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Las grasas - Grasa abdominal como conbatirla - Combatir la grasa abdominal activa( pasos )

OLIMPO GYM. 

 

¿Qué son las grasas?

¿Qué son las grasas?

 

 

Las grasas son sanas, de hecho, son absolutamente esenciales para disfrutar de una salud óptima. Ciertas grasas reducen el riesgo de cáncer, problemas de corazón, alergias, artritis,..

. Las grasas son sanas. De hecho, son absolutamente esenciales para disfrutar de una salud óptima. Ciertas grasas reducen el riesgo de cáncer, problemas de corazón, alergias, artritis, eczema, depresión, fatiga, infecciones, síndrome premenstrual... La lista de síntomas y enfermedades asociadas a su deficiencia crece cada año. Si tienes fobia a las grasas, te estás privando de nutrientes esenciales para tu salud. Sin embargo, es importante saber qué grasas son las que favorecen la salud y cuáles las que predisponen al organismo a enfermar.

Las grasas más abundantes en el cuerpo y en la dieta son los triglicéridos.
A temperatura ambiental, éstos pueden ser sólidos (grasas) o líquidos (aceites), y proporcionan más del doble de energía por gramo que los carbohidratos y proteínas. Nuestra capacidad para guardar triglicéridos en las células grasas es ilimitado, y un exceso de carbohidratos, proteínas o grasas en la dieta pasa a ser convertido en triglicéridos y guardado en el tejido adiposo o graso.
Este tipo de grasas se divide en: ácidos grasos saturados, monoinsaturados y poliinsaturados.

Una vez los triglicéridos son digeridos y absorbidos, unas moléculas llamadas "lipoproteínas" los transportan por el cuerpo. Las lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) y las de baja densidad (LDL), los transportan del hígado a las células; mientras que las lipoproteínas de alta densidad (HDL) lo hacen al revés, o sea, de las células al hígado para ser eliminadas. Por lo tanto, los niveles altos de LDL y VLDL están asociados con un riesgo de sufrir problemas cardiovasculares, en comparación con los niveles altos de HDL que, por el contrario, están asociados a un bajo riesgo de infartos, trombosis y arterosclerosis, entre otros

La Margarina

La Margarina

 

 

La margarina tradicionalmente se ha venido elaborando a partir de la hidrogenación de aceites vegetales que es un proceso industrial que permite convertir un aceite vegetal en una...

Origen de la margarina

La margarina es la alternativa a la mantequilla que nace como necesidad de conseguir un producto más barato, más fácil de usar en la cocina, de sabor más suave y que además cuide el colesterol.

Pero como veremos no todo es una maravilla.

Un detalle muy importante es que existe la Margarina Vegetal (contienen cien por cien aceites vegetales) y la Margarina "a secas" (suele contener leche de vaca o alguna grasa animal). Es indispensable leer bien las etiquetas.

¿Qué son las grasas "trans"e hidrogenadas?

La margarina tradicionalmente se ha venido elaborando a partir de la hidrogenación de aceites vegetales que es un proceso industrial que permite convertir un aceite vegetal en una sustancia sólida, estable y untable.

El problema es que este proceso de hidrogenación convierte las grasas insaturadas en saturadas y además crea un isómero "trans" que es una estructura ajena a nuestro organismo.
Los estudios y polémicas sobre las repercusiones de estas grasas "trans" sobre nuestro organismo a medio y largo plazo son continuas ya que son muchos los científicos que afirman que aunque originalmente estos aceites vegetales con los que se hace la margarina no contienen colesterol, al ser hidrogenados tienden a elevar el colesterol en nuestro organismo y además, según otras fuentes, interfieren en nuestras reacciones metabólicas.

El problema es que hasta ahora se nos vendía la margarina como alternativa a la mantequilla para cuidar nuestra salud.

Nuevas generaciones de margarinas

El hecho de que esté, desde hace años, en entredicho sus beneficios ha hecho que aparezcan en el mercado nuevas "generaciones" de margarinas realmente más sanas.

Algunas empresas empezaron por modificar las margarinas para extraer de ellas la mayor cantidad posible de grasa hidrogenada o trans.

Otras han conseguido disminuir también la proporción de grasas hidrogenadas pero además han añadido Fitosteroles
que son unas sustancias vegetales que impiden la absorción del colesterol.

Lo cierto es que muchas administraciones ya han comenzado a limitar el contenido de grasas hidrogenadas o "trans" en los alimentos como parte de su estrategia de controlar el aumento de las enfermedades cardiovasculares. El siguiente paso será, seguramente, obligar a los fabricantes a especificar el tanto por cien de esas grasas.

Alternativas saludables

Lo ideal es cocinar con aceite de oliva, girasol o aceites sin refinar.

Para untar el pan podemos poner Tahín (puré de sésamo).

Precisamente uno de los secretos de la dieta mediterránea es que en algunas zonas el pan se unta con tomate, un poco de ajo y aceite de oliva. Encima pondremos queso, tortilla o la proteína que se quiera. Con esto evidentemente no pueden competir ni la margarina ni la mantequilla.

Si queremos una margarina mejor elegir aquellas de tipo más untable ya que normalmente tienen menor contenido en aceites vegetales hidrogenados.

La mejor margarina evidentemente es la que nos asegura en el etiquetaje que es NO HIDROGENADA y si es posible que además nos garantice que esos aceites no son refinados y se han cultivado ecológicamente (de cultivo biológico u orgánico).

Ácidos grasos omega-3 y omega-6

Ácidos grasos omega-3 y omega-6

 

 

En este artículo vamos a hablar un poco sobre como nos influyen los niveles de omega 3 y 6 en nuestra salud. También veremos como cada vez hay más estudios sobre la soja y los...

El equilibrio de ácidos grasos omega-3 y omega-6 todavía está lejos en la dieta

Los esquemas nutricionales de las sociedades desarrolladas evolucionan en todas sus fases y de modo continuo. Desde los mismos productos naturales a los procesados, los componentes básicos se modifican y lo que se consideraban nutrientes tradicionales hoy no existen en los niveles suficientes. Uno de los equilibrios necesarios es el de los ácidos grasos omega-3 y omega-6, todavía descompensados.

La ingesta de ácidos grasos omega-6 y omega-3 ha de estar equilibrada. Especialmente se han de potenciar los segundos, dadas sus propiedades antiinflamatorias, cerebroprotectoras y benefactoras del metabolismo de los lípidos y la salud cardiovascular, ha explicado Ramón Segura, catedrático de Fisiología de la Universidad de Barcelona.

Segura ha descrito como el cambio en la ingesta de ácidos grasos se inició a finales de la década de 1960 e inicio de los años setenta como "consecuencia indiscriminada de las recomendaciones hechas para sustituir la grasa saturada por productos ricos en ácidos grasos poli-insaturados a fin de reducir los niveles de colesterol en plasma. Estos aceites son portadores de niveles altos de omega-6 pero no de ácidos grasos omega-3.

Años atrás, la carne, el pescado, los animales y plantas silvestres aportaban una cantidad aceptable de ácidos grasos omega-3, "pero dado que ahora son alimentados con maíz y girasol se ha de vigilar su aportación a la dieta", ha añadido Segura. En esta línea, los vegetales poco refinados son válidos para prevenir el incremento de colesterol y de las lipoproteínas de carácter aterogénico del plasma. "Sus fitoesteroles dificultan la absorción de colesterol y actúan sobre radicales libres, con minerales y oligoelementos".

Proteína de soja

Lawrence May, profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), ha revisado los efectos de la proteína de soja como elemento potencialmente positivo para la nutrición en general. Para May es un nutriente "aliado del corazón", que carece de la grasa y las consecuencias adversas asociadas a la proteína animal. "Su influencia para reducir el riesgo de enfermedades coronarias, sus efectos sobre el metabolismo renal, la osteoporosis y la regulación hormonal la convierten en muy beneficiosa. "Existe una relación positiva entre la nutrición con soja y la incidencia de determinados cánceres hormono-dependientes, como el de mama o el de próstata", ha añadido.

Ali-Reza Waladkhani , del Departamento de Psico-oncología de la Universidad de Trier, ha analizado los efectos preventivos y terapéuticos de los compuestos fitoquímicos dietéticos en el desarrollo del cáncer. Unos niveles elevados de estrógenos en la sangre y en la orina son indicadores de un alto riesgo de cáncer de mama. "En un gran estudio de casos y controles probables se dio una relación significativa entre los niveles de estrógenos séricos y el riesgo de cáncer de mama en mujeres de Nueva York". Se han comprobado unos niveles de estrógenos y andrógenos en sangre un 44 por ciento menores en mujeres orientales que emigraron a los Estados Unidos desde áreas de riesgo bajo de cáncer de mama, cuando las compararon con las americanas caucásicas, quienes tenían un riesgo mayor.

Las mujeres recientemente diagnosticadas de cáncer de mama mostraban unos niveles sustancialmente menores de isoflavonoides y fenoles en la orina que las mujeres de control, y unas excreciones elevadas de estos compuestos se asocian con un riesgo sustancialmente reducido de padecer cáncer de mama. En concreto, altas excreciones de fenoles e isoflavonoides totales estaban asociadas a un riesgo reducido y estadísticamente significativo del 85 por ciento de padecer cáncer de mama. Entre las mujeres menopáusicas de Singapur, el riesgo de cáncer de mama estaba inversamente relacionado con la ingesta de proteínas de soja. "Esta fabácea contiene cantidades significativas de isoflavonas, daidezeína y genisteína, que actúan como antiestrógenos compitiendo con estrógenos endógenos para el bloqueo del receptor, lo que puede reducir la estimulación inducida por estrógenos de la proliferación de células mamarias y la formación de tumores de mama".

Fibra seleccionada

Para Mario Rosenberg, jefe de la División de Gastroenterología del Hospital Cedars Sinai la influencia de la fibra sobre los lípidos, las enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades nutricionales, como la diabetes, está cada vez más en el objetivo del a investigación.

A raíz de su experiencia en el examen de nuevos tipos de fibras y sus beneficios, Rosenberg ha dejado claro que, "en casos de estreñimiento, el añadir fibra a la dieta ha de valorarse con detalle, pues algunos de estos casos obedecen a problemas metabólicos estructurales".

Asimismo, "ensayos experimentales han mostrado que ciertos tipos de fibra, como la pectina de la uva, podrían inhibir el desarrollo de la arteriosclerosis, incluso si no reducen los niveles de colesterol en los animales".

Una opción aconsejable es "elegir alimentos cereales integrales más a menudo y menos alimentos cereales refinados. En este sentido, la población norteamericana come alimentos integrales sólo una vez cada dos días".

Los Aceites Monoinsaturados

Los Aceites Monoinsaturados

 

 

No es de extrañar que en los países mediterráneos, donde más se consume por tradición este tipo de aceite, la incidencia de ataques de corazón sea menor que en otros países europeos.

Éstos incluyen el aceite de oliva, almendra, cacahuete, pistacho, aguacate y avellanas, y se encuentran en buen equilibrio entre las grasas saturadas y los aceites poliinsaturados. Esto significa que no conllevan el tipo de riesgo para la salud que presentan las grasas saturadas, y, por otro lado, son más resistentes a ponerse rancios que los aceites poliinsaturados.

Los aceites monoinsaturados tienen otra cualidades: por un lado, reducen las lipoproteínas LDL que ejercen un efecto negativo sobre las arterias; y, por otro lado, no agotan los niveles de HDL, los cuáles, como ya hemos visto, eliminan las grasas de las células y las transportan al hígado para ser desintegradas por los ácidos biliares y eliminadas del cuerpo.

El grado por el cual un aceite es monoinsaturado está determinado por la cantidad de ácido oleico presente. De los aceites monoinsaturados, anteriormente mencionados, el más alto en este ácido es el aceite de oliva.
Por lo que no es de extrañar que en los países mediterráneos, donde más se consume este tipo de aceite, la incidencia de ataques de corazón sea menor que en otros países europeos, a pesar de consumir una dieta rica en grasas.

Como obtener un nivel óptimo de grasas sanas

Como obtener un nivel óptimo de grasas sanas

 

 

Las grasas al igual que el aceite de nuestro automóvil son indispensables para un correcto funcionamiento del cuerpo. De su calidad depende prácticamente todo el engranaje de nuestro...

Toma diariamente un par de cucharadas de aceite de la familia Omega 6, 3, o, alternativamente, dos cucharadas de semillas (sésamo, girasol, calabaza, lino) trituradas o molidas.

Come pescado
(salmón, trucha, sardinas, arenque, caballa, etc) tres veces por semana. Las personas vegetarianas pueden aumentar el consumo de aceite y semillas de lino, pero a la vez deben asegurarse de seguir las indicaciones del siguiente paso adaptándolas a su régimen vegetariano.

Come una dieta variada y rica en vegetales, frutas, legumbres, granos, y productos de soja, principalmente, (además de los ya mencionados frutos secos, semillas y pescado), que te aporte los nutrientes cofactores necesarios para la producción de prostaglandinas.
En los casos en que hayan síntomas relacionados con deficiencias de Omega 6 y 3, es aconsejable tomar también suplementos nutricionales extra
: perlas de aceite de onagra o borraja, junto con perlas de aceite de pescado o lino, además de las vitaminas B6, B3, C, A, biotina y los minerales zinc, calcio y magnesio.

Asegúrate de que los aceites poliinsaturados que compres estén prensados mecánicamente a temperatura baja, sean biológicos, y estén guardados en botellas opacas de cristal u otro tipo de envasado que los proteja de la luz. Cómpralos en tiendas donde el vendedor /a sepa cómo manipularlos (por ejemplo, es imprescindible que nunca se coloquen en los escaparates de la tienda donde les dé el sol o bajo luces potentes). Usa este tipo de aceites SIEMPRE en crudo, en ensaladas, sopas y alimentos cocinados una vez servidos en el plato. Guárdalos en la nevera.

Los frutos secos y semillas
deben cumplir unos requisitos parecidos a los aceites: siempre que puedas cómpralos con cáscara (así estarán más protegidos de la luz, temperatura y oxígeno). Si los compras pelados, asegúrate de que son frescos (nunca comas estos alimentos si saben a rancio) y consúmelos sin tostar. Guárdalos en la nevera.

Evita el consumo de grasas saturadas presente en la carne roja, productos lácteos, bollería, embutido etc; grasas hidrogenadas como la margarina; y comidas fritas.

Cuando cocines usa siempre aceite virgen de oliva. Cocina siempre a bajas temperaturas y si usas la sartén, pon primero los alimentos y luego el aceite. Esta técnica previene la oxidación del aceite. Por otro lado, los cocineros de cocina tradicional china ponen agua en el "wok" ( una sartén de forma ovalada) antes de cocinar, ya que el agua mantiene una temperatura baja, de 100° C, no tan dañina para los aceites y alimentos.

Evita los azúcares, pasta, arroz blanco y otras féculas refinadas.
Existe una gran confusión respecto a las grasas
. Hay personas que toman margarina convencidas de que es sana; otras, evitan los frutos secos porque piensan que engordan; muchas otras, eliminan el consumo de todo tipo de grasa y aceites, y en cambio, siguen comiendo carbohidratos refinados, sin saber que éstos pueden ser la causa de unos triglicéridos altos... Recuerda que el buen uso de las grasas puede proporcionarte salud. Es sólo cuestión de saber utilizarlas.

Los Aceites Poliinsaturados

Los Aceites Poliinsaturados

 

 

Ahora están de moda las palabras Omega 3, Omega 6 y su relación con el colesterol, la piel e incluso la regulación hormonal. ¿Qué son realmente, donde encontrarlos y que precauciones..

. Ahora están de moda las palabras Omega 3, Omega 6 y su relación con el colesterol, la piel e incluso la regulación hormonal. ¿Qué son realmente, donde encontrarlos y que precauciones hemos de tener?.

Se les llaman ácidos grasos esenciales y entre éstos se encuentran el ácido linoleico, de la familia de los Omega 6 (aceite de girasol, maíz, soja, sésamo, cáñamo, onagra, borraja, semilla de grosella), y el ácido alfa-linolénico, de la familia de los Omega 3 (aceite de lino, soja, calabaza, nueces, vegetales de hoja verde y pescado azul). La gran virtud de estos aceites es que una vez metabolizados, y si el cuerpo presenta las condiciones adecuadas, se convierten en prostaglandinas, las cuáles ejercen un poderoso efecto sobre nuestra salud.

Las prostaglandinas que debemos producir en mayor cantidad en nuestro cuerpo son las PG1 y PG3, ya que cumplen las siguientes funciones:

Regulan el flujo de sustancias dentro y fuera de las células.
Reducen la formación de plaquetas.
Bajan la presión sanguínea y colesterol.
Regulan la presión de los ojos, articulaciones y vasos sanguíneos.
Actúan como drenadores del riñón.
Dilatan los vasos sanguíneos.
Regulan la división celular y pueden ayudar a prevenir el cáncer.
Previenen inflamaciones.
Regulan la respuesta al dolor, inflamación e hinchazón.
Ayudan a que la insulina sea más efectiva.
Mejoran la función de los nervios y del sistema inmunitario.
Regulan el metabolismo del calcio.
Previenen la salida del ácido araquidónico de las membranas de las células.
Regulan la producción de esteroides.
Se encargan de movilizar las grasas saturadas.

Por otro lado, las prostaglandinas PG2 cumplen las siguientes funciones:

Promueven la coagulación.
Inducen la retención de sal y agua, y el aumento de la presión sanguínea.
Favorecen la inflamación.

Aunque estas funciones son importantes para el organismo, es importante no producir PG2 en exceso.
La mejor forma de controlar su producción, es generando más cantidades de las PG1 y PG3, que son las que ejercen control sobre el ácido araquidónico (precursor de las PG2). Esto se consigue consumiendo aceites Omega 6 y 3, vegetales de hoja verde, pescado azul y reduciendo el consumo de la carne roja y productos lácteos.

Por otro lado, ciertos factores pueden inactivar las enzimas que se encargan de poner el metabolismo de estos aceites en marcha para producir prostaglandinas.

Éstos son:

Comida rica en grasas saturadas y colesterol.
Grasas procesadas (margarinas, comida preparada etc.).
Alcohol.
Exceso de azúcar en la dieta.
Estrés.
Deficiencia de los minerales magnesio, zinc y calcio, y de las vitamina B6, B3, C, A y biotina.
Infecciones víricas.
Radiación.
Cigarrillos.
Aspirina y antiinflamatorios.

Cuando alguno de estos factores está presente, las enzimas quedan inhibidas bloqueando la formación de las PG1 y PG3. Esto significa que aunque tomemos aceite de lino o comamos frutos secos o vegetales de hoja verde, si las enzimas están bloqueadas, no podremos metabolizar dichos alimentos y convertirlos en prostaglandinas. Esto puede producir o agravar problemas como el síndrome premenstrual, dolor de pechos, artritis, eczema, asma, diabetes, síndrome de la fatiga crónica y problemas cardiovasculares, entre otros. En estos casos, lo mejor es tomar aceites que, dentro de la cadena metabólica, no requieran la ayuda de las enzimas para convertirse en prostaglandinas PG1 y PG3. Estos aceites son los de borraja, semillas de grosella y onagra (altos en GLA), para formar las PG1; y pescado como el salmón, trucha, caballa, sardinas, arenques (altos en EPA), para formar las PG3. Sin embargo, la solución no es sólo esquivar el bloqueo metabólico con ciertos aceites, sino evitar todos aquellos factores que puedan bloquear las
enzimas.

Signos de deficiencia de los aceites Omega 6

Eczema o problemas de piel
Caída del cabello
Degeneración del hígado y riñones
Excesiva sudoración acompañada de sed
Susceptibilidad a las infecciones
Incapacidad para cicatrizar o curar heridas
Esterilidad en hombres
Abortos espontáneos en mujeres
Artritis y enfermedades relacionadas
Problemas cardiovasculares

Signos de deficiencia de los aceites Omega 3

Debilidad
Pérdida de la visión
Pérdida de la capacidad de aprendizaje
Incoordinación
Cosquilleo en los brazos y piernas
Cambios de comportamiento
Triglicéridos altos
Presión sanguínea alta
Inflamación crónica
Edema o retención de líquido
Piel seca
Deterioro mental
Metabolismo lento
Problemas de inmunidad

Sin duda, las grasas poliinsaturadas son las que más debemos consumir para mantenernos sanos. Sin embargo, éstas no están exentas de peligro. Por ejemplo, los aceites líquidos a temperatura ambiental que son hidrogenados, alterados o calentados para la elaboración de margarinas, productos de bollería, comida preparada, etc., tienen efectos nocivos para nuestro sistema cardiovascular, inmunitario, reproductivo, para el metabolismo de la energía y grasas, la salud de nuestras células y la función del hígado. Por otro lado, esta alteración química de los aceites Omega 6 y 3, también actúa directamente en las enzimas delta-6-desaturasa y delta-5-desaturasa, desactivándolas y bloqueando, por consiguiente, la formación de las prostaglandinas PG1 y PG3.

Otro aspecto negativo de este tipo de aceites es que, aunque ayudan a bajar las lipoproteínas LDL que transportan las grasas a las células, también reducen la cantidad de lipoproteínas HDL que transportan las grasas al hígado para ser eliminadas del organismo. Por este motivo, es importante no abusar de ellos.

Los aceites de la familia Omega 6 y 3 son muy sensibles a la luz, oxígeno y temperatura. Cuando se exponen a estos factores se convierten en radicales libres. Esto quiere decir que en vez de ejercer un efecto positivo en nuestra salud, actúan dañando nuestras células. Por este motivo, es fundamental que NO los usemos para cocinar y que los protejamos cerrándolos bien y guardándolos en la nevera. Por el contrario, el mejor aceite para cocinar es el aceite virgen de oliva, ya que al ser monoinsaturado es más resistente a altas temperaturas. A pesar de esto, es importante no quemarlo nunca, ni aprovechar el mismo aceite para hacer dos comidas.

Las grasas saturadas

Las grasas saturadas

 

 

Los ácidos grasos saturados se encuentran en todas las grasas y aceites y aunque se encuentran principalmente en la grasa animal existen también productos vegetales saturados

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