El que en muchos casos el cáncer se haya
convertido en una enfermedad crónica y consecuentemente la vida de los
enfermos se haya alargado mucho, no deja , a esta enfermedad, exenta de
problemas. Las terapias más efectivas contra la enfermedad suponen
importantes trastornos tanto físicos como psíquicos. Mediante una adecuada
alimentación se pueden paliar algunas de las consecuencias de esta compleja
situación.
Cada paciente necesita una
terapia específica que se debe basar en:
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Valoración
del estado nutricional
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El tipo de cáncer.
Acotar la influencia
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La situación
psicológica con la que se afronte la enfermedad
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Cuando se interviene desde la
nutrición es fundamental tener clara la finalidad de la terapia:
La estrategia de la
alimentación se debe plantear a tres
niveles:
Nivel
Preventivo: en este tipo
de estrategias se pretende mantener durante el mayor tiempo posible, el
buen estado nutricional que el paciente presenta en la situación de
partida. Calcular el gasto que puede ocasionar la aplicación de la terapia
y el propio tumor.
Nivel
Coadyuvante (a otras terapia): Cuando el estado nutricional es
deficiente y el paciente debe ser sometido a tratamientos antitumorales, se
debe aplicar un tratamiento nutricional específico en aras a afrontar mejor
los severos efectos que éstas producen. Se conseguirá así una mejor
tolerancia y una mayor efectividad de los tratamientos.
Nivel
Paliativo: El tratamiento de los pacientes en fase
terminal se orienta a conseguir aliviar los trastornos producidos por la
enfermedad.
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