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El binomio alimentación-cáncer se
trata desde dos vertientes diferentes. Por un lado, considerando la dieta
como factor precursor o de prevención del cáncer y, por otro, desde el papel
de la dieta en el tratamiento del paciente oncológico. Hasta fechas recientes, no
resultaba nada fácil establecer una relación clara y directa entre
alimentación y cáncer. Los diferentes estudios no demostraban individualmente
de forma clara, ni el grado de relación, ni el momento del desarrollo tumoral
en el que intervienen algunos alimentos o determinados hábitos alimentarios.
Sin embargo, son tantos los estudios llevados a cabo y tan amplia la
información en ellos recogida, que al estudiar el problema desde una
perspectiva global e integradora los resultados son más que convincentes. Dietas ricas en carnes y grasas,
algunas vitaminas y micronutrientes han obtenido, después de muchos estudios,
calificaciones de promotores o protectores del cáncer respectivamente. A lo
largo de estas páginas, intentaremos esquematizar los datos más actuales a
este respecto y las normas básicas de alimentación que aconsejan los
Organismos ocupados y preocupados por la Salud Pública para la prevención de
esta enfermedad. El otro aspecto, el tratamiento
nutricional de los enfermos oncológicos, que relaciona la nutrición y el
cáncer, ha dado en los últimos años frutos muy positivos, permitiendo una
mayor calidad de vida a los enfermos sometidos a terapias curativas o
paliativas. Quizás los mejores resultados se centran en las terapias
paliativas, que han cobrado un especial interés por ser las más efectivas a
corto plazo y por haberse convertido algunos procesos oncológicos, en
enfermedades crónicas. En estas páginas sintetizaremos
los aspectos más relevantes acerca de estas cuestiones. |
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CÓMO INTERVIENEN
LOS ALIMENTOS EN EL PROCESO CANCEROSO
Aunque
los estudios realizados son muchos, los resultados son poco concluyentes. El
principal problema con el que se cuenta es que la formación de un tumor puede
ser un proceso muy largo. Pueden pasar entre 5 y 10 años desde que comienza
la alteración celular hasta que las células se convierten en tumorales, que
es cuando su crecimiento y reproducción se escapan de los mecanismos de
control biológicos. Establecer el momento del desarrollo tumoral en el que intervienen
los alimentos, así como cuáles, en qué cantidad, etc., está siendo muy
difícil. No
obstante, se han establecido unas líneas generales de actuación de los
alimentos en el desarrollo de tumores, que son compartidas por muchos
autores, y constituyen las bases teóricas de los ensayos y estudios más
actuales. El
siguiente esquema muestra, de forma muy general, el proceso de desarrollo y
formación de tumores y a qué nivel pueden actuar diferentes factores
alimentarios:
De
las diferentes clasificaciones de los alimentos, según su relación con el momento
del crecimiento del tumor, son la del Doll y Peto en 1981 y Cohen en 1987 las
más aceptadas y se resumen a continuación: En la fase
de inicio
1.- Alimentos que contienen elementos
potencialmente carcinógenos. Es decir, alimentos que pueden alterar la
información genética y alterar las células. En este grupo se encuentran:
2.- Alimentos que se ingieren y que en el
proceso de la digestión producen tóxicos cancerígenos. En muchos casos se
puede reducir o incluso eliminar esta situación, gracias a algunas vitaminas
y minerales.
3.- Alimentos que actúan como transportadores
de cancerígenos. Tienen la capacidad de acercar a las células elementos que
pueden ser perjudiciales. Otros actúan como cofactores, es decir, se unen a
elementos que existen en el organismo y el compuesto que se produce es el que
puede ser potencialmente cancerígeno. De
esta forma parece que actúan:
En la fase
de promoción
4.- Situaciones que son utilizadas por las
células tumorales para favorecer su crecimiento y multiplicación.
Fase de
regulación y expresión del tumor
5.- Los alimentos proporcionan energía y
nutrientes a todas las células del organismo, incluso a las tumorales. Parece
demostrado que en esta fase del crecimiento tumoral es la grasa el principio
inmediato más y mejor utilizado por las células tumorales. También
cuando se lanzan teorías sobre los efectos beneficiosos de algunos alimentos
se hace sobre las mismas hipótesis.
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Ya en 1984, el Instituto Nacional del
Cáncer de Estados Unidos estableció que un 35% de los tumores tenían su
origen o estaban relacionados con factores alimentarios. Esta cifra es
comparable a la de los casos de cáncer producidos por el tabaco,
contabilizados en un 30%. Así, hace ya 15 años que los expertos sitúan los
factores alimentarios a la cabeza de los factores de riesgo tumoral, debidos
a una influencia ambiental externa. Más recientemente, el primer
informe global sobre dieta y cáncer, publicado en septiembre de 1997 por el
Fondo Internacional para la Investigación del Cáncer, junto con el Instituto
Americano para la Investigación del Cáncer, no deja lugar a dudas sobre la
íntima relación existente entre cáncer y dieta. Alimentos, Nutrición y Prevención del
Cáncer: Una Perspectiva Global es
un informe de 650 páginas elaborado por un equipo internacional de 15
científicos de 9 países, apoyados por más de 100 críticos, que evaluaron más
de 4.000 estudios sobre la dieta y el cáncer. El informe estima que un cambio en la
dieta puede reducir la incidencia global de cáncer entre un 30 y un 40 por ciento,
lo que equivale a entre tres y cuatro millones de casos anuales en todo el
mundo. Junto con el abandono del tabaco implica que entre el 60 y el 70 por
ciento de los cánceres son evitables. La mayor parte del informe
consiste en una evaluación de los vínculos entre una amplia gama de alimentos
y bebidas, nutrientes, métodos de transformación y conservación alimentaria,
tamaño corporal y nivel de actividad física, y cada uno de los dieciocho
cánceres comunes. Para los factores estudiados que aumentan o disminuyen el
riesgo de un cáncer dado, la intensidad de la asociación se clasificó como
"convincente", "probable" o "posible". En
general, los alimentos vegetales reducen el riesgo de cáncer. Por ejemplo,
las verduras reducen el riesgo de cáncer de boca y faringe, esófago, pulmón,
estómago, colon y recto (convincente), laringe, páncreas, mama y vejiga
(probable), hígado, ovario, endometrio, cuello del útero, próstata, tiroides
y riñón (posible). De manera similar, las frutas reducen el riesgo de cáncer de
boca y faringe, esófago, pulmón y estómago (convincente), laringe, páncreas,
mama y vejiga (probable), ovario, endometrio, cuello del útero y tiroides
(posible). Por contraste, el alcohol, la carne, las dietas grasas y la
obesidad incrementan el riesgo de diversos cánceres. La carne, por ejemplo,
probablemente incrementa el riesgo de cáncer colorectal, y posiblemente
incrementa el riesgo de los de páncreas, mama, próstata y riñón. Los estudios realizados sobre vegetarianos
muestran que tienen una menor incidencia de cáncer en general y de varios
tipos específicos, tras tomar en consideración los efectos de otros factores
del estilo de vida tales como el fumar y la cantidad de ejercicio. Estos
beneficios se deben no sólo a la exclusión de la carne, sino también a la
inclusión de una mayor cantidad y variedad de alimentos vegetales que
contienen una amplia gama de sustancias que previenen el cáncer. El equipo hace un total de
catorce recomendaciones dietéticas dirigidas tanto a las autoridades como a
los consumidores. Por ejemplo, a los consumidores se recomienda:
Paul Appleby, Oxford Vegetarians, c/o 57 Sharland Close,
Grove, Wantage OX12 OAF, UK (Reino Unido), En definitiva, las dietas hipercalóricas,
las ricas en grasa y proteínas son las más peligrosas, junto con algunas
formas de cocinar como la barbacoa, ahumados, salazón, etc. Por el contrario,
la fibra (insoluble sobre todo), vitaminas y algunos minerales forman el
grupo de protectores frente a los tumores. A algunos, incluso, se les
atribuye el papel de "curativos". Actualmente,
la investigación continua y los medios de comunicación no paran de
bombardearnos con los resultados de nuevos estudios epidemiológicos o con
algún nuevo compuesto derivado de alguna extraña planta amazónica. Sin
embargo, el fantasma del cáncer sigue acechando a millones de personas cada
día, sin que nadie encuentre la formula magistral que lo erradique para
siempre de nuestras vidas. Quizá la respuesta no sea sencilla, ...o a lo
mejor es tan simple que la hemos olvidado. A
través de estas páginas vamos a refrescarnos un poco la memoria. |
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CAMBIOS METABOLICOS |
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