TEMA1:ENERGIA Y
NUTRIENTES
Necesidades
nutricionales
El hombre está renovando continuamente sus estructuras
corporales a un ritmo muy diferente según las distintas etapas de la
vida. Para hacer frente a esta renovación es necesario ingerir una
serie de elementos que son los que conocemos con el nombre de
nutrientes.
Sustancias
esenciales
Los
nutrientes son todas aquellas sustancias esenciales para mantener la
salud que el organismo no es capaz de sintetizar por lo que han de
ser aportados por la dieta y cuya carencia da lugar a una patología
concreta que sólo se cura con la administración de dicho nutriente.
Es decir, si no se ingieren en cantidad y, en muchos casos, en
calidad suficiente, se van a producir trastornos en la salud que
pueden dar lugar a enfermedades que se manifiesten claramente o que
estén incubándose secretamente sin que lleguen a presentar las
características de la enfermedad, pero dando lugar a lo que se
denomina desnutrición subclínica.
50 nutrientes
En
definitiva, el hombre para mantener la salud necesita ingerir
energía y aproximadamente unos 50 nutrientes que se distribuyen de
la siguiente manera:
Hidratos de
carbono:
- Azúcares y almidones
Lípidos:
- 23 ácidos grasos esenciales
Proteínas:
- 8 aminoácidos esenciales
-13 vitaminas
- 20 minerales
Estos nutrientes se encuentran heterogéneamente
almacenados en los alimentos. Por tanto, la dieta, es decir, el
conjunto de alimentos que conforman nuestros hábitos alimentarios,
tiene importantes funciones suministradoras de estos componentes
esenciales, sin cuya presencia el organismo no puede subsistir.
Puede decirse que existe un número infinito de combinaciones de
alimentos a partir de las cuales pueden obtenerse todos estos
nutrientes. El hombre es omnívoro por excelencia y, probablemente,
la especie con mayor capacidad para consumir alimentos de cualquier
tipo. Los tres primeros (hidratos de carbono, lípidos y proteínas)
son los que se encuentran en cantidades mayores en los alimentos por
lo que reciben el nombre de macronutrientes. Por el contrario,
minerales y vitaminas, constituyen una parte muy pequeña,
incluyéndose bajo el nombre de micronutrientes. Sin embargo, todos
ellos son igualmente importantes para el mantenimiento de la salud.
Nutrientes
La energía y los
nutrientes cumplen diferentes funciones que se resumen a
continuación:
-
Energía |
-Magnesio |
-
Vitamina B 6 |
-
Proteínas |
-
Zinc |
-
Ácido Fólico |
-
Lípidos |
-
Sodio |
-
Vitamina B 12 |
-
Hidratos Carbono |
-
Potasio |
-
Ácido Ascórbico |
-
Fibra Dietética |
-
Vitaminas |
-
Vitamina A |
-
Minerales |
-
Tiamina |
-
Vitamina D |
-
Calcio |
-
Riboflavina |
-
Vitamina E |
¿Qué son los
Omega-3?
Los omega-3 son unos ácidos grasos poliinsaturados que
encontramos principalmente en el pescado azul y actualmente en
alimentos enriquecidos. Se les conoce también como ácidos grasos
esenciales o indispensables porque nuestro organismo no puede
fabricarlos por sí mismo y son imprescindibles para garantizar su
correcto funcionamiento, además de contribuir a la prevención de
diversas enfermedades.
El profesor
José Mataix, catedrático de la Universidad de Granada y coordinador
del libro, establece en el Libro Blanco de los Omega 3 la cantidad
de omega-3 que cada individuo necesita, es decir, los requerimientos
nutricionales individuales y las ingestas recomendadas a nivel
poblacional. Estas ingestas recomendadas se refieren a las
cantidades deseables que es necesario ingerir para evitar que
aparezcan determinadas enfermedades y alteraciones.
Las cantidades se
establecen a nivel general ya que, en última instancia, dependerán
del ciclo de vida de cada persona y de factores fisiológicos o
patológicos que pueden llevar a incrementar la cantidad necesaria.
Un caso concreto son las personas con una alta ingesta de grasas
saturadas y con un nivel de triglicéridos alto, que necesitarían un
alto contenido de omega-3. Otro caso son los niños y lactantes,
puesto que los ácidos grasos omega-3 desempeñan funciones muy
importantes en la lactancia. Los requerimientos de omega-3 son
fundamentales atendiendo al desarrollo cerebral y retiniano
postnatal. El Prof. Mataix recomienda en el libro del Instituto
Omega 3 de la Fundación Puleva que los lactantes ingieran un 1,5% de
la energía total. En el caso de los niños no lactantes las ingestas
recomendadas se sitúan en el 1-1,5%.
Para los adultos, el
nivel ideal de ácidos grasos omega-3 es el 1% de la energía total
(lo que equivale a unos 100 g de pescado diario). Tradicionalmente,
la cantidad de estos ácidos grasos en el conjunto de la dieta ha
sido pequeña. Los estudios nutricionales establecen que la cantidad
consumida de omega-3 en España se sitúa alrededor de los 0.952
gr/día. "Si se toma como referencia una dieta que aporte 2.300
kcal/día, la ingesta de ácidos grasos omega-3 representará un valor
de 0,4% de energía total. Se considera que estas cantidades son
insuficientes para cubrir las necesidades del individuo y deberían
aumentar en la dieta", explica el profesor Mataix.
La grasa que necesitamos
Se calcula
que la grasa total que un individuo necesita puede ser aportada en
un rango que oscila entre un 30-35% de la energía total. Este aporte
se debe realizar en las siguientes proporciones:
· Las
grasas saturadas no deben superar el 10% del total de
energía.
· El ácido
graso mayoritario en la alimentación es el ácido oleico, un ácido
graso monoinsaturado que podemos encontrar en abundancia en el
aceite de oliva virgen, al que correspondería entre un 15-20% del
valor calórico.
· El 5%
restante corresponde a los ácidos grasos esenciales: linoleico (4%)
y omega-3 (1%)
Se considera
que, en realidad, el consumo de ácido linoleico supera el 4% del
total de energía, provocando una situación desfavorable tanto
metabólica como funcional. Por esta razón, entre las recomendaciones
alimentarias figura limitar el consumo de grasas saturadas, que se
encuentran fundamentalmente en lípidos de origen animal. Su ingesta
abusiva favorece el exceso de colesterol en la sangre y aumenta el
riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Se debe mantener o
incrementar el consumo de pescado, fuente natural de ácidos grasos
omega-3 y aceite de oliva virgen, rico en ácido oleico. Según el
Prof. Mataix "cubrir las ingestas recomendadas de omega-3 a base de
pescado representa hoy en día una dificultad, lo cual justifica y
plantea los alimentos enriquecidos con omega-3 para suplir estas
carencias".
Prevención de enfermedades
cardiovasculares
Los ácidos grasos poliinsaturados omega-3, que se
encuentran principalmente en el pescado azul, algunos vegetales y
alimentos enriquecidos, son esenciales para la prevención
cardiovascular. Diversos estudios epidemiológicos demuestran que su
consumo habitual puede llegar a reducir el riesgo cardiovascular en
un 30%, puesto que previene la aparición de arritmias, mejora el
perfil lipídico y reduce la presión arterial.
Prevención
Las enfermedades
cardiovasculares representan la primera causa de muerte y de
enfermedad de nuestro país. Se calcula además que la incidencia de
esta patología podría incrementarse hasta un 20% en los próximos 20
años, por lo que la prevención cardiovascular se presenta como el
gran desafío de los especialistas. "Tan sólo con seguir una dieta
mediterránea con alto contenido en omega-3 se podría reducir hasta
un 70% la incidencia de la enfermedad cardiovascular, pero en España
lejos de seguir estos hábitos dietéticos tan sanos, cada vez nos
alejamos más", explica el Dr. Pedro Mata, Jefe Clínico de Medicina
Interna de la Fundación Jiménez Díaz y coautor del Libro Blanco de
los Omega 3. Entre los malos hábitos que se detectan en la
alimentación actual, el doctor comenta que "en los últimos años se
ha visto un aumento del consumo de grasas saturadas y una
disminución de consumo de grasas insaturadas, cuando se sabe que las
primeras aumentan el riesgo cardiovascular y las segundas lo
reducen".
Desde que en 1980 se
estableció la primera relación entre la grasa de la dieta y la
enfermedad cardiovascular son muchos los estudios epidemiológicos
que demuestran que un consumo habitual de pescado se asocia a una
clara disminución del riesgo cardiovascular. En poblaciones de alto
riesgo, el consumo de 40-60 g diarios de pescado se asocia con una
reducción del riesgo del 30%, según se recoge en el libro
recientemente publicado por el Instituto Omega 3 de la Fundación
Puleva.
Para el Dr. Mata lo
más importante que a nivel científico recoge el Libro Blanco de los
Omega 3 es el efecto de los omega-3 en la disminución de las
arritmias, puesto que cerca de la mitad de las muertes de causa
coronaria son consecuencia de las mismas. La arritmia es un
trastorno del ritmo cardíaco que a veces conduce a muerte súbita, y
“es ahí precisamente donde actúan fundamentalmente los omega-3,
puesto que tienen capacidad de estabilizar eléctricamente la
contracción del miocito cardíaco”, explica el Dr. Mata.
Aumento de la esperanza de vida de los
infartados
infarto, el
consumo de omega-3 aumenta la esperanza de vida para estas personas.
Según el estudio de prevención GISSI que recoge el Instituto Omega 3
en esta publicación, un grupo de pacientes infartados que recibieron
850 mg al día de ácidos grasos omega-3 junto con una dieta tipo
mediterránea registró un 21% de reducción en la mortalidad total, un
30% en la mortalidad de causa cardiovascular y una reducción del 44%
en el riesgo de muerte súbita cardíaca.
"Los omega-3 actúan
a través de una modificación de los mecanismos relacionados con la
disfunción endotelial, inflamación, trombosis y la aterosclerosis",
explica el Dr. Mata. Así pues se puede concluir que los omega-3
tienen un efecto antitrombótico, antiinflamatorio y
vasodilatador.
El consumo de omega-3 disminuye la presión arterial y la
trigliceridemia
La
hipertensión arterial es un importante factor de riesgo en el
desarrollo de la enfermedad cardiovascular, y en este sentido, la
dieta es un factor determinante. "Una dieta rica en grasa saturada
favorece la elevación de la presión arterial mientras que las grasas
insaturadas tienen un efecto contrario", comenta el Dr. Mata. Según
el estudio publicado por el Instituto Omega 3 de la Fundación
Puleva, "el concepto más evidente es que un aumento en el consumo de
ácidos grasos omega-3 produce una reducción en la presión arterial
sistólica y diastólica, tanto en sujetos normo como hipertensos".
Además, se ha
demostrado que el consumo de dosis altas de omega-3 previene el
aumento de la tensión arterial y de la resistencia vascular
observada en pacientes transplantados de corazón.
Además de reducir la
presión arterial, el consumo de omega-3 disminuye el colesterol LDL
(colesterol "malo"), aumenta el HDL (colesterol "bueno") y sobre
todo reduce la trigliceridemia. Según se desprende del Libro Blanco
de los Omega 3, "el efecto más llamativo de los ácidos grasos
omega-3 sobre la composición lipoproteica es el descenso de los
niveles plasmáticos de triglicéridos", destaca el Dr. Mata. "En
pacientes con hipertrigliceremia, se ha evidenciado que con dosis de
3 a 4 g día de ácidos grasos omega-3 se consigue una reducción del
45% en las concentraciones de triglicéridos".
Los especialistas recomiendan cambios
en nuestra dieta
La dieta
occidental, que es la que básicamente se sigue en España en
detrimento de la dieta mediterránea, presenta un desequilibrio en la
calidad de la grasa.
"Tiene un exceso de
grasa saturada debido al elevado consumo de carnes, embutidos,
bollería industrial, platos precocinados y lácteos enteros" explica
el doctor. Los objetivos nutricionales recomendados para la
población española consideran que el aporte de grasa total puede
variar de un 30 a un 35% de las calorías totales si el aporte graso
procede fundamentalmente del aceite de oliva virgen, representando
el consumo de grasa monoinsaturada de un 15 a un 20% de las calorías
totales. El consumo de grasas saturadas no debe superar el
10%.
Los omega-3 durante el embarazo y la
lactancia
El consumo de ácidos grasos omega-3 durante el embarazo y
la lactancia es fundamental para el desarrollo neurológico y el
crecimiento del recién nacido. Los omega-3 reducen hasta 2,6 veces
el riesgo de hipertensión asociada al embarazo, mejoran las
funciones posturales, motoras y sociales de los bebés prematuros y
tienen un efecto positivo en el desarrollo mental del recién nacido
de bajo peso.
Por el
contrario, se sabe que la deficiencia de ácidos grasos esenciales
condiciona una alta mortalidad perinatal y puede provocar serias
alteraciones en humanos tales como, alteraciones del crecimiento,
cambios en el comportamiento y en el aprendizaje y disminución de la
agudeza visual. "En algunos estudios se han relacionado las bajas
concentraciones de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga con
una gestación más corta y menores perímetros cefálicos en recién
nacidos", explica el Profesor Ángel Gil, catedrático de Bioquímica
de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada y
coordinador del Libro Blanco de los Omega 3.
Los ácidos grasos
poliinsaturados, como los omega-3, desempeñan funciones muy
importantes en la gestación, lactación y la infancia, ya que son
constituyentes de los fosfolípidos de las membranas celulares y
forman parte de las estructuras neurales. Las necesidades de estos
ácidos grasos se incrementan durante estos periodos puesto que son
fases de crecimiento y desarrollo del tejido celular.
En consecuencia, las
necesidades de ácidos grasos esenciales de la mujer embarazada y del
feto, así como de los niños lactantes, son muy elevadas.
"Especialmente durante el tercer trimestre de gestación donde los
requerimientos fetales son muy altos debido al crecimiento del
tejido nervioso y al desarrollo y diferenciación de las neuronas",
comenta el Prof. Gil. "Hay estructuras especializadas del tejido
nervioso que contienen muchos ácidos grasos omega-3, como por
ejemplo la retina cuyas células contienen un 60% de DHA, un ácido
graso omega-3 de cadena muy larga, que se forman principalmente en
el tercer trimestre del embarazo y también durante el primer año de
vida, por eso es tan importante el consumo de omega-3".
En concreto, el
profesor Gil recomienda el consumo de al menos 100 mg/diarios de
omega 3 en mujeres embarazadas, “puesto que el feto capta entre 50 y
60 mg/d de este tipo de ácidos durante el tercer trimestre”. Según
se expone en el libro del Instituto Omega 3, durante el último
trimestre se produce una acumulación de ácidos grasos
poliinsaturados en los tejidos fetales, muy especialmente en los del
sistema nervioso central, que continúa en el periodo postnatal. Así
pues, lo omega-3 deben representar en este período de tiempo hasta
un 2% de la energía total de la dieta, el doble que en mujeres en
estado normal.
Durante la
lactancia, la madre pierde 70-80 mg de DHA en la leche, además de
las cantidades utilizadas para satisfacer sus propias demandas de
estos ácidos grasos.
Crecimiento y desarrollo
neurológico
El contenido
de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga en los tejidos se
asocia positivamente con el crecimiento, sugiriendo que este ácido
graso puede actuar como promotor del mismo durante la vida postnatal
temprana. Según se recoge en la publicación del Instituto Omega 3,
los niños de bajo peso que recibieron una fórmula suplementada o
lactancia materna presentaron unos mejores resultados que aquellos
en los que en su alimentación no había estos ácidos grasos. “Las
mayores diferencias se encontraron a los cuatro meses –explica el
Prof. Gil-, en los que el test probaba la mejoría de las funciones
posturales, motoras y sociales”.
Desarrollo mental en niños
prematuros
Otros
estudios demuestran el efecto positivo de la alimentación con
fórmulas suplementadas con omega-3 sobre el desarrollo mental. Los
niños prematuros alimentados con una fórmula que contenía omega-3
presentaron un mejor índice de desarrollo de Bayley, relacionado con
la capacidad del lenguaje. Así mismo, este tipo de alimentación
produjo un mejor índice de desarrollo mental en niños nacidos a
término en comparación con una fórmula sin suplementar.
"Existen estudios en
los que se demuestra que una dieta con omega-3 en los primeros meses
de vida mejora la capacidad de solución de problemas en niños a
término normales y con retraso del crecimiento", explica el profesor
Gil.
Agudeza visual en recién nacidos
Otra de las
conclusiones que arroja este libro es que la ingesta temprana de
omega-3 influye positivamente el desarrollo del sistema visual en
los recién nacidos de bajo peso. "En estudios en primates y en
lactantes con altos niveles de ácidos grasos omega-3 se encontró una
duración más corta en la mirada, lo que indicaba que existía una
buena velocidad de procesamiento", comenta el profesor Gil, miembro
del Instituto Omega 3. En niños lactantes una menor duración de la
mirada se ha relacionado con una mejor capacidad de procesamiento
mental.
Otros investigadores
concluyeron que los niños nacidos a término con un crecimiento
intrauterino pobre, podrían tener una mayor eficacia en el
procesamiento de la información y por lo tanto una mayor agudeza
visual si se suplementa su dieta con ácidos grasos omega-3.
Efectos anticancerígenos de los
omega-3
Diversas investigaciones científicas recogidas en el
Libro Blanco de los Omega 3 han descubierto como la alimentación, y
en particular el consumo de ácidos grasos omega-3, contribuye a
prevenir el cáncer de mama, colon, y próstata, entre otros, y a
reducir el riesgo de metástasis en enfermos de cáncer.
Según las
estadísticas, en España mueren anualmente 90.000 personas a causa de
cáncer, situando a esta enfermedad como la segunda causa más
importante de mortalidad en nuestro país, únicamente superada por
las enfermedades cardiovasculares. Investigaciones científicas
señalan que el 80% de los tumores malignos se deben a causas
ambientales y de hábitos de vida incorrectos, y por tanto,
potencialmente evitables.
Diversos estudios
epidemiológicos recogidos en el Libro Blanco de los Omega 3
determinan como los hábitos de vida, y en particular el tipo de
alimentación, condiciona en buena medida la aparición o no de
determinados tumores cancerígenos. El Dr. Francisco J.G. Muriana,
Científico Titular del Instituto de la Grasa (CSIC) de Sevilla,
miembro del Comité Científico del Instituto Omega 3 y uno de los
autores del Libro Blanco de los Omega 3, explica que "existe una
correlación entre la ingesta excesiva de grasas, de ácidos grasos
saturados y de alcohol, y la disminución en la ingesta de fibras
dietéticas y antioxidantes con el aumento de la incidencia de cáncer
en poblaciones que se caracterizan por estos hábitos alimenticios.
Estos excesos o defectos nutricionales hacen más comunes los
cánceres de aparato digestivo, hígado, páncreas, mama y próstata.
Por el contrario, el consumo de ácidos grasos omega-3 se asocia con
una disminución en la expresión de los cánceres de mama, colon y
próstata".
Prevención del cáncer y reducción de sus
efectos
Según se
recoge en el la publicación del Instituto Omega 3 de la Fundación
Puleva, distintos estudios han demostrado como los ácidos grasos
omega-3 tienen la capacidad de reducir el crecimiento de células
cancerígenas humanas y de recuperar el sistema inmune de las
personas afectadas por diversos tipos de cáncer.
El consumo de ácidos
grasos omega-3 contribuye también a dificultar la movilidad de las
células cancerígenas, y en consecuencia, reducen el riesgo de
invasión y metástasis en las personas enfermas de cáncer. Esto es
importante si se tiene en cuenta que la mayoría de las muertes por
cáncer se deben a los tumores secundarios que surgen tras producirse
la metástasis.
Los ácidos grasos
omega-3 poseen un efecto anticancerígeno en el cáncer de colon,
mama, leucemia y en el melanoma maligno cutáneo, deteniendo el
crecimiento de las células cancerígenas. Por eso su consumo en la
cantidad necesaria es muy importante, sobre todo teniendo en cuenta
que alrededor del 80% de los tumores malignos están provocados por
factores ambientales y hábitos de vida, por lo que gran número de
cánceres son potencialmente evitables. Según el Instituto Omega 3,
se estima que hasta un 80% de los cánceres en personas con menos de
65 años podrían evitarse mediante cambios en su estilo de vida, es
decir, mediante cambios en su dieta.
Mediante la ingesta
de ácidos grasos omega-3, y en base a estudios científicos, sería
posible reducir la dosis, el tiempo y los ciclos de la
quimioterapia, y por tanto, mejorar la calidad de vida de las
personas afectadas con cáncer.
El doctor Francisco
J.G. Muriana señala que "pese a que el cáncer se desarrolla a lo
largo del tiempo, ciertos tipos de cánceres tienen su fase de inicio
en la adolescencia, por lo que las estrategias de prevención deben
adoptarse ya en las primeras etapas de nuestra vida, con el fin de
reducir el riesgo de cáncer y otras enfermedades, en los años de
adulto".
Otro de los efectos
beneficiosos del consumo de alimentos que contengan ácidos grasos
omega-3 en enfermos de cáncer es la contribución de los omega-3 para
paliar el síndrome de caquexia, que consiste en la pérdida masiva de
peso corporal debido a depresores del apetito producidos por las
propias células cancerígenas, síndrome frecuente en enfermos que
padecen cánceres de tipo digestivo.
El Libro Blanco de
los Omega 3 recoge las conclusiones de diversos estudios clínicos
con pacientes con cáncer de páncreas avanzado en los que la ingesta
de ácidos grasos omega-3 reduce la caquexia producida por el cáncer,
no sólo anulando la pérdida de peso, sino incluso haciendo aumentar
el peso del paciente.
El cáncer de pulmón y el de mama, los de mayor incidencia
en nuestro país
Las
comunidades autónomas españolas con menor tasa de mortalidad por
cáncer son Madrid, Castilla-León, Castilla-La Mancha y Galicia,
mientras que Cantabria y Cataluña presentan las cifras más elevadas.
Atendiendo al tipo de cáncer, los tumores con una mayor incidencia
en España son el cáncer de pulmón, el carcinoma colorrectal y el
cáncer de mama, siendo los dos primeros, junto con el cáncer
gástrico, los que tienen el índice de mortalidad más alto.
Otros tipos de
cáncer tienen una menor incidencia que en otros países europeos,
como el cáncer de intestino grueso, de mama, de ovario y de
próstata, debido fundamentalmente a nuestra dieta mediterránea y al
elevado consumo de grasa vegetal, sobre todo de aceite de oliva,
frutas y verduras, consumo muy superior al de otros países de la
Unión Europea.
Atendiendo a las
diferentes zonas geográficas de la Unión Europea, España, junto con
Portugal y Grecia, es uno de los países que poseen una menor
incidencia de cáncer (menos de 300 casos por cada 100.000
habitantes). La dieta mediterránea y unas características
socioculturales similares son aspectos que influyen decisivamente en
estas cifras.
El papel de los omega-3 en los procesos
inflamatorios
Diversas investigaciones científicas han descubierto como
los ácidos grasos omega-3 actúan de forma positiva en personas
fumadoras y asmáticas, y contribuyen a mejorar la función pulmonar.
Además, los omega-3 poseen efectos beneficiosos en personas con
enfermedades inflamatorias como la enfermedad inflamatoria
intestinal, enfermedad de Crohn, artritis reumatoide y neumonía
bacteriana y viral.
Las
conclusiones de los diversos estudios recogidas en el Libro Blanco
de los Omega 3 determinan como el consumo de ácidos grasos omega-3
desempeña también un papel fundamental en la función pulmonar de las
personas sanas, así como en el envejecimiento de los pulmones y en
numerosas enfermedades inflamatorias del pulmón.
El Profesor Ángel
Gil, coordinador del libro del Instituto Omega 3 de la Fundación
Puleva y Catedrático de Bioquímica de la Universidad de Granada,
explica que "en el pulmón tienen lugar procesos inflamatorios
continuamente. La aspiración de humo de tabaco y de la combustión,
supone un estímulo inflamatorio constante para los pulmones. Además,
en enfermedades como el asma y la bronquitis existe un estado de
inflamación crónica, incluso en ausencia de estímulos
externos".
Según el Libro
Blanco de los Omega 3, la ingesta de ácidos grasos omega-3 protege
al pulmón de la aparición de enfermedades inflamatorias y mejora la
función pulmonar con la edad. Esto es importante si tenemos en
cuenta que incluso las personas no fumadoras pierden anualmente 30
ml de volumen expiratorio forzado debido a la continua exposición
del pulmón a agentes externos. Los omega-3 actúan también de forma
positiva en las personas que padecen asma. Según la publicación, la
ingesta de ácidos grasos omega-3 reduce la respuesta de los
asmáticos ante estímulos alergénicos. Los omega-3 mejoran la
sintomatología de los niños con asma bronquial y su ingesta está
asociada a una menor prevalencia de asma.
El Profesor Ángel
Gil afirma que "el consumo de pescado se asocia a una menor
incidencia de bronquitis crónica. Asimismo, se ha descrito una menor
incidencia de enfermedad obstructiva crónica al aumentar la ingesta
de ácidos grasos omega-3, y una interacción muy positiva en el caso
de los fumadores".
Beneficios en personas con enfermedades
inflamatorias
Diversos
estudios científicos recogidos en el Libro Blanco de los Omega 3
determinan que algunas enfermedades inflamatorias crónicas como la
enfermedad inflamatoria intestinal o enfermedad de Crohn, colitis
ulcerosa, psoriasis, artritis reumatoide, asma y neumonía bacteriana
y viral, pueden ser tratados con ácidos grasos omega-3, reduciéndose
su sintomatología.
La primera evidencia
de los beneficios derivados de la ingesta de ácidos grasos omega-3
se planteó tras los estudios epidemiológicos realizados a la
población esquimal en los que se observó una menor incidencia de
enfermedad intestinal, debido a su alto consumo de pescado
azul.
En España, el
consumo de grasas saturadas (presentes en carnes, embutidos,
bollería industrial, etc) está aumentando respecto al consumo de
grasas insaturadas, presentes en verduras, aceite de oliva virgen y
pescado azul. Investigaciones científicas han demostrado que el
consumo de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 contribuye a
inhibir la formación de grasa en el hígado y a suprimir o limitar la
producción de substancias proinflamatorias, ya que a partir de los
omega-3 se generan varios compuestos metabólicos con escasa
actividad proinflamatoria.
Los ácidos grasos omega-3 y la piel
Los ácidos
grasos poliinsaturados omega-3 han sido utilizados, además, en
diversos estudios científicos para conocer su efectos en la
epidermis. Las conclusiones de dichos estudios indican efectos
beneficiosos derivados del consumo de éstos ácidos en personas que
padecen eczema en la piel.
Además, según el
Libro Blanco de los Omega 3, la inclusión en la dieta de la cantidad
necesaria de pescado azul posee efectos beneficiosos sobre la
epidermis, y contribuye a aliviar las lesiones cutáneas “de forma
moderada a excelente” en personas con psoriasis.
El Instituto Omega 3
En su continua labor de fomentar las investigaciones que
permitan contribuir a mejorar la salud de la población, la Fundación
Puleva promovió en 2001 la creación del Instituto Omega 3, una
institución independiente cuya finalidad es coordinar actividades e
investigaciones científicas en torno a la alimentación y la salud, y
en concreto a los ácidos grasos poliinsaturados omega-3, y los
ácidos grasos monoinsaturados tipo oleico.
Desde hace
años, la comunidad científica internacional viene informando sobre
los beneficios para la salud derivados del consumo de alimentos con
alto contenido en ácidos grasos esenciales omega-3 y ácido oleico.
Diversos estudios demuestran que los ácidos grasos poliinsaturados
omega-3 contribuyen a la prevención de enfermedades cardiovasculares
y del exceso de colesterol.
Por ello,
además de fomentar investigaciones científicas que profundicen en el
conocimiento científico de los omega-3, el Instituto Omega 3 se
constituye como fuente de información para los profesionales de la
salud. Otra de las finalidades del Instituto es contribuir a educar
a la población sobre hábitos alimenticios saludables.
El Instituto
Omega 3 está formado por un Comité Científico compuesto por
especialistas en tecnología de los alimentos, doctores y científicos
de reconocido prestigio, cuyo trabajo diario se encuentra
relacionado de forma directa con la educación y la investigación
nutricional.
· Prof.
Dr. José Mataix Verdú (Catedrático de Fisiología y Director del
Instituto de Nutrición. Universidad de Granada).
· Prof.
Dr. Ángel Gil Hernández (Catedrático de Bioquímica. Facultad de
Farmacia de la Universidad de Granada).
· Dr.
Francisco García Muriana (Científico Titular. Instituto de la Grasa
- CSIC. Sevilla).
· Dr. Juan
José Francisco Polledo (Doctor en Veterinaria. Madrid).
· Prof.
Dr. Alfredo Entrala Bueno (Decano de la Facultad de Ciencias de la
Salud. Universidad Alfonso X El Sabio. Madrid).
· Dr.
Pedro Mata López (Jefe asociado de Medicina Interna. Unidad de
Lípidos. Fundación Jiménez Díaz. Madrid).
· Dr.
Jesús Román Martínez Álvarez (Presidente de la Sociedad Española de
Dietética y Ciencias de la Alimentación. Madrid).
· Dr.
Javier Aranceta Bartrina (Unidad de Nutrición Comunitaria.
Ayuntamiento de Bilbao).
· Dr.
Javier Fontecha Alonso (Científico Titular del Instituto del Frío -
CSIC. Madrid).
· Dr. Luis
Baró Rodríguez (Responsable del Área de Nutrición de Puleva Biotech.
Granada).
· Dr.
Julio Boza Puerta (Subdirector de Puleva Biotech.
Granada).
Energía
La energía se necesita fundamentalmente
para mantener la vida en su continua renovación de estructuras
corporales y para costear la actividad física.
Necesidades energéticas basales
Hay que
distinguir claramente dos aspectos: las llamadas "necesidades
energéticas basales" que incluyen la energía necesaria para mantener
las funciones vitales del organismo, pues aun en el individuo que
está durmiendo se mantienen una serie de actividades que requieren
energía (corazón, circulación sanguínea, respiración, digestión,
etc.). A estas necesidades basales hay que añadir las necesarias
según el tipo de actividad física realizada y que son,
fundamentalmente, las que marcan las principales diferencias entre
individuos: un leñador necesita ingerir mayor cantidad de energía
que una persona que tenga un trabajo sedentario.
Valor energético o calórico
La energía
es suministrada al organismo por los alimentos que se ingieren y se
obtiene de la oxidación de los hidratos de carbono, grasas,
proteínas y alcohol, denominándose valor energético o calórico de un
alimento a la cantidad de energía que se origina cuando es
totalmente oxidado o metabolizado. El valor energético de un
alimento se expresa normalmente en kilocalorías (kcal). Aunque
"kilocalorías" y "calorías" no son unidades iguales (1 kcal = 1.000
cal), en el campo de la nutrición, con frecuencia se utilizan como
sinónimos, aunque siempre teniendo en cuenta que, si no se expresa
lo contrario, al hablar de calorías nos estamos refiriendo a
kilocalorías.
Por otro
lado, en la actualidad, existe una creciente tendencia a utilizar la
unidad kilojulio en lugar de la kilocaloría, con la siguiente
equivalencia: 1 kcal = 4,18 kj.
Oxidación en el organismo
En términos
de kilocalorías, la oxidación de los alimentos en el organismo,
tiene como valor medio el siguiente rendimiento:
-
1 g de grasa, 9 Kcal
-
1 g de proteína, 4 Kcal
-
1 g de hidratos de carbono, 3,75 Kcal
-
1 g de alcohol, 7 Kcal
Proteínas
Las proteínas son el constituyente
principal de las células. La proteína dietética puede tener en el
organismo diversas funciones siendo la más importante la de formar y
reparar las estructuras corporales.
La dieta aporta entre un 10 y un 15% de la
energía
La proteína,
como hemos visto en el apartado anterior, también proporciona
energía pero, por razones fisiológicas y económicas, sería absurdo
utilizarla para este fin.
Se
recomienda que la proteína de la dieta aporte aproximadamente entre
un 10% y un 15% de la energía total consumida. Las proteínas están
constituidas por cadenas de aminoácidos, algunos de los cuales,
concretamente ocho, no pueden ser sintetizados por el hombre y, por
tanto, deben ser aportados por la dieta. Estos aminoácidos reciben
el nombre de esenciales.
Los aminoácidos
El papel de
los aminoácidos de la proteína de la dieta es la formación y
reestructuración de los tejidos y esto explica la necesidad de
relacionar de alguna manera la proteína dietética con la corporal,
apareciendo entonces el concepto de calidad proteica.
La calidad
nutricional será mayor cuanto más parecida sea la composición en
aminoácidos de la dieta a la de la proteína corporal y, por tanto,
son mejores las que nos proporcionan los alimentos de origen animal
(carnes, pescados, huevos, lácteos, etc.).
Para
cuantificar esta idea se utiliza el concepto de biodisponibilidad
que es el porcentaje de proteína disponible para ser utilizada en
los procesos metabólicos e incorporada a los tejidos. De todo lo
anterior se deduce que, cuanto mejor sea la calidad de una proteína,
menor será la cantidad de la misma que hace falta ingerir. Esto no
debe conducirnos a menospreciar otras proteínas de la dieta como las
de origen vegetal y, concretamente, las de leguminosas que además de
una cantidad muy alta tienen una calidad que se aproxima a las de
origen animal.
Lípidos
Los lípidos o grasas como fuente de
energía se distinguen de los otros dos macronutrientes, hidratos de
carbono y proteínas, por su mayor valor calórico. Por término medio
suministran, al ser oxidados en el organismo, 9 kcal/g y es ésta su
característica principal y la que determina su papel en los procesos
nutritivos.
Otras funciones
Sin embargo,
en el curso del tiempo, han ido descubriéndose otras
funciones:
· Son
elementos estructurales e indispensables, pues forman parte de las
membranas celulares.
·
Vehiculizan las vitaminas liposolubles (A, D, E y K) y, además, son
necesarios para la absorción de las mismas.
·
Contienen ciertos ácidos grasos que el hombre no puede sintetizar y
que, por tanto, son considerados como nutrientes indispensables: el
ácido linoleico y el ácido linolénico. Si no se ingiere una pequeña
cantidad de estos ácidos grasos esenciales (aproximadamente un 2-3%
de la energía total), pueden producirse diversos trastornos pues
tienen un papel especial en ciertas estructuras, principalmente en
el sistema nervioso.
· La grasa
es el agente palatable por excelencia, es decir, contribuye a la
palatabilidad de la dieta y, por tanto, a su aceptación.
·
Intervienen en la regulación de la concentración plasmática de
lípidos y lipoproteínas.
Saturación de los lípidos
El grado de
saturación de los lípidos de la dieta es un aspecto que últimamente
ha merecido especial atención por su relación con las enfermedades
cardiovasculares y el cáncer, bien como factor de riesgo o como
factor de protección. De hecho, la clasificación de la grasa de los
alimentos según su composición en ácidos grasos está siendo
incorporada a las Tablas de Composición de Alimentos más
importantes.
Se
recomienda que la cantidad de energía procedente de la grasa
dietética no supere el 30% o 35% de la energía total suministrada
por la dieta. Sin embargo, es un hecho que en todos los países
desarrollados, incluido el nuestro, se rebasa ampliamente este
límite, aunque su procedencia a partir de grasa vegetal,
especialmente aceite de oliva, amortigua el posible
riesgo.
Hidratos de
Carbono
Los hidratos de carbono tienen también como función
primordial aportar energía, aunque con un rendimiento 2,5 veces
menor que el de la grasa.
Son
fundamentales en el metabolismo de los centros nerviosos pues el
cerebro, en condiciones normales, solamente utiliza glucosa como
fuente de energía.
En los
países menos desarrollados los hidratos de carbono proporcionan la
mayor parte de la energía. Por el contrario, en los industrializados
está siendo sustituida por la que suministran proteínas y grasas.
Existen dos
grupos principales de hidratos de carbono en los alimentos:
monosacáridos y disacáridos o azúcares simples (glucosa, fructosa,
sacarosa, lactosa, etc.) y polisacáridos, como el
almidón.
Fibra
dietética
La fibra es un componente de la dieta que ha merecido
últimamente especial atención, pues tiene una importante función
regulando la mecánica digestiva.
Prevención de enfermedades degenerativas
También se
le atribuye un papel beneficioso en la prevención de las llamadas
enfermedades degenerativas (cardiovasculares, diabetes y,
especialmente, las neoplasias de colon). Los principales componentes
de la fibra dietética son la celulosa y otras sustancias
relacionadas que, en conjunto, reciben el nombre de hidratos de
carbono no disponibles puesto que prácticamente no se absorben.
Minerales
Constituyen un grupo de nutrientes
(aproximadamente 30) que no suministra energía al organismo pero con
importantes funciones reguladoras además de su función plástica al
formar parte de la estructura de muchos tejidos.
Su función
Son
constituyentes de los huesos y dientes, controlan la composición de
los líquidos extra e intracelulares y forman parte de enzimas y
hormonas, moléculas esenciales para la vida.
Dos grupos
Dentro de
ellos pueden distinguirse dos grandes grupos:
·
MACROMINERALES, denominados así porque tienen que ser aportados en
mayor cantidad por la dieta o porque están en mayor proporción en
los tejidos corporales: calcio, fósforo, hierro, magnesio, azufre,
potasio, sodio y cloro.
· Otros,
como cobalto, cobre, cromo, flúor, iodo, manganeso, selenio y zinc,
son también necesarios, pero en cantidades menores, por lo que se
denominan MICROMINERALES o ELEMENTOS TRAZA.
Calcio
El calcio es el mineral que se encuentra en mayor
cantidad en el organismo, principalmente en huesos y
dientes
Fundamental para el crecimiento
Tiene por
tanto una importante función en el mantenimiento del tejido óseo y
es fundamental para el crecimiento. Una pequeña cantidad se
encuentra en la sangre, líquidos y tejidos blandos, donde interviene
en diversas funciones, como mantenimiento de la actividad
neuromuscular y regulación de la permeabilidad de las membranas y de
la coagulación sanguínea.
Durante el
período de gestación y lactación tiene un importante papel en la
formación del tejido óseo del feto y posteriormente del niño. Su
falta puede estar relacionada con diferentes patologías óseas como
raquitismo y osteoporosis.
.
Hierro
Más de la mitad del hierro del organismo (de 3 a 4
gramos) se encuentra formando parte de la hemoglobina de la sangre,
que participa en el transporte de oxígeno.
También está
presente en la proteína muscular, la mioglobina, y es almacenado en
órganos, como el hígado. Si la dieta no aporta suficiente cantidad
de hierro, las reservas van siendo gradualmente movilizadas y,
finalmente, puede aparecer la llamada anemia ferropénica.
Yodo
La mayor parte del yodo se encuentra en la glándula
tiroidea, siendo un constituyente esencial de las hormonas
sintetizadas en la misma.
El yodo
juega un importante papel en la regulación del crecimiento y del
desarrollo y su deficiencia determina la hipertrofia de la tiroides
conocida con el nombre de bocio.
Magnesio
Una gran parte del mismo se encuentra en
los huesos.
El magnesio
actúa como cofactor de numerosas enzimas intracelulares,
participando en la actividad neuromuscular, en el metabolismo de los
hidratos de carbono.
Zinc
El zinc forma parte de un gran número de
enzimas.
Es
fundamental para el crecimiento, para mantener el sentido del gusto
y, por tanto, el apetito y para facilitar la cicatrización de las
heridas.
Sodio y potasio
Sodio
El sodio juega un
importante papel en el balance hidroelectrolítico y ácido-base, así
como en los mecanismos de transporte y de excitabilidad muscular y
nerviosa.
La cantidad
de sodio en los alimentos es relativamente baja. Sin embargo,
durante muchos procesos (salazón, enlatado, ahumado, etc.) se
adiciona sal, aumentando extraordinariamente su contenido, por
ejemplo, en aceitunas, panceta, embutidos, ahumados, en algunas
verduras, pescados y mariscos en conserva, en la mantequilla y
margarina, queso, pan, etc.
Además la
llamada "sal discrecional", o sea la que se añade durante la
preparación culinaria de los alimentos y en la mesa, puede
incrementar de forma inadecuada la ingesta total de
sodio.
Potasio
El potasio ejerce una
acción complementaria a la del sodio en el funcionamiento de las
células.
Vitaminas
Las vitaminas son micronutrientes
necesarios, entre otras funciones, para que sea posible la
transformación de los alimentos en energía y en estructuras
corporales.
La mayoría
de las vitaminas son precursores de coenzimas y su mecanismo de
acción radica, fundamentalmente, en la regulación enzimática del
metabolismo.
Por sus
propiedades físicas se clasifican en HIDROSOLUBLES (B1 o tiamina, B2
o riboflavina, equivalentes de niacina, ácido fólico, B6 o
piridoxina, B12, C o ácido ascórbico, ácido pantoténico y biotina) y
LIPOSOLUBLES (vitaminas A, D, E y K).
Tiamina
Su carencia da lugar a la enfermedad
denominada beriberi.
Interviene
como cofactor en diferentes sistemas enzimáticos del organismo
relacionados con la continua y uniforme liberación de energía a
partir de los hidratos de carbono.
Riboflavina
Los síntomas específicos de su deficiencia
son poco frecuentes en el hombre.
Igual que la
tiamina, la riboflavina forma parte de diversos coenzimas y es
esencial para la utilización de la energía de los alimentos.
Niacina
Esta vitamina participa en la liberación
de la energía de los alimentos.
El ácido
nicotínico y la nicotinamida son las formas químicas de la niacina.
Además, el aminoácido triptófano puede ser convertido en ácido
nicotínico en el organismo y por ello se expresa el contenido de
niacina de los alimentos en términos de equivalentes de niacina: 1
Mg. de niacina disponible o 60 Mg. de triptófano.
Vitamina B6
Participa en
el metabolismo de los aminoácidos, incluyendo la conversión de
triptófano en ácido nicotínico y, por tanto, sus necesidades están
relacionadas con el contenido proteico de la dieta.
Ácido fólico y Ácido ascórbico
Ácido fólico
Desempeña
varias funciones relacionadas con la metilación en las células en
general y, especialmente, en aquellas en fase de división celular
rápida, como ocurre en el feto durante la gestación. Su deficiencia
conduce a la aparición de una forma característica de anemia: la
anemia megaloblástica.
Ácido ascórbico
El ácido
ascórbico interviene en numerosas reacciones enzimáticas y,
concretamente, en la oxidación de ciertos aminoácidos y en el
transporte del hierro desde la transferrina plasmática a la
ferritina del interior de los órganos. Favorece la absorción
intestinal del hierro ingerido. Igualmente, resulta indispensable en
la síntesis del colágeno.
El hombre es
uno de los pocos animales incapaces de sintetizar vitamina C. Su
deficiencia determina la aparición de hemorragias, especialmente en
los vasos de pequeño calibre y en las encías.
Vitamina A, D y E
Vitamina A
La vitamina
A es esencial para la visión así como para mantener la piel y los
tejidos superficiales sanos, especialmente las mucosas.
El término
vitamina A se emplea para designar diversos compuestos
biológicamente activos, entre ellos, el retinol y el B-caroteno. El
retinol como tal, sólo se encuentra en los alimentos de origen
animal. La leche y algunos alimentos de origen vegetal contienen
carotenos que pueden ser convertidos en retinol en el interior del
organismo. Por tanto, una forma de expresar la actividad vitamínica
A es en forma de equivalentes de retinol en el que se incluyen no
sólo el retinol sino también la contribución del
ß-caroteno
Vitamina D
La vitamina
D es esencial para la absorción del calcio y fósforo y, por tanto,
ayuda a mantener los niveles sanguíneos de estos
minerales.
La vitamina
D se obtiene tanto por acción de la luz solar sobre la piel, como a
partir de la dieta. Por ello, en aquellos individuos que toman el
sol adecuadamente, la cantidad sintetizada es, con mucho, la parte
más importante.
La
deficiencia de vitamina D da lugar a la aparición del raquitismo que
afecta irreversiblemente a los niños en los primeros anos de vida.
En las personas de edad avanzada, su carencia puede dar lugar a la
aparición de la osteoporosis, caracterizada por una pérdida de masa
ósea.
Vitamina E
Existen
varios tocoferoles, todos ellos relacionados entre sí, con actividad
vitamínica E, siendo el más activo el a-tocoferol. Sus funciones en
el hombre no son bien conocidas aunque se sabe que actúa como
antioxidante y de esta manera protege muchos tejidos de la
destrucción por oxidación. La vitamina E también juega un papel
importante protegiendo la vitamina A, vitamina C y ácidos grasos
poliinsaturados de los alimentos de cambios no deseables producidos
como consecuencia de la oxidación. Por ello, sus necesidades están
relacionadas con la cantidad de ácidos grasos poliinsaturados de la
dieta. Sin embargo, son precisamente los alimentos que contienen
grandes cantidades de estos ácidos grasos los que tienen mayores
cantidades de vitamina E.
Agua
El agua es, cuantitativamente, el componente más
importante de todos los seres vivos. En el caso del hombre y los
animales superiores, el agua constituye cerca de las dos terceras
partes de su peso, y nuestro organismo posee una serie de mecanismos
que le permiten mantener constante su contenido de agua, mediante un
ajuste entre los ingresos y las pérdidas de dicho
líquido.
El fracaso
de estos mecanismos y las consiguientes alteraciones del balance
acuoso, pueden producir graves trastornos capaces de poner en
peligro la vida del individuo. El balance hídrico viene determinado
por la ingesta - agua de bebida, líquidos, agua contenida en los
alimentos - y la eliminada - orina, heces, a través de la piel y de
aire espirado por los pulmones.
Componente indispensable
El agua es
un componente indispensable de todos los tejidos corporales. Es
esencial para los procesos fisiológicos de la digestión y absorción
y eliminación de desechos metabólicos no digeribles y también para
la estructura y función del aparato circulatorio. Actúa como medio
de transporte de nutrientes y todas las sustancias corporales y
tiene acción directa en la conservación de la temperatura
corporal.
La pérdida
de un 20% de agua del cuerpo puede causar la muerte y una pérdida
del 10% origina alteraciones graves. Es posible sobrevivir varias
semanas sin alimento pero no es posible sin agua.
En el cuerpo no
existe un depósito de agua; por lo tanto, las cantidades que se
pierden cada 24 horas deben restituirse para conservar la salud y
eficiencia.
Una ración
recomendación diaria adecuada para adultos en casi todos los casos
es desde 35 ml/kg de agua para adultos hasta 50-60 ml/kg de agua
para niños.
El azúcar
La principal función del azúcar es proporcionar la
energía que nuestro organismo necesita para el funcionamiento de los
diferentes órganos, como el cerebro y los músculos. Sólo el cerebro
es responsable del 20% del consumo de energía procedente de la
glucosa, aunque también es necesaria como fuente de energía para
otros tejidos del organismo ya que todas las células del cuerpo
humano son capaces de oxidar glucosa.
Por ello,
nuestro organismo mantiene unas reservas permanentes de glucógeno a
las que acude cuando los diferentes sistemas o tejidos demandan
energía. Somos tan dependientes de ella que, en caso de no disponer
de glucosa, otros substratos (proteínas y grasas) sufrirán distintos
procesos para poderla sintetizar. Si no existen estos substratos, se
produce la denominada hipoglucemia y el organismo empieza a sufrir
ciertos trastornos como debilidad, temblores, torpeza e incluso
desmayos.
Para que una
dieta sea equilibrada y las necesidades de nuestro organismo queden
cubiertas, es necesario consumir entre un 55 y un 60% de hidratos de
carbono, entre el 30% y el 35% de grasas, y entre un 10% y un 15% de
proteínas. Un consumo de azúcar equivalente al 10% del total de
energía (kilocalorías) consumida, puede considerarse como una
ingesta moderada.
Estas
recomendaciones vienen avaladas por dos de los más importantes
organismos internacionales dedicados a la salud: la FAO y la OMS.
Según estas organizaciones, es necesario aumentar el aporte de
hidratos de carbono en la alimentación y sustituir paulatinamente
las grasas, ya que este desequilibrio ha sido uno de los factores
que ha provocado el aumento de la obesidad, considerada como la
epidemia del siglo XXI.
LOS
ALIMENTOS
Los alimentos
como fuente de energía y nutrientes
Los alimentos son sustancias naturales o transformadas
que contienen uno o, más a menudo, varios nutrientes. Los seres
humanos los ingieren para saciar el hambre o por otros motivos.
Pueden ser de origen vegetal o animal, líquidos o
sólidos.
Cuando se
ingieren, los alimentos progresan por el tubo digestivo donde,
mediante el proceso físico-químico de la digestión, irán cediendo
sus nutrientes, para que sean a continuación absorbidos.
La
búsqueda y obtención de alimentos es un proceso fundamental para la
supervivencia y por ello el hombre ha debido adaptarse a su medio, o
luchar contra él, para asegurar su sustento. Así fue sucesivamente,
recolector de frutos y cazador, convirtiéndose más tarde en pastor y
agricultor.
Clasificación de los
alimentos
Este proceso es bastante subjetivo y arbitrario, de
manera que existen varias clasificaciones dependiendo de los países
e incluso dependiendo de los autores. Por ejemplo, pueden agruparse
según su origen:
Vegetal |
-
Cereales
- Azúcares
- Verduras y
Hortalizas
- Frutas
- Leguminosas
- Aceites y
grasas |
Animal |
- Leche y
derivados lácteos
-
Huevos
- Carne y
derivados
- Pescados,
moluscos y crustáceos
- Grasas
|
Es sumamente útil estudiar los alimentos por grupos o
subgrupos; ello ayuda a entender su composición y facilita la
confección de una dieta equilibrada.
A continuación figura la descripción de cada uno de estos
grupos así como su composición en energía y en los nutrientes cuyo
aporte tiene un papel significativo en nuestra dieta. Esta
composición aparece expresada por 100 g de porción comestible del
alimento.
-
Cereales
- Lácteos
- Aceites y
Grasas
- Frutas y
Hortalizas
- Frutos Secos
- Huevos
|
- Leguminosas
- Carnes
- Pescados
- Azúcares
- Bebidas
|
Cereales
Los cereales son los frutos maduros y
desecados de las gramíneas, que adoptan la conocida forma de
crecimiento en espiga. Los más utilizados en alimentación humana son
el trigo y el arroz, aunque también son importantes la cebada, el
centeno, la avena y el maíz.
Constituyen
el alimento básico de gran parte de la humanidad. El hombre pasó de
nómada a sedentario, aparte de otras circunstancias, cuando fue
capaz de cultivar los cereales y obtener así, de ese modo, una parte
importante de su sustento.
El grano del
cereal es una semilla y está formado por dos partes muy diferentes:
las cubiertas o envolturas y la parte interna de la semilla o
endospermo. Si los cereales o derivados se consumen previa
extracción de las envolturas, se dice que están refinados. Si se
utiliza el grano entero (a excepción de la envoltura más externa,
que se elimina) se conoce como cereal completo o integral.
Todo
el grupo de cereales aporta minerales: algo de calcio, hierro y
magnesio y vitaminas principalmente tiamina y niacina.
Pan blanco
-
31% de agua.
-
Muy bajo en fibra (2%).
-
8% de proteína (deficitaria en lisina).
-
Muy bajo en grasa (1%).
-
Resto son hidratos de carbono.
Pan integral
-
Mayor contenido en agua (33%).
-
Mayor contenido en fibra (9%).
-
8% de proteína (deficitaria en lisina).
-
Muy bajo en grasa (1%).
-
Disminuye el contenido de hidratos de carbono.
Pan de molde
-
31% de agua.
-
Muy bajo en fibra (2%).
-
8% de proteína (deficitaria en lisina).
-
Mayor contenido de grasa (4,5%).
-
Disminuye el contenido de hidratos de carbono.
Pasta y arroz
A partir de
la sémola de trigo duro se preparan alimentos moldeados y desecados
que se denominan pastas alimenticias. El trigo duro es una variedad
de mayor contenido en gluten. La proteína característica del arroz
es la orizenina y no contiene gluten.
- Muy poco
contenido en agua (5%)
- Muy poca
proteína (8%)
-
Pequeñísima cantidad de grasa (1%)
- Resto
hidratos de carbono (84%)
Cereales para el
desayuno
Con maíz,
trigo y otros cereales, tratados por medio de calor y endulzados con
miel o azúcar, se ofrecen al consumidor unos preparados cuyo objeto
es ingerirse con leche o zumos en el desayuno.
-
Almidón (70% o más)
-
Azúcar (Variable)
-
Proteínas (las del cereal)
-
A veces se enriquecen con vitaminas y minerales.
Galletas
Son alimentos compuestos
por harina de trigo, azúcar y grasas de diverso origen como
mantequilla, margarina, manteca de cerdo y grasas industriales
autorizadas. Además pueden contener cacao, fruta hervida, frutos
secos, yema de huevo, etc.
Las galletas
integrales tienen idéntica composición pero contienen parte de la
fibra del tegumento del grano de trigo. Nutricionalmente predominan
los hidratos de carbono (almidón y sacarosa) con un contenido
variable en lípidos.
Bollería
-
Una gran cantidad de hidratos de carbono se sustituyen por
grasa (18%).
-
El contenido en proteína más o menos se mantiene
constante.
-
Un poco de fibra.
-
Resto de hidratos de carbono.
Lácteos
La leche es un alimento líquido, de color
blanco, con un contenido de nutrientes excelente. Se puede
considerar el alimento más completo que existe sin serlo. Los
distintos mamíferos se alimentan exclusivamente con la leche
segregada por las glándulas mamarias de sus madres durante los
primeros meses de su vida y para ellos, durante esa época es
realmente un alimento completo. No lo es para el adulto porque le
falta hierro, fibra y vitamina C.
Composición de la leche:
-
Agua (88%)
-
Hidratos de carbono: El único que contiene la leche, sea cual
sea su origen es la lactosa. Es un disacárido mucho menos dulce que
la sacarosa y para cuya digestión se precisa la lactasa. Por acción
de ciertas bacterias saprófitas la lactosa se puede transformar en
ácido láctico, se acidifica el medio y así se obtienen otras leches
fermentadas.
-
Proteínas: Contiene proteínas de alto valor biológico. Son
fundamentalmente la caseína, la lactoglobulina y en menor proporción
la lactoalbúmina. (80% caseína).
-
Grasas: Están presentes como finos glóbulos lipídicos, en
perfecta emulsión. Las grasas de la leche contienen ácidos grasos
esenciales pero predominan los ácidos grasos saturados. El contenido
en colesterol de la leche es moderado, 14 Mg./100 g.
-
Vitaminas: Se encuentran representadas todas las vitaminas,
aunque deben destacarse algunas. Es notable el contenido en vitamina
B2 o riboflavina y retinol junto con la vitamina D. Es de notar que
la leche de vaca es pobre en vitamina C.
-
Minerales: Debe destacarse el alto contenido en calcio. Es la
leche y sus derivados la fuente principal de calcio de la dieta. El
fósforo se halla en equilibrio con el calcio. Respecto al hierro la
leche es una fuente pobre en este mineral.
Tipos de leche:
-
Fresca (tras el ordeño de la vaca).
-
Hervida (ebullición a algo menos de 100 °C).
-
Pasteurizada (a 70-75 °C, hay varias técnicas conjugando
volumen de leche, tiempo y temperatura aplicada).
-
Esterilizada (115°, 15 mn) (UHT-140°-150°, 1 a 3
sg).
-
Evaporada (esterilizada cuyo volumen se reduce a la mitad por
ebullición continuada).
-
Condensada (evaporada y se añade un peso igual de
azúcar).
-
En polvo (evaporación completa del agua).
-
Descremada (esterilizada y se extraen lípidos y vitaminas
liposolubles).
-
De vaca con grasa vegetal (descremada previamente y se añade
grasa vegetal).
Los
derivados lácteos tienen la misma composición que la leche de la que
parten pero se reduce el contenido en agua, aumenta el porcentaje de
proteína y de grasa en función de lo que disminuya el
agua.
Yogur
Es una leche fermentada
que se obtiene a partir de la acción de ciertas bacterias saprófitas
(Streptococcus termophilus y Lactobacillus bulgaricus), las cuales
provocan una transformación parcial de la lactosa en ácido láctico
así como un aumento de la consistencia por coagulación de sus
proteínas.
El yogur contiene microorganismos vivos. Se han
comercializado leches fermentadas con bacterias distintas a las
tradicionales, principalmente con el Bifidobacterium
bifidum.
El valor
nutritivo del yogur es prácticamente igual al de la leche de la que
procede aunque la tolerancia es menor.
Queso
Es un producto pastoso o
sólido que resulta de coagular la leche, con separación de la mayor
parte del suero. Existen infinidad de variedades de queso distintas
según la leche de origen, el contenido en agua y los microorganismos
característicos involucrados en su maduración, el tratamiento
térmico, el porcentaje de grasa.
-
Proteínas (25-35%). A mayor cantidad de agua le corresponde
un porcentaje menor de proteínas.
-
Grasas (16-40% e incluso más).
-
Los quesos frescos conservan la lactosa originaria mientras
que los maduros o fundidos no contienen lactosa ya que se ha
expulsado el suero de la leche o bien se ha procurado su
fermentación.
Aceites y
grasas
Existen algunos alimentos que contienen lípidos de forma
exclusiva o en su mayor parte. Su función es energética y son
vehículo de ácidos grasos esenciales y de vitaminas
liposolubles.
Los aceites
comestibles son grasas líquidas de origen vegetal, obtenidas a
partir de ciertas semillas o frutos oleaginosos. Se consiguen por
presión del producto que los contiene (métodos mecánicos) o por
extracción mediante disolventes. Las aceitunas o el girasol se
cultivan casi exclusivamente para obtener aceite. En otros vegetales
como la soja, el aceite es un subproducto que se obtiene durante el
proceso llevado a cabo para un mejor aprovechamiento posterior del
grano.
El contenido
en ácidos grasos libres determina el grado de acidez de los aceites.
Un aceite que contiene un 1% de su grasa en forma de ácidos grasos
libres se dice que tiene 1° de acidez. Los aceites vegetales son
100% lípidos. No contienen colesterol y en ellos predomina
generalmente los AGP.
Aceite de oliva
Se obtiene
en molinos especiales, por presión sobre las aceitunas. El aceite
que resulta se llama virgen. Pero para aprovechar y extraer el
aceite retenido se utilizan disolventes orgánicos, que
posteriormente deben ser eliminados. Es el aceite refinado. La
variedad comercial denominada aceite puro de oliva es una mezcla de
aceite virgen y aceite refinado ambos de oliva. El ácido graso
mayoritario es ácido oleico (monoinsaturado). El aceite virgen
conserva la vitamina E de las aceitunas de las que
procede.
Aceites de semillas
Se llaman
así a los aceites de girasol, soja y maíz entre otros. Se extraen
con el concurso de potentes disolventes orgánicos, que luego son
eliminados en el obligado proceso de refinado. Su composición media,
similar en los tres, muestra un predominio de ácido linoleico, así
como un porcentaje discreto de ácidos grasos saturados y de ácido
oleico.
Mantequilla y margarina
Aumenta el
contenido en agua (17%) y el resto son lípidos. Tienen vitaminas A,
D y E. La mantequilla es rica en colesterol. Las margarinas se
obtienen sometiendo a un proceso industrial grasas de origen animal
mezcladas con otras de origen vegetal (margarinas mixtas) o bien
únicamente grasa vegetales (margarinas vegetales). Estas últimas se
obtienen a partir de las grasa con una alto porcentaje en ácido
linoleico. Una proporción variable pasa de la forma fisiológica cis
a la forma trans que no se comporta bioquímicamente como los ácidos
grasos esenciales.
Frutas,
verduras y hortalizas
El grupo de las frutas y verduras está compuesto por un
sinnúmero de especies y variedades que, sin embargo tienen unas
características comunes en cuanto a su composición
nutritiva:
-
Contienen una alta cantidad de agua que es el vehículo de las
vitaminas hidrosolubles.
-
Contienen fibra vegetal.
-
Son relativamente ricas en vitaminas hidrosolubles y sales
minerales.
-
Por unidad de peso su contenido energético está entre pequeño
y moderado.
-
Contiene hidratos de carbono simples.
-
Apenas tienen proteína y lípidos.
-
80-90% es agua.
Frutas
Se da el nombre de frutas
a los vegetales frescos que constituyen los frutos de determinadas
plantas.
Contienen hidratos de carbono simples (glucosa, sacarosa
y principalmente fructosa). Son alimentos ricos en potasio y
magnesio y además algunas frutas son fuente importante de calcio y
hierro.
La riqueza en vitaminas es una de sus principales
características. Ahora bien unas frutas contienen vitaminas que
apenas aparecen en otras. Los cítricos (naranja, mandarina, limón,
pomelo y kiwi) son muy ricos en vitamina C, al igual que el melón y
las fresas. La mayor parte de las frutas contiene cantidades
pequeñas de b-carotenos y vitaminas del grupo B. El aporte de las
necesidades diarias de vitamina C, provitamina A y otras vitaminas
hidrosolubles sólo queda asegurado tomando de 2 a 3 piezas de fruta
al día. Los zumos de fruta sólo contienen agua, azúcares y parte de
las vitaminas y minerales. En cambio no contienen la fibra de la
fruta entera. El valor energético de la fruta viene determinado por
su composición en azúcares (35-45 kcal). Como excepción hay que
citar algunas frutas muy grasas como aguacate (oleico) y el coco
(ácidos grasos saturados).
-
Hidratos de Carbono simples (glucosa, sacarosa y
fructosa)
-
Ricos en K y Mg.
-
Algunas calcio y hierro
-
Ricas en vitaminas
-
Contienen fibra vegetal
-
Relativamente ricas en vitaminas
-
Hidrosolubles y sales minerales
-
Contenido energético moderado o pequeño
-
Hidratos de carbono simples
-
Apenas proteínas y lípidos
-
80 - 90% de agua
Verduras y Hortalizas
Son
vegetales cuyo contenido en hidratos de carbono es, generalmente,
menor que el de las frutas. Algunas se consumen crudas. Al igual que
las frutas poseen un aroma y color característicos.
La parte del
vegetal utilizado como verdura varía de unos a otros. Así, las
acelgas, la col o lechuga son hojas. El apio es un tallo. La
coliflor y las alcachofas son flores. La remolacha y las zanahorias
son raíces. Los ajos y cebollas son bulbos. El tomate es un fruto
pero por razones culturales se incluye en este grupo.
Contienen
azúcares, aunque su concentración es más baja que en las frutas. El
contenido en proteínas y lípidos oscila alrededor del 1%. Debido a
la clorofila las verduras son ricas en magnesio. La mayor parte de
ellas contiene mucho potasio y poco sodio. El apio es una excepción
puesto que contiene una cantidad de sodio de 100 Mg./100 g. Algunas
verduras (espinacas, acelgas, tomates) proporcionan una pequeña
cantidad de hierro. También pueden contener calcio.
Respecto a
su contenido en vitaminas destacan la provitamina A o b-caroteno
(principalmente en las verduras de color intenso), la vitamina C y
diversas vitaminas del grupo B, de las que hay que destacar el ácido
fólico. No aportan ni B12 ni vitamina D.
Las verduras
son ricas en fibra vegetal (celulosa, hemicelulosa y lignina). Su
contenido energético generalmente es muy bajo.
En este
grupo incluimos las patatas pero son una excepción del resto del
grupo en cuanto a su composición.
Verduras
-
Menos azúcares que la fruta
-
Proteínas y lípidos (1%)
-
Ricas en Mg.
-
Mucho K y poco Na
-
Algunas Fe, y a veces Ca
-
Vitaminas: b-caroteno, C y de grupo B (fólico)
-
Ricas en fibra vegetal
Hortalizas (Patatas)
-
Mayor porcentaje de hidratos de carbono complejos
(18%)
-
Menos fibra (2%)
-
Menos proteína
-
Tiene mucha vitamina C, que se destruye en el cocinado.
Frutos
secos
Son alimentos que se consumen secos. Están constituidos
por las semillas o los frutos de diversos vegetales. Entran en este
grupo las almendras, avellanas, cacahuetes y nueces. De menor
consumo son los piñones, pistachos y otras
especies.
-
Más de la mitad de su peso son lípidos con predominio de AG
insaturados: AGM (oleico) en almendras y avellanas o AGP (linoleico)
en cacahuetes y nueces.
-
Alrededor del 20% es proteína.
-
El contenido glucídico es bajo (5%).
-
Son fuentes importantes de calcio y hierro.
-
Aportan vitamina C, tiamina y ácido nicotínico.
-
50% lípidos.
-
Proteína 25% (de buena calidad).
-
Fibra 14%.
-
Agua.
Huevos
Aunque pueden proceder de distintas aves, el que más se
usa en alimentación humana es el de gallina.
Contiene una
proteína de altísima calidad (ovoalbúmina). Sus lípidos
característicos están formados por ácidos grasos saturados,
poliinsaturados (linoleico) y por colesterol (500 Mg.). Tiene
también vitaminas: A, D, E, B1, B2 y fólico. No tiene vitamina C.
Minerales: Ca, Fe y Zn.
- Energía:
150 kcal - Proteína: AGS, AGP (linoleico) y colesterol (12,5
g)
- Grasa:
11,1 g. (1%)
- Resto
hidratos de carbono (84%)
Leguminosas
Son alimentos muy interesantes desde el
punto de vista nutritivo. Su consumo ha decrecido mucho. Se
presentan, en general, como granos secos separados de las vainas
donde se producen (garbanzos, lentejas, alubias o judías blancas,
habas). La soja también es una legumbre de gran interés en nutrición
por ser el alimento de origen vegetal con mayor contenido en
proteína altamente disponible, aunque se cultiva poco en nuestro
país.
- Proteína
de alta calidad (sólo le falta un aminoácido la metionina, que lo
tienen en cantidad los cereales). - Fibra (cantidad importante 12%
-galactomananos-). - Hidratos de carbono (almidón 54%). - Grasa en
pequeña cantidad (AGM y AGP). - Minerales: calcio, hierro, magnesio
y zinc. - Vitaminas: casi todas excepto B12 y D. B2 en pequeña
cantidad.
La
carne
La composición de este grupo es muy variable en función
de la alimentación diferente del animal, de los piensos, de los
pastos y de su edad.
- Proteínas:
Las distintas carnes, despojadas de su grasa visible y sin tejido
óseo, contienen entre un 16-22% de proteína. El valor biológico de
la proteína cárnica es alto ya que contiene los 8 aminoácidos
esenciales. - Grasas: La grasa de la carne es característica. Es
rica en AGS de cadena larga, pobre en AGP con presencia más o menos
notable de colesterol. - Elementos químicos esenciales: Son
relativamente ricas en hierro. Hay pequeñas cantidades de calcio y
magnesio. Abundan el fósforo y el potasio. - Vitaminas: Es notable
la presencia de vitamina B12, pero también de niacina y vitamina B2.
- Agua: 65-80%.
En general,
una carne de vacuno o de cordero semigrasa tiene un 70% de agua y el
resto se reparte en partes iguales entre la proteína y la
grasa.
La carne de
pollo tiene también un 70% de agua, pero tiene un poco más de
proteína y un poco menos de grasa. Además la grasa es más insaturada
por lo que es de elección en personas con problemas
cardiovasculares. Los filetes de pollo disminuyen mucho el contenido
en grasa: 3%.
En cuanto a
los derivados cárnicos, su calidad depende del porcentaje de grasa
añadido pero en general:
- Chorizo
32% de grasa y 22% de proteína. - Paté 42% de grasa y 14% de
proteína. - Salchichas 38% de grasa y 25% de proteína. - Lomo
embuchado 20% de grasa y 50% de proteína.
La panceta
tiene un 50% de grasa, 10% de proteína y resto agua. Las vísceras
constituyen el depósito mayor de minerales: hierro, magnesio y zinc
y de vitaminas (todas). Una pequeña porción de hígado aporta
minerales y todas las vitaminas.
Pescados
Tiene una composición nutritiva semejante
a la de la carne: proteínas, lípidos, pequeñas cantidades de
vitaminas, sales minerales y purinas.
Las
proteínas del pescado son de alto valor biológico aunque su
contenido en un aminoácido esencial (triptófano) sea algo
deficiente.
Según su
contenido de grasa el pescado se divide en graso -llamado
popularmente azul- y que tiene un contenido medio mayor del 10%
(pero con grandes diferencias estacionales que oscilan entre 25 y 3%
a lo largo del año) y magro -llamado blanco- con un bajo contenido
en lípidos (1-2%).
El patrón de
ácidos grasos es característico. Los AGS representan un 15%
aproximadamente y el resto son AGP y un poco de oleico. Son muy
importantes los ácidos grasos w-3 que representan un 20% del total.
Según la época de captura el contenido lipídico varía.
Vitaminas: A
y D y un poco de B6. Elementos químicos a destacar: yodo, fósforo y
potasio; calcio si se consumen enteros con las espinas.
Azúcares
El azúcar es un alimento natural que se
extrae de la remolacha o de la caña de azúcar. Se trata de sacarosa,
un disacárido constituido por la unión de una molécula de glucosa y
una molécula de fructosa. La sacarosa está presente en estos
cultivos, al igual que en otras plantas, árboles, flores, frutas o
verduras.
El proceso
de extracción del azúcar es totalmente natural, lo único que se hace
es separar la sacarosa del resto de los componentes de la planta,
sin producir en ella modificación alguna.
El azúcar pertenece
al grupo de los hidratos de carbono, que son los compuestos
orgánicos más abundantes en la naturaleza, y constituyen la mayor
fuente de energía, la más económica y de más fácil asimilación.
Todos los alimentos que pertenecen a este grupo tienen el mismo
valor energético: 4 calorías por gramo.
Todas las formas de
carbohidratos expresan las unidades de sacáridos que contienen,
clasificándose como azúcares (monosacáridos y disacáridos) y
polisacáridos.
·
Monosacáridos: La glucosa, fructosa y galactosa pertenecen a este
grupo. Son las formas más simples de carbohidratos, son absorbibles
sin ningún proceso de digestión y se obtienen directamente de las
frutas o la miel.
·
Disacáridos: Pertenecen a este grupo los carbohidratos formados por
dos moléculas de monosacáridos como la sacarosa, (glucosa
+fructosa), la lactosa (galactosa +glucosa) y la maltosa (glucosa
+glucosa).
·
Polisacáridos: Pertenecen a este grupo los almidones de los
cereales, las legumbres, los tubérculos y el glucógeno que contienen
las carnes y pescados.
Miel
Es un producto viscoso
muy dulce y segregado por las abejas. Se utiliza como edulcorante
sustituyendo al azúcar. En cuanto a su composición, algo variable es
fundamentalmente fructosa aunque también hay cantidades menores de
otros hidratos de carbono simples. La miel contiene ciertas
sustancias activas en muy pequeñas concentraciones (enzimas,
hormonas) cuyo papel en el organismo humano no está de momento
establecido.
Bebidas alcohólicas, estimulantes, refrescantes y zumos
de frutas
Bebidas alcohólicas
Los vinos,
cervezas, sidras y licores contienen alcohol etílico en proporciones
diversas junto con azúcares o glúcidos simples.
El
porcentaje en volumen de alcohol etílico de una bebida determinada
se expresa en grados. Para pasar a gramos deben multiplicarse por su
densidad (0.789). Así, por ejemplo, un litro de vino de 12° contiene
120 ml de alcohol o, lo que es lo mismo, 94.68 g.
Bebidas
fermentadas:
-
El vino es el producto resultante de la fermentación de la
uva. Contiene azúcares simples y alcohol en una proporción de 10 a
15 vol/100.
-
La cerveza se obtiene a partir de la cebada, a la que se le
añade lúpulo el cual le proporciona su sabor
característico.
-
La sidra se obtiene a partir de la fermentación de las
manzanas.
Licores:
-
Son productos de alta concentración alcohólica (en general de
35 a 50 vol por 100) obtenidos a partir de la destilación de vinos,
de jugos de frutas o de caldos fermentados de cereales
malteados.
-
En sentido estricto son las bebidas obtenidas por maceración
de distintos vegetales en alcohol etílico y su posterior
destilación.
-
La destilación es la operación que consiste en
transformar un líquido en vapor, condensarlo luego y recoger el
líquido resultante.
Desde el punto de
vista nutricional:
- Las bebidas
alcohólicas tienen la cantidad de energía que les suministra el
alcohol.
- Las bebidas
alcohólicas azucaradas tienen el aporte calórico que les suministra
el alcohol más el del azúcar.
- La cerveza tiene
algo de hidratos de carbono, algo de vitamina B12 por la levadura
que contiene y algo de B2.
Bebidas estimulantes
Algunas
infusiones y otras bebidas contienen cafeína, teína u otros
alcaloides con propiedades estimulantes. Son los preparados a base
de cola, el café, el té.
Ingeridos
ocasionalmente y en cantidad moderada, parecen ser inocuos; sin
embargo a lo largo de estos últimos años diversos autores vienen
dedicando su atención a la cafeína, tanto por su capacidad de causar
adicción como por su posible papel tóxico, aunque sólo en el caso de
dosis claramente elevadas. Existen colas y cafés sin cafeína que
pueden venir bien a algunas personas.
Bebidas refrescantes
Son líquidos
a base de distintos aditivos químicos principalmente saborizantes y
colorantes, con una pequeña proporción de zumo de fruta (naranja,
limón). En general están endulzados con azúcar.
Los refrescos
tienen el valor energético del azúcar que contienen. Existen
variedades acalóricas - las bebidas light - en las que se ha
sustituido la sacarosa por aditivos edulcorantes autorizados, como
la sacarina o el ciclamato, principalmente. Sólo proporcionan la
energía contenida en el extracto vegetal o en el porcentaje de zumo
de frutas (muy bajo) que entra en su composición.
Ingeridas
ocasionalmente las bebidas refrescantes pueden considerarse inocuas
aunque su uso inmoderado puede llevar al consumo excesivo de
aditivos y de energía superflua.
Zumos de frutas
Cuando se
extraen de frutas y se consumen en el momento, la composición es la
misma que la de la fruta de la que proceden (excepto la
fibra).
LA DIETA
PRUDENTE
La
dieta equilibrada
Cómo conseguir una dieta
equilibrada
Se
recomienda el consumo de los siguientes alimentos:
-
11 raciones de alimentos del grupo de cereales (arroz, pasta,
pan, etc.) o patatas.
-
3 - 5 raciones de verduras y hortalizas.
-
2 - 4 raciones de fruta (se recomienda algún cítrico).
-
3 - 4 raciones de lácteos.
-
2 - 3 raciones de carnes o equivalentes; pescados, huevos,
leguminosas.
-
30 - 40g de grasa, principalmente aceite de oliva o de
semillas.
Recomendaciones para una dieta sana
-
Disfruta con tu comida.
-
Toma gran variedad de alimentos.
-
Come la cantidad adecuada para mantener un peso
saludable.
-
Toma muchas frutas y verduras.
-
No tomes muchos alimentos que contengan grasa.
-
Haz ejercicio físico.
Pirámide nutricional
Distribución de los alimentos.
La alimentación
en la infancia
El hombre, para mantener la salud necesita ingerir
energía y nutrientes y éstos, en el estadio actual de la evolución,
se encuentran almacenados en los alimentos.
Las necesidades nutricionales son iguales en todos los
hombres
Las diversas
adaptaciones que ha desarrollado a lo largo de su evolución le
permiten en la actualidad utilizar una amplia gama de productos. Sin
embargo, también es verdad que el hombre no consume todos los
alimentos que tiene a su alcance, debido a que su comportamiento
alimentario ha estado siempre regulado, además de por factores
nutricionales (relacionados directamente con la supervivencia), por
otros muchos factores que son principalmente los que determinan la
elección y en definitiva los hábitos alimentarios. En otras palabras
podríamos decir que las necesidades nutricionales son iguales en
todos los hombres (aparte de circunstancias individuales como edad,
sexo, actividad física, etc.) pero cada país, cada colectivo e
incluso cada individuo, las cubren según hábitos alimentarios
distintos, de manera que éstos marcarían la frontera entre lo que el
hombre necesita y puede obtener mediante el comportamiento
instintivo y lo que al hombre le gusta o quiere comer.
Los hábitos
alimentarios (HA) podrían definirse como "el comportamiento más o
menos consciente, colectivo en la mayoría de los casos y siempre
repetitivo que conduce a la gente a seleccionar, preparar y consumir
un determinado alimento o menú como una parte más de sus costumbres
sociales, culturales y religiosas y que está influenciado por
múltiples factores (socioeconómicos, culturales, geográficos,
etc.)".
Desde el nacimiento
En cada uno
de nosotros los HA empiezan a formarse casi desde el momento del
nacimiento y se desarrollan en la infancia y especialmente, en la
adolescencia, estando hasta ahora casi exclusivamente determinados
por los HA de los padres o personas del entorno, pues el niño se
identifica plenamente con el comportamiento de éstos. De hecho, el
proceso de socialización y aprendizaje comienza en la familia, donde
se van perfilando estilos de vida y hábitos alimentarios. En la
primera infancia el consumo de alimentos del niño depende de lo que
la madre (la guardería, los abuelos) le de, es decir, de sus HA.
Esta influencia va a ir disminuyendo a medida que el niño crece,
adquiriendo mayor importancia otra serie de factores como el
colegio, los amigos, los mass-media, las modas, el prestigio, etc.
El adolescente intenta apartarse de los padres en un intento de
dejar de ser niño y ser adulto.
Por tanto, la
infancia es la mejor época de la vida para adquirir unos buenos HA
ya que éstos, como los demás modelos del comportamiento son
adquiridos por repetición y casi o completamente de forma
involuntaria. Por este motivo las costumbres nutricionales
adquiridas en la infancia se modifican muy poco en los años
posteriores ya que el aprendizaje inconsciente y la formación de las
actitudes se produce fundamentalmente en esta etapa de la vida. Son
los niños los mejores receptores de los HA establecidos
transmitiéndolos de generación en generación. En general se observa
que los HA de las personas de edad son difícilmente modificables y
muy parecidos a los adquiridos en las etapas tempranas de la vida.
Por ello es muy importante una buena educación nutricional puesto
que además estos HA serán los responsables del estado nutritivo y de
la salud del adulto.
Los HA han sido
tradicionalmente uno de los factores más estables de toda la
herencia sociocultural del hombre. Sin embargo, en la actualidad,
estamos viviendo una época de gran revolución, típica de las
sociedades desarrolladas y los HA están sufriendo importantes
cambios que están teniendo un gran impacto en el estado
nutritivo.
La alimentación
en la adolescencia
La adolescencia es una etapa de la vida caracterizada por
profundas modificaciones físicas, psíquicas, emocionales, sociales y
del comportamiento.
Contradicciones
El comportamiento del
adolescente se caracteriza por grandes contradicciones: deseo de
afecto y rechazo del mismo; deseo de independencia y necesidad de
protección; apertura y a la vez replegamiento en sí mismo; rechazo
de la institución y deseo de estructura.
En
definitiva, es la edad del todo o nada. Estas grandes
contradicciones también se manifiestan en la alimentación, quizás
como en ningún otro aspecto. Y, sin embargo, esta manera de nutrirse
contrasta con el hecho de que adolescencia es el período de mayores
necesidades nutricionales, tanto desde el punto de vista energético
como cualitativo y es, además, la etapa en la que resulta más
difícil marcar reglas precisas e iguales para todos, pues las
diferencias individuales son extraordinarias.
Factores externos
El
comportamiento alimentario del adolescente va a estar determinado
por la influencia de numerosos factores externos (características
familiares, amigos, valores sociales y culturales, medios de
comunicación social, conocimientos nutricionales, experiencias y
creencias personales, etc.) e internos (características y
necesidades fisiológicas, imagen corporal, preferencias y aversiones
en materia de alimentación, desarrollo psico-social, salud,
etc.).
Todo ello regido por
la necesidad de afirmar la propia identidad, aunque sea a costa de
rechazar la alimentación familiar y elegir otros tipos de dieta, y
esto puede dar lugar a numerosos y frecuentes errores, preocupantes,
especialmente, si duran mucho tiempo.
A partir del tercer año
A partir del
tercer año los niños experimentan un crecimiento lento pero continuo
durante una etapa bastante larga que se prolonga hasta el comienzo
de las manifestaciones puberales o etapa preadolescente.
Las
necesidades nutricionales de estos años van variando a lo largo de
los mismos dependiendo del ritmo de crecimiento individual, del
grado de maduración de cada organismo, de la actividad física, del
sexo y también de la capacidad para utilizar los nutrientes
procedentes de la ingesta.
Por ello se
debe considerar esta edad como una etapa muy sensible a cualquier
carencia o desequilibrio ya que esto podría comprometer tanto el
crecimiento como el desarrollo armónico deseable para todos los
niños.
Hasta la
adolescencia no existen diferencias en las necesidades nutricionales
entre niños y niñas.
Con respecto a la
energía -cuyas necesidades se estiman en aproximadamente 80 kcal/kg
de peso y día (a partir de los 3 años)- las principales diferencias
son consecuencia del ritmo de crecimiento de cada niño y de la
diferente actividad física que desarrollen. Hasta los 10 años las
necesidades de energía van aumentando progresivamente consecuencia
del progresivo crecimiento.
Papel crítico en la adolescencia:
cambios físicos y psíquicos
Durante la infancia y la adolescencia, una correcta
alimentación tiene gran importancia pues cualquier malnutrición por
exceso o por defecto puede tener importantes repercusiones a corto y
largo plazo. Además, es durante la infancia cuando comienzan a
instaurarse los hábitos alimentarios (HA), HA, correctos o no, que
se mantendrán casi durante toda la vida.
El término
"adolescencia" deriva del latín "adolescere" que significa
crecimiento, cambio, maduración. Por tanto, el período de la
adolescencia es una etapa dinámica y de continuos cambios, es un
periodo de máximo crecimiento en el que se incrementan las
necesidades de nutrientes. Durante la pubertad se adquiere el 50%
del peso definitivo, el 25% de la talla adulta y un 20% de la masa
esquelética.
La
adolescencia es uno de los períodos de mayor reto en el desarrollo
humano. Debido al grado de cambios físicos y psicológicos que se
llevan a cabo, surgen varios aspectos importantes que influyen en el
bienestar nutricional del adolescente.
Para
comprender el aspecto nutricional de la vida en este período es
necesario conocer previamente el proceso de desarrollo.
La adolescencia
comienza con la aparición de los caracteres sexuales secundarios y
termina cuando cesa el crecimiento somático. A lo largo de este
período coexisten un elevado ritmo de crecimiento y fenómenos
madurativos importantes que afectan al tamaño, forma y composición
del organismo.
La nutrición juega un papel crítico en el
desarrollo del adolescente y el consumo de una dieta inadecuada
puede influir desfavorablemente sobre el crecimiento somático y la
maduración sexual.
Durante el crecimiento y desarrollo se
producen cambios físicos y psicológicos.
Cambios físicos
Los tres
hechos que tienen influencia directa sobre el equilibrio nutritivo
son:
- La
aceleración del crecimiento en longitud y aumento de la masa
corporal (estirón puberal).
- La
modificación de la composición del organismo.
- Las
variaciones individuales en la actividad física y en el comienzo de
los cambios puberales.
Cambios psíquicos
La
adolescencia es un período de maduración para la mente y el cuerpo.
Aunado al crecimiento físico de la pubertad, el desarrollo emocional
e intelectual son rápidos. El desarrollo de la habilidad para usar
el pensamiento abstracto en oposición con el pensamiento concreto
típico de la niñez permite llevar a cabo las "labores de la
adolescencia".
La agitación
emocional de esta etapa suele afectar los hábitos alimentarios de
los adolescentes. Por ejemplo, el impulso hacia la independencia
suele originar el rechazo temporal de los patrones dietéticos
familiares.
Índice de masa
corporal
El desarrollo de una imagen del aspecto físico personal
que incluye un cuerpo de adulto es una labor intelectual y emocional
entremezclada con problemas nutricionales.
Los
adolescentes con frecuencia se sienten incómodos por sus cambios
corporales rápidos, y no obstante al mismo tiempo desean crecer como
sus compañeros e ídolos más perfectos de su cultura. Su sentido de
valor puede derivar de sentimientos sobre sus atributos físicos
personales, un carácter que los torna vulnerables a deformaciones
importantes si se presenta un trastorno de la alimentación.
Los deseos
del adolescente por cambiar el índice de crecimiento a las
proporciones corporales pueden conducirlo a manipulaciones
dietéticas que quizá tengan consecuencias negativas y están sujetas
a la explotación de intereses comerciales. Las adiciones o aumentos
rápidos de peso que acompañarán al desarrollo de las características
sexuales secundarias pueden originar que muchas mujeres jóvenes
restrinjan innecesariamente la cantidad de alimento que ingieren.
Los varones jóvenes tienden a utilizar suplementos nutricionales con
la esperanza de lograr el aspecto muscular de los
adultos.
El peso - la suma de
todos los compartimentos - es un marcador indirecto de la masa
proteica y de los almacenes de energía. Para interpretar el peso y
la talla se usan las tablas de referencia, específicas para cada
grupo de población. Pero, ¿Cuál es el peso corporal ideal?
Establecer el peso ideal no es fácil, teniendo en cuenta todos los
factores implicados. Además, ideal, ¿en términos de qué? El concepto
de peso deseable es aquel que da lugar a una salud óptima y a un
mínimo riesgo de enfermedades.
Un parámetro
muy útil obtenido a partir del peso y la talla es el Índice de Masa
Corporal (IMC) o índice de Quetelet [peso(kg)/talla 2(m)]. Es un
índice de adiposidad, de riesgo de hipo e hipernutrición y, por
tanto, de las patologías asociadas a ambas situaciones. La mayoría
de los autores estiman que los límites aceptables del IMC están
comprendidos entre 19-25 kg/m2, y serían aquellos que se asocian con
un menor riesgo para la salud y por tanto con una mayor expectativa
de vida. Un IMC inferior a 18 puede indicar riesgo de hiponutrición;
un IMC mayor de 25 indica sobrepeso y mayor de 30
obesidad.
Recomendaciones dietéticas, para los
adolescentes
A pesar de que los adolescentes han adquirido ya la plena
madurez de los órganos que intervienen en la digestión, absorción y
metabolismo de los alimentos, la adolescencia es una época de riesgo
nutricional, debido a las especiales características fisiológicas de
este período de la vida.
Principios básicos en del régimen
dietético
Los
principios que hay que tener presentes al establecer el régimen
dietético de un adolescente son los siguientes:
· El
importante incremento de los tejidos libres de grasa (MLG), que casi
se duplican durante el brote de crecimiento puberal, conlleva una
elevación de las necesidades energéticas, proteicas y de algunos
micronutrientes, que superan a las de cualquier otra época de la
vida.
· Este
exagerado anabolismo hace al adolescente muy sensible a las
restricciones calóricas y a las carencias en proteínas, algunas
vitaminas y minerales.
· La
importancia relativa del aumento de los tejidos metabólicos activos
(MLG) obliga a incrementar el aporte proteico, que debe representar
aproximadamente el 15% de las calorías de la dieta y no debe ser
inferior al 12%. Las cantidades deberán ajustarse, individualmente
de acuerdo con la talla, el estado de nutrición, la velocidad de
crecimiento, la calidad de la proteína, el aporte energético y el
equilibrio de los distintos nutrientes, para evitar tanto los
estados carenciales como la sobrealimentación.
· El resto
de las calorías debe ser aportado por los hidratos de carbono
(50-55%) y las grasas (30-35%).
· Otra
característica fisiológica que influye decisivamente en los
requerimientos nutritivos es el marcado dimorfismo sexual, debido a
la diferente cantidad y composición del tejido sintetizado. Los
varones ganan peso con mayor rapidez y lo hacen a expensas, sobre
todo, del aumento de la masa muscular y del esqueleto, mientras que
las chicas tienen tendencia a acumular grasa. Esto obliga a
individualizar el régimen teniendo en cuenta no sólo la edad
cronológica, sino el sexo, la talla y la velocidad de
crecimiento.
· El
comienzo del estirón puberal y el momento en el que se alcanza el
pico de la máxima velocidad de crecimiento sufre amplias variaciones
individuales; es importante valorar cuidadosamente este hecho para
evitar sobrecargas calóricas en los casos de maduración
lenta.
Altos requerimientos de algunos
minerales
· Además
de las elevadas necesidades energéticas y proteicas, son altos los
requerimientos en algunos minerales como hierro y calcio. La forma
más adecuada de cubrir estas necesidades es mediante una dieta
variada que incluya al menos medio litro de leche o derivados y en
la que el 20-25% de las calorías proceda de alimentos de origen
animal. En varones la formación de masa muscular requiere un mayor
volumen sanguíneo y en mujeres se pierde hierro mensualmente con el
inicio de la menstruación.
· El zinc
es indispensable para el crecimiento y la maduración sexual. Las
dietas pobres en proteínas de origen animal difícilmente cubren las
necesidades diarias de zinc estimadas en 15 Mg. diarios. Los
adolescentes que hacen dietas vegetarianas están expuestos a
carencias en este mineral, por lo que es aconsejable incorporar a la
dieta alimentos ricos en zinc: cacahuetes, granos enteros de
cereales y quesos. Necesitan cuidar además sus ingestas de hierro y
vitamina B12. Pueden estar expuestos a desnutriciones porque la
ingesta alta de fibra no permite que ciertos micronutrientes se
absorban.
· Los
requerimientos vitamínicos son también elevados, sobre todo en
algunas vitaminas del grupo B, que guardan relación con el aporte
energético. La mejor forma de evitar déficits es consumir una dieta
variada que incluya frutas, verduras y hortalizas, en cuyo caso es
innecesario aportar preparados vitamínicos comerciales. La vitamina
D es en especial necesaria para el crecimiento rápido del
esqueleto.
· Las
ingestas recomendadas no son un objetivo que haya que cumplir cada
día pues las reservas corporales de las personas sanas son
suficientes para hacer frente a las diferentes ingestas interdías.
Sin embargo, se considera que ofrece una mayor seguridad de buena
alimentación, especialmente en grupos vulnerables de población,
durante el crecimiento en niños y adolescentes, la gestación, en
personas de edad avanzada, con anorexia, hacer comidas completas que
comprendan una alta variedad de alimentos de todos los grupos y, por
tanto, todos los nutrientes.
Modelo
dietético en la adolescencia
El modelo dietético empieza a sufrir
alteraciones en la adolescencia.
Los
cambios observados en el modelo tradicional de distribución de las
comidas y especialmente los relacionados con el desayuno son uno de
los aspectos que más preocupan actualmente a los nutriólogos. Las
transformaciones producidas en la sociedad, los nuevos estilos de
vida y, en definitiva, la falta de tiempo, han dado lugar a una
tendencia progresivamente mayor a realizar desayunos cada vez más
ligeros e incluso a omitirlos.
Este
problema se agrava si se tiene en cuenta la también progresiva
tendencia a aligerar las cenas, dando lugar a una distribución
horaria de las comidas a veces irracional con repercusiones
negativas en el estado nutricional y, por tanto, en la salud.
Además, incluso, entre las personas que desayunan habitualmente, el
desayuno es, muchas veces, poco satisfactorio desde el punto de
vista nutricional.
El desayuno
El desayuno puede definirse simplemente como la primera
comida del día. Pero esta definición, sin embargo, no deja entrever
la importancia que tiene dentro de la dieta total, especialmente en
los niños y adolescentes que son, por otro lado, los que con mayor
frecuencia se saltan esta comida.
Desayunos nutricionalmente incorrectos
La omisión
del desayuno o la realización de desayunos nutricionalmente
incorrectos se ha asociado con un menor rendimiento físico e
intelectual y con una menor ingesta de algunos nutrientes,
contribuyendo a aumentar los desajustes o desequilibrios en la
dieta, pues los niños que no desayunan tienen mayor dificultad para
alcanzar las ingestas recomendadas de energía y nutrientes. Además,
estos hábitos poco saludables, instaurados en la infancia, serán
posteriormente muy difíciles de corregir en el adulto. Es importante
recordar que la infancia es la mejor época para adquirir unos buenos
hábitos alimentarios. Por ello, el desayuno debe ser planificado
cuidadosamente en cualquier programación dietética.
El desayuno debe
aportar la cuarta parte de las calorías diarias y es una buena
ocasión para incluir alimentos que no deben faltar en tu dieta:
lácteos, frutas, azúcar y cereales, entre otros. Es importante
desayunar todos los días para conseguir un óptimo rendimiento físico
e intelectual. El organismo necesita energía y nutrientes para
ponerse en marcha, especialmente después de las largas horas de
ayuno transcurridas desde la cena y el desayuno aporta,
precisamente, la energía para empezar el día. Además, contribuye a
una correcta distribución de las calorías a lo largo del día y ayuda
a mantener el peso, pues evita que se llegue a la comida con una
necesidad compulsiva de comer. Es conveniente variar y cambiar los
menús incluidos en el desayuno y se recomienda incluir alimentos de
al menos cuatro de los grupos básicos. Recordemos que en la dieta,
la variedad es la mejor garantía de equilibrio
nutricional.
No desayunar o tomar
sólo un café con leche es uno de los motivos que desequilibran la
dieta. Contrariamente a lo que habitualmente se piensa, si no
desayunamos, estamos más predispuestos a picar entre horas o comer
de forma excesiva en el almuerzo.
En la infancia y en
la adolescencia - etapas de máximo crecimiento -, el desayuno juega
un papel decisivo en el óptimo desarrollo. Para muchas personas, el
consumo de lácteos principal fuente de calcio está asociado con el
desayuno, de manera que si éste no se realiza, podrían producirse
deficiencias (alteraciones del crecimiento, osteoporosis, etc.) que
repercutirían en la salud.
Omisión del desayuno
Se ha
observado que al aumentar la edad aumenta el número de personas que
omiten diariamente el desayuno, volviendo a recuperarse en las
personas adultas. Esta tendencia es preocupante no sólo por el
número de horas de ayuno desde la cena hasta la siguiente comida
(hasta 18 horas), que según algunos autores, aunque hay mucha
controversia, puede ser responsable de la falta de concentración en
las primeras horas de la mañana, sino también porque los alimentos
que se consumen durante el desayuno (especialmente la leche),
seguramente no volverán a consumirse en ningún otro momento del día
y esto puede suponer una importante pérdida de algunos nutrientes
como por ejemplo el calcio.
Las razones que
habitualmente indican para omitir el desayuno son, fundamentalmente,
las siguientes: "No me apetece", "No tengo tiempo", "Por tener que
prepararlo yo mismo", "Estoy cansado", etc. Todas ellas quizá
relacionadas con la falta de tiempo tan característica de nuestra
sociedad desarrollada. Otras razones pueden ser: estar más tiempo en
la cama, dedicar más tiempo al arreglo personal, no querer
engordar.
En este sentido es
importante destacar que en un estudio se observo que aquellos
adolescentes que tenían con quién compartir el desayuno, quién se lo
preparase o disponían de alimentos preparados, junto con el hecho de
que el hábito del desayuno estuviera instaurado entre los
compañeros, desayunaban con más frecuencia.
La influencia del
sexo se traduce, en general, en una mayor omisión del desayuno por
parte de las niñas. Esto puede ser consecuencia de la gran
preocupación que existe en la actualidad por reducir el peso
corporal, restringiendo drásticamente el consumo de alimentos, pues
según diversos datos un apreciable número de todas aquellas personas
que no desayunaban lo hacían por no engordar. En las niñas el
desayuno es también nutricionalmente menos satisfactorio que en los
niños.
Existen diversos
estudios que consideran la omisión del desayuno como un factor de
riesgo para la salud, llegando incluso a relacionarlo con una mayor
mortalidad. De hecho, parece que una correcta distribución de la
ingesta de energía a lo largo del día puede contribuir a mejorar el
estado de salud y reducir el riesgo de futuras enfermedades
cardiovasculares.
Importancia de una correcta
distribución de las comidas
Se sabe que no sólo la ingesta total de alimentos, sino
también la distribución de la misma a lo largo del día influyen en
la prevención de la obesidad. Un mayor reparto del consumo de
alimentos a lo largo del día y una desviación de la ingesta
energética hacia el comienzo del mismo se han asociado con pesos más
bajos.
Algunos
autores han observado que aquellas personas que normalmente realizan
un desayuno deficiente pueden desarrollar hábitos incorrectos que
podrían estar relacionados con un mayor riesgo de obesidad. Sin
embargo, es frecuente encontrar personas que creen erróneamente que
al omitir el desayuno reducen la ingesta calórica total y, por
tanto, el peso.
La inclusión
del desayuno en los programas de alimentación escolar ha tenido gran
importancia no sólo para mejorar o instaurar unos correctos hábitos
alimentarios sino también para estudiar su repercusión en el estado
nutricional y su posible papel en el éxito académico. Uno de los
primeros trabajos realizados para documentar su influencia en el
rendimiento escolar es el famoso estudio de Iowa publicado en 1962.
Los niños que iban a la escuela sin desayunar mostraban una
disminución de su capacidad física máxima, de su resistencia al
esfuerzo, de su fuerza muscular, de su capacidad de concentración y
de su capacidad de aprendizaje.
Comer en la
escuela
Dentro de la dieta total y del modelo dietético, la
comida escolar tiene gran importancia.
Hoy en día
el hecho de que las madres, que tradicionalmente se han ocupado de
la preparación de las comidas, trabajen fuera del hogar junto con la
circunstancia de que el colegio esté lejos de la vivienda, hace que
los adolescentes tengan que comer en el comedor escolar, y esto
puede tener repercusiones positivas no sólo desde el punto de vista
nutricional sino también con respecto a la adquisición de unos
buenos HA, puesto que la escuela puede ser un importante lugar de
formación nutricional, sin olvidar que además el niño puede enseñar
en el hogar lo que ha aprendido en la escuela. De hecho, según
algunos autores, uno de los factores que en mayor medida modifican
los HA de los adultos es la influencia de lo que el niño ha
aprendido en el colegio.
La cena
Con respecto a la cena, los estudios muestran que
prácticamente todos (99%) la realizan y, en un alto porcentaje, 80%
aproximadamente, esta constituida por un plato, generalmente
caliente, leche y fruta o bollos. De cualquier manera parece existir
una tendencia a suprimir la cena tradicional. Se tienen menos ganas
de cocinar y se sustituye la cena tradicional por un bocadillo o
sándwich o se recurre al uso de platos cocinados o precocinados. En
España el consumo se ha disparado por la comodidad que representan,
a pesar de su precio. La comida como ceremonia tradicional y punto
de encuentro está desapareciendo.
Snacks y
refrescos
El consumo frecuente de "snaks" es un aspecto
característico de la alimentación de los adolescentes. La calidad
nutricional de estos productos puede tener un importante impacto en
la ingesta total de nutrientes pues, en general, se caracterizan por
tener un bajo contenido en nutrientes.
Suelen
proporcionar entre 1/4 y 1/3 de sus necesidades calóricas. En lugar
de intentar cambiar este hábito podría aumentarse su valor nutritivo
o popularizar otro tipo de "snacks" como frutas, lácteos,
etc.
Una forma de
continuar a pleno rendimiento el resto de la mañana es tomar un
tentempié sano y ligero como un yogurt natural o un zumo de frutas
endulzado con azúcar. Diversos estudios han comprobado que este
alimento tiene una influencia positiva en la capacidad de atención y
concentración.
Por otro lado, las
bebidas carbónicas, cuyo consumo ha aumentado extraordinariamente en
los últimos años, son las preferidas de los adolescentes en los
últimos años, son las preferidas de los adolescentes. Pero quizás lo
más negativo es que pueden sustituir a otras bebidas como, por
ejemplo, la leche. Esto tiene gran importancia puesto que hoy se
sabe que la ingesta de calcio puede contribuir a mejorar la masa
ósea, especialmente en la adolescencia puesto que el pico máximo de
masa ósea se alcanza entre los 20 y 30 años aproximadamente.
En este
sentido, el gran aumento en el consumo de alcohol entre los
adolescentes es un tema preocupante en la actualidad, desde el punto
de vista social y nutricional.
Fast food
Los adolescentes son también especialmente receptivos a
la denominada comida rápida, "fast food", que se refiere más a la
forma rápida de servir la comida que a la comida en sí
misma.
Hoy se
estima que entre un 30% y un 40% de todas las comidas se realizan
fuera del hogar y los "fast-food" representan el 20% de este
mercado, quizás no tanto por la falta de tiempo, como porque
representan toda una cultura que la juventud asume con facilidad. El
adolescente tiene mayor independencia para elegir la comida o comer
fuera, aspecto que puede serle muy agradable pues es una manera de
expresar la propia individualidad.
Los adolescentes se
identifican plenamente con el ambiente del "fast food": informal,
poco convencional, alejado del esquema tradicional de la cocina
familiar del que tanto huyen, y con precios accesibles para los
jóvenes. Otra ventaja es la flexibilidad del horario. El plato base,
la hamburguesa con patatas fritas, tiene gran aceptación entre este
grupo de edad. En general se consideran alimentos con alto contenido
energético, en grasa y sal y bajo contenido en fibra y otros
nutrientes. Sin embargo, estudios realizados en otros países
demuestran que en muchos casos tienen igual densidad de nutrientes
que el resto de la comida. No hay bases para suponer que esta
tendencia afectará negativamente a la composición nutritiva de la
dieta.
La motivación más efectiva es el deseo de
vitalidad
Hoy en día
cualquier persona con algunas ideas sobre nutrición debería
seleccionar grasas insaturadas, disminuir la ingesta de sacarosa, de
colesterol, aumentar el consumo de frutas, verduras, cereales
integrales, etc. y, sin embargo, esto no es así. En general, todavía
es difícil hacer que la gente coma o deje de comer un determinado
alimento aunque sea por motivos nutricionales. En la adolescencia,
la motivación más efectiva es el deseo de vitalidad, de buena
apariencia y popularidad. Por otro lado, en esta etapa es difícil
tomar conciencia de las consecuencias de unos determinados HA, pues
éstas tardarán en manifestarse, pero también es especialmente
importante, ya que son precisamente los HA de esta etapa de la vida
los responsables del estado nutritivo y de salud del adulto y hoy se
sabe que muchas de las enfermedades degenerativas son consecuencia
de los HA de etapas tempranas de la vida.
Influencia de los medios de
comunicación social
Es difícil conocer en qué medida influyen los medios de
comunicación social en la elección de alimentos de los adolescentes,
aunque los resultados finales son bien elocuentes.
El sector de
la alimentación con miles de marcas anunciadas en TV es el que más
gasta en publicidad.
La publicidad favorece la difusión y el
conocimiento de nuevos alimentos. No hay más que mencionar como
ejemplos, la introducción del yogurt, refrescos, cereales para el
desayuno, productos preparados, postres, etc. A través de la pequeña
pantalla los anunciantes han puesto de moda una nueva forma de
alimentarse que nada tiene que ver con las tradiciones
gastronómicas, como por ejemplo la realización de repostería casera
en el hogar.
Parece que la
publicidad influye en los HA cuando entra en juego la palatabilidad,
induciendo al consumo de bebidas, alimentos ricos en grasa etc. que
se caracterizan por su baja densidad en nutrientes. De cualquier
manera, los "mass-media" parecen actuar modulando la elección del
consumidor hacia una marca comercial u otra de un mismo alimento. Se
ha observado que a medida que aumentaba el número de horas que los
adolescentes pasaban delante de la TV, aumentaba la tendencia a
consumir alimentos con alta densidad calórica.
La publicidad
La
publicidad de los alimentos está ofreciendo al consumidor mucho más
que un producto alimenticio que tiene una determinada función
nutritiva: se venden Alimentos-fuerza, Alimentos-salud,
Alimentos-vitalidad, Alimentos-prestigio social. Ha profundizado en
la simbología del alimento para vender más y así se proponen los
dulces como una recompensa (premio) gratificante a nuestras
múltiples tensiones. La bollería industrial, que con frecuencia
posee grasas saturadas y edulcorantes artificiales, se promocionan a
través de bellas y tiernas imágenes de nuestra infancia. Es
importante, pues, que desde la infancia, y desde la escuela, se
facilite la información necesaria para que los adolescentes se
conviertan en consumidores bien preparados y críticos que puedan
tomar decisiones correctas.
Preferencias y
aversiones de los alimentos: la anorexia nerviosa
Las preferencias y aversiones de alimentos son también
importantes en la medida en que afectan o determinan el consumo
actual de alimentos, pues es evidente, y en este grupo de población
aún más, que una persona come o deja de comer un determinado
alimento por el simple hecho de que le guste o no. En estudios
realizados en diferentes grupos de edad se observa, curiosamente,
que así como hay una verdadera coincidencia en las aversiones
(hígado, verduras y pescados), las preferencias varían en los
distintos grupos de edad. La predilección por la pasta (macarrones y
espaguetis, principalmente), por el pollo y hamburguesas y los
postres comerciales, cambia en los adultos hacia las carnes,
pescados, verduras y frutas.
Modelo corporal delgado
La selección
del alimento también está guiada, especialmente en las mujeres, por
la prevalente actitud hacia la imagen corporal y la apariencia
física, en la que predomina un modelo corporal extremadamente
delgado como sinónimo de belleza y éxito, observándose una tendencia
a restringir el consumo de alimentos por motivos puramente
estéticos, llegando a ser éste el factor determinante de las
preferencias y, por tanto, de la elección de la dieta. Se
estandariza la imagen corporal y se olvida la variabilidad que
caracteriza a la biología y así, las imágenes que envía la sociedad
distorsionan la realidad del adolescente.
Esto ha dado lugar,
entre las mujeres jóvenes de las sociedades desarrolladas, a la
aparición de ciertos trastornos alimentarios, cuya incidencia está
aumentando considerablemente en los últimos años, especialmente en
el caso de la anorexia nerviosa. Se ha observado que las
preferencias están dirigidas hacia alimentos con bajo o muy bajo
contenido calórico, tales como frutas, verduras (especialmente
acelgas y espinacas) y pescados, lo que contrasta con las
preferencias de otros grupos de jóvenes de igual edad.
Interrogantes
Entre la población
adolescente, y especialmente la femenina, de las sociedades
desarrolladas, la restricción en el consumo de alimentos por motivos
puramente estéticos ha dado lugar a la aparición de ciertos
trastornos alimentarios cuya incidencia está aumentando
vertiginosamente, especialmente en el caso de la anorexia nerviosa
(AN), que ha llegado a convertirse en una verdadera "epidemia". Por
ello, se ha hecho necesario profundizar en todos aquellos aspectos
relacionados con un tema tan paradójico y lleno de interrogantes:
¿Qué es la anorexia nerviosa?, ¿Qué hace que personas jóvenes,
normalmente mujeres adolescentes, limiten drásticamente su ingesta
de alimentos en un proceso que las conduce, si no se detiene,
inexorablemente a la muerte?, ¿Qué es lo que induce a tal
limitación?, ¿Qué se pretende?, ¿Cuál es y dónde está esa gordura
que tanto odian y aborrecen y que intentan eliminar con dietas tan
drásticas?, ¿Por qué al pánico a engordar se une un sentimiento de
culpa cuando se ha caído en la tentación de comer?, ¿Es una
enfermedad de la conducta?, ¿Es una manifestación de protesta?, y si
es así, ¿De qué se protesta?, ¿Qué hace que esta enfermedad sea cada
vez más frecuente?
Razones estéticas
La anorexia
puede ser considerada como la última fase de un continuo cambio que
discurre desde un adelgazamiento consciente por razones estéticas,
pasando por una etapa de fijación neurótica al peso y a la ingestión
de alimentos, hasta una situación caracterizada por una conducta
alimentaria incontrolable y una evidente distorsión perceptiva de la
imagen corporal.
Puede
definirse la AN como un trastorno multifactorial, con connotaciones
psíquicas, endocrinas y nutricionales que afecta fundamentalmente a
mujeres adolescentes de países industrializados y de clase social
media-alta. Sin embargo, el trastorno se va extendiendo cada vez más
y en la actualidad, aún dentro de esta tónica general, se observa un
aumento de la incidencia en hombres y en otras clases
sociales.
Falsos mitos sobre el azúcar
El consumo
de azúcar no tiene una relación directa con el aumento de peso, al
igual que ningún otro alimento. Hoy en día los expertos en nutrición
coinciden en que la obesidad es el resultado de un desequilibrio
energético, es decir, la ingestión calórica excesiva en relación con
el gasto de energía de la persona.
El aporte calórico
del azúcar -4 calorías por gramo- es sustancialmente inferior al de
las grasas, que aportan 9 calorías por cada gramo. La clave para
disminuir el sobrepeso está en la reducción general del aporte
calórico de la dieta diaria de una forma equilibrada, sin prescindir
de ningún alimento, al mismo tiempo que se debe aumentar el gasto de
energía practicando ejercicio físico regularmente.
Criterios de diagnóstico
Los criterios de diagnóstico de anorexia nerviosa más
aceptados son los de la Asociación de Psiquiatras Americanos (DSM
III-R;1987):
· Intenso
miedo a convertirse en obeso que no disminuye a medida que desciende
el peso.
·
Alteración en la forma en que se percibe el propio peso corporal,
talla o silueta: distorsión de la imagen corporal, afirmando que se
siente grueso aún en estados de extrema delgadez.
· Rechazo
firme y contundente a mantener el peso corporal por encima del valor
mínimo normal para la edad y altura; generalmente reducción del peso
en un 15% por debajo del peso teórico; o bien fracaso para conseguir
el aumento de peso esperado en el periodo de crecimiento.
· En las
mujeres, ausencia de, al menos, tres ciclos menstruales consecutivos
(amenorrea primaria o secundaria). Se considera que una mujer sufre
amenorrea cuando sus menstruaciones aparecen únicamente con
tratamientos hormonales.
· Según
algunos autores, considerar una pérdida de peso de al menos un 15%
del peso corporal original como un criterio de diagnóstico puede
conducir a errores, ya que una persona obesa perdiendo esa
proporción de peso no tiene porque padecer AN, de ahí que estos
autores consideren el peso relativo, [índice de Quetelet o índice de
masa corporal (IMC) (peso (kg)/talla2 (m.)], como una medida más
apropiada y así, determinan que un IMC menor de 15, en ausencia de
cualquier desorden físico o psíquico, puede sugerir la existencia de
AN.
Dos tipos de
pacientes
Los pacientes con anorexia nerviosa se dividen,
clásicamente, en dos tipos: aquellos que pierden peso mediante una
restricción severa de su ingesta (anoréxicos restrictivos) y
aquellos en los que los intentos por controlar o limitar su ingesta
se ven interrumpidos por episodios de ingestas compulsivas y, a
menudo, recurren al vómito, así como al uso de laxantes, diuréticos
y/u otros fármacos para conseguir su propósito (anoréxicos
bulímicos). Este último grupo es denominado por algunos autores como
bulimaréxicos o pacientes con bulimia nerviosa.
Aunque no
está clara su etiología, la AN es un estado en el cual convergen una
serie de componentes fundamentales, de modo cíclico: Una alteración
psíquica, que suele ser el inicio y que se concreta fundamentalmente
en una distorsión perceptiva de la imagen corporal y fobia al peso,
que lleva a una drástica disminución de la ingesta y a un aumento en
la actividad física.
Esto a su vez, va a
producir una serie de cambios físicos y fisiológicos (especialmente
una gran pérdida de peso) y unos cambios endocrinos y metabólicos
entre los que destaca: pérdida de los ciclos menstruales
(amenorrea), disminución del metabolismo basal, hipotermia e
hipotensión entre otros. Estos cambios pueden producir una
alteración en los niveles de neurotransmisores cerebrales que a su
vez podría ser el origen de los trastornos psíquicos, todo ello,
dentro de una entorno marcado por el valor que en las sociedades
occidentales actuales tiene la delgadez. Todos estos componentes se
centran en una situación de malnutrición, que bien podría ser el
origen o el final del proceso.
Comportamientos paradójicos
Muchas
actitudes y comportamientos relacionados con la alimentación de los
pacientes con AN pueden parecer paradójicas. Por un lado, restringen
su ingesta lo que contrasta con la gran preocupación e interés por
el alimento y la comida: muchos coleccionan y leen asiduamente
libros sobre nutrición y gastronomía; les gusta y disfrutan
preparando comidas para otras personas, aunque ellos siempre
encuentran alguna disculpa para no consumirlas; muchos estudian o
trabajan en profesiones relacionadas con los alimentos (cocineros,
dietistas, camareros, etc.). Sin embargo, a pesar de estos amplios
conocimientos sobre dietas y su contenido calórico, son incapaces de
aplicarlos para realizar una alimentación correcta y razonable.
"Piensan en calorías" pero con la única finalidad de limitar su
ingesta.
Por otro lado, se ha
observado que son muy ritualistas en las comidas: rehúsan comer en
compañía, son muy precisos en colocar los alimentos en los platos,
siempre sirven los alimentos en el mismo orden, cortan la comida en
porciones muy pequeñas y mastican muy lentamente por lo que
habitualmente tardan mucho tiempo en comer, utilizan especias y
condimentos raros y si dejan alimentos en el plato, suelen
esconderlos bajo los cubiertos.
Afecta fundamentalmente a adolescentes
Muchos
enfermos restringen la ingesta de líquidos, algunos porque creen que
el agua engorda, y otros porque les produce una sensación de
plenitud intolerable. En otros casos, por el contrario, beben
grandes cantidades de agua como método para intentar calmar la
sensación de hambre.
El consumo de
alimentos es muy heterogéneo aunque, en general, existe una ingesta
elevada de frutas, lácteos y verduras y minoritaria de grasas,
leguminosas y azúcar. El consumo está condicionado por la enfermedad
y, por tanto, otros factores como el sexo, edad, publicidad, etc.,
que intervienen notablemente en la elección de alimentos en
poblaciones sanas, no influyen en el consumo.
No hay que olvidar
que la AN afecta fundamentalmente a adolescentes y jóvenes en
período de crecimiento y desarrollo, por lo que a la hora de
establecer sus necesidades y requerimientos, a la recuperación de
peso habría que añadir las necesidades para compensar la posible
disminución en la tasa de crecimiento que pudiera haberse
producido.
Tratamiento
Los
aspectos nutricionales son de vital importancia en la AN, ya que el
primer paso que debe conseguir el clínico en el tratamiento es que
el paciente deponga su negativa a comer y pueda ganar peso. Además,
es bien sabido que la medida más acuciante ante un desnutrido es
recuperar su estado de salud y una cosa está clara en el tratamiento
de la AN: es extremadamente difícil corregir los aspectos psíquicos
del enfermo sin mejorar previamente el estado
nutricional.
Dieta equilibrada
Para el
tratamiento de la AN, un mundo tan pragmático como es el de la
nutrición del individuo, cuyos fallos repercuten en la salud del
mismo, tiene que enfrentarse aportando soluciones a otro mundo
dominado por esquemas mentales distorsionados y por interpretaciones
peculiares y muy personales acerca de qué y para qué es el alimento.
El establecimiento de las bases para estas soluciones es, a su vez,
difícil, de ahí la necesidad de realizar estudios para tratar de
conocer el estado nutricional de estos pacientes.
La rehabilitación
nutricional debe basarse en la administración de una dieta
equilibrada que contenga proteínas, grasas e hidratos de carbono en
las proporciones adecuadas y vitaminas y minerales en cantidad
suficiente para cubrir las ingestas recomendadas. La utilización de
suplementos puede ser muy útil, especialmente en el caso de aquellos
pacientes que evitan comer una dieta normal. Es muy importante
establecer un plan individualizado para cada paciente, que
comprenda: un detallado historial dietético del consumo actual y
pasado de alimentos; una estimación del contenido calórico de la
dieta actual y la selección de los niveles energéticos tanto para la
dieta inicial como para la de mantenimiento, una vez alcanzado el
peso "meta".
Aprendizaje inconsciente
En resumen,
niños y adolescentes son un grupo especialmente vulnerable desde el
punto de vista nutricional pues unos hábitos alimentarios a veces
poco saludables pueden dar lugar a alteraciones nutricionales en
esta etapa de la vida o pueden ser factores de riesgo en el
desarrollo de enfermedades crónicas en el adulto. Pero también son
especialmente receptivos a cualquier modificación y educación
nutricional. Por ello, dado que la infancia y la adolescencia son la
mejor época para adquirir unos buenos hábitos alimentarios, pues el
aprendizaje inconsciente y la formación de las actitudes se producen
fundamentalmente en esta etapa de la vida, es importante comenzar
con la educación nutricional en esta edad, no sólo en las escuelas
sino también a través de los comedores escolares, para consolidar el
mensaje aprendido en las aulas.
HABITOS
ALIMENTICIOS
Dieta Española
= Dieta mediterránea = Dieta prudente
La dieta media de los españoles responde a lo que viene
considerándose dieta mediterránea, sinónima de dieta "prudente" y
saludable a la luz de los últimos estudios sobre la relación
dieta-salud y teniendo en cuenta, además, la expectativa de vida de
la población española, una de las más altas del mundo. Está basada
en un alto consumo de verduras, frutas, cereales y leguminosas y
moderado de lácteos y carnes; dependiendo de la zona geográfica, de
pescado y aceite de oliva y en una ingesta de alcohol principalmente
en forma de vino. (Consumo de alimentos. Conjunto nacional) El
aspecto más positivo de la dieta media de los españoles es el gran
número y variedad de alimentos que forman parte de nuestros hábitos
alimentarios.
Energía que aportan
Aunque la
dieta media sigue siendo realmente satisfactoria, en los últimos 30
años se han producido importantes cambios relacionados con la
industrialización, urbanización y con el desarrollo técnico y
económico, que han dado lugar a nuevas formas de producción,
procesado y distribución de los alimentos. Estos cambios han
modificado y ampliado extraordinariamente los determinantes de la
elección afectando al comportamiento alimentario de la población y
con repercusión en el estado nutricional. Ciertos aspectos de esta
evolución han sido realmente positivos; sin embargo, otros
relacionados no sólo con nuestro modelo dietético sino también con
nuestro estilo de vida, se han asociado con el incremento de las
enfermedades degenerativas, como la enfermedad cardiovascular,
diabetes, cáncer, así como la obesidad, característico de las
"sociedades de la abundancia".
Hábitos alimentarios en España
Cereales
De los alimentos y,
dentro del grupo de cereales, el pan sigue constituyendo la parte
más importante: 68% del total. Es interesante destacar el papel que
está adquiriendo el pan integral (24,4 g) sustituyendo
paulatinamente al blanco en la dieta. Se ha producido, igualmente,
una ligera disminución en el consumo de arroz y pasta; sin embargo,
ha aumentado considerablemente el uso de bollería y galletas, que se
ha duplicado:
TABLA
Verduras y patatas
El modelo
dietético de la población española se caracteriza por un alto
consumo de verduras: 173 g diarios, superior al de 1994. Dentro del
grupo, los alimentos mayoritarios son tomates (40,3 g), lechuga,
escarola (23,5 g), cebollas, cebolletas y puerros (16,8 g) y
pimientos ( 1 0,9 g), poniendo de relieve el extendido y frecuente
uso de ensaladas con la ventaja adicional de que se consumen crudas
y, por tanto, sin pérdidas apreciables de vitamina C.
El consumo medio de
patatas es de 145 g, muy inferior al encontrado en 1964 de 300 g,
poniendo de manifiesto el progresivo abandono de ciertos alimentos
básicos considerados de "poco prestigio" entre la población -como
patatas, pan, leguminosas-, a favor de otros más elaborados y
transformados lo que, sin duda, es uno de los aspectos menos
satisfactorio del desarrollo. Otros factores que podrían tener gran
influencia en este cambio están relacionados con la importancia que
tiene actualmente la delgadez como canon de estética y belleza
corporal. En este sentido, un gran número de personas consideran,
equivocadamente, que las patatas -igual que el pan- son alimentos
que "engordan".
Leguminosas
Otro aspecto negativo en
nuestra alimentación es la disminución producida en el consumo de
leguminosas. La ingesta, que en 1964 era de 41 g, ha quedado
reducida a la mitad: en 1981, 24 g y en 1991, 20,2 g.
Este cambio
en los hábitos alimentarios - menor consumo de patatas, pan y
leguminosas - es motivo de preocupación entre los nutriólogos, pues
ha dado lugar a una importante modificación en el perfil calórico de
la dieta: ha aumentado la energía procedente de proteína y,
especialmente, de grasa, a expensas de la aportada por los hidratos
de carbono. Este hecho no es singular de nuestro país y se observa,
en general, en todas las áreas industrializadas.
Frutas
Las frutas ocupan el
tercer lugar entre los grupos de alimentos consumidos en mayor
cantidad: 300 g y, junto con las verduras, alcanzan casi 500 g
diarios. Este es, probablemente, uno de los aspectos más positivos
de nuestra dieta mediterránea si se tiene en cuenta que, en la
actualidad, en la mayoría de los países desarrollados, las
diferentes organizaciones recomiendan como meta consumir diariamente
400 g de frutas y verduras por su alto aporte de vitaminas
antioxidantes y otros componentes (pectinas, fructosa, ß-caroteno,
polifenoles, etc.) que parecen resultar especialmente beneficiosos
en la prevención de las enfermedades degenerativas. Dentro del
grupo, destaca el consumo de naranja (82,7 g), manzana (42,1 g),
plátano (25,8 g), melón (23,8 g) y pera (23,6 g).
Lácteos
El consumo medio de
lácteos, 375 g, es, cuantitativamente, el más importante de la dieta
de los españoles, aspecto muy satisfactorio pues aporta más del 50%
del calcio total, Dentro de él, la leche líquida, 338 g,
fundamentalmente de vaca, constituye un 90% total.
El consumo
de queso: (16,2 g), es bajo, como es habitual en nuestro país y
superado por el yogur (20,5 g). En muchos de los países de la Unión
Europea existe la tradición de consumir queso como postre, que
contrasta con la costumbre española de tomar frutas. En efecto,
nuestra tradición de consumo lo sitúa antes como objeto de
aperitivo, plato frío o recurso de bocadillo, que como plato fuerte
o postre en forma de tablas de queso, tan habituales en otros
países.
El consumo de
lácteos, que aumentó considerablemente hasta 1981, ha experimentado
un descenso en los últimos diez años. Se observa una ligera
disminución de leche líquida, parcialmente compensada por el aumento
de productos lácteos, quesos y yogures, principalmente. Por tanto,
estos cambios no han tenido repercusión en el aporte de energía y
calcio que, dentro del grupo, prácticamente, no ha
variado.
Carnes y derivados
Carnes y
derivados constituyen una parte importante de la dieta. Su consumo
es de 187 g y dentro del grupo, destacan: pollo (58,3 g), embutidos
(38,7 g), vacuno (31,7 g) y cerdo (28,8 g). Desde 1964, y
paralelamente al mayor grado de desarrollo de nuestro país, se ha
producido un importante aumento especialmente de pollo, que en 1964
era de 14 g. Quizá, el pollo, junto con el yogur, sean entre todos
los alimentos que forman parte habitual de nuestra dieta, los que
han experimentado el mayor aumento.
Pescado
En España existe gran
tradición de uso de productos de la pesca que nos sitúa entre los
primeros países del mundo. El consumo medio es alto 75,9 g y ha ido
aumentando desde 1964, cuando la ingesta era de 63 g (1981 = 72 g).
Dentro del grupo se utiliza mayoritariamente el pescado magro: 39, 3
g, principalmente pescadilla: 20,7 g.
Aceites y grasas
Del consumo
total de aceites y grasas (54,9 g) un 95% (51,9 g) corresponde a los
aceites vegetales, debido, principalmente, al extendido uso del
proceso culinario de fritura en baño de aceite. Dentro de éstos, y
como es característico de los países mediterráneos, es predominante
el aceite de oliva (32,9 g) que representa un 60% del total mientras
que el consumo de aceite de girasol, maíz y soja es, en conjunto, de
19 g.
Por el
contrario, el uso de mantequilla (0,86 g) y margarina (1,99) es
extraordinariamente bajo, reduciéndose así en nuestra dieta el
riesgo asociado con respecto a la enfermedad isquémica. También hay
que destacar que prácticamente ha desaparecido el uso de la manteca
de cerdo.
Aportes de
energía
Los
principales grupos de alimentos que contribuyen al aporte de energía
y a los macronutrientes en la dieta media española son:
TABLA
La mayor
parte de los programas nutricionales de los países desarrollados
ponen especial énfasis en la disminución de la ingesta de lípidos y,
especialmente, de ácidos grasos saturados, pues existe suficiente
evidencia de su relación con el desarrollo de diferentes
enfermedades degenerativas . En España el consumo de grasa ha
aumentado desde 108 g en 1964 a 121 g en 1991.
TABLA
La
distribución de la energía aportada por los macronutrientes y por el
alcohol ha cambiado considerablemente en los últimos 30 años, y no
para bien. En el Gráfico 2 puede observarse que en 1964 el perfil
calórico de la dieta se correspondía con el recomendado; sin
embargo, en la actualidad se ha producido un aumento de la energía
derivada de la proteína y, especialmente, de los lípidos a costa de
los hidratos de carbono.
Minerales
Con una dieta variada y
una adecuada ingesta de energía, quedaría asegurado un buen aporte
de minerales. Sin embargo, es frecuente encontrar ingestas
deficitarias, especialmente, de hierro. Las mayores necesidades
nutricionales de este último mineral en las mujeres a partir de la
menarquia, dan lugar a importantes deficiencias, las de mayor
prevalencia en los países desarrollados, que se traducen en un
aumento de la incidencia de anemias subclínicas que afectan a un
gran porcentaje de la población femenina. También la baja ingesta de
calcio podría estar asociada a problemas óseos, como la
osteoporosis. En España estos dos nutrientes los aportan los
siguientes grupos de alimentos:
TABLA
El Instituto Omega 3 lanza la Guía Práctica sobre Hábitos
de Alimentación y Salud
El
Instituto Omega 3, de la Fundación Puleva, ha editado una Guía
Práctica sobre Hábitos de Alimentación y Salud que se encuentra ya a
disposición del consumidor. Se trata de una iniciativa conjunta del
Instituto Omega 3 y la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria
para difundir unos hábitos de alimentación más saludables que
repercutan en una mejor calidad de vida de la
población.
Consultar Guia Omega
"La alimentación es
el factor externo más importante en los procesos de crecimiento,
desarrollo y renovación de las estructuras del organismo. De su
calidad, cantidad y equilibrio va a depender en buena medida nuestro
nivel de salud y nuestra expectativa de vida", señala el Dr. Javier
Aranceta, responsable del Área de Nutrición Comunitaria del
Ayuntamiento de Bilbao, miembro del Instituto Omega 3 y coordinador
de la publicación. De hecho, se calcula que la alimentación tiene un
impacto del 40% en las enfermedades crónicas.
Con este objetivo,
la Guía Práctica de Hábitos de Alimentación y Salud analiza los
diferentes tipos de alimentos y sus componentes, haciendo un
recorrido por todas las necesidades energéticas y nutricionales de
nuestro organismo para establecer recomendaciones de consumo por
grupos de alimentos: qué y cuánto debemos comer. Además, establece
cual es la alimentación más adecuada en diferentes etapas de la vida
de las personas, como el embarazo, la niñez y la vejez. Por último,
se recogen una serie de consejos sobre seguridad e higiene de los
alimentos y sobre la salud.
Una guía útil
Los
contenidos han sido consensuados por un grupo de expertos de
prestigio nacional e internacional, y coordinados por el Dr. Javier
Aranceta. "Con estos sencillos consejos y con nuestro tradicional
saber hacer culinario, podremos configurar sin demasiado esfuerzo
una alimentación sana y agradable", comenta el doctor Aranceta. Para
muchos especialistas, el objetivo fundamental en la prevención de
enfermedades crónicas (cardiovascular, diabetes, cáncer, entre
otras) es modificar la alimentación y otros hábitos de vida.
Actualmente nos enfrentamos a un problema de calidad de nuestra
dieta, por tanto, nuestro objetivo para una adecuada prevención de
la enfermedad cardiovascular y de otras enfermedades crónicas es
volver a conseguir el equilibro en nuestra alimentación. En este
sentido, tal y como se refleja en la Guía Práctica sobre Hábitos de
Alimentación y Salud, se recomienda incrementar el consumo de frutas
y verduras, legumbres, cereales, pescado y productos lácteos bajos
en grasa.
Instituto Omega 3 de la Fundación
Puleva
El Instituto
Omega 3 es una entidad de carácter científico promovida por la
Fundación Puleva, que se dedica a la difusión de los avances en
investigación de los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 y los
monoinsaturados tipo oleico.
El Comité Científico
del Instituto está compuesto por profesores, científicos y técnicos
alimentarios de reconocido prestigio, cuyo trabajo diario se
encuentra relacionado de forma directa con la educación y la
investigación nutricional. El Instituto Omega 3 trabaja no sólo en
la investigación sino que también se centra en la educación
nutricional como una herramienta fundamental para mejorar la salud
de los españoles.
Diferencias
alimenticias entre Comunidades Autónomas
Los hábitos alimentarios de la población española se
caracterizan por su variedad y riqueza; en España se utiliza un
número de verduras no igualado, probablemente, en ningún país; los
76 g de pescado consumidos diariamente proceden de decenas de
especies diferentes; los cereales, las leguminosas, en todas sus
variedades, forman parte de los platos básicos de la mayoría de las
áreas geográficas del país. Disponemos de múltiples y variados tipos
de frutas y frutos secos.
Mayores diferencias en bebidas, leguminosas y
pescados
Tenemos la
exclusiva en Europa de la producción de frutas tropicales que, de
hecho, se producen sólo en el sur de España de entre todo el
continente. Las carnes y sus preparaciones, como los embutidos,
tienen tantas versiones como comarcas. Aún para alimentos cuyo
consumo y peso en la dieta de cada día es escaso en comparación con
otros países de nuestro entorno, como son los quesos, existe tal
cantidad de variedades, producto del ingenio del campesino, que sólo
se justificarían por el contraste ecológico que existe entre
nuestras regiones. De hecho, cuando se realiza un análisis del
modelo de consumo de determinados alimentos, las diferencias
encontradas son tan grandes que no parece probable que pudieran ser
explicadas por otros factores como los diferentes niveles
económicos. En conjunto, el hecho significativo es que en España
existen grandes diferencias regionales consecuencia de la gran
heterogeneidad de los hábitos alimentarios tradicionales de cada una
de ellas, que forman parte de nuestra riquísima herencia
sociocultural, que dan lugar a una rigurosa y variedad gastronómica,
platos y recetas y que, por ser perfectamente compatibles con una
buena nutrición, hay que tratar de conservar.
Las mayores
diferencias regionales, juzgadas por la relación entre el consumo
máximo y mínimo, se observan en bebidas, leguminosas, pescados y
huevos y los consumos más homogéneos corresponden a frutas,
cereales, aceites, lácteos y carnes. A continuación figuran las
principales diferencias entre comunidades autónomas (CC. AA.) de los
alimentos básicos de nuestra dieta.
El consumo total de
cereales y derivados oscila entre 191 g en Canarias y 288 g en
Galicia. La distribución geográfica del consumo de pan se muestra en
el Mapa 2. El consumo de arroz, es característico del área
mediterránea y mínimo en determinadas CC. AA. del norte de
España.
Grandes diferencias en el consumo de
verduras
El consumo
de verduras presenta grandes diferencias regionales. Es máximo en
Navarra (248 g), Murcia (212 g) y Cataluña (208 g) y mínimo en
Cantabria (112 g), Extremadura (127 g) y Asturias (131 g). La
Comunidad de Madrid tiene una ingesta media similar a la del
conjunto nacional. Estas diferencias se acentúan en algunos
alimentos dentro del grupo: los mayores consumos de lechuga y
espárragos se observan en Navarra; tomates y habas en Murcia;
berenjenas en Baleares y calabaza, calabacín y guisantes en
Canarias.
Las patatas
son el alimento que muestra mayores diferencias regionales Mapa 3:
Galicia (301 g), Canarias (266 g) y Asturias (208 g) tienen el mayor
consumo y los menores corresponden a La Rioja (66 g), Navarra (83 g)
y Comunidad Valenciana (89,4).
Las frutas,
en conjunto, presentan el consumo más homogéneo, existiendo pequeñas
diferencias regionales. El de cítricos aparece en el Mapa
4.
Después de las
patatas, son las leguminosas, como grupo, las de mayores diferencias
regionales, Cantabria (32,3 g), Asturias (26,8 g) y Castilla y León
(25,1 g) tienen los consumos más altos y Baleares (9,8 g), Cataluña
(12 g) y la Comunidad Valenciana (12,6 g) los más bajos (Mapa
5).
La distribución
geográfica de los lácteos permite diferenciar tres zonas: el norte
de España, con los mayores consumos; la costa mediterránea y
Canarias, con los menores; y el centro y sur de la península. Estas
diferencias son consecuencia del consumo de leche: Cantabria y
Asturias -quizá como zonas clásicamente productoras- presentan el
más alto (459 y 444 g) y Baleares, Canarias y la Comunidad
Valenciana el más bajo (Mapa 6).
Aunque con
diferencias de hasta 100 g -Castilla y León, 216 g y Canarias, 112
g- en el grupo de carnes y derivados, las mayores variaciones
regionales se deben al tipo de carne consumida más que a la
cantidad. La carne de cerdo se consume predominante en Galicia,
Extremadura y Castilla y León; el cordero en Aragón y La Rioja; el
vacuno en Galicia, Cantabria y Asturias; y el pollo -uno de los
alimentos más homogéneos en nuestra dieta (de 31 a 75 g)- en la
Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Andalucía y Murcia (Mapas
7,8,9 y 10).
Como consecuencia de
una mayor disponibilidad y tradición en el uso de pescados destacan
Galicia (111 g) y Cantabria (86 g), observándose los consumos más
bajos en Baleares (51, g), Canarias (52,5 g), Murcia (55,5 g) y
Extremadura (56,9 g) (Mapa 11).
Aceites y grasas se
utilizan de forma muy homogénea. En todas las CC. AA., el aceite de
oliva es mayoritario y, especialmente, en La Rioja, Andalucía y
Cantabria; con respecto a otros aceites vegetales, el de girasol es
máximo en Galicia y Castilla y León y el de maíz y soja en Canarias
que, a su vez, presenta el consumo más bajo de aceite de oliva (18,9
g).
Dietas ricas en
carbohidratos: recomendadas por la FAO y la Organizacíón mundial de
la salud
Organismos internacionales como la Organización de la
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la
Organización Mundial de la Salud (OMS) aconsejan que en la dieta el
55% de la energía total proceda de una amplia variedad de alimentos
ricos en hidratos de carbono.
Respecto al
azúcar, estas dos instituciones afirman que una dieta apetecible y
nutritiva debe incluir un consumo moderado de este alimento.
Alrededor de 60-80 gramos diarios, unas diez cucharaditas de azúcar,
es una cantidad adecuada con la que puedes endulzar numerosos
alimentos y que puedes añadir a las recetas que realices en
casa.
Conoce
los beneficios básicos de todos estos alimentos:
Los
carbohidratos ayudan a controlar el peso. Los expertos consideran
que las personas que siguen una dieta rica en carbohidratos tienen
menor riesgo de acumulación de grasas. Esto se debe, principalmente,
a tres motivos:
· El
azúcar y el resto de los hidratos de carbono proporcionan un bajo
aporte calórico. Comparándolo con la grasa, 1 gramo de azúcar aporta
sólo 4 calorías y 1 gramo de grasa aporta 9 calorías.
· La
energía que proporcionan se asimila de forma más fácil y rápida. Es
decir, nuestro organismo la utiliza inmediatamente y no se almacena
de forma tan eficaz como las grasas.
· Todos
los hidratos de carbono proporcionan sensación de saciedad. Por lo
tanto, si tu alimentación es rica en estos alimentos es más fácil no
comer o picar entre horas y no se produce tan fácilmente sensación
de vacío en el estómago.
El azúcar
y los carbohidratos, fuente de energía necesaria.
· Estos
alimentos son la fuente de energía más importante para tu organismo.
En concreto, el azúcar proporciona la glucosa necesaria para el
correcto funcionamiento del cerebro, los músculos y el sistema
nervioso.
· Por sus
propiedades energéticas, el azúcar favorece el rendimiento en
nuestras actividades diarias. Un desayuno que incluya azúcar y
carbohidratos como el pan, los cereales o la repostería casera
mejora la capacidad de concentración, la memoria y la
atención.
DIETAS DE
ADELGAZAMIENTO
Dietas
mágicas
En todos los países desarrollados, y el nuestro no es una
excepción, la nutrición está de máxima actualidad, pues la sociedad
contemporánea muestra un interés creciente por los problemas que
presenta la alimentación del hombre y va tomando conciencia de su
estrecha relación con la salud, puesta de relieve por el
impresionante progreso que han experimentado los conocimientos
científicos sobre la naturaleza de los procesos nutritivos en los
últimos años. Sin embargo, estos avances realmente espectaculares
son, en ocasiones, difíciles de transmitir como mensaje y pueden
resultar, a veces, incluso contradictorios.
Mitos y creencias irracionales
Por otra
parte, y desgraciadamente, este plausible interés motivado sin duda
por el legítimo deseo de disfrutar de una vida larga y sana, se
acompaña de la proliferación de toda suerte de recomendaciones
basadas en mitos y creencias irracionales con completo olvido de los
principios establecidos por el estudio científico de la Nutrición y,
en no pocos casos, en flagrante contradicción con los conocimientos
sólidamente documentados que actualmente poseemos. Así, han surgido
una serie de falacias, mitos, "dietas mágicas", etc., que
constituyen uno de los mayores problemas de la nutrición en las
sociedades industrializadas. Aunque no existe duda de que muchas
personas de buena fé pueden divulgar información inadecuada, también
es cierto que apoyados en estas doctrinas existen negocios muy
lucrativos que pueden conducir a situaciones patológicas
irreversibles. El problema se agrava si tenemos en cuenta que la
tendencia a consumir este tipo de alimentos y dietas se ha
incrementado notablemente en los últimos años. Una información a la
población que no llegue por los cauces adecuados puede dar lugar a
un grave problema de salud.
En este trabajo nos
proponemos hacer una revisión crítica de las diferentes "dietas
mágicas", incluyendo en este término a todas aquellas que, sin
ninguna base científica, pretenden poseer cualidades indemostrables
que no están de acuerdo con los conocimientos actuales de la Ciencia
de la Nutrición o exageran propiedades y efectos que no son
evidentes ni probados. Es indiscutible que la magia se opone al
concepto de Ciencia.
Dentro de las
"dietas mágicas", las que tienen una mayor popularidad son las de
adelgazamiento que pueden constituir en la mayoría de los casos no
sólo un fraude sino también un peligro para la salud. Estas dietas
son consecuencia de la actual obsesión por perder peso y por
conseguir el llamado "peso ideal" que tanto preconizan los medios de
comunicación, llegando a anteponerse el aspecto físico a la salud.
Es preciso recordar que aunque la obesidad es un problema de primer
orden, la delgadez por debajo de ciertos límites, juzgada por el
índice más utilizado actualmente - el índice de masa corporal "peso
(Kg) / talla2 (m)", inferior a 20 - está asociada con una mayor
prevalencia de ciertas enfermedades y con un aumento de la tasa de
mortalidad. Muchas personas preocupadas por perder peso se
encuentran, paradójicamente, dentro de los rangos de peso adecuados
e incluso inadecuados por bajos.
Virtudes atribuidas a alimentos
En este
trabajo, al hablar de "dietas mágicas", no nos estamos refiriendo
exclusivamente a las de adelgazamiento, aunque les concedamos una
gran extensión justificada por la realidad de su problema, sino
también a todas aquellas que pretenden incrementar la longevidad y
la curación de diversas patologías -cuyos tratamientos muchas veces
son incompatibles con dichas dietas- y que analizamos dentro del
capítulo de "alimentos y dietas curalotodo". También se estudian las
virtudes atribuidas a alimentos o productos "naturales" no
debidamente contrastadas. Es obvio recordar que sería difícilmente
imaginable que después del exhaustivo estudio de los naturales de la
tierra o de las aguas, tal y como se conocen hoy en día, pudieran
surgir unas cualidades tan importantes como las que se atribuyen a
estos alimentos que no hubieran sido tenidas en cuenta por los que
los investigaron y que, lógicamente, fijaron sus propiedades en un
marco científico y con unos aspectos positivos y negativos que deben
ser tenidos en cuenta. El secretismo no es aceptable en Ciencia y la
comunidad científica está abierta y muy receptiva a cualquier
novedad siempre que sea de garantía y publicada en revistas o
presentada a congresos oficiales que tengan un adecuado comité de
aceptación que garantice su calidad, pero, sobre todo, que respondan
a la verdad, y que ésta se pueda demostrar.
Aunque el papel de
las vitaminas y minerales en la salud está fuera de toda discusión
y, por supuesto del concepto de magia, el mal uso de los mismos se
basa, a veces, en expectativas infundadas.
Es cierto que una
dieta variada vehiculiza todos los nutrientes necesarios pero
también lo es, que por debajo de 2.000 Kcal/día tiene lugar una
disminución lineal en el aporte de prácticamente todos los
nutrientes, por lo que es difícil que se puedan cubrir las
recomendaciones dietéticas. En situaciones de baja ingesta
energética sería de gran utilidad un complemento mineral-vitamínico
"personalizado", es decir, que aporte aquellos nutrientes realmente
deficitarios para el individuo. Esta situación de complementación o
suplementación adecuada a las circunstancias personales tiene un
soporte científico y, por supuesto, nada que ver con la
magia.
Dietas de
adelgazamiento
La obesidad, que afecta en los países industrializados a
un número creciente de personas, da lugar a mayor riesgo de
desarrollar gran variedad de alteraciones (enfermedades
cardiovasculares, algunos tipos de cáncer, diabetes hiperlipemias,
litiasis, hipertensión, etc.) por lo que puede considerarse como uno
de los problemas médicos más graves de las sociedades desarrolladas
y, por supuesto, como tal, hay que prevenirla y
tratarla.
Disminuir el gasto energético
La obesidad
es consecuencia, en la inmensa mayoría de los casos, de un balance
positivo entre la ingesta real de energía y el gasto. Por ello,
cualquier programa efectivo de pérdida de peso debe de cumplir este
requisito: dar la vuelta al balance, disminuyendo la ingesta y/o
aumentando el gasto energético.
Pero, por
otro lado, frecuentemente, el concepto de "gordos" y "delgados"
tiene más connotaciones con la moda que con verdaderos riesgos
médicos. La obsesión por adelgazar es una realidad en la sociedad
actual, estamos invadidos por imágenes de cuerpos perfectos que
invitan continuamente a reducir peso y emular el modelo. Esta
presión social puede motivar en muchos casos, el que se sienta una
especie de obligación de adelgazar. Así, perder peso ha dejado de
ser un problema exclusivo de los obesos.
Condiciones de una
dieta
Antes de entrar a estudiar monográficamente este
apartado, vamos a realizar una serie de consideraciones en cuanto a
las dietas de adelgazamiento.
Condiciones básicas
El estado
actual de la Ciencia nos indica, como ya se ha comentado, que una
dieta de adelgazamiento ha de ser la consecuencia de un menor
consumo calórico en relación con el gasto y hoy se sabe que debe
conseguirse mediante una serie de condiciones:
· Que esta
disminución ha de hacerse hasta alcanzar el peso adecuado y luego
mantenerlo durante toda la vida. Es cierto que en esta afirmación
cabe hacer dos matizaciones. La primera será que, lógicamente, las
dietas de adelgazamiento serán de mayor intensidad en el período en
el que se quiera perder peso para llegar al que corresponda de
acuerdo con los índices marcados como, por ejemplo, el IMC. Ahora
bien, una vez obtenido éste, la dieta de mantenimiento, aunque menos
estricta, ha de ser para siempre.
· Que el
menor aporte calórico vaya acompañado de un incremento en la
densidad de nutrientes, es decir, que la disminución de las calorías
no suponga una concomitante disminución del resto de nutrientes, lo
que originaría verdaderas carencias.
· Que la
planificación de una dieta de adelgazamiento se realice sobre las
bases del conocimiento de la ingesta calórica previa habitual del
individuo al que va destinada. No hacer una valoración de la misma
puede conducir a programar dietas cuyo contenido calórico sea mayor
que el que se venía consumiendo. Es bien sabido que hay personas que
mantienen sus condiciones ponderables con dietas de 4.000 kcal
mientras que otras no adelgazan con 1.500 kcal.
· Que la
dieta programada esté de acuerdo, hasta donde sea posible, con los
hábitos alimentarios del individuo a quien va dirigida y produzca
placer o, al menos, no debe producir rechazo lo que haría difícil su
seguimiento, aún cuando es obvio que al ser la grasa el principal
agente palatable y también la principal fuente de energía, la
pérdida de placer puede llegar a dificultar la pérdida de
peso.
Efecto psicológico de las
dietas
A la hora de describir o criticar una dieta de
adelgazamiento no se puede olvidar el efecto psicológico de la
misma, es decir, en muchas ocasiones actúan simplemente como un
placebo.
Efecto psico
De hecho,
algunas dietas, por supuesto sin decirlo, se basan en dicho efecto
que, en definitiva, no es más que un truco -y en este caso este
calificativo no es necesariamente peyorativo - para lograr un
adelgazamiento que sigue los principios de la termodinámica. Así,
mediante una dieta repetitiva y monótona a base de una única clase
de alimentos, se puede lograr disminuir la ingesta lo que,
indudablemente, supondría un menor consumo de calorías pero, como ya
se ha comentado, esta disminución iría acompañada de déficit o
desequilibrios de los nutrientes necesarios dando lugar a estados
carenciales y patologías.
Este aspecto es el
que básicamente va a ser analizado en la mayoría de las dietas que
se van a describir en nuestro trabajo junto con la literatura de la
que las mismas se rodean y a las pretendidas acciones fisiológicas
con que tratan de sustituir los medios con los que se llega a una
disminución de la ingesta.
Hábitos alimentarios incorrectos
En
definitiva, lo que postulamos es que no haría falta seguir ninguna
de estas dietas concretas y "con nombre propio" ya que un balance
energético negativo y una dieta equilibrada en nutrientes es la
única manera sensata y existente, hoy por hoy, de disminuir y
mantenerse en el peso adecuado.
Aunque en este apartado se van a
incluir las "fórmulas dietéticas" para adelgazar, éstas lógicamente,
encajan dentro del criterio científico básico disminuyendo la
ingesta calórica con un contenido en nutrientes adecuado, y por
tanto, no tienen nada de mágicas. El problema de este tipo de
preparados, como luego comentaremos, es la tendencia a que puedan
dar lugar a consumo prolongado, aunque la mayoría de ellas aconsejan
que se consuman en ciclos tratando de completarlos con las dietas
habituales. Además, con este tipo de dietas no se logra cambiar o
corregir unos hábitos alimentarios incorrectos que es, en
definitiva, la mejor forma de disminuir de peso
definitivamente.
De cualquier manera,
todo lo que se ha dicho hasta aquí y lo que se comentará en este
trabajo se refiere a personas sanas no obesas pues la obesidad es un
trastorno clínico y, como tal, debe ser el especialista quien dirija
al enfermo y el encargado de programar la dieta ajustada según las
características del paciente.
Estudio Carmen sobre la pérdida de
peso
El estudio CARMEN* demuestra que es posible perder peso
consumiendo más hidratos de carbono como el azúcar, la pasta, el
arroz, el pan y las legumbres, siempre que se reduzcan las grasas en
la misma proporción.
El azúcar
está de plena actualidad. Aunque tradicionalmente se limitaba su
consumo en las dietas de adelgazamiento, un estudio europeo
denominado CARMEN ha demostrado que es posible perder peso de forma
constante consumiendo azúcar y otros carbohidratos complejos
necesarios en nuestra alimentación como el arroz, la pasta, el pan,
las patatas, las legumbres, las frutas y las verduras.
La clave de
esta investigación, que se ha realizado sobre un total de 400
voluntarios, es mantener una dieta equilibrada en las que se reduzca
un 10% el consumo de grasas y se aumente proporcionalmente el
consumo de hidratos de carbono.
De esta
forma, la alimentación pasa a ser más apetecible y resulta más fácil
de seguir y mantener a lo largo del tiempo. Platos tradicionales
como el arroz, las legumbres guisadas sin grasa, la pasta, las
patatas o una pieza de repostería casera, tiene cabida en esta dieta
que trata de promover una serie de hábitos saludables. Sin reducir
el número global de calorías y seleccionando adecuadamente los
alimentos, el estudio CARMEN ha demostrado que es posible controlar
y perder peso.
Cada vez se
hace más evidente que el azúcar es un alimento imprescindible en una
alimentación sana porque su principal función es, además de
satisfacer el gusto, proporcionar la energía necesaria para que
nuestro cerebro, el sistema nervioso y los músculos funcionen
correctamente.
Al igual que
el resto de carbohidratos, el azúcar representa la fuente de energía
que mejor utiliza el organismo. El cuerpo emplea estas calorías de
forma inmediata, en cuanto las recibe, y no las almacena de forma
tan eficaz como las grasas. Además, la diferencia calórica que hay
entre estos dos grupos de alimentos hace evidente que el consumo de
hidratos de carbono es más adecuado cuando se trata de controlar el
peso. Las grasas aportan 9 calorías por gramo y los carbohidratos,
incluido el azúcar, tan sólo 4 calorías.
El placer de
tomar un café o una infusión azucarada, realizar repostería
artesana, tomar un postre después de comer o endulzar una deliciosa
macedonia, te proporciona vitalidad, te ayuda a controlar tu peso y
constituye una incuestionable mejora de la calidad de
vida.
El estudio
CARMEN* (CArbohydrate Ratio Management in European National diets)
es el primer estudio de intervención nutricional realizado sobre 400
voluntarios a largo de 6 meses, en el que han intervenido
prestigiosos investigadores de Copenhague, Maastricht, Cambridge,
Potsdam y Badalona.
Dietas Hipocalóricas
Desequilibradas
Hay
una serie de dietas con nombre propio que, de hecho, contienen un
bajo contenido en energía, pero que son desequilibradas. Entre
ellas, describiremos las siguientes:
"Dieta de la Clínica Mayo"
En primer
lugar, hay que señalar que esta dieta no tiene nada que ver con la
prestigiosa clínica, pero utiliza su nombre con el fin de obtener
prestigio y seriedad. Es muy baja en calorías: aporta 600-800 y se
caracteriza por un elevado consumo de huevos (de 4 a 6 al día) y la
exclusión absoluta de productos lácteos. El menú tipo de esta dieta
consistiría en un desayuno compuesto por té o café, un pomelo y dos
huevos duros (la 1ª semana) y una tostada (la 2ª semana).
Las comidas se
componen de 2 huevos duros o carne con verdura (apio, tomates y
pepinos). El té y café son las únicas bebidas
autorizadas.
Es una dieta muy
desequilibrada que puede provocar un grave déficit de calcio, ya que
no llega a cubrir ni siquiera el 30% de las ingestas recomendadas
(IR). Por supuesto tampoco sería recomendable para personas con
elevados niveles de colesterol.
"Dieta toma la mitad"
Tras un lema
tan simple como es "coma la mitad", mucha gente ha adelgazado pero,
al mismo tiempo, ha reducido a la mitad las ingestas de todos los
nutrientes, lo que a largo plazo podría conducir a numerosos
déficit. Se ha comprobado que con menos de 2.000 kcal es poco
probable que se puedan cubrir las ingestas recomendadas (IR) para
muchos nutrientes. El consumo prolongado de este tipo de dieta
debería ir siempre acompañado de una suplementación vitamínica y
mineral.
"Dieta de Victoria Principal"
Programada
para siete días, y con el fin de perder 4-5 kg, es una dieta muy
baja en calorías pues está compuesta de ensaladas. Su autora, una
conocida actriz de cine cuyos conocimientos en nutrición
desconocemos, aconseja no realizar la dieta durante la
menstruación.
"Dieta Gourmet"
Inspirada en
la dieta mediterránea y diseñada por un grupo de dietólogos y
cocineros de un centro de salud y belleza italiano, ha sido
elaborada con la intención de hacer adelgazar a sus clientes sin
excesivos sacrificios. Puede definirse como un dieta hipocalórica
para paladares exquisitos, diseñada a base de ensaladas exóticas,
pollo a la sal, mariscos, ensalada de carne de cangrejos, carpaccio
de carne cruda la apio blanco, etc. No hay que abusar del pan
(40g/día, 10 palitos o 8 biscottes) y consumir raciones pequeñas.
Sus creadores afirman que con un poco de ejercicio y estas
exquisiteces se podrán perder hasta 4 kilos en una
semana.
Como es
comprensible, el factor económico juega un papel fundamental en esta
dieta no sólo por el precio de sus ingredientes, sino también por el
coste del curso acelerado de cocina que deberán hacer muchas
personas antes de comenzar a realizarla.
"La cura waerland"
Una cura de
hambre muy drástica es la que propone Ake Waerland, algunos autores
la denominan como "sauna para el estómago y el intestino", y que
consiste en que durante dos días no se puede tomar otra cosa que
agua fresca de manantial, patatas, apio, semillas de lino y
hortalizas. Supone un consumo calórico total que no supera las 600
kcal.
Efectos negativos de las dietas
hipocalóricas
Las dietas hipocalóricas, especialmente si son
desequilibradas, no son inofensivas, y pueden dar lugar a una serie
de alteraciones. Provocan un efecto rebote que se traduce en un
aumento de masa grasa y pérdida de masa muscular (NIH, 1993).
Son monótonas
Por otro
lado, suelen ser monótonas y su principal peligro es que es muy
difícil cubrir las necesidades de todos los nutrientes consumiendo
menos calorías de las necesarias (Fishler & Drenick, 1987).
Además, es bien sabido que al reducir la cantidad de energía, el
organismo también reduce su gasto metabólico basal. También se ha
demostrado que las dietas con un contenido muy bajo en calorías
pueden ocasionar un hipoglucemia reactiva e intolerancia a la
glucosa cuando los sujetos son sometidos a una sobrecarga de la
misma, e incluso, complicaciones más serias como arritmias cardíacas
(NIH, 1993).
Anorexia nerviosa y la bulimia
Otro
problema del consumo de dietas hipocalóricas es que su utilización
de modo crónico es un factor de riesgo para la aparición de
trastornos alimentarios tan frecuentes en nuestras sociedades
desarrolladas como la anorexia nerviosa y la bulimia (Story et al,
1991).
La dieta
hipocalórica extrema sería la dieta cero, en la que, su nombre
indica, no hay que comer nada, habitualmente conocida como ayuno
terapéutico o ayuno total.
Podría considerarse
como un método verdaderamente heroico para perder peso y, aunque su
eficacia es indudable en sujetos con obesidad mórbida, puede
resultar peligroso e incluso mortal, como consecuencia de pérdidas
proteicas y de electrolitos. Existen casos en la literatura de
muertes por ayunos prolongados causadas por una debilidad del
músculo cardíaco (Garrow, 1988) por lo que, por supuesto, es un
medida que nadie debería de adoptar sin la consulta del
especialista. Sin embargo, un estudio reciente demuestra que más de
un 5% de las mujeres americanas utilizan el ayuno drástico cuando
quieren perder peso (Serdula et al, 1994).
Ganancia de peso
Por otra
parte, en el ayuno, la rápida disminución de peso que se produce, es
consecuencia de una pérdida de masa magra junto a la grasa en la
primera etapa. Además, se ha comprobado que , en personas obesas, la
ganancia de peso al suspender el tratamiento es muy rápida
(Bouchard, 1991).
El ayuno total, cuando se realice, debe ser
siempre sin privación de agua pues aunque el ser humano puede
afrontar hasta 60 días sin consumir alimentos no podría vivir más de
15 días sin ingerir agua de bebida (Grande Covián, 1993).
Efectos secundarios de una reducción energética
drástica
·
Trastornos metabólicos: cetosis, crisis de gota, acidosis
láctica.
·
Alteraciones gastrointestinales: náuseas, vómitos,
diarreas.
·
Alteraciones cardiocirculatorias: arritmias, hipotensión ortástica,
alteraciones dermatológicas, aequedad del pelo, fragilidad de uñas,
pérdida de cabello.
·
Trastornos neuropsíquicos: intolerancia al frío, insomnio, ansiedad,
irritabilidad, depresión, distorsión de la imagen
corporal.
Dietas disociativas
Se
basan en la teoría de que los alimentos no engordan por sí mismos
sino al consumirse según determinadas combinaciones, por lo que se
puede comer de todo pero no durante la misma comida. Estas dietas
reniegan de las calorías e incluso pretenden desafiar el primer
principio de la termodinámica. No limitan la ingesta de alimentos
energéticos sino que tratan de impedir la absorción y utilización de
la energía y nutrientes procedentes de los mismos y ello dicen
conseguirse no consumiéndolos a la vez (disociación de los
alimentos).
Ordenan los hábitos de alimentación
Conviene
recordar que, generalmente, en los tratados de Fisiología, los
autores se ven obligados debido a la enorme complejidad de esta Al
concretar en el estudio del sistema digestivo y, dada su
complejidad, pudiera parecer que los procesos que tienen lugar en el
mismo se realizan de manera aislada existiendo una digestión
independiente para los diferentes nutrientes, que es lo que
preconizan las dietas disociativas. Así, existiría una digestión
para los hidratos de carbono, otra para las grasas y otra para las
proteínas, minerales o vitaminas, independientes entre sí, cuando la
realidad es que la digestión actúa como un todo y los procesos que
la componen están absolutamente armonizados siendo su función,
precisamente, digerir una dieta en la que van a aparecer estos
componentes conjuntamente.
Nuestro aparato
digestivo se ha ido adaptando, desde los comienzos del proceso
evolutivo hasta nuestros tiempos, a las combinaciones más o menos
complejas de distintos alimentos que el hombre viene consumiendo.
Los enzimas digestivos encargados de modo específico de hidrolizar
los macronutrientes contenidos en los alimentos en moléculas mucho
más pequeñas que puedan ser absorbidas -monosacáridos en el caso de
los hidratos de carbono, aminoácidos en el caso de las proteínas y
ácidos grasos o glicerina en el caso de las grasa -,actúan
conjuntamente.
Otras críticas
Todas las
dietas disociativas podrían criticarse en cuanto a la clasificación
que hacen de los alimentos. Así, por ejemplo, se considera al pan
blanco como un elemento exclusivamente hidrocarbonado cuando también
tiene entre un 7-10'% de proteína y cierta cantidad de grasa. La
leche no se puede considerar como un alimento exclusivamente
proteico, ya que incluso la descremada es un alimento mixto, rico en
proteínas pero también en hidratos de carbono (lactosa); y en las
verduras, aunque en general destaca su contenido vitamínico y
mineral, también aparecen hidratos de carbono y
proteínas.
Pero el éxito
inicial de estas dietas es fácil de comprender, pues "ordenan" los
hábitos de personas habituadas a comer desordenadamente y, lo que es
más importante, la estimación de su contenido calórico indica que la
mayoría de ellas son hipocalóricas.
Algunos ejemplos de estos tipos de
dietas
Las
dietas disociadas podrían conducir a deficiencias temporales, aunque
en realidad la disponibilidad de nutrientes no suele verse
excesivamente afectada. Dentro de ellas, se comentan las
siguientes:
"Dieta disociada de Hay"
Es la
pionera y la precursora de todas ellas pues apareció en los años 20.
Se basa en que las proteínas y los hidratos de carbono no pueden
ingerirse simultáneamente, ya que no pueden ser digeridos y
asimilados juntos pues las proteínas requieren para su digestión un
medio ácido y los segundos un medio alcalino. Establece una serie de
incompatibilidades que, según su autor, son las que hacen aumentar
de peso.
En
principio, la dieta Hay es un buen ejemplo de un sistema dietético
inofensivo pero basado en conceptos completamente erróneos.
Cualquiera que tenga un conocimiento elemental de la fisiología de
la digestión sabe que nuestro aparato digestivo es capaz de digerir
sin la menor dificultad los innumerables alimentos que contienen
proteínas e hidratos de carbono en las más variadas
proporciones.
La digestión de las
proteínas comienza en el medio ácido del estómago y continúa en el
medio alcalino del intestino. La fase final de la digestión proteica
y de los hidratos de carbono se verifica simultáneamente en el medio
alcalino del intestino. Además, los enzimas encargados de las
distintas actividades digestivas son exquisitamente específicos y
nada indica que los que actúan sobre las proteínas sean menos
activos en presencia de hidratos de carbono y viceversa.
"Régimen de Shelton"
Realiza la
división de grupos de alimentos por comidas; en el desayuno consumir
lácteos, en la comida carnes y en la cena verduras.
"Régimen de Antoine"
Cada día
está dedicado a un grupo de alimentos durante el cual se puede tomar
la cantidad que se desee de los alimentos de dicho grupo, con la
única condición de no mezclarlos con otros alimentos. Ej.; los lunes
sólo carne, aunque toda la que se desee; los martes, verduras; los
miércoles, sólo huevos, etc. Este régimen debe realizarse durante
una semana y se debe repetir una vez al mes. Propone una pérdida de
3-4 kilos por semana.
Es una dieta
disparatada y carente de todas base científica que, finalmente,
resulta bastante hipocalórica. Pero puede llegar a deteriorar el
funcionamiento normal del intestino ya que el régimen incluye días
en los que prácticamente no hay aporte de fibra o hidratos de
carbono (como el día a base de carnes) y otros con una sobrecarga de
los mismos.
"Dieta del ejército israelí"
Muy similar
a la anterior y basada también en el principio de disociación, es
otra dieta que puede presentar riesgo. Consiste en "sobrevivir"
durante períodos consecutivos de dos días, comiendo un único tipo de
alimento: dos días sólo queso, dos días ensaladas, dos carne de ave,
etc. Es una dieta monótona y, considerando la alta actividad
realizada por el ejército israelí, estamos seguros que no ha sido
diseñada ni consumida por él.
"Dieta de Montignac"
La idea
fundamental es evitar las mezclas de lípidos e hidratos de carbono
eliminando todos aquellos alimentos que en su composición tengan
estos dos macronutrientes (por ejemplo, la leche, excepto la
descremada).
Limita las fuentes
de aporte glucídico estrictamente a los alimentos ricos en fibra.
Prohíbe el azúcar, el pan (excepto el integral, en el desayuno),
patatas, pastas y arroz.
La fruta debe
consumirse sola, pues si se consume con lípidos o proteínas queda
retenida en el estómago y no es digerida; al contrario, por efecto
del calor y la humedad se fermentará, perderá sus vitaminas y
alterará el metabolismo de las proteínas. La fruta al final de las
comidas puede ser considerada como un verdadero "veneno".
Es un régimen basado
en premisas falsas, como que la causa de un exceso de peso es en
todos los casos un funcionamiento defectuoso del páncreas. Si éste
cumple su función secretará dosis de insulina necesaria para tratar
la glucosa; si está en mal estado provocará un hiperinsulinismo,
transformando la glucosa en grasas de reservas. Como es sabido, para
personas sanas que quieran perder algunos kilos de peso, existen
mecanismos homeostáticos que regulan toda la funcionalidad hepática
y pancreática y que nada tienen que ver con el desarrollo de
obesidad.
"Dieta de las tres columnas"
Divide los
alimentos en tres grupos; el grupo I incluye alimentos
fundamentalmente proteicos, carnes de todo tipo, pescados, mariscos,
huevos, lácteos, frutos secos; el grupo II, té, verduras, aceite y
mantequilla, agua; y el grupo III, fundamentalmente alimentos ricos
en hidratos de carbono: pan, harina, arroz, azúcar, chocolate. Etc.
Se puede comer de todo excepto combinar alimentos de los grupos I y
II.
"Dieta de Rafaella Carra"
Se basa en
no mezclar jamás hidratos de carbono y proteínas, y en ideas
pintorescas, como que todo lo que se consuma antes de las 8 de la
mañana (limite improrrogable) no va a engordar; así, se puede tomar
un suculento desayuno con pastas, azúcar, pan, mantequilla,
mermelada, fruta, café, huevos, jamón, yogur, chocolate......en
resumen, todo lo prohibido, pero es fundamental acabar el desayuno
antes de la 8 de la mañana. También mantiene otras ideas infundadas
como que la fruta debe ingerirse como mínimo 2 horas antes o 2 horas
después de las comidas para que no engorde.
"Dieta de Kohniechner"
Basada en la
teoría de que los lípidos por sí solos no hacen engordar sino
únicamente cuando se toman al mismo tiempo que los hidratos de
carbono, por lo que prescinde del azúcar y todo lo dulce y restringe
el consumo de hidratos de carbono a un 10% del total calórico,
ingiriéndose sólo con el desayuno en forma de panecillos. Esta dieta
también la podríamos encajar, por tanto, como una dieta excluyente,
de las que luego se hablará.
"Dieta de Marianne Laconte"
Su lema es
"adelgace sin privarse de calorías". En esencia, indica que no se
deben mezclar jamás en una misma comida féculas y proteínas o
azúcares y frutas.
La 'Antidieta'
Esta dieta se puede encuadrar también dentro de las
dietas disociadas ya que se basa en el principio de que lo
importante no es sólo lo que se come sino también cuándo y en qué
combinaciones, por lo que pertenece al tipo de dietas disociativas
en las que los hidratos de carbono y las proteínas no se consumen
juntos y la grasa se utiliza con sobriedad. Además, tiene en cuenta
una serie de ciclos naturales del cuerpo:
Ciclos
· Del
mediodía (14) a las 22: apropiación (ingestión y
digestión)
· De las
22 a las 6: asimilación (absorción y uso
· De las 6
al mediodía (14): eliminación (de desechos corporales y restos de
alimentos)
Liberarse de los desechos tóxicos
Según los
autores de la antidieta, para rebajar de peso "el secreto reside en
liberarse de los desechos tóxicos.....ya que una situación de
toxemia en el sistema constituye la base para ir ganando peso en
forma excesiva. Los excesos de toxinas corporales son los
precursores de la obesidad. La primera manera en que se produce la
toxemia es por mediación del proceso de metabolismo.
Las células viejas
son tóxicas y deben ser retiradas del sistema tan pronto como sea
posible mediante cuatro vías de eliminación: intestino, vejiga,
pulmones y piel. Mientras haya una cantidad suficiente de energía a
disposición del cuerpo, los desechos serán eliminados. La segunda
forma es por subproductos de alimentos que no han sido adecuadamente
digeridos. Nada favorece tanto el ciclo de apropiación como la
adhesión estricta a los principios de la adecuada combinación de
alimentos. El estómago humano no es capaz de digerir más de un
alimento concreto a la vez" (sic).
Eliminar toxinas
Según los
autores de la antidieta hay otros principios que ayudan a eliminar
toxinas y que nos permiten perder peso:
·
"Alimentos con alto contenido en agua: sólo 2 alimentos responden a
esta exigencia: frutas y verduras. Cualquier otro alimento puede
considerarse concentrado (se ha eliminado el agua). Nuestro cuerpo
es 70% de agua". Por eso, según los autores de la antidieta, "la
dieta debe estar constituida por un 70% de frutas y verduras y 30%
de alimentos concentrados; pan, carne, lácteos,
legumbres.
No basta con beber
agua, que además si es ingerida durante las comidas ejerce un efecto
debilitante, ya que en el estómago hay jugos digestivos que están
actuando sobre la comida. Si al comer se bebe agua, se diluyen estos
jugos y se impide una correcta digestión de los
alimentos".
Otras orientaciones
Entre otras
orientaciones de la antidieta, sin ningún tipo de justificación
científica, están las siguientes: "Si se tiene hambre se puede comer
fruta 3 horas después del almuerzo o 3 horas después de la cena".
"Es importante usar aderezos y condimentos que no lleven aditivos,
conservantes químicos, azúcar o glutamato pues éstos sólo agregan
toxinas al cuerpo". "Evitar vinagre: es un fermento que suspende la
digestión salival y retarda la digestión de almidones". "Sólo
consumir pan hecho de harina integral".
También se cuestiona
la utilidad de los lácteos y aconseja el consumo de otros alimentos
que contienen calcio: verduras de hojas verde, nueces crudas,
semillas de sésamo.
Dietas
excluyentes
Se basan esencialmente en eliminar de la dieta algún
nutriente. Desde el punto de vista teórico, el hecho de que en una
dieta se suprima determinado alimento no supone ningún problema, ya
que lo que el individuo necesita es energía y nutrientes y éstos se
pueden conseguir a través de las más variadas combinaciones de
alimentos.
Así, si no
obtuviéramos la proteína de los alimentos de origen animal se podría
suplir a partir de la de leguminosas, aunque sería necesaria una
mayor cantidad de las mismas para cubrir los
requerimientos.
Sin embargo,
el hecho de eliminar un nutriente es contrario a su propia
definición: "sustancia que el organismo necesita y no puede
sintetizar, por lo que debe ser aportada por la dieta, y cuya
carencia producirá una determinada patología que sólo se corregirá
administrando dicho nutriente". Por tanto, una dieta basada en la
exclusión de un nutriente no tiene justificación desde el punto de
vista nutricional y sí, por el contrario, ocasionará graves
problemas de salud que conducirán, si la situación se prolonga, a la
muerte irreversiblemente. Dentro de este apartado se pueden
diferencias tres grupos:
· Dietas
cetogénicas, ricas en grasas, sin hidratos de carbono.
· Ricas en
hidratos de carbono, sin proteína ni grasa.
· Ricas en
proteína, sin hidratos de carbono y sin grasas.
Dietas cetogénicas, ricas en grasas,
sin hidratos de carbono
"Dieta de Atkins"
A pesar de
ser la más famosa e imitada de este tipo de dietas, la dieta Atkins
no es ni mucho menos original, pues su precursora, la "Dieta de
Bating", procede del siglo pasado (1863). Es una dieta cetógena que
consiste en reducir al máximo el consumo de hidratos de carbono
(cereales, féculas, leche y derivados -por la lactosa, excepto el
queso y la nata - legumbres, azúcar y productos azucarados) pero sin
marcar ninguna limitación sobre lípidos (margarina y aceites) y
proteínas.
Un día de la
dieta Atkins consistiría en:
·
Desayuno: compuesto por huevos con jamón o tocino, tortilla, pescado
ahumado y un filete.
· Comida:
bistec con ensalada, asado de cerdo con verduras, trucha con
espinacas, filete de ternera recubierto de queso y tomates
rehogados.
· Cena:
pollo asado con ensalada, chuleta de cordero con guisantes, cóctel
de gambas con mantequilla.
Además, se deben
hacer 6 pequeñas comidas o "tentempiés", cada 3 ó 4 horas. Todos los
alimentos deberán contener alguna cantidad de proteína. No debe
omitirse el desayuno.
Se debe reducir la
ingestión de cafeína (café y cola): como máximo 3 cafés al día.
Eliminar el alcohol, "actuaría como carbohidrato, impidiendo la
movilización de la grasa". Se debe realizar el máximo ejercicio
posible.
"Dieta de Pemmington"
Permite un
libre consumo de proteínas y lípidos con una baja ingesta de
hidratos de carbono. Es esencialmente cárnica complementada con
mantequilla y zumos de fruta.
"Dieta Lutz"
Limita los
hidratos de carbono, aunque no de manera tan drástica como la dieta
Atkins que los excluye totalmente, y aconseja consumir carnes y
grasas sin limitaciones. Según Lutz el hombre se ha desarrollado
como cazador y carnívoro durante milenios y, por tanto, su
metabolismo se ha orientado hacia la nutrición animal por lo que
nuestros enzimas digestivos no pueden haber evolucionado. Su obra se
titula "Vivir sin pan" ya que, para Lutz, "el elevado consumo de
hidratos de carbono al que nos hemos acostumbrado está en contra de
nuestra fisiología, y con el consumo habitual de hoy en día se va a
producir un exceso de glucosa que puede transformar en
grasa".
Conclusión
Se puede concluir que las
dietas cetogénicas no tienen ninguna base científica sólida y sí
muchos datos en contra de su utilización ya que, además, no fomentan
unos hábitos alimentarios correctos y, lo que es peor, se ha
demostrado reiteradamente su fracaso en mantener la pérdida de peso
lograda cuando se vuelve a la alimentación habitual, dando lugar a
un efecto rebote, a veces pavoroso.
Ricas en hidratos de carbono, sin
proteína ni grasa
"Dieta del Dr. Haas"
Un 80% de la
energía procede de los hidratos de carbono (cereales, legumbres,
hortalizas y frutas) con bajo aporte calórico (excepto si se cae en
la tentación de comer tartas, bombones, etc., lo que, por supuesto,
invalidaría el sistema del Dr. Haas). Su consumo continuado puede
ocasionar carencias vitamínicas y proteicas.
"Dieta del Dr. Pritikin"
Dieta de
hidratos de carbono extremadamente pobre en grasa, compuesta
esencialmente de cereales integrales, frutas y verduras, etc. Sus
principales limitaciones son: no contener ácidos grasos
poliinsaturados y aportar una cantidad de proteína escasa. Además de
una dieta hipocalórica, el sistema Pritikin añade un programa
adicional de ejercicio con lo que se puede conseguir una mayor
pérdida de peso. En América, ha adquirido un gran éxito, hasta tal
punto que algunos restaurantes ofertan "Menús Pritikin" especiales
para quienes desean también fuera de casa permanecer fieles a su
dieta.
Elevado consumo de fibra
Dentro de
las dietas ricas en hidratos de carbono, también se encuentran las
que se fundamentan en un elevado consumo de fibra como, por ejemplo,
el Plan F, basado en legumbres, frutas y cereales; o la dieta del
plátano, que consiste en consumir 5 plátanos al día con leche
desnatada, verduras, ensalada y carne de ave.
Hay que
tener en cuenta que un aporte excesivo de fibra puede provocar
trastornos intestinales (flatulencia, diarrea) y fenómenos
carenciales (disminución de la baio disponibilidad de determinados
nutrientes como hierro y zinc). Otro problema de este tipo de
dietas, aparte de las posibles carencias nutricionales,
especialmente a nivel proteico, es que aunque los hidratos de
carbono sacian rápidamente, enseguida se vuelve a tener
hambre.
Ricas en proteína, sin hidratos de
carbono y sin grasas
Se basan en el mayor saciante de las proteínas e incluso
en la posibilidad de que su exceso provoque la supresión del apetito
al producir una movilización de cuerpos cetónicos. En general, los
únicos alimentos permitidos son las carnes y pescados a la plancha
junto con ensaladas y verduras. Pueden afectar al hígado y al riñón
produciendo una sobrecarga.
"Régimen de Scardale"
Dieta en la
que principalmente se eliminan las grasas. Se apoya en el consumo
proteico y es, por tanto, un dieta hiperproteica a base de carne
magra, frutas y verduras y, que prohíbe leche, pan, arroz, patatas y
dulces. No se puede usar aceite como condimento; está totalmente
prohibido el alcohol, leche o zumos de frutas; entre horas, se
pueden tomar sólo zanahorias y apio en la cantidad que se desee; no
se deben consumir patatas, pasta pan común, dulces ni helados; el
café y té se deben tomar sin azúcar.
Se
específica lo que hay que comer, durante 14 días, no pudiendo hacer
ningún tipo de variación.
"Dieta de Hollywood"
Régimen
extremo que prescinde de todo tipo de hidratos de carbono y que sólo
permite un mínimo de energía, aproximadamente 600 Kcal. Aunque hoy
en algunas revistas se ha relanzado, es la tatarabuela de las dietas
ya que su origen se sitúa en los años 20.
Es muy
extrema con importantes déficit y puede provocar situación de
cetosis y problemas renales.
"Dieta Cooley"
Permite el
consumo de gran cantidad de proteínas, pero poco hidratos de carbono
y, a ser posible, nada de grasa, lo que eliminaría el aporte de los
ácidos grasos esenciales. La dieta contiene menos de 750 Kcal
durante 10 días, de las cuales el 50% provienen de las proteínas.
Con respeto al perfil calórico se repite la situación de la dieta
anterior.
"Dieta de la proteína líquida"
Esta dieta,
que en Estados Unidos ocasionó más de 60 muertos, se basa en el
consumo de una sustancia obtenida de la piel de vaca (hidrolizado de
proteínas). La hidrólisis de proteínas da lugar a la liberación de
los aminoácidos, pero una hidrólisis ácida destruye aminoácidos
esenciales como el triptófano. No se sabe la causa certera de las
muertes, pero alteraciones principalmente cardíacas, precedieron a
las mismas.
Finalmente,
una dieta hiperproteica y a la vez hipercalófica no tendría ninguna
utilidad en la pérdida de peso, pues el exceso de proteínas se
transforma en grasa en el hígado y se almacena en los depósitos
adiposos, es decir, también contribuyen y un aumento de peso, efecto
contrario al que se busca con ellas. En resumen, puede afirmarse que
no existe ningún experimento serio que demuestre que la cantidad de
grasa perdida dependa de la composición y no del déficit calórico de
la dieta.
"Dieta de los astronautas"
Se hizo
famosa a principios de los años 80. Es una dieta en polvo
hiperproteica con tabletas y polvos de vitaminas y
minerales.
Dietas
psicológicas
Es indudable que en muchos casos la obesidad tiene un
componente psicológico claro y, por tanto, estos planteamientos
pueden ser útiles cuando la mayor ingesta de alimentos es
consecuencia de alteraciones emocionales o psíquicas. Hay que tener
en cuenta que a través de estrategias psicológicas se puede
conseguir reducir el consumo calórico, aspecto positivo y nada
criticable, pero siempre sin olvidar que la disminución en la
ingesta no debe repercutir en el resto de los nutrientes, como ya se
ha comentado en repetidas ocasiones.
Como ejemplos de algunas dietas psicológicas con nombre
propio están las siguientes:
"Terapia de comportamiento"
Trata de
controlar los estímulos que rodean a la alimentación como, por
ejemplo, comprar los alimentos después de comer, hacer las compras a
partir de una lista previamente elaborada, reemplazar las comidas
entre horas por el ejercicio, guardar los alimentos fuera de la
vista, no dejar los platos sobre la mesa, evitar servir en la mesa,
quitar la mesa inmediatamente después de la comidas, etc.
Igualmente, hace
hincapié en el control de la ingestión de alimentos: dejar descansar
el tenedor entre cada bocado, masticar bien antes de tragar.
Reforzar estos comportamientos con ayuda de la familia y de las
amistades. Su principal objeto, además de perder peso, es modificar
los hábitos alimentarios, lo que es absolutamente
recomendable.
"Dieta de los weight watchers"
Tiene su
origen en los años 30 como consecuencia de la intuición de una ama
de casa americana (Jean Nidetch) que decidió invitar a algunas
amigas para darse mutuamente ánimos y seguir juntas una dieta. Es un
régimen equilibrado en torno a las 1.200 kcal para las mujeres y
1.500 kcal. para los hombres. Los consejos dietéticos respetan el
equilibrio alimentario, aunque con una limitación en la ingesta de
grasa. Su eficacia está basada en la terapia de grupo, con control
de peso semanal y sesiones de autocrítica. Los monitores son
antiguos obesos que reciben una formación especial. Podríamos
equiparar a los "weight watchers" con los "alcohólicos anónimos”.
Bien organizados pueden tener resultados satisfactorios en el
tratamiento de pacientes obesos (Davidson y Passamore,
1986).
Sin embargo,
algunas de las llamadas dietas psicológicas no tienen base psíquica
lógica ni, desde luego, nutricional.
"Psicodieta"
Afronta los problemas
psicológicos y emotivos que tienen muchas personas relacionados con
la comida. Hay diferentes alternativas según las distintas
características psíquicas de cada persona y han sido clasificadas en
4 grupos:
1.
Regresiva: dieta a base de alimentos de sabor dulce, indicada
para personas que tienen dificultades para renunciar al azúcar y
productos dulces.
2.
Agresiva: dieta a base de alimentos crujientes de sabor muy
definido, indicada para personas que tienen a canalizar sus
tensiones masticando.
3.
Defensiva: dieta ideal para aquellos que buscan en los
alimentos una defensa y compensación emocional, al tiempo que
energía. Estas personas necesitarían hidratos de carbono,
preferiblemente complejos.
4.
Depresiva: dieta basada en platos rápidos, muchas veces
preparados, que pueden ser conservados en el frigorífico y
consumidos rápidamente, ya que las personas de ese grupo no son
aficionadas a la cocina.
El objetivo
es común en todos los casos: reducir peso sin eliminar totalmente
los alimentos que sirven de compensación psíquica.
"Dieta mental"
Plan para
adelgazar modificando las estructuras mentales, ya que el cuerpo
obedece a la mente. Basado en la premisa "imagínese delgado, sea
delgado". Según su autor, en 21 días podrá conseguir un perfecto
control de su peso de manera definitiva.
Son técnicas
basadas en la relajación y autoestima como método. Según su autor,
hay que imaginarse delgado porque una de las características de la
mente subconsciente es traducir a la realidad física las imágenes o
dibujos mentales que han sido programados.
Otras
Dietas
Monodietas: dietas cetogénicas, ricas
en grasas, sin hidratos de carbono
Son dietas que se basan en el consumo de un único tipo de
alimento. En general, todas ellas aportan un bajo contenido de
energía lo que justifica su posible eficacia que no sería, como
preconizan, debida al consumo de un único tipo de alimentos. Dentro
de ellas se encuentran: dieta del pepino, dieta de la cuajada, dieta
de los cacahuetes, dieta del arroz, dieta de la patata, y otras
muchas entre las que describimos las siguientes:
"Dieta del pollo"
La mitad de
la dieta está constituida por pollo en todas sus variedades de
preparación (es la única carne que se puede consumir) y el otro 50%
por verduras, ensaladas y frutas.
"Dieta del jarabe de arce"
Además de
adelgazar, se le atribuyen propiedades valiosísimas como curativo de
todo tipo de dolencias. Consiste en consumir únicamente una limonada
caliente endulzada con sirope de savia, una sustancia semejante a la
miel.
"Dieta del Harrop"
Se compone
de un litro de leche y 6 plátanos al día. Según, sus autores, el
consumo de estos dos alimentos juntos aumenta la función tiroidea,
lo que no está en absoluto demostrado. Si calculamos su contenido
calórico no supera las 1.200 kcal.
"Dieta de los cereales"
Se le
atribuyen propiedades embellecedoras.
"Dieta de los huevos"
Recomienda
consumir 6 huevos diarios, completando la dieta con fruta y
ensalada. Esta es una dieta desequilibrada y especialmente peligrosa
para las personas con altos niveles de colesterol.
"Dieta del marisco"
Además de
cara es nutricionalmente muy desequilibrada.
"Dieta del pomelo"
Su origen se
debe a un excedente agrícola en la producción del pomelo y se basa
en consumir durante 2/3 días a la semana sólo esta fruta.
"Dieta de frutas"
Hemos
calculado, utilizando las Tablas de Composición de Alimentos
(Moreiras y cols., 1995), el aporte energético de algunas de estas
dietas según la cantidad de alimento que se recomienda consumir.
-
Dieta del melocotón (4 melocotones en almíbar, 4 yogures y
caldos): 830 kcal.
-
Dieta de las manzanas (12 manzanas): 966 Kcal.
-
Dieta de la piña (2 kilos): 513 kcal.
-
Cura de uvas (2 kilos): 1.701 kcal.
"Dieta de las alcachofas"
Aunque
existen muchas variantes (tomar la verdura en forma de zumo
inmediatamente antes de las comidas; sustituir el primer plato de
comidas y cenas por alcachofas), como monodieta consiste en tomar
durante tres días única y exclusivamente alcachofa, cocinada en
todas sus variantes posibles. El aporte calórico de 100 g.
comestibles de alcachofas es inferior a 20 kcal.
"Dieta del ajo"
Quizás sea
la más curiosa de todas estas dietas, que no consiste en comer ajo,
sino en ponerse un ajo pelado en el ombligo, que molestará cuando la
persona picotee o coma entre horas.
Dietas líquidas
Renunciar a comer y, en su lugar, sólo beber es otra
manera para intentar perder peso. Es sí mismo, esto no sería un
inconveniente, incluso las dietas líquidas pueden ser completas,
como es el caso de las utilizadas en nutrición artificial. Pero su
alto precio las limita a situaciones patológicas, especialmente
alteraciones digestivas.
Por otro
lado, su uso prolongado provocaría una hipofuncionalidad digestiva.
Dentro de este sistema, que como su nombre indica consiste en
alimentarse únicamente a base de líquidos, podemos
destacar:
"Dieta de la cerveza"
Consiste en
no tomar más que cerveza (2,5 I/día) durante 2 días, lo que supone
una ingesta de energía de 800 Kcal. Esta dieta aparte de la intensa
sensación de hambre, debido a su corta duración (2 días), no va a
suponer ninguna pérdida de peso y, en cualquier caso, si esto se
produjera, sería, como podemos suponer, por su efecto diurético, lo
cual no sería nada beneficioso.
"Dieta de la leche"
Se basa en
consumir únicamente 3 litros de leche al día (durante 2 ó 3 días).
Su aporte energético será muy variable según sea leche desnatada:
990 kcal/día o entera 1950 kcal/día respectivamente.
"Dieta de los zumos"
No tomar
nada más que zumos. Entre los inconvenientes de esta dieta hay que
destacar que producen una gran sensación de hambre y, con
frecuencia, flatulencias.
"Dieta de las infusiones"
Una semana a
base de infusiones de manzanilla, té, boldo, menta y tila. Como la
sensación de hambre debe de ser incontrolable, esta dieta también
permite consumir algún alimento como pollo o ternera a la
plancha.
Dietas 'sin
fundamento'
Dentro de este epígrafe se incluyen una serie de dietas y
métodos que se basan en ideas sin apoyo científico y que, aunque
carecen de cualquier tipo de credibilidad, de lo que no carecen en
muchos casos es de originalidad.
"Dieta de la sopa come-grasa o sopa
mágica"
Es quizás la
última de todas las dietas y la que ha adquirido más fama y
seguidores durante los últimos meses. Se basa en algunas ideas de
las dietas disociadas, al prohibir mezclar hidratos de carbono con
proteínas pero con un añadido: consumir a diario dos platos de sopa.
Esta sopa "mágica" debe prepararse hirviendo tomates, repollo,
pimientos y mucho apio. Promete una pérdida de, al menos, 5 kilos en
una semana, además de reducir el colesterol, rebajar el ácido úrico
y eliminar los líquidos acumulados. En realidad se trata de una
dieta hipocalórica y nada equilibrada en nutrientes.
"Dieta del calendario"
Dieta en la
que cada día sólo se pueden comer alimentos cuyo nombre empieza por
una determinada letra.
"Dieta de la hora"
Se basa en
suponer que lo ingerido antes de una hora determinada no
engorda.
"Cronodieta"
Dieta que permite comer
de todo pero a la hora indicada y que, según sus autores, está
especialmente indicada para adolescentes. El único alimento que
según esta dieta puede consumirse a cualquier hora son las verduras.
Después de las 5 de la tarde está prohibido comer fruta y azúcar
pero se pueden comer tantas proteínas como se quiera.
"Dieta de las 3 P"
Indica que
los tres únicos productos que hay que evitar a toda costa durante el
régimen son pasta, pan y patatas. Esta dieta no fija límites a la
ingesta energética total sino sólo al consumo de estos tres
productos.
"Dieta de los colores"
Partiendo de
la numerología metafísica, según la cual cada día vibramos con un
color determinado, habrá que emplear ese color para alimentarnos.
Por supuesto, carece de todo fundamento y lo más grave es que no
tiene la única finalidad de perder peso, sino de armonizar nuestros
cuerpos.
"Dieta del limón"
Se basa en
ingerir todas las mañanas el zumo de unos cuantos limones sin azúcar
ya que el ácido disuelve la grasa. Esto es del todo falso y, además,
la ingestión de un exceso de ácido puede ser muy perjudicial,
especialmente para los dientes.
"Dieta cruda"
Se basa en
consumir todos los alimentos sin cocinar pensando que así no van a
ser digeridos y se adelgazará.
"Dieta Beverly Hills"
Preconiza la
idea de que la absorción de los alimentos sólo existe si se combinan
con otros ricos en enzimas (ptialina, pepsina) y ácido
clorhídrico.
"Dieta HUMPLIK"
Esta dieta
para adelgazar no recomienda una reducción de calorías sino un
considerable aumento de las mismas (con 6.000 kcal diarias se pueden
perder hasta 15 kilos en un mes), y asegura que el organismo tiene
unas necesidades energéticas notablemente aumentadas cuando tiene
que ingerir más de 6.000 kcal diarias, y toma de las reservas grasas
la energía que necesita para el aumento metábólico.
"Dieta de la bailarina
Margaret"
Similar a la
anterior, preconiza que consumiendo alimentos con alto contenido en
calorías y mucho alcohol, se puede adelgazar. Obviamente ambas
dietas caen de lleno dentro del mundo de la magia y pueden tener
unas consecuencias totalmente contrarias a las
pretendidas.
"Método
Pakistani"
Es otro
método natural y mágico que se aconseja para adelgazar y que
consiste en llevar, a imitación de las mujeres del Pakistán, en el
brazo derecho un delgado brazalete de hilo enérgicamente apretado
durante toda la vida, que les permite conservar el mismo peso.
"Obesitest"
Con este sistema,
mediante un análisis de sangre, se podrían identificar los alimentos
que hacen engordar y al eliminarlos de la dieta, adelgazar. Asegura
que se perderán hasta 4-6 kg la primera semana de
tratamiento.
Productos y
remedios supuestamente adelgazantes
Dentro de este capítulo de dietas de adelgazamiento,
hemos de mencionar algunas que contienen sustancias que hacen
"desengrasar" el cuerpo, o las que prometen hacen bajar de peso sólo
con tomar unas cápsulas, aplicarse unos parches o utilizar
determinadas plantillas. Por tanto, este apartado se puede
considerar como un cajón desastre en el que se pueden incluir las
más variadas sustancias, que muchas veces aparecen en los productos
adelgazantes como la sustancia mágica a la cual se atribuye el
efecto sin que esto haya sido de ningún modo probado. A
continuación, se comentarán algunas de las sustancias más
utilizadas:
Carnitina
La carnitina es un
compuesto nitrogenado descubierto en 1905 (b-hidroxi-gamma
trimetilamonio butirato) necesario para la metabolización de los
ácidos grasos, especialmente los de cadena larga, con los que forma
ésteres, permitiendo su llegada a la mitocondria para ser
metabolizados. Se comprende fácilmente que pudiera pensarse que la
razón de que la grasa se acumule en el organismo, si no se
profundiza más, podría deberse a un déficit de carnitina por lo que
la misma ha sido calificada con adjetivos como "bomba devora grasa",
"la come grasa", etc., y se ha incluido en numerosos productos
adelgazantes. Sin embargo, estas afirmaciones son del todo
inciertas.
En personas sanas no
es posible que un déficit de carnitina sea la causa de un exceso de
grasa corporal y que un exceso en su consumo o la utilización de
suplementos no va a repercutir en sus niveles sanguíneos y, lo único
que producirá, será un mayor esfuerzo renal. Únicamente será
aconsejable su utilización en ciertas patologías como alteraciones
hepáticas o nefropatías y siempre bajo control médico. No se puede
dejar de mencionar, en este sentido, que la carnitina está de
actualidad pero no por su supuesto papel adelgazante sino en otras
patologías, especialmente en el campo de las enfermedades
cardiovasculares.
Vinagre de sidra
Otro
componente mágico de los productos adelgazantes es el "vinagre de
sidra", al que se tribuyen propiedades como aportar potasio y evitar
la retención excesiva de líquidos. Otros lo consideran como un
destoxificador. En realidad, el vinagre de sidra no es más que una
sidra fermentada en la que el alcohol se ha transformado en ácido
acético y los únicos componentes que podemos considerar son unas
pequeñísimas cantidades de minerales. El elevado contenido en
potasio que se le atribuye es falso, ya que 100 g de manzanas
contienen 120 mg de K mientras que, por ejemplo, la misma cantidad
de carne, pescado, patatas o plátanos aportan una cantidad muy
superior.
Lecitina
De esta sustancia,
ampliamente descrita en otro apartado de este trabajo ("productos
curalotodo"), únicamente cabe subrayar que no tiene ningún valor
como producto adelgazante, y por el contrario, aporta 9 kcal por
gramo como cualquier grasa; por tanto, en vez de adelgazar, puede
llegar a producir un efecto contrario al deseado, engordar, si se
toma como sustancia adicional.
Spirulina
Se anuncia como un
remedio adelgazante porque es rica en un aminoácido, fenilalanina,
que actúa como inhibidor del apetito. En realidad, la spirulina no
contiene mayor cantidad en este aminoácido que la mayoría de los
alimentos proteicos.
Un hecho que llama
la atención al analizar algunos de los productos adelgazantes
comercializados es la elevada cantidad de sustancias, todas
supuestamente adelgazantes, que llevan en su composición. Así,
algunos de ellos contienen: fibra, lecitina, vinagre de sidra,
spirulina, etc., y a pesar de que con esa riqueza la eficacia del
producto tendría que ser indudable, se sigue aconsejando una serie
de normas dietéticas que son las que, a nuestro parecer, realmente
permiten perder peso, con o sin el producto. Así, por ejemplo, el
supuesto producto adelgazante se acompañan con un plan de
adelgazamiento a base de dietas de aproximadamente 1.200 kcal,
hipoglucídicas, hipolipídicas, normoproteicas y ricas en
fibra.
Los reclamos
A pesar de
las enormes críticas llevadas a cabo, fundamentalmente por la
Organización de Consumidores y Usuarios (OCU, 1993), los reclamos
sobre la magia de los productos adelgazantes siguen siendo
alarmantes, por lo que hay que desconfiar de cualquier producto que
prometa:
- Comer
cuanto se quiera
-
Perder peso sin dejar de comer.
-
Perder peso mientras se duerma.
-
Perder 7 kilos en 7 días.
-
Contener una sustancia que devora a las grasas.
-
Desengrasar.
Lo único que permiten perder estos remedios
es el dinero de nuestro bolsillo y, hasta el momento, para
desilusión de muchos, lo único que realmente hace perder peso es
conseguir un balance energético negativo de energía, cuyas bases
vamos a recordar en el punto 1.5 de este capítulo.
Fórmulas
dietéticas
Las fórmulas dietéticas consisten en reemplazar toda la
dieta (dieta rápida) o una comida (dieta progresiva) por un
preparado comercial (en forma de presentación variada: batidos,
galletas, consomé, chocolatinas, natillas e incluso en forma de
sandwich) que aporta suficiente cantidad de nutrientes pero con un
bajo contenido energético, entre 600-900 kcal/día según las
diferentes marcas.
Existen más
de 20 firmas que comercializan este tipo de preparados que tienen
una gran aceptación entre las mujeres, especialmente durante
primavera y verano y su uso está tan extendido que pueden
adquirirse, en ocasiones. De modo indiscriminado, en cualquier canal
de distribución.
Varios problemas
Estas
fórmulas pueden ser nutricionalmente correctas cubriendo las
necesidades de nutrientes, sin embargo, suelen ser preparados muy
ricos en fibra, que por su alto poder saciante reducen la sensación
de apetito, lo que podría disminuir la biodisponibilidad de dichos
nutrientes. Pueden presentar además varios problemas:
Son monótonas y
totalmente alejadas de los hábitos dietéticos de la persona. Por
ello, es necesario que se integren en un proyecto dietético global
pues se podrá perder peso pero no se logrará modificar unos hábitos
alimentarios inadecuados. Tampoco podemos olvidar el semi-vacío
legal que ha rodeado a este tipo de productos respecto a algunos de
los aspectos nutricionales. Afortunadamente, recientemente la
directiva 96/8 CE de la Comisión de 26 -febrero-96 se ocupa de los
alimentos destinados a ser utilizados en dietas de bajo valor
energético para reducción de peso, marcando estas directrices, lo
cual indica la preocupación que existe en la Unión Europea hacia el
problema del adelgazamiento incontrolado.
La fibra
La fibra es un elemento que, debido a su acción saciante,
es muy utilizable en las dietas de adelgazamiento. Muchos productos
comercializados como adelgazantes basan su composición únicamente en
este compuesto que se presenta de los modos más variados, desde
pastillas o cápsulas a galletas, bombones e incluso bebidas.
Tipos
Los tipos de fibra que
fundamentalmente aparecen en los productos para adelgazar son:
glucomanano, pectinas, salvado de trigo, salvado de avena y
carboximetil-celulosa. De todo ellos, quizás sea el glucomanano el
que más interés despierte en la actualidad.
El glucomanano es el
componente fundamental de la raíz de Konjac (Amorphophallis konjac)
formado por glucosa y manosa. Es originario de India y China, fue
introducido hace ya siglos en Japón, donde este tubérculo forma
parte de la alimentación tradicional. Presenta un gran poder
hidrófilo ya que puede absorber más de 100 veces su volumen de agua
y formar un gel de gran viscosidad, lo que provoca un gran volumen
con un efecto mecánico de saciedad. A nivel intestinal disminuye la
absorción de nutrientes con la consiguiente pérdida de los mismos.
Por tanto, no sólo se dejarán de absorber grasas o hidratos de
carbono, sino también vitaminas y minerales lo que puede ser un
efecto desfavorable para su uso.
Su origen exótico
supone un gran atractivo para muchos crédulos que ven en él no sólo
lo que es fibra, sino algo mágico o diferente.
Efecto saciante
El efecto
saciante de la fibra, en cualquiera de sus modalidades, es indudable
así como sus propiedades reguladoras del tránsito intestinal lo que
evita el estreñimiento y, por tanto, su incorporación al tratamiento
de la obesidad puede ser adecuado. Pero su papel en las dietas de
adelgazamiento queda limitado a estas propiedades y lo que no se
debe olvidar es que el consumo de una dieta con alto contenido en
fibra no sólo se puede lograr tomando un producto o prepartado de
salvado, glucomanano, goma-guar, etc., sino también a través de los
alimentos que forman parte habitual de nuestra dieta.
Se ha comprobado que
10 g de gomaguar o salvado tienen el mismo efecto sobre la reducción
del apetito que 10 g de puré de manzana. Por otra parte, otro
problema de muchos de los productos que aportan fibra es su
publicidad un tanto engañosa. Así se aplican frases como: "controlan
el apetito", "elquitahambres", "disminuye el aporte de calorías",
"comer sin engordar", "libera tu cuerpo del peso del hambre". Otros
productos que aportan sólo fibra se presentan como "dietas completas
para estar esbelta".
También es curioso
que algunos de estos productos utilicen slógans como "tómese dos
bombones cuando no quiera comer", cuando uno de los primeros
principios básicos para que un programa de adelgazamiento sea
eficaz, es que se consiga modificar unos hábitos
alimentarios.
Bases
nutricionales para un correcto adelgazamiento
Conocer si realmente existe un sobrepeso u obesidad deber
ser la primera premisa antes de comenzar cualquier plan de
adelgazamiento. Actualmente, el método más simple y aceptado es el
cálculo del índice de masa corporal (IMC) o Quetelet, que se obtiene
al dividir el peso (kg) por el cuadrado de la talla (m).
Reservas de grasa excesivas
En términos
generales y para un adulto sano, un IMC entre 20 y 25 es el
adecuado, entre 25 y 30 indica sobrepeso, y no necesariamente
obesidad, ya que podría deberse a un incremento de la musculación
como en el caso de los deportistas. Solamente cifras por encima de
30 permiten hablar de obesidad y por lo tanto, aconsejan el corregir
esta alteración. Sin embargo en los últimos tiempos ha aumentado la
preocupación por los índices inferiores a 20, es decir, por la
delgadez ya que si éstos se aproximan a 15 o por debajo deben
alarmar ante la posibilidad de anorexia nerviosa que como es sabido
es la patología moderna en máxima expansión después del
SIDA.
El sobrepeso es un
estado en el cual las reservas de energía, principalmente en forma
de grasa, son excesivas. El organismo humano no es una excepción a
las leyes universales de la energética y esta situación sólo puede
producirse cuando la cantidad de energía ingresada con la dieta es
mayor que la gastada como actividad física, tasa metabólica basal o
acción termogénica de los alimentos, principalmente. Por tanto, y
volviendo a la idea ya subrayada en la introducción de este
capítulo, la situación de sobrepeso u obesidad no puede corregirse a
menos que el balance se invierta, logrando que el gasto energético
del individuo sea mayor que el ingreso.
Características de una buena dieta para perder peso
· Que
proporcione menos energía que la necesaria para mantener el peso
corporal.
· Que
suministre las proporciones adecuadas de todos los
nutrientes.
· Que sea
aceptable (asequible y palatable).
· Como
señala Garrox (1994), si no se cumple el primer requisito, no se
podrá reducir peso; si no se cumpliese el segundo de ellos, el
resultado a largo plazo sería una malnutrición y, en caso de
incumplirse el tercero, no se va a seguir la dieta.
Bases para el diseño de una dieta de adelgazamiento
correcta
· Conocer
la dieta habitual del individuo para poder establecer el déficit
calórico según la ingesta previa de energía.
· Conocer
los hábitos alimentarios. Es importante la información sobre el
status económico y familiar, el modelo usual de comidas y las
preferencias y aversiones para poder hacer una elección específica
de los alimentos ya que, cuando más variada y parecida a la habitual
del individuo sea la dieta, mejor será aceptada.
· Orientar
sobre el valor nutritivo de los alimentos.
· Apoyo
psicológico.
·
Distribuir la ingesta diaria en varias veces. La distribución
fragmentada en varias comidas del total de alimentos que componen la
dieta es muy importante. En primer lugar, para evitar períodos
prolongados de ayuno que pudieran evitar hambre intensa y posibles
atracones y comportamientos compulsivos. Una buena dieta es aquella
en la que no se llega muy hambriento a la siguiente comida. Por otra
parte, no se puede olvidar que el gasto por la acción termogénica de
la dieta y por los procesos digestivo y metabólico, aunque
proporcional a los alimentos que se ingieran, es superior si la
ingesta total de energía se distribuye a lo largo del
día.
La
base ineludible de una dieta de adelgazamiento es disminuir su
contenido en grasa porque, automáticamente, se convertirá en
hipocalórica ya que, como es sabido, el valor energético de la grasa
es 2,25 veces mayor que el de las proteínas o hidratos de
carbono.
Hacer ejercicio
El ejercicio
es un buen medio de prevenir la ganancia de peso. Aparte de su valor
intrínseco (movilidad, agilidad, función cardíaca), un pequeño
exceso en la ingesta puede ser compensando con un pequeño incremento
de la actividad física.
El valor del
ejercicio es, sin embargo, controvertido para perder mucho peso
aunque está bien establecido en el tratamiento de personas
moderadamente obesas con buena salud. Hay que recordar, solamente,
que el ejercicio es la otra gran variable en el gasto energético y
que este gasto es proporcional a la duración del mismo y al peso del
sujeto. Es decir, una persona con sobrepeso gasta más energía para
una misma tasa de actividad que una delgada. Por otro lado, el
ejercicio es la única forma en la que el individuo puede influir
voluntariamente y no farmacológicamente para incrementar el
gasto.
Dietas
curalotodo
La continua aparición de nuevos productos destinados a
curar todo tipo de dolencias humanas, es un fenómeno característico
de nuestra época. Por fortuna, muchos de ellos son olvidados al cabo
de cierto tiempo para ser sustituidos por otros, lo que parece
indicar que no han debido dar los resultados que de ellos se
esperaban. Pero dada la tendencia a confiar en la magia de lo nuevo
para la solución de problemas, reales o imaginarios, no es fácil
oponerse con éxito a la aceptación que transitoriamente alcanzan las
recomendaciones dietéticas más descabelladas.
"Dietas disociativas"
Aunque ya se
ha hecho mención a la teoría de las dietas disociativas con la
finalidad de perder peso, hay autores que se basan en esta teoría no
sólo como remedio adelgazante sino como medio para conservarse
joven, enérgico, dinámico, para evitar determinadas enfermedades e
incluso reducir el riesgo de padecer cáncer o trastornos
cardiovasculares (Spang & Peterson, 1995). Según sus seguidores,
una dieta en la que no se consuman a la vez proteínas e hidratos de
carbono, con un alto contenido de alimentos alcalinos y la fruta
sola va a permitir alcanzar todo estos logros.
Poniendo como
ejemplo la dieta disociada de Hay (Hay, 1936), ya comentada como
dieta de adelgazamiento, podríamos decir que basta ver la lista de
enfermedades que Hay atribuye al consumo de dietas en las que las
proteínas y los hidratos de carbono se encuentran juntos para
comprender lo inadmisible de sus ideas: anemia perniciosa, asma,
enfermedades renales, diabetes, reumatismo, artritis, neuritis,
úlcera de estómago y de intestino, toda clase de enfermedades
digestivas, eczemas, bocio, toda clase de tumores y
tuberculosis.
Algunos de los
defensores de esta "disociación de alimentos" tienen ideas tan
pintorescas como que la leche debe ser excluida de los niños, ya que
resulta mucho más difícil de digerir cuando nuestros dientes se han
formado definitivamente. No entendemos que tiene que ver la
formación de los dientes con la digestión de un alimento líquido
como es la leche.
"Cura de savia y zumo de limón"
Es otra
"dieta curalotodo" a base de una limonada caliente endulzada con
sirope de savia que es una especie de miel. Además de la propiedad
de calmar cualquier sensación de hambre o sed, se le atribuye
también la de adelgazar, curar dolores de cabeza, favorecer la
concentración, aumentar la vitalidad, fortalecer el cabello o
incluso aumentar el número de anticuerpos.
"Dieta de los esquimales"
El
componente principal de este dieta es el pescado azul de aguas frías
(arenque, caballa, salmón o trucha) que debe consumirse durante dos
semanas. Esta dieta aporta una gran cantidad de proteínas
procedentes del pescado, apenas aceites vegetales y prácticamente
ningún hidrato de carbono, por lo que nutricionalmente no es
aconsejable. Sin embargo, es una dieta muy rica en ácidos grasos de
la familia W3 que pretende imitar a la población de esquimales y
conseguir, además de perder peso, disminuir las enfermedades
coronarias.
"Trofología"
Dentro de este apartado
hay que mencionar a la trofología que es una parte del naturismo
moderno que considera la existencia de alimentos curativos. Existen
incluso libros titulados: "Los alimentos que curan" (Hausman &
Hurley, 1994). "El poder terapéutico de los alimentos" o "El poder
de los zumos" (Kordich, 1993). Así, consideran que las dietas de
frutas tienen un carácter antitóxico, lo que lleva a su vez a una
mejoría de las enfermedades crónicas. Atribuyen al limón y al pomelo
propiedades potenciadoras del sistema inmunitario, debido a su alto
contenido en vitamina C, así como la propiedad de disolver
sustancias consideradas por ellos tóxicas, como el
colesterol.
A la naranja, piña y
mandarina se le han atribuido propiedades antibióticas. Como se
puede observar, siempre se mezclan hechos científicos con fantasías,
lo que da por resultado una situación carente de toda base. En la
actualidad existe la evidencia, a nivel epidemiológico, de que un
elevado consumo de frutas y verduras puede tener un papel protector
en ciertas enfermedades, como cardiovascualres, y ciertos tipos de
cáncer, pero su efecto curativo no ha podido ser demostrado en
ningún momento.
También al pan se le
atribuyen propiedades antidepresivas "por su gran contenido en
vitamina B". Su contenido de algunas vitaminas del grupo B, como la
tiamina, riboflavina o niacina puede ser importante, pero, hasta el
momento, lo único que conocemos respecto a las mismas es su papel en
el metabolismo de los hidratos de carbono (Varela y cols.,
1991).
Según los
trofólogos, existen alimentos claramente incompatibles entre sí a
nivel digestivo, como el arroz con el pan, la patata con el pan o
las leguminosas con la leche (Spong & Perteson, 1995). A nivel
fisiológico, estas afirmaciones carecen de cualquier
base.
"Dietas alarga la vida"
También, a
través de la dieta, muchas personas buscan la anhelada longevidad;
así, entre otras, destaca la que se denomina como dieta para
mantenerse joven o dieta alarga la vida que se describe como una
dieta pobre en grasa y rica en verduras.
Se basa en el
consumo de alimentos "naturales" (naranjas, zanahorias, tomates,
pescados azules, verduras frescas y huevos) que contienen sustancias
antioxidantes que sirven para neutralizar los efectos perjudiciales
de los radicales libres, causantes del envejecimiento. Por supuesto
es innegable la importancia que el consumo de estos alimentos tiene
para mantener la salud y la expectativa media de vida, pero una
dieta no puede influir en la longevidad.
Más dietas
Otras ideas que surgen buscando la anhelada longevidad es
que el consumo de dietas hipocalóricas, por debajo de 1.800 kcal,
nos permitirá vivir más. Se ha demostrado como un índice de masa
corporal (IMC) elevado es un factor de riesgo para todas las
enfermedades, por lo que es importante mantener un peso estable y
evitar la obesidad (Manson y cols., 1995).
Sin embargo,
no existe evidencia de que con una dieta baja en calorías el ser
humano pueda aumentar su esperanza de vida hasta los 140 años como
aseguran sus seguidores. Por otra parte, no se puede olvidar el
problema del consumo crónico de dietas hipocalóricas, ya que pueden
no cubrir las necesidades de nutrientes, siendo este hecho
especialmente preocupante en personas de edad avanzada.A
continuación, se describen algunas dietas cuyos comentarios dejamos
a juicio del lector puesto que no parecen tener ningún tipo de
fundamento, ni nada que ver con la Ciencia de la
Nutrición.
"Dieta astrológica"
Como su
nombre indica se fundamenta en la existencia de una relación directa
entre el signo zodiacal de cada individuo y el valor nutritivo de
los distintos tipos de alimentos. Según la teoría "astrobioquímica",
dependiendo de cual es el signo zodiacal existirán unos alimentos
benéficos y otros no. Así, los nacidos bajo el signo Aries necesitan
alimentos ricos en fosfato de potasio, un desayuno sustancioso y una
dieta baja en calorías mientras que los nacidos bajo el signo Leo
tienen predilección por las pastas, lo agridulce y les gusta el
queso. Según sus seguidores, la comida astrológica permite mejorar
la salud, especialmente los trastornos digestivos o reumáticos
(Deacon, 1981).
"Dieta de los colores"
Partiendo de
la numerología metafísica, según la cual cada día vibramos con un
color determinado, habrá que emplear ese color para alimentarnos. No
tiene la única finalidad de perder peso, sino también de armonizar
nuestros cuerpos.
La dieta no
se puede saltar ningún día durante tres semanas, ni cambiar un
alimento por otro. Consta de 40 opciones alimenticias, divididas en
5 dietas diferentes para cada color, según el color del día, que se
calcula previamente mediante la numerología metafísica.
Para
determinar el color o colores de cada día se necesita una serie de
datos de la persona; edad, mes y año de nacimiento, así como el día
en cifras, mes en cifras y año en cifras.
Estos
números y mediante una serie de operaciones matemáticas se
transforman en números metafísicos y estos, a su vez, se
corresponden con 8 colores. Según el color habrá que aplicar una u
otra dieta, teniendo en cuenta que lo que define el color es el
interior de un alimento y no su envoltura externa. En la tabla
siguiente aparecen los alimentos correspondientes a cada
color:
Color |
Alimentos |
Amarillo |
Huevos y todo
aquello que en su composición lleve huevos (bizcochos y
magdalenas al huevo, natillas). Frutas y vegetales de color
amarillo (limón, pomelo, piña, plátano, maíz), quesos
amarillentos, etc. |
Azul |
Sopas
de pescado, frutas ricas en agua, queso azul, alimentos
procedentes del mar, ríos o lagos. |
Blanco |
Harinas y
derivados, arroz blanco, pescado blanco, carne de pavo y
pollo, etc |
Lila |
Pasas, moras,
algas, berenjenas, remolacha,
lombarda. |
Marrón |
Alimentos
integrales, frutos secos, carne de soja, anchoas, atún,
dátiles. |
Rojo |
Carnes rojas,
pimiento, tomate, cerezas, ciruelas,
sandía. |
Verde |
Verduras de hoja
verde (lechuga, espinacas, alcachofas,
etc) |
Rosa |
Jamón
york, yogur de fresas, salmón, langostinos,
etc. |
Tan
curiosa dieta no pretende basarse en argumentos científicos por lo
que sobra comentario alguno.
"Dieta de los grupos sanguíneos o dieta del Dr.
D''Adamo"
Sobre la
Dieta del Dr. D'Adamo, en su libro titulado "Su comida, ¿veneno o
salud?" (1980), describe el autor "una alimentación natural" basada
en los grupos sanguíneos. Así, los sujetos pertenecientes al grupo A
deben convertirse al vegetarianismo, los del grupo B pueden comer
proteínas tanto animales como vegetales, los del grupo O sólo
proteínas animales y a los del grupo AB se les sacrifica a no comer
carnes, productos lácteos o integrales.
"Dieta embellecedora"
Consiste en
ingerir durante una semana básicamente cereales, cada día uno
diferente. No debe prolongarse más de una semana ni repetirse antes
de tres meses. Se debe preparar una papilla de cereales cada mañana
y dividirla en tres porciones que se tomarán en tres comidas al
día:
· Primer
día: trigo granulado
· Segundo
día: mijo
· Tercer
día: avena integral.
· Cuarto
día: arroz
· Quinto
día: cebada triturada
· Sexto
día: mezcla de cereales.
· Séptimo
día: mezcla de cereales.
Desconocemos cualquier trabajo científico que demuestre
el efecto embellecedor de los cereales.
Los productos
'curalotodo'
Dentro de este apartado, vamos a analizar brevemente una
serie de sustancias o alimentos considerados con propiedades
curativas: ginseng, jalea real, polen, miel, lecitina, kelpo, germen
de trigo, etc., que cada día se está incrementando en número y que
están siendo a nivel publicitario ampliamente promocionados. El
origen exótico de muchos de ellos suele ser clave para que sean
aceptados. Desde el punto de vista científico no se puede admitir la
existencia de alimentos y ni siquiera fármacos "curalotodo" porque,
en principio, los alimentos no son medicamentos y su fin no es curar
sino nutrir.
Jalea real
La jalea
real es el producto de la secreción de las glándulas faríngeas de
las abejas obreras jóvenes, de 5 a 15 días de edad que constituye el
alimento de todas las larvas de la colonia hasta su tercer día,
período que se alarga en la cría de la que en un futuro será reina.
Su aspecto es blanco lechoso con un olor ligeramente picante y sabor
amargo ácido.
Desde hace algunos
años la jalea real ha tenido una enorme fama como panacea que curaba
casi todo. Se ha escrito mucho sobre sus propiedades, dando a este
producto una fama de producto mágico o curalotodo, propiedades que
según sus relatores no pueden ser explicadas a través de su
composición química, y se atribuyen a que existe un factor X,
completamente desconocido en el 3% de sus componentes que, aún con
las tecnologías más avanzadas no se han podido detectar en la jalea
real y que son los que la convierten en un "superalimento", como la
denominan algunos de sus seguidores.
De entre las
acciones fisiológicas que parecen demostradas, está la de producir
un cierto efecto estimulante, aunque aquí tenemos siempre que
considerar el posible efecto placebo.
A nivel de suplementos
dietéticos la jalea real se está utilizando como tonificante
(cansancio, fatiga/estrés) y reconstituyente en caso de inapetente y
es frecuente encontrarla unida al Ginseng y a compuestos vitamínicos
y minerales, aspecto que debería controlarse pues se desconoce el
efecto, especialmente a largo plazo, de estas mezclas.
Polen
El polen puede ser un
alimento con un cierto valor nutritivo pero ninguna de las
propiedades curativas que se le atribuyen han podido ser
demostradas. Entre dichas propiedades figuran las de curar
afecciones tan diversas como: anemia, arterioesclerosis, astenia,
enfermedad de Parkinson, diarrea y estreñimiento, fatiga cerebral,
gripe, enfermedades hepáticas, impotencia, inapetencia, neurastenia,
delgadez, fallos en el crecimiento, diabetes, vista cansada,
afecciones en la piel, raquitismo, prostatitis y vejez prematura.
Aunque no se conoce cual de sus constituyentes produce tales efectos
ni su mecanismo, al igual que ocurre con las otras sustancias
descritas, todas las dolencias pueden ser aliviadas por este
producto. Por otra parte, serían necesarios datos sobre la seguridad
de su consumo, es decir, los límites sin riesgo, porque en realidad,
como describe Bender en su libro “Salud o fraude", el polen no es
inocuo pues contiene ácidos nucleicos, sustancias innecesarias en la
dieta porque el organismo las fabrica de forma endógena, pero que en
cantidades elevadas pueden ser perjudiciales por aumentar los
niveles de ácido úrico.
Ginseng
El ginseng ha sido
reconocido por el Ministerio de Sanidad y Consumo como alimento
desde 1975. El panax ginseng es una planta herbácea de la familia de
la araliaceas originaria de Asia Oriental. Sobre los efectos
beneficiosos de esta planta se ha escrito mucho exagerando, a veces,
sus cualidades hasta considerarla casi como una auténtica panacea.
Lo que sí es cierto y se ha demostrado que el Ginseng, debido a la
gran variedad de elementos que contiene, posee propiedades positivas
que permiten su uso en múltiples aplicaciones, con la ventaja muy
importante de no desarrollar efectos secundarios. Sólo si se abusa
de la dosificación y durante un período prolongado de tiempo puede
aparecer dolor de cabeza y pesadez de estómago, efectos que
desaparecen al cesar su ingestión.
Una de las
ideas erróneas que circulan en torno al Ginseng, es que el Ginseng
rojo es mejor que el blanco. En realidad, no existen diferencias
entre ambos y los colores son consecuencia del tratamiento previo a
la elaboración. Sólo se valora su antigüedad (4-6años) y su
contenido en gingenósidos.
Miel
Desde el punto de vista
nutricional, la miel es un alimento y como tal figura en todas las
tablas de composición de alimentos. Excepto azúcares, no contiene
otras sustancias en cantidades significativas, por lo que
prácticamente puede ser equiparada al azúcar aunque, en muchos
casos, se haya creído que es muy superior a éste (Sintes, 1987),
atribuyéndosele las más variadas propiedades, incluso las de ser un
"estimulante de la longevidad humana" (Nahmias, 1989). También se le
han reconocido ciertas propiedades terapéuticas y preventivas,
especialmente antimicrobianas y en afecciones del aparato
respiratorio pero en ningún caso la miel es una panacea.
Una ventaja
del uso de la miel como edulcorante es que la fructosa que contiene
en cantidad apreciable, puede utilizarse en parte sin la
intervención de la insulina, lo que la hace de interés para los
diabéticos.
Lecitina
Es una de las sustancias
que más se utilizan de modo pseudocientífico. La lecitina es una
grasa, fosfolípido, que forma parte de la estructura de todas las
células y que es sintetizada en el organismo a nivel hepático en las
cantidades necesarias, por lo que no tiene sentido ingerirla como
suplemento. Por otro lado, forma también parte de determinados
alimentos, especialmente en huevos, aceites, frutos secos, y en las
semillas de soja y se emplea en múltiples procesos de elaboración
como emulgente. Así, se utiliza en las mayonesas y en la fabricación
del chocolate o helados para dar estabilidad a los componentes
lipídicos. Por tanto, es muy difícil que se produzcan carencias
dietéticas de lecitina pues su consumo es elevado y no hace falta
ninguna cantidad extra o adicional, es decir, ningún suplemento
dietético.
El
vegetarianismo y la dieta vegetariana
Como su nombre indica, son dietas que prescinden de los
alimentos de origen animal. Pueden ser estrictamente vegetarianas a
base exclusivamente de verduras, frutas, cereales y legumbres.
También puede ser ovo-lácteo-vegetariana, en la que además se
introducen los huevos y la leche (Jains). Esta última puede ser
satisfactoria desde el punto de vista nutricional, y así se confirma
en las guías dietéticas para la población americana publicadas
recientemente. El error consiste en llamarla vegetariana cuando en
realidad no lo es.
Origen
El origen del
vegetarianismo se atribuye al budismo y a las religiones primitivas
de la India, y se relaciona con la prohibición de matar animales.
Pero, en contra de lo sostenido por muchos vegetarianos, esta
prohibición no se debe originariamente a un sentimiento de bondad y
compasión hacia los animales. Según Tannahill, dicha prohibición
está más bien relacionada con la doctrina de la transmigración de
las almas, que tienen su raíz en los mitos primitivos de la
inmortalidad. Sostiene esta doctrina que cuando una persona muere,
si ha llevado una vida virtuosa, se reencarna en un nivel superior,
mientras que si su conducta ha sido mala, lo hace a nivel inferior.
El más humilde insecto puede estar habitado en su momento dado, por
lo que pudo haber sido y puede volver a ser alma humana.
Recomendaciones de los teóricos del vegetarianismo
· Consumir
pan integral o arroz moreno en lugar de pan blanco y arroz
refinado.
· Dar una
gran importancia a los frutos secos como fuente de proteína dentro
de una comida.
·
Favorecen el consumo de legumbres y pastas elaboradas con harina
integral.
· Dentro
de los productos lácteos recomiendan el consumo de yogurt natural
descremado.
· En la
dieta vegetariana estricta se incluye la leche de soja en
polvo.
· La única
comida en la que debe aparecer regularmente una pequeña cantidad de
azúcar o miel es el desayuno ya que el organismo no puede digerirlo
a otra hora.
Razones para excluir la carne
Algunas de
las razones que aducen los vegetarianos para excluir la carne como
producto destinado a la nutrición del ser humano son las
siguientes:
· Ni la
contextura física ni la dentadura del hombre corresponde a la de un
animal carnívoro.
· Nuestros
jugos digestivos carecen de la acidez necesaria para digerir la
carne y es sólo por el hábito que el estómago se adapta a esa
función. Incluso aseguran que un hombre que no haya ingerido nunca
carne al hacerlo por primera vez, experimenta una especie de
intoxicación semejante a la alcohólica.
· La
descomposición de toda sustancia animal produce toxinas mucho más
peligrosas que las procedentes de la descomposición
vegetal.
Realmente, la carne, como cualquier otro alimento excepto
la leche materna para su descendiente en el primer período de la
vida de los mamíferos, no es indispensable para la nutrición del
hombre, pero es un valioso componente de gran riqueza nutritiva en
las dietas de muchas personas que gozan de buena salud y no ejerce
en los sujetos normales los efectos nocivos que el vegetarianismo le
atribuye.
Limitaciones nutritivas
Las
limitaciones nutritivas de la dieta vegetariana se deben
principalmente a la inferior calidad de las proteínas vegetales. En
este sentido, los apóstoles del vegetarianismo sostienen con mucha
frecuencia que con una dieta exclusivamente vegetal se pueden
obtener todos los aminoácidos necesarios para evitar un déficit
proteico. Sin embargo, como han visto algunos autores, se olvida que
la cantidad de alimentos vegetales que habría que consumir para ello
sería incompatible, en el caso de los niños, con la capacidad de
estómago. Otra limitación importante de las dietas vegetarianas es
la ausencia de vitamina B12. Esta vitamina es indispensable para el
hombre y su falta causa anemia perniciosa y graves alteraciones del
sistema nerviosos (síndrome neuroanémico).
Las determinaciones
de vitamina B12 en la sangre de vegetarianos estrictos, muestran
concentraciones de la misma inferiores a las observadas en sujetos
omnívoros, aunque no ausencia total de la misma. Esto puede ser
debido a que la vitamina B12 es sintetizada también por las
bacterias. En el caso del hombre, existe en abundancia en las heces
fecales, pero su absorción no tiene lugar en el colon. El retraso en
el desarrollo en niños deficientes en B12 puede estar relacionado
con sus hábitos higiénicos.
También es frecuente
encontrar deficiencias en otros minerales como calcio, especialmente
en el vegetarianismo estricto por no consumir lácteos, hierro y
zinc. En este último caso, la deficiencia no sólo es debida a que el
zinc se encuentra fundamentalmente contenido en alimentos de origen
animal, sino a que el alto contenido en fibra y filatos de los
vegetales pueden actuar como quemantes de este elemento disminuyendo
su biodisponibilidad.
¿Menor mortalidad ?
La menor
mortalidad encontrada en algunos grupos de vegetarianos al comparar
con no vegetarianos, puede ser debido más que al vegetarianismo "per
se" a los estilos de vida saludables asociados con muchas pautas
vegetarianas, como evitar el tabaco y el alcohol
Como dato
anecdótico vamos a referirnos al hecho, tantas veces comentado, de
que Adolfo Hitler era un vegetariano absoluto, lo que es
difícilmente compaginable con la filosofía de vida de los
vegetarianos.
En la actualidad, ha
surgido un nuevo grupo que se pueden denominar como
"semivegetarianos" y que están motivados únicamente por un deseo de
mantener una dieta saludable, por lo que adoptan una dieta con un
elevado consumo de fibra y muy baja en carnes rojas y otros
productos animales con lo que así obtendrían un bajo consumo de
grasas saturadas y colesterol.
Dieta
macrobiótica
La dieta macrobiótica es una forma extrema del
vegetarianismo combinada con ideas derivadas de la filosofía Zen
budista que ha encontrado gran aceptación entre los creyentes en la
alimentación natural y los alimentos "biológicos", así como entre
muchos descontentos con el orden social establecido y la moderna
industria alimentaria. Sus partidarios atraviesan diez niveles de
restricción dietética hasta que se alimentan sólo de cereales.
Equilibrio entre alimentos ying y
yang
Clasifica a
los alimentos en dos categorías: ying (alimentos pasivos) y yang
(alimentos activos). Debe existir un equilibrio entre alimentos ying
y yang para lograr la salud y el bienestar físico y mental. Para
ellos, algunos alimentos ying son: la carpa, las almejas, la sandía,
las patatas, las ciruelas, el azúcar, la miel o el ajo. La carne de
caballo, los huevos de gallina y de pato, el cerdo y el caviar son
yang. Los cereales, hortalizas y verduras ofrecen el mejor
equilibrio entre el ying y el yang. Dentro de los nutrientes, la
mayoría de las vitaminas del grupo B y la vitamina C son ying
mientras que las liposolubles (A, D, E y K) y la B6 son yang. Estas
clasificaciones carecen de sentido alguno desde el punto de vista
científico.
El sistema
macrobiótico consiste en una serie de diez dietas que se numeran de
-3 a +7. Las cinco primeras (-3 a +2) incluyen cantidades
decrecientes de alimentos de origen animal, son prácticamente dietas
vegetarianas. Las restantes son exclusivamente vegetarianas y
contienen cantidades crecientes de granos de trigo hasta llegar a la
dieta 7 que se compone exclusivamente de granos de cereales
triturados.
Problemas de deshidratación
Este sistema
aconseja una limitación en el agua de bebida, lo que puede conducir
a graves problemas de deshidratación según se puso de relieve en una
publicación originada, precisamente, para salir al paso de las
dietas que recomendaban una restricción del agua de bebida
(Grande-Covián, 1993). Otras ideas infundadas de este doctrina es
que el organismo es capaz de llevar a cabo la transmutación de
elementos químicos mediante la cual, por ejemplo, se puede producir
potasio a partir de sodio y oxígeno, lo que es del todo
inviable.
Su uso como dieta adelgazante
Según sus
seguidores no hay enfermedad que no pueda curarse empleando
alimentos "naturales" y restringiendo el agua de bebida, y ninguna
enfermedad es más fácil de curar que el cáncer mediante el empleo de
la dieta macrobiótica, especialmente la de grado 7, es decir, la
compuesta únicamente por cereales. También se aconseja su uso como
dieta adelgazante.
Una dieta macrobiótica típica estaría compuesta
por:
· 50-60%
de gramos de cereales.
·
20-25& de vegetales.
· 5-10% de
legumbres.
· 5% de
sopas.
·
Proporciones variables de algas marinas.
Se
evita todo tipo de carnes, leche o productos lácteos, y suele ser
raro entre sus seguidores el consumo de suplementos vitamínicos
(Kushi & Jack, 1987) por lo que suelen aparecer graves carencias
nutricionales.
Así, el consumo de
una dieta macrobiótica puede conducir a una deficiencia proteica,
cuanti y cualitativa (aporte de proteínas de baja calidad) y a una
importante carencia en vitamina B12, C y de vitaminas liposolubles
(A y D). Además, posee un bajo contenido en calcio y hierro cuya
absorción está dificultada por la presencia de filatos. Entre las
deficiencias nutritivas detectadas por los consumidores de dicha
dieta destacan la anemia, escorbuto, hipocalcemia e hipoproteinemia.
Como ya se ha comentado, la limitación del agua de bebida aconsejada
por el sistema macrobiótico es otro grave peligro. No es de
extrañar, por tanto, que algunos de sus seguidores recomienden
olvidarse de todo lo que se sabe de nutrición".
Aunque la dieta
macrobiótica es una dieta antigua, ha sido considerada como un grave
riesgo para la salud de la población (Gran Jurado del Estado de
Nueva Jersey, 1966), conociéndose casos de muerte entre sus
seguidores. En la actualidad vuelve a resurgir e incluso revistas de
divulgación femenina la han presentado como una verdadera
panacea.
Alimentos
naturales
Uno de los calificativos más empleados, de modo incluso
abusivo, a la hora de promocionar un producto alimenticio es, sin
lugar a duda, y especialmente en los últimos años el de "natural".
Para muchas personas, la adición del adjetivo "natural" al nombre de
un alimento o régimen de alimentación, basta para dotarlo
automáticamente de propiedades de las que supuestamente carecen
cuando no son objeto de tal calificación. La realidad enseña, sin
embargo, que dichas propiedades sólo existen en la imaginación de
los creyentes en la llamada "alimentación natural".
La supuesta
superioridad de los denominados alimentos naturales nunca ha podido
ser científicamente documentada y las propiedades arbitrariamente
atribuidas a los mismos son, muy frecuentemente, incompatibles con
los conocimientos generalmente admitidos en la actualidad.
Razones para dudar
Hay al menos
tres razones para dudar que los alimentos generalmente consumidos
por el hombre sean "naturales" es decir, hayan sido creados por la
naturaleza, con el exclusivo objeto de servir de alimentos a los
miembros de nuestra especie:
· Con la
excepción de la leche materna para los 4-6 meses de la vida, ninguno
de los alimentos que nos sirven de sustento posee las proporciones
necesarias de los 50 nutrientes esenciales para nuestra nutrición.
· La casi
totalidad de los alimentos que habitualmente consumimos, contiene
numerosas sustancias que no son indispensables para nuestra
nutrición. La patata, por ejemplo, contiene unas 150 sustancias no
nutritivas, químicamente identificadas, algunas de las cuales
incluso pueden ser tóxicas, como la solanina que aparece en la base
de los brotes de las patatas viejas. Sólo una tercera parte de ellas
desempeñan un papel conocido en los procesos nutritivos.
· Las
especies vegetales y animales de las que proceden nuestros alimentos
estaban en el mundo millones de años antes de que apareciesen en él
las primeras formas de vida humana.
Vitaminas y yogures
Uno de los
campos en el que más se ha intentado contraponer el término
"natural" a "artificial", sinónimo este último de sintético, es el
de las vitaminas. Es habitual creer que una vitamina obtenida de una
planta es superior a la misma vitamina obtenida por síntesis en el
laboratorio, olvidando así que nuestro organismo es incapaz de
distinguir una vitamina de la otra, puesto que se trata de dos
moléculas iguales, con las mismas propiedades físicas, químicas y
biológicas. Además no se puede olvidar que todas las vitaminas son
compuestos químicos ni tampoco que el hombre tiene un digestivo y,
así ni una naranja ni un comprimido con vitamina C son absorbidos
como tales, sino lo único que es absorbido es la vitamina C,
molécula química y una vez en la sangre es imposible diferenciar su
procedencia.
Dentro de los
alimentos, uno de los que con más frecuencia van acompañados del
adjetivo "natural" es el yogur y otras leches fermentadas. Estos son
excelentes alimentos con alta riqueza en calcio, proteína y un bajo
contenido en grasas, que no necesitan recurrir a propiedades mágicas
y que formando parte de una dieta variada cumplen perfectamente con
su cometido. En la Comunidad Autónoma de Madrid el consumo de yogur
es de 19,4 g/día y así se puede afirmar que durante los últimos 30
años es uno de los alimentos que con mayor fuerza se ha introducido
en los hábitos alimentarios de los españoles como un claro ejemplo
de la influencia de la publicidad en la elección de los alimentos,
pero al que por supuesto hay que desmitificar de afirmaciones tales
como que el "yogur alarga la vida" o "que el yogur es la mejor
manera de tomar calcio".
Los aditivos
Otra idea
errónea y muy extendida en el campo de los "naturistas" es la que
los aditivos son sustancias perjudiciales para la salud. Hay que
aclarar que los aditivos son unas sustancias perfectamente
utilizables que permiten una mayor variedad en nuestros hábitos
alimentarios.
Los aditivos no
tienen porque ser productos nocivos, ya que su utilización está
permitida y controlada por las autoridades sanitarias, y para que
una sustancia pueda ser permitida por la legislación como aditivo,
entre otras muchas condiciones, se establece que "su uso esté exento
de peligro para el consumidor". Los distintos países, atendiendo a
los datos científicos disponibles y a las recomendaciones del Codex
Alimentarius, que recogen a su vez la FAO/OMS (1990), fijan las
listas permitidas de aditivos. A su vez, la legislación española
dispone como obligatoria la declaración de los aditivos añadidos a
un alimento debiendo indicar el tipo de los mismos y su número de
identificación para poder ser controlados.
Los productos "ecológicos o
biológicos"
Otro aspecto
que hoy en día está adquiriendo muchísimo interés en relación con la
"alimentación natural" es el de los llamados productos "ecológicos o
biológicos". Para que un producto pueda ser comercializado como
ecológico requiere una serie de requisitos, estipulados de acuerdo
con la Normativa Europea: está prohibida la utilización de hormonas,
abonos inorgánicos, plaguicidas y herbicidas compuestos por
productos químicos y, así, únicamente los abonos orgánicos, como el
humus se utilizan para estos cultivos.
Muchos de los
defensores de los productos ecológicos asumen que los aditivos,
contaminantes ambientales e incluso los contaminantes de origen
microbiano o de la propia composición no están presentes en estos
productos. Es verdad que los residuos de pesticidas, herbicidas y
fungicidas pueden ser menores en estos productos pero no existe
ninguna garantía de que no contengan otras sustancias potencialmente
tóxicas (microbios, toxinas naturales). Así, contaminantes
ambientales como bifenil polibromados, bifenil policlorados y
cetonas pueden estar presentes.
Se puede afirmar con
certeza que hasta el momento no se ha podido demostrar ninguna
diferencia en el contenido de nutrientes de estos productos en
relación a los cultivos tradicionales. Una manzana será una manzana
siempre y no es posible cambiar su contenido en nutrientes
simplemente variando su modo de crecimiento. Tampoco se ha podido
demostrar ningún efecto sobre la salud e incluso algunos pueden
presentar un mayor riesgo de parasitosis.
Por supuesto que
tampoco existe ninguna razón para prohibir los alimentos ecológicos
pero es necesario saber y aclarar que no suponen ninguna ventaja
desde el punto de vista nutricional ni son más saludables. Además,
hay que tener en cuenta que algunos productos llevan
fraudulentamente la etiqueta de productos ecológicos cuando en
realidad no los son.