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El ajo negro despliega su magia

Si Drácula ya tenía suficiente con ahuyentar el ajo clásico de toda la vida, ahora se le ha sumado un nuevo competidor: el ajo negro. Este curioso bulbo de la familia de las liliáceas está de moda. En nuestro país se ha convertido no sólo en la nueva dieta de las famosas, sino además en un ingrediente gourmet, utilizado por los gurús de la cocina creativa y de vanguardia. Ferran Adrià, por ejemplo, lo introdujo en el verano de 2007 en sus deslumbrantes menús de “El Bulli”.

El ajo negro se obtiene a partir del ajo blanco, mediante un proceso de fermentación, tras someterse a  altas temperaturas. Su tiempo de elaboración depende de las condiciones de humedad y de temperatura que se apliquen.

Según afirman los investigadores del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (Ifapa), “en el proceso de transformación del ajo blanco en ajo negro ocurren numerosas reacciones bioquímicas que incrementan notablemente las propiedades antioxidantes del ajo negro”,  llegándose a alcanzar concentraciones hasta diez veces superiores a las presentes en el ajo blanco.

Sobre este particular, la "Clinical Trial Center for Functional Foods, Chonbuk National University Hospital, Jeonbuk, Republic of Korea" llevó a cabo un estudio cuyo objetivo era investigar si la administración de suplementos con ajo negro podría mejorar los perfiles de lípidos en sangre en ratas con hipercolesterolemia leve.

Los resultados no observaron ninguna diferencia significativa en los triglicéridos, el colesterol LDL, el colesterol total, o los niveles de ácidos grasos libres entre los dos grupos en donde uno tomó ajo negro y el otro un placebo.

Sin embargo, el ajo negro aumentó (en comparación con el grupo de placebo al final del estudio) los niveles de colesterol HDL, también conocido como "colesterol bueno", ya que es el encargado de retirar el colesterol de los tejidos y arterias y transportarlos al hígado.

¿Vale la pena comprar ajo negro? Tal vez sí y tal vez no, depende…
Hemos visto que existe algún estudio preliminar y en animales que sugiere posibles beneficios nutricionales del ajo negro. Ahora bien, tengamos en cuenta otros factores. Por ejemplo, su precio: una caja con dos cabezas de ajo negro cuesta entre 6 y 8 euros mientras que medio kilo  de ajo blanco (unas 6 cabezas) pueden llegar a costar entre 1,80 y 2,40 euros.¿Realmente merece la pena quemarse el bolsillo?

Seguramente no….sin olvidar que la cantidad extra de antioxidantes que supuestamente recibiríamos al consumirlo, estaría condicionada a la frecuencia y cantidad de consumo. Es decir, la toma media de ajo negro para recibir sus beneficios, se situaría entre 2 -3 dientes al día a lo largo de varios años. Incluso en este caso, no estaría garantizado un beneficio extra por dos razones, porque es muy difícil individualizar el efecto de un nutriente en particular y porque algunos de los supuestos beneficios que se atribuyen a su consumo (como tomar el ajo negro en ayunas o antes de las comidas) no tienen evidencia empírica. Algo parecido puede afirmarse de que este ajo es homeopático “al desarrollarse durante el proceso de confitado 18 aminoácidos esenciales”, lo que permitiría al ajo “black” (según leemos en una web…) potenciar el sistema inmunológico, combatir el estrés, proteger el hígado, mejorar la actividad de la próstata, fortalecer los huesos, energizar y vigorizar el cuerpo, prevenir la diabetes, retrasar la vejez, bajar el colesterol, ahuyentar la depresión, aumentar la potencia sexual, bla, bla, bla, bla..

¿El zumo de naranja pierde vitamina C si no se bebe enseguida?

Todos hemos escuchado alguna vez esta teoría. Julio Basulto, uno de los impulsores de esta web, se encargó de “exprimirla” en un artículo que publicó en Consumer que empezaba de esta forma: “existe la creencia de que la vitamina C se pierde a gran velocidad una vez que se exprimen las naranjas, pero en realidad tarda mucho más de lo que se cree en desaparecer del zumo”. En concreto, la vitamina C se mantiene perfectamente hasta 12 horas después de estrujar las naranjas y no se “evapora” al instante como creen algunas personas.

He aquí los argumentos: según justificó en septiembre de 2002 la doctora Patricia Murphy en la revista Journal of The American Dietetic Association, aunque la vitamina C (ácido ascórbico) se oxida con rapidez si se deja el zumo de naranja a temperatura ambiente, la sustancia que se genera, denominada ácido dehidroascórbico, sigue teniendo las mismas propiedades de la vitamina C.

La información más reciente sobre este particular proviene de una revisión publicada este año en la Revista Española de Nutrición Humana y Dietética en el que el primer firmante del artículo es el propio Basulto. En ella se reconoce que "existe la falsa creencia de que la vitamina C del zumo de naranja casero es poco estable" y se indica, además, que para que se produzca una disminución considerable de esta vitamina hay que recurrir a "condiciones extremas", como calentar el zumo a 120 ºC. En cuanto al efecto del tiempo sobre la vitamina, esta misma revisión señala que "la vitamina C se conserva perfectamente en el zumo hasta 12 horas, aunque el sabor puede volverse más amargo".

Las botellas de agua mineral que se guardan en el coche no producen cáncer si se recalientan

“Si eres de las personas que dejan su botella de plástico en el coche durante los días calurosos y te bebes el agua caliente cuando regresas, corres el riesgo de contraer cáncer”, avisa un conocido “hoax” –es decir, un bulo o patraña– que circula por internet.

El ritual de cortarle las puntas al plátano porque allí, supuestamente, se acumulan los pesticidas y plaguicidas no tiene sentido

El ceremonial de cercenar ambos extremos al plátano para deshacerse de los pesticidas que, según es creencia generalizada en algunos círculos, se acumulan en los extremos de esta fruta, no tiene ninguna base científica.

Esta es la opinión de José Miguel Mulet, autor de “Comer sin Miedo” (editorial Destino)  y de “Los productos naturales ¡vaya timo!” (editorial Laetoli). Para Mulet esta leyenda que ha alcanzado una cierta popularidad en Alemania –y que ahora parece desembarcar en España– no tiene fundamento alguno. “Ahora mismo, no tenemos problemas con los restos de pesticidas en la comida, porque se lleva un control tan estricto que no queda nada”, señala este bioquímico, a punto de coger el avión que le llevará a Palma de Mallorca a presentar su último libro.

Tal vez el mito ha podido surgir porque en los extremos del plátano las células son más jóvenes, es decir, porque las células madres crecen por las puntas”, se atreve a especular este licenciado en Química y doctor en Bioquímica y Biología por la Universidad de Valencia. “Pero a nivel nutricional,  las puntas no suponen ninguna ventaja o desventaja reseñable”, señala en relación a la moda de los batidos verdes y a determinadas recetas que proponen utilizar las puntas, por ejemplo de los nabos, para obtener un plus de nutrientes.

“El mensaje que hay que lanzar a la población es que, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la comida que consumimos actualmente no tiene restos de pesticidas a niveles preocupantes”, tranquiliza Mulet. “De entrada, un pesticida que no esté en la piel de la fruta no serviría de nada, además de no estar permitido”, recalca.

“Otra posibilidad es que este mito se relacione con una imagen visual: cualquier líquido que pongas en un plátano, por gravedad, se acumulará en la punta, lo que podría haber llevado a algunos a imaginar que los plaguicidas se acumulan en los extremos. Simplemente hay que hacer la prueba y mojar un plátano en agua para comprobar que acaba en los extremos”, anima Mulet para remarcar que se trata de una cuestión de física básica que, sin embargo, no guarda ni un remoto parecido con la creencia de que los pesticidas “chorrean” por la piel de la fruta hasta acabar depositándose en el polo norte y en el polo sur del plátano.

¿La sal del Himalaya es tan supercaligrafilisticaespialidosa como Mary Poppins? Respuesta: no, Mary Poppins lo es más

La sal del Himalaya es una sal cristalina muy bonita, la verdad sea dicha, por el tono rosáceo de sus gemas. La leyenda dice que proviene del Himalaya, donde existía un océano maravilloso habitado por peces de colores, pero en realidad procede, en gran parte, de formaciones salinas de Pakistán, en concreto de una de las minas de sal más grandes del mundo, situada en un pueblo industrial llamado Kherwa, muy cerca de la Fábrica de Cemento Dandot.

La corteza engorda más que la miga, y no al contrario

Hay quien le quita la miga la pan (tal vez porque visualmente se aprecia como “pastosa” o “harinosa”) pensando que así toma menos calorías, cuando pasa justo lo contrario. Simplemente ocurre que la miga del pan tiene más aire y agua que la corteza, razón que explica que sea más blanda y esponjosa.

pensando que así toma menos calorías, cuando pasa justo lo contrario. Simplemente ocurre que la miga del pan tiene más aire y agua que la corteza, razón que explica que sea más blanda y esponjosa. Pero que nadie se equivoque: a igualdad de peso, la corteza aporta más calorías precisamente por ser más sólida.

Explicado de otra forma, el pan sin hornear es igual por dentro que por fuera. En cambio, cuando está cocido, es percibido como si tuviera dos partes diferenciadas: la miga interior y la costra externa. En realidad, los nutrientes son los mismos por dentro que por fuera, salvo por alguna pequeña merma vitamínica que se produce en la capa exterior a consecuencia del calor.

En ese sentido, cualquiera que haya visto trabajar a un panadero sabe que no hay una receta para la miga y otra para la corteza, sino que ambas salen de una misma masa. Simplemente, el calor produce un efecto amarronado sobre los cereales (al ser la porción más expuesta al calor, se seca y adquiere más firmeza), que sólo modifica el aspecto y la concentración de agua. En vista de ello, si lo que se quiere es obtener menos calorías, lo que hay que hacer es comer menos cantidad y no tirar la miga a la basura.

Un último apunte: el hecho de que en 2014 muchas personas de países diferentes culpabilicen al pan de engordar recuerda lo sucedido en el siglo XVI. Entonces, las élites se apartaron del pan, conforme su consumo fue creciendo en las clases populares (recordemos que las rebanadas de pan grueso hacían las veces de platos). El resultado fue un incremento del consumo de carnes y un descenso de los cereales y hortalizas (la historia, como puede verse, se repite…)

Mitos de los alimentos

¿Glucomanano para perder peso? Another one bites the dust

El glucomanano, un aditivo alimentario que se obtiene de las raíces tuberosas de una planta denominada konjac (Amorphophallus konjac), es un afortunado. Es uno de los pocos (poquísimos) complementos alimenticios que ha recibido la bendición de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, en sus siglas en inglés). En 2010, la EFSA autorizó la siguiente declaración de salud: "El glucomanano, en el contexto de una dieta restringida en energía, contribuye a la pérdida de peso".

¿Colágeno bebible? ¿Qu´est-ce que c´est?

Viene (dicen…) de Oriente, está de moda y se encuadra dentro de los complementos alimenticios. Las empresas que lo comercializan señalan que “elimina las líneas de expresión y las arrugas en un 30% al cabo de dos meses de tratamiento”. En cambio, los estudios científicos que lo han evaluado subrayan que no funciona aunque (y es la única buena noticia…) tampoco parece ser perjudicial.

Atún radioactivo a la Fukushima

Un amigo nos hace llegar un “hoax” (cuya traducción libre sería engaño masivo) según el cual las latas de atún en conserva más económicas que se están vendiendo proceden del Mar de Japón. La razón por la que este atún es tan sospechosamente barato ya te la puedes imaginar…

Señalar al melón como causa de su pudrimiento, ensayo aleatorizado y controlado

En una de tantas cenas navideñas, cayó en nuestras atónitas orejas un mito dietético digno de mención en un blog como este. Al parecer, corre por las tierras del Ebro el siguiente rumor: un melón señalado por un dedo humano tiene altas posibilidades de pudrirse antes de tiempo. Ojo, no hace falta tocarlo, es decir, presionar sobre él: es suficiente con apuntar desde lejos con nuestro dedito, como cuando un bebé señala a su juguete para que se lo traigamos. Solo una mente retorcida como la nuestra pudo maquinar, mientras cenaba, el estudio científico necesario para refutar semejante barbaridad. Y solo unos lectores imprudentes e insensatos seguirían leyendo de ahora en adelante (avisada y avisado quedas…), ya que vamos a detallar el proceso punto por punto.

Señalar al melón como causa de su pudrimiento, ensayo aleatorizado y controlado

En una de tantas cenas navideñas, cayó en nuestras atónitas orejas un mito dietético digno de mención en un blog como este. Al parecer, corre por las tierras del Ebro el siguiente rumor: un melón señalado por un dedo humano tiene altas posibilidades de pudrirse antes de tiempo. Ojo, no hace falta tocarlo, es decir, presionar sobre él: es suficiente con apuntar desde lejos con nuestro dedito, como cuando un bebé señala a su juguete para que se lo traigamos. Solo una mente retorcida como la nuestra pudo maquinar, mientras cenaba, el estudio científico necesario para refutar semejante barbaridad. Y solo unos lectores imprudentes e insensatos seguirían leyendo de ahora en adelante (avisada y avisado quedas…), ya que vamos a detallar el proceso punto por punto.

1.- Diseñaremos el protocolo del “melónico” estudio. Solo este primer paso nos llevará un ratito ligeramente superior a lo que cuesta pronunciar “no señales el melón, desgraciao, que te lo cargas”.

2.- Contrataremos a un individuo que no tenga nada que ver con el mundo melonar (en el rumor no parece influir el sexo o la edad de quien señala, así que no haremos la selección del voluntario teniendo estos criterios en cuenta), pero que forme parte de la Real Federación Española de Tiro con Arco (es importante que sea alguien que señale bien: la torpeza al señalar mandaría el estudio al garete).

3.- Escogemos un campo de melones en el que crezcan más de 100 ejemplares. Nos aseguraremos, mediante una entrevista detallada al agricultor responsable del campo, de que nadie haya señalado antes a los melones.

4.- Con mucho mimo, etiquetaremos los melones uno por uno (mejor en la rama, por si acaso…), cuidando de no apuntar a ningún melón con nuestro torpe dedo índice. Las etiquetas deben contener un código sin significado alguno para el voluntario (Ej.: X@78xjf2*).

5.- De entre los 100 códigos asignados a los melones, seleccionaremos al azar 50, dividiendo así el melonar en dos grupos. A saber: el grupo de aquellos melones que serán señalados por el voluntario, y el grupo de los melones que, felices y contentos en su melonar, no serán amenazados por el temido dedo índice, terror de todos los melones. Posteriormente, asignaremos códigos a los pobres melones seleccionados por el voluntario.

6.- El día D, a la hora H, el voluntario señalará durante 10 segundos (décima arriba, décima abajo) los melones seleccionados, sin que nosotros (los investigadores) presenciemos qué melones serán señalados.

7.- Llegada la cosecha, contrataremos a un miembro de la Unión Española de Catadores, al que pediremos que cate los melones, uno por uno, para determinar su sabor en una escala de 1 a 10 y califique, de forma dicotómica, si, según su parecer, el melón en cuestión esta pasado de maduración o no.

8.- Someteremos los resultados a un cálculo estadístico. En primer lugar, analizaremos la incidencia de melones pasaditos según el experto catador en cada uno de los dos grupos, realizando una comparativa mediante la prueba exacta de Fisher para, en segundo término, proceder a comparar la calidad de los melones (de igual forma para cada uno de los dos grupos), según la escala ordinal establecida, mediante el test de la U de Mann-Whitney (prueba equivalente al T-Test, para datos ordinales), estableciendo si existen diferencias estadísticamente significativas tanto en la incidencia de melones pasaditos como en la calidad de los mismos, entre los melones no señalados, y los melones malévolamente estigmatizados por el voluntario.

9.- Enviaremos el estudio a una revista científica indexada que cuente con un proceso de revisión por pares (peer review) para someterlo a su escrutinio y arbitraje.

Y hasta aquí podemos leer. ¿Entienden por qué es mucho más fácil hacer correr un rumor (falso a todas luces) que desmentirlo? No nos hemos tomado la molestia de revisar si alguien ha publicado un estudio sobre este tema, no vaya a ser que existan seres más desequilibrados que nosotros y nos quiten el podio.

Nota: Los autores declaran no tener conflictos de interés. Es decir, no pertenecemos a un club clandestino de señaladores de melones, no vendemos melones al por mayor (ni siquiera de tapadillo…), no guardamos vínculo alguno con el maravilloso mundo de los melones (aunque sí comemos alguno de vez en cuando, todo sea dicho), ni nos afectan otros factores económicos o personales que pudieran influir o menoscabar nuestro juicio a la hora de elaborar o de valorar este estudio.

Tomar tabletas de chocolate ¿no engorda?

Hay titulares que le espesan a uno el día, cual taza de chocolate caliente. Y la semana del 4 al 10 de noviembre hubo un alud de dicha clase de titulares. Sugerían algo así como que “su hijo ya puede tomar chocolate sin miedo: un estudio demuestra que no engorda”. Aunque fuera cierto (algo harto discutible…) que tomar chocolate no “engorda”, hay que ser muy pero que muy cauto a la hora de enviar semejantes mensajes a una población en la que tres de cada diez niños tienen exceso de peso.

La verdad y nada más que la verdad sobre el té verde

La verdad del té verde es que es una infusión en la que se recomienda no llevar al agua al punto de hervor y en la que conviene dejar reposar el té de dos a tres minutos. Esta infusión es muy sabrosa y tanto se puede tomar caliente como fría. Asimismo, puede tener un ligero efecto relajante o vigorizante, según las circunstancias y el momento. Esto es lo que se sabe y está comprobado. 

Cuerno de antílope, escarabajos, sanguijuelas y escorpiones para tratar el infarto cerebral (y no es un chiste…)

Esperamos que el titular anterior le provoque escalofríos. Pero no como los que genera un texto de Borges, ese mago de las palabras (“oscuramente creyó intuir que el pasado es la sustancia de que el tiempo está hecho”), sino más bien como los de la vergüenza ajena.

Misterio en la verdulería: las (supuestas) cerezas vengativas

A tenor de los indicios existentes en internet, al menos desde 2007 corre el rumor de que comer cerezas y beber agua resulta mucho peor para la parte ancha del aparato digestivo que intoxicarse con ostras en mal estado.

La infraestructura de la charlatanería nutricional (primera parte)

Cada vez hay más interés por la nutrición. Pese a tratarse de algo deseable, esta nueva afición se acompaña a veces de expectativas exageradas y nada realistas sobre los beneficios de una buena alimentación, en gran parte porque los conocimientos dietético-nutricionales de la población son muy superficiales.

Jamón en el embarazo: los puntos sobre las íes y…punto final

Por tratarse de una situación “embarazosa”, y dada la enorme repercusión de la noticia que publicamos el 10 de junio de 2013 en relación a si puede entrañar un riesgo para las embarazadas consumir jamón y, en general, carnes frescas poco cocinadas (efectivamente: comporta un riesgo), hemos decidido “alumbrar” un nuevo texto (el último) en relación a este tema para que nuestros lectores sepan que no nos importan un jamón…
Mitos de los alimentosOrigen animalCarne y derivados

Mito: Los frutos secos engordan?

Diferentes estudios, a lo largo de los últimos años han confirmado que, pese al alto aporte calórico y de grasas de nueces, almendras, avellanas y demás frutos secos, su consumo no se asocia a ganancias de peso corporal.

Pese a su fama de calóricos, los puedes incluir sin miedo en una dieta para perder peso si está bien planteada. Te explicamos cuántos frutos secos tomar para que te beneficies de sus múltiples propiedades sin echar a perder tu figura.

Hay estudios que demuestran que tomar frutos secos ayuda a controlar el peso. Pese a su fama de calóricos, los puedes incluir sin miedo en una dieta para perder peso si está bien planteada.

Tienen grasa, ¿y qué?

Para medir la grasa de los alimentos se utiliza el factor Atwater, que atribuye 9 kcal a cada gramo de grasa, independientemente del tipo de grasa que sea, vegetal, animal... Peeeero, en el caso de los frutos secos...

Toda la grasa no es igual

... Se ha visto que no se absorbe el 100% de la grasa del fruto seco, solo una parte, por lo que no tendría 9 kcal por gramo, sino menos.

En una dieta para adelgazar, puedes tomar un puñado de frutos secos a media mañana, con una fruta o un yogur. Te saciará y además mantendrás la línea.

La ración indicada para no engordar

La ración recomendada de frutos secos son 28 gramos, lo que equivale a 165 kcal. Es decir, puedes comerlos, pero solo un puñado, no te pases y te comas todo el paquete.

Si lo que tomas son pistachos, no tomes más de 49.

 

Lo sabemos, encontrar un picoteo saludable que nos ayude a seguir con nuestra alimentación equilibrada en ocasiones no es ...
 
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Mito: Beber agua ayuda a no engordar (o al contrario...)

Muchas personas creen que beber agua ayuda a mantener el peso o, al contrario, que engorda, por más que el agua no tenga calorías. En su día, la “Revista Española de Obesidad” (Vol.9, Suplemento 1, Octubre 2011) redactó un documento de consenso para que la gente normal y corriente tuviese "más claro que el agua" la verdad y nada más que la verdad sobre esta cuestión.

Mito: Los huevos rubios son más nutritivos

Existe la creencia de que los huevos de color moreno son mejores que los blancos o, lo que es lo mismo, que nutren más y mejor. Sin embargo, la diferencia entre ambos no debería ser tomada en consideración.  SEGUIR LEYENO ....SABER MAS............

¿Qué significa que se puede comer “de manera ocasional”?

Actualizado: Lun, 20/05/2019 - 11:31

La investigación promovida por Susana Menal-Puey e Iva Marques-Lopes que publica ´Nutrients´ es lo que en el argot científico se denomina una ´cuartil 1´, es decir, una investigación de alto impacto o, lo que es lo mismo, una referencia a nivel mundial
En ningún caso se trata de justificar el consumo de alimentos ocasionales, sino de aceptar que la mayor parte población no come únicamente alimentos cien por cien saludables, sino también bollos, postres lácteos, embutidos y productos pre-cocinados
La industria agroalimentaria lleva mucho tiempo jugando con la ambigüedad de conceptos como ´consumo ocasional´ y ´dieta variada´, con la condescendencia de la administración
Nuestro método se fundamenta en ´en vez de´ en lugar de ´además de´, que es lo que realmente se hace en la práctica, señala Iva Marques, coautora del estudio, a Comer o no Comer
Otro de los mensajes podría ser: si tomas un día un postre lácteo, no te tomes también ese mismo día un trozo de fuet, porque la cantidad de grasa será excesiva para una dieta saludable
Darse un capricho ocasional es posible si se hace lo demás bien, es decir, si comes cinco frutas y verduras, cereales integrales, bebes agua, etc. y te olvidas durante el resto del día del resto de caprichos ocasionales del mundo mundial
AECOSAN y la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria harán bien en tener en cuenta esta investigación si su objetivo es que los ciudadanos aprendan a comer saludablemente
Hasta la fecha habíamos escuchado que los alimentos de consumo ocasional eran aquellos que se debían de comer con poca frecuencia. Pero…¿con cuánta, exactamente? ¿Una vez al día? ¿un croissant a la semana? ¿Acaso una bolsa de patatas chips al mes? Asimismo, habitualmente se aconseja comerlos en cantidades pequeñas. Volvemos a lo mismo: ¿cuánto es eso, en gramos? Un estudio impulsado por Susana Menal-Puey e Iva Marques, profesoras de la Facultad de Ciencias de la Salud y el Deporte de Huesca y expertas en planificación dietética, titulado “Development of Criteria of Incorporating Occasionally Consumed Foods into a National Dietary Guideline: A Practical Appoach Adapted to the Spanish Population”, ha puesto los puntos sobre las íes.

Sin embargo, lo primero que quiere expresar Marques es que en ningún caso se trata de justificar su consumo, sino de regular una evidencia: la mayor parte de la población no come únicamente alimentos cien por cien saludables, sino también bollos, mermeladas, postres lácteos, embutidos, alimentos pre-cocinados, etc. Por ello y en vista de que su número parece crecer exponencialmente, una de las primeras cosas que explica Marques a “Comer o no Comer” es que “nuestro método se fundamenta en ´en vez de´ en lugar de ´además de´, que es lo que realmente se hace en la práctica”. Por su parte, Menal añade: “estos alimentos pueden resultar poco saludables, pero podría regularse su consumo para atender las preferencias individuales o ciertos patrones culturales en el contexto de una dieta saludable”.

Para dar una idea de su importancia, la investigación promovida por Iva Marques-Lopes y Susana Menal-Puey que publica la revista “Nutrients”, es lo que en el argot científico se denomina “una cuartil 1”, es decir, una investigación de alto impacto o, lo que es lo mismo, una referencia a nivel mundial. 

Hasta su aparición, el único estudio bien diseñado que había intentado llenar este vacío vio la luz también en la revista Nutrients en marzo del año 2015 con el título “Interpreting the Australian Dietary Guideline to “Limit” into Practical and Personalised Advice”. Sin embargo, la investigación australiana se centró en mostrar qué alimentos ocasionales se pueden ingerir cuando hay un gasto energético más elevado, es decir, una ingesta añadida a una dieta saludable. 

“A diferencia de este trabajo, nuestra investigación trata de hacer encajar los alimentos ocasionales dentro del patrón calórico, sea alto o bajo, por lo que hemos diseñado porciones para patrones de 1.500 kcal y 2.500 kcal”, explican las autoras a una sola voz. “El hecho de haber hecho el cálculo sobre 1.500 kcal tiene interés porque un porcentaje elevado de niños en edad pre-escolar y escolar tienen ese gasto calórico”, añaden.

Vamos ahora con las principales conclusiones del estudio. Con independencia de que nadie sepa contar las calorías o de si importan o no, “la ocasionalidad debería traducirse por sustituir y no por añadir más alimentos de este tipo”, aprecia Marques. “En este trabajo se han definido varias categorías de alimentos ocasionales y se han concretado las cantidades en las que podrían comerse. Siempre y cuando se elijan en las cantidades indicadas y se sustituyan por los alimentos frecuentes correspondientes, la dieta sería adecuada”, apostilla Menal.

Por explicarlo con un ejemplo si, pongamos por caso, alguien come un croissant de chocolate a la semana (lo que encajaría con la noción más extendida de “consumo ocasional”), pero también come una vez a la semana, un pedazo de tarta de manzana, una bolsa de patatas fritas, un trozo de cualquier queso graso (Roncal, Idiazabal, Zamorano, Manchego, Tetilla, Mahón, Cabrales, Casar, Majorero, Cheddar, Roquefort, Gruyere, Brie, Emmental, Raclette, Edam, Gouda, Camembert), un puñado de galletas saladas (también una vez a la semana), un cuenco de palomitas de maíz los sábados que va al cine, unas salchichas de Frankfurt, un puñado de chuches, etc. la suma de estos consumos ocasionales da lugar a un resultado que asusta. Aunque esto ya no lo digan Iva Marques y Susana Menal en su estudio, sino “Comer o no Comer”, la industria agroalimentaria lleva mucho tiempo jugando con la ambigüedad de conceptos como “consumo ocasional” y “dieta variada”. “Llevo veintidós años enseñando dietética y hacer un consumo ocasional es casi imposible cuando estamos rodeados de ciertos productos”, reconoce Marques. 

Generalmente, las guías dietéticas sugieren que el consumo ocasional es aquel que se realiza, como mucho, una vez a la semana o tres veces al mes, como máximo (caso, por ejemplo, de los alimentos pre-cocinados). La pregunta es: ¿cuándo se dice una vez a la semana, se hace referencia a una determinada categoría de alimento (por ejemplo, a los alimentos grasos) o a la suma total de las distintas categorías en las que se agrupan los alimentos que deben consumirse con moderación? (esto es, los ricos en sodio, los ricos en azúcares añadidos, los ricos en grasas saturadas, etc.) Es decir, “¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?”, que diría Raymond Carver. 

En general, la “ocasionalidad” ha de guardar relación con el patrón saludable. Por este motivo, el paper de ambas investigadoras señala que, teóricamente, podría ser posible tomar un alimento rico en azúcar añadido o en grasas saturadas diariamente (siempre que el tamaño de la porción fuera el adecuado, caso, por ejemplo, de un pequeño croissant de 60 gramos), pero lo que no se puede hacer es comer dos el mismo día, porque en la práctica supondría una ingesta de azúcar y grasa saturada excesiva. Además, durante ese día tampoco se debería elegir otro alimento rico en grasas.

Aunque a simple vista un trozo de chorizo no tenga nada que ver con un flan de huevo, ambos pueden repercutir en el consumo de grasas poco saludables. Así pues, se trataría de “alternar la ocasionalidad”, por decirlo en palabras de Marques, de modo que, como mucho, cada día una persona ingiera un alimento (aunque si no toma ninguno, mucho mejor…) perteneciente a cada una de las categorías en las que se integran los productos que los expertos aconsejan tomar ocasionalmente cuando el objetivo es gozar de buena salud.

Visto así, otro de los mensajes podría ser: si tomas un día un postre lácteo, no te comas también ese mismo día un trozo de fuet, porque estarás elevando la grasa al cuadrado. Así pues, sin decir en ningún momento que sea lo conveniente, sino más bien un mal menor, se trata de alternar los alimentos ocasionales ricos en grasa, con los alimentos ocasionales ricos en sodio y con los alimentos ocasionales ricos en azúcares añadidos. O sea, si te comes un pedazo de queso, procura que las carnes que comes durante esa jornada sean magras y utiliza grasa vegetal. Lo que no tienes que hacer, en ningún caso, es comer diariamente dos o más porciones de alimentos ricos en grasas saturadas o en azúcar, por ejemplo.

La interesante investigación que suscriben Susana Menal e Iva Marques enumera los alimentos que deben consumirse esporádicamente (desde el pescado empanado procesado hasta las salchichas de Frankfurt) y los agrupa. Para que el resultado sea fiable, y ante la pregunta de qué es peor en términos de salud si una palmera de chocolate o unas galletas saladas, el estudio recomienda unas cantidades (expresadas en gramos; a menos cantidad sugerida, más poco saludable es el producto). Es decir, de los alimentos con mayor contenido en nutrientes no saludables de cada grupo hay que comer menor cantidad que de aquellos otros de su mismo rango que no resultan tan perjudiciales. 

Un recordatorio: siendo discutible que algunas organizaciones acepten situar en la cúspide de las pirámides alimentarias, cajas de cereales refinados, pizzas, piruletas y demás, ese consumo “infrecuente” solo es sostenible en términos de salud (es decir, si se trata de no engordar y de no sacar más números de la cuenta en la tómbola en la que se sortean algunas de las enfermedades crónicas de mayor prevalencia) cuando ese día en el que te tomas el caprichito de turno haces bien todo lo demás. A saber: comes cinco frutas y hortalizas, eliges cereales integrales, bebes agua, etc. y te olvidas durante todo el día del resto de caprichos ocasionales del mundo mundial. 

Así pues, el estudio trata de regular la ocasionalidad. Pero no es fácil, pues con el “comer emocional”, es decir, con el hábito de  paliar la tristeza, la ansiedad, el aburrimiento, los celos o cualquier otra emoción con alimentos muy salados, muy dulces o muy grasos, la empresa se complica.

En cualquier caso, tanto la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) como la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria que sustenta la pirámide alimentaria española, harían bien en tener en cuenta esta investigación si su principal objetivo es que los ciudadanos aprendan a comer saludablemente.

Los alimentos más sobresalientes de todos los tiempos

Los alimentos más sobresalientes de todos los tiempo

El sábado 12 de octubre de 2103 el diario “El País” publicó un suplemento dedicado a las frutas y verduras que incluía un artículo titulado “Los mejores entre los buenos”, que desglosaba un hit parade con los 30 alimentos más saludables de todos los tiempos, según el juicio de un grupo de nutricionistas contratados por el gobierno estadounidense.   SEGUIR LEYENDO.. SABER MAS....................

Los cinco alimentos que muchos evitan por miedo a engordar

Un 61% de los españoles engordan unos tres kilos durante el verano. Muchas creen que quitándose los alimentos que creen que más engordan pueden bajar peso en poco tiempo, pero esto es un error.

IMPORTANTES CONSEJOS



Mayor consumo de bebidas alcohólicas como cerveza, vino o tinto de verano (58%), mayor consumo de helados y dulces (47%), hacer menos ejercicio (38%), picar más entre horas (34%), abuso de las comidas precocinadas (33%) y tomar aperitivo en el chiringuito (26%) son los motivos más frecuentes para engordar. Por ello, muchos españoles están pensando en ponerse a dieta a la vuelta, pero no todo el mundo lo hace bien.

Muchas personas creen que quitándose los alimentos que más engordan pueden bajar peso en poco tiempo, pero esto no es lo adecuado ya que lo importante es tener unos buenos hábitos alimenticios y unas rutinas saludables en el día a día. "Es importante saber que las “dietas milagro” no son buenas para la salud y que hay que tener una alimentación equilibrada durante el resto del año, a pesar de los caprichitos de estas semanas. También es muy importante mantener un ritmo de vida activo practicando ejercicio de forma regular", comenta  Noelia Suarez, directora de comunicación de Nutritienda.com 

Además, hay muchos alimentos que tienen “fama” de engordar, pero no siempre esto es real ya que pueden engordar menos de lo que uno se cree o simplemente siguiendo unas pautas se puede comer un alimento calórico y que no engorde. He seleccionado los cinco alimentos que más se evitan por miedo a engordar pero que no son lo que parecen:

1. Pistachos
Los frutos secos son, sin lugar a dudas, alimentos muy valiosos desde el punto de vista nutritivo. Contienen fibra, vitaminas, minerales y grasas saludables y, al contrario que otros alimentos igual de calóricos, aportan nutrientes beneficiosos para la salud. Muchas veces uno evita comerlos por temor a engordar, pero resulta una alternativa saludable para comer entre horas.

¿Es el pistacho el fruto seco con más calorías?. Hay una creencia popular que cree que el pistacho es el fruto seco más calórico, pero esto no es así. El pistacho, originario de Asia y conocido desde hace miles de años, es un fruto seco con un contenido muy relevante en nutrientes. Contiene cantidades importantes de vitamina E (conocida por su poder antioxidante), así como vitaminas A, C, B1, B6 y B9. Además, es rico en magnesio, potasio, hierro y fibra.

Con respecto a las calorías debemos decir que el pistacho (con aproximadamente 590 Kcal/100g) tiene menos calorías que los piñones, las avellanas, las nueces y las almendras. Por lo tanto, no, ¡no se trata del fruto seco más calórico! Además de su gran sabor y su riqueza en nutrientes, el pistacho puede ser un gran aliado de los deportistas que quieran aumentar su rendimiento muscular, ya que es rico en arginina, aminoácido que favorece la vasodilatación y la síntesis de óxido nítrico, lo que facilita el aporte de nutrientes a nuestras células, siendo indispensable en la recuperación muscular. También, al ser rico en fibra produce un efecto saciante y prolongado, por lo que colabora en el control de peso, por lo tanto, si uno come varias veces a la semana pistachos reduce la probabilidad de picar entre horas alimentos procesados y ricos en azúcares que favorecen el aumento de peso ¡Y son ideales en ensaladas!

2. Aguacates
El aguacate es el fruto mexicano que probablemente más se haya popularizado en los últimos años, y es que su sabor, textura y sobre todo, sus propiedades nutricionales, han conquistado el paladar de muchas personas alrededor del mundo. Además, es un fruto con una extraordinaria versatilidad culinaria y, por si fuera poco, sus perfectas propiedades nutricionales hacen que se encuentre entre los alimentos top en el mundo culinario y fitness actual.

Antiguamente fue un fruto muy despreciado por la población general debido a su fama de tener alto valor calórico, pero poco a poco se fue haciendo hueco en la alimentación diaria de muchas familias al ir descubriendo todos sus beneficios. Hay que aprender a ver las propiedades de un alimento mucho más allá de las calorías que pueda aportar, y el aguacate es el mejor ejemplo de esto. 

Es un fruto bastante calórico 230 kcal por 100 gramos, pero tiene un valor nutricional inmejorable. El nutriente que más destaca es la grasa, pero la denominada “grasa buena” monoinsaturada, como el ácido oleico, y la fibra. Gracias a esto es el alimento perfecto para mejorar la salud cardiovascular ya que está demostrado que mejora el colesterol malo. Destaca por su contenido en magnesio, potasio, vitaminas del grupo B y la antioxidante por excelencia, la vitamina E. Así que, aunque sea una comida con alto nivel calórico es una buena alternativa a las grasas saturadas y conviene introducirla en nuestra alimentación.

3. Aceitunas
Las aceitunas son otro ejemplo de alimentos que uno cree que engordan pero que realmente son muy buenas para mantener el peso. Contienen numerosos elementos ricos en antioxidantes naturales, inhibiendo la oxidación de los lípidos, promoviendo la relajación vascular y prevención de la arteriosclerosis de especial importancia en los países desarrollados donde las patologías cardiovasculares representan una de las mayores causas de muerte.

Además, protegen el aparato digestivo ya que el ácido oleico impide liberar péptidos y hormonas inhibiendo la secreción de jugos gástricos y con ello de ácido clorhídrico, esto evita el síndrome de hipersecreción ácida y las úlceras gástricas y duodenales. Son una fuente de hierro y sodio, vitaminas A y C que mejoran nuestras defensas, también son altamente saciantes y ayudan a mantener nuestro peso ya que contienen pocas calorías y tienen un alto aporte de fibra. Y en España, ¡será por variedad!

4. Pasta
En los últimos tiempos se ha asociado la ingesta de carbohidratos al aumento de peso, especialmente si se toman por la noche. Esto no es del todo cierto, el problema radica en que la dieta occidental se basa en el consumo de carbohidratos refinados, azúcares y almidón, que combinados con el sedentarismo producen aumento de peso. Cuando se ingieren carbohidratos como puede ser la pasta, estos son utilizados para reponer las reservas de glucógeno, tanto en el hígado como en el músculo, reservas que se gastan cuando se realiza algo de actividad física. Cuando las reservas están llenas, el excedente de glucosa se transforma en grasa pero esto ocurre en cualquier momento del día, no solo por la noche.

¿Qué ocurre si por el día se realiza actividad física y en la comida se toma carbohidratos? Que las reservas de glucógeno gastadas se repondrán. Lo mismo ocurre si realizamos actividad física por la tarde y por la noche hacemos una cena rica en carbohidratos, estos repondrán las reservas gastadas durante la actividad. Por lo tanto, la pasta solo se transformará en grasas cuando no se haya hecho nada de actividad física anterior o posteriormente a su ingesta.

Lo ideal, además de comer variado, es no dejar de comer pasta por miedo a engordar pero tener en cuenta que una vida sedentaria no es buena y hay que
combinar estos alimentos con algo de ejercicio. Por cierto, la pasta siempre es preferible que sea integral y sin refinar, ¡Y huir de las salsas procesadas y muy calóricas!.

5. Leche
La leche contiene lactosa, un azúcar compuesto por glucosa y galactosa, para digerir la lactosa se necesita la enzima lactasa producida en el intestino delgado. Esta enzima es la responsable de desdoblar la glucosa en sus dos azúcares simples: glucosa y galactosa. De esta forma, si los niveles de lactasa son bajos o ésta no realiza bien su labor “desdobladora”, aparecen dificultades para digerirla. Un porcentaje reducido de la población puede dejar de producir esta enzima, ocasionando problemas y resultándoles indigesta.

Sin embargo, si se tolera la leche (el 75% de la población lo hace), no hay motivo para dejar de consumirla, al revés, es una fuente de calcio, de vitamina D y nutrientes esenciales para conservar sanos los huesos y los dientes. La leche es un alimento muy completo, la mayoría de su peso es agua, proporciona proteínas de alto valor biológico y sales minerales (calcio, fósforo y magnesio) muy importantes para el mantenimiento y desarrollo de la masa muscular y ósea.

Por último, la leche es una buena fuente de vitaminas del grupo B, A y D necesarias para el buen funcionamiento del organismo. Muchas veces uno cree que tomando leche se engorda, pero no es cierto, ya que las seroproteínas que contiene sacian, además resulta un alimento muy interesante dentro de una alimentación equilibrada. Por cierto, no solo es buena la leche de vaca, ¡la de cabra y oveja también!