágicas sin consultar previamente con un médico ni contar con la vigilancia de un experto capaz de evaluar las reacciones y progresos de estos tratamientos. La adopción de una dieta cetogénica por parte de un paciente obeso sólo dependerá de la evaluación de un médico especialista. Y si lo que atormenta a la persona son tres o cinco kilos, este régimen no resulta para nada aconsejable. "Ahora no se habla de mantener un peso ideal sino de un peso saludable, que oscile entre los cinco kilos de un peso considerado favorable", enfatiza la nutricionista. "La idea es crear hábitos alimentarios de por vida que no pongan en riesgo nuestra salud".
|
¿Qué son las dietas cetogénicas? Difundidas prometiendo efectos milagrosos para el descenso de peso |
|
Una más de las tantas integrantes de las "dietas de moda". Popularmente conocidas por quienes buscan descender de peso en un corto plazo de tiempo. Sin embargo, los efectos perjudiciales sobre el organismo son mayores que los benéficos. |
Estas dietas son ricas en
proteínas y grasas, sobre todo de origen animal, y pobres o escasas en
hidratos de carbono. Son utilizadas clínicamente en el tratamiento de ciertas
enfermedades. Tal es el caso de la epilepsia en los niños, donde pueden ser
aplicadas hasta los dos años de edad aproximadamente, dado que mejoran las
condiciones de vida de estos pacientes al disminuir la frecuencia de las
crisis epilépticas.
Por sus características, estos particulares planes de alimentación se deben
implementar bajo el estricto control de médicos y nutricionistas.
En la actualidad, debido a que producen un rápido descenso de peso y permiten
comer alimentos ricos en grasas como embutidos, fiambres, carne de cerdo y
vísceras –que otras dietas prohiben– se transformaron en las“dietas de moda”.
Sin embargo, es necesario saber que son más perjudiciales que beneficiosas al
ser utilizadas para adelgazar, dado que generan cuerpos cetónicos
(sustancias tóxicas) que afectan todo el organismo, en particular al
cerebro, provocando mareos, dolor de cabeza y fatiga muscular.
Las dietas cetogénicas no tienen ninguna base científica sólida. No fomentan
hábitos alimentarios correctos y, lo que es peor, se ha demostrado su fracaso
para mantener la pérdida de peso lograda cuando se vuelve a la alimentación
habitual. Este efecto, conocido como “efecto rebote”, se caracteriza
por un aumento de peso, muchas veces superior al inicial, en un tiempo muy
corto, una vez finalizada la dieta.
Es muy importante tener en cuenta que una “correcta dieta para bajar de
peso” es aquella que incluye todos los grupos de alimentos:
verduras y frutas, cereales y pan, carnes y huevo, leche y derivados, aceites;
variando los colores y en porciones moderadas. Este tipo de alimentación no
sólo no perjudica al organismo sino que además permite bajar de peso sin el
“efecto rebote”, manteniéndolo más allá del abandono del plan alimentario para
bajar de peso dado que logra implementar hábitos alimentarios correctos.
Novedades | |||
|
|
|